Llegar a la Serie Nacional no fue tarea fácil para Geidys Soler, quien tuvo que imponerse siempre a decisiones adversas y a la desventaja de no comenzar a practicar béisbol hasta los 18 años.

Tuvo que discutir cada año su puesto en el equipo provincial, porque los argumentos mostrados en el terreno a los técnicos decisores nunca fueron suficientes para asentarse en el puesto.

Su andar por la pelota cubana se dividió entre su Holguín natal y su actuación como refuerzo de Granma. Sin embargo, su vida dio un cambio completo, porque hoy es miembro de la selección nacional de Rusia y juega en la liga de ese país, un lugar de poca o ninguna, tradición beisbolera.

Geidys extraña y añora su tierra, pero necesita sentirse querido y valorado. Quizá faltó ese detalle con su figura mientras defendía los colores de su provincia, pero ya parece ser demasiado tarde.

Foto: Calixto N. Llanes/Periódico JIT (Cuba)

Llegada tardía y lucha contra adversidades

Su encuentro con la pelota llegó de manera tardía: “esa historia es muy cómica, la verdad. Empecé a inclinarme por el béisbol a los 18 años por primera vez sin haberlo jugado nunca antes. Estudiaba en un politécnico, electricidad, y un profesor de béisbol me vio y me preguntó si jugaba, le dije que no y me dice que tenía porte de pelotero”.

“En mi barrio se jugaba mucho béisbol y lo veía, pero no me ponían a jugar. Una vez me pusieron,  la pelota me pasó cerca de la cara y me sacaron del juego”.

Con ese inicio nadie podría imaginar que ese muchacho pudiese jugar en la Serie Nacional durante 12 temporadas con Holguín y de refuerzo con Granma, pero todo comenzaría a cambiar. “En la primera práctica para un provincial juvenil, que no era por mi municipio, di dos cuadrangulares», recuerda.

Terminó la carrera en el politécnico, pero “nunca ejercí la profesión de electricista, le cogí miedo a la corriente”, dice.

En la primera provincial que jugó para su municipio bateó de 21-11, suficientes argumentos para que su primer entrenador lo llevase a las pruebas de la Academia en Holguín.

“Me dijeron redondamente que no tenía porte de pelotero. Entonces eso fue lo que me hizo más fuerte y [me llevó] a dedicarme por completo al béisbol”.

Lo que pudo haber sido un freno se convirtió en su mayor impulso y desde ese momento se entregaría completamente al béisbol. Su paso por este deporte en Cuba no estuvo exento de momentos muy asimilares al que vivió en la Academia.

Después, en su primera Serie Provincial, fue invitado a un entrenamiento de la Liga de Desarrollo: “Ahí fui cogiendo más la noción de lo que era el béisbol y  mejoré un poco más la técnica. Ya en el segundo año fui a la preselección, pero me pasé como 3 años para hacer el equipo provincial».

Aunque ha pasado el tiempo, Soler sigue buscando respuesta a los amargos momentos por los que atravesó en el béisbol de su provincia. “El problema es el prejuicio con los jugadores que no han pasado por la Academia”, teoriza.

“Siempre era el último al que le daban el corte, a veces saliendo en los periódicos en la nómina del equipo, me decían al otro día lo siento; incluso, acabándole de dar jonrón a Luis Miguel Rodríguez en un tope”, recuerda.

Su llegada a la Serie Nacional fue en la temporada 2005-2006, en la que Holguín perdió 34 juegos de manera consecutiva. Entre risas, muestra alivio de no haber sido parte de ese récord negativo, pues fue subido al primer equipo en el juego número 45.

“Cuando me pusieron a jugar recuerdo que fue contra Cienfuegos, y le bateo de 9-7. Terminé de regular, estando sobre 300 de average, y me caí en la última subserie contra Santiago de Cuba y terminé regular bateando 287 de average”.

«En la siguiente temporada, Héctor Hernández, me pone a eliminarme en los entrenamientos con un chico de Holguín que nunca había hecho equipo. Al final lo hicimos los dos, pero él me dejo a mí en la reserva 86 de los 90 juegos. Y dije ‘no juego más con él’. Seguí jugando provincial con muy buenos resultados. Luego en la 50 fui otra vez a la preselección e hice equipo».

Sus mejores recuerdos los guarda de la Serie: “El director me dice ‘el jardín izquierdo es tuyo, resuelve el problema’. En 20 juegos había pegado 5 cuadrangulares, pero luego me lesioné el hombro, iba muy bien. Fui regular pero no valoraban mi trabajo, y me pasaba muchos partidos sin tener participación”.

Soler abandonó la pelota cubana en su mejor temporada de por vida. Le dijo adiós a las Series Nacionales, inconforme.

“No jugué más en Cuba porque ya mi edad estaba avanzada, y tenía resultados y ni siquiera [me llamaban] a una preselección. Fui campeón con Granma, decidí juegos en los playoff y me di cuenta que ya estaba por gusto allá”.

Béisbol entre añoranza y frío

Rusia, un país distante, sin gran cultura beisbolera, fue la segunda oportunidad para Soler.

“Nunca me quise ir; amo mi país, pero debo estar donde valoren mis cualidades como pelotero y donde vea que en verdad aprecian mi trabajo. Rusia me dio una nueva oportunidad, vieron en mí lo que en mi país no vieron y aquí estoy orgullosamente representando a Rusia ya con mi documentación legal por lo cual le estoy agradecido. Holguín aún quiere contar conmigo, pero le di mi palabra a este país que me aceptó  como un hijo más”.

Para Geidys no es tiempo de mirar atrás. En la actualidad, se desempeña en la Liga Rusa y forma parte de la selección nacional de ese país. De hecho, varios cubanos han seguido sus pasos, y en 2019 se reportaba que Yunior Valiente, David Castillo, Yuniesky García, Geidy Soler, Yan Pérez, Adrián Rodríguez y Rody Castello participaban en ese torneo.

“Lo que me llevó a hacer esto fue pensar en que casi estoy al terminar y debía aprovechar la oportunidad. Mi familia sufría mucho lo que pasaba allá y querían lo mejor para mí”.

En Rusia, juega en el Estrellas Rusas, solo los fines de semana, en una temporada de 28 desafíos. Es una liga que se supera cada año y que ya comienza a contar con jugadores que han sido firmados o pasaron por las Ligas Menores. “Aquí el nivel se ve muy bueno”, confirma.

Allí defiende los jardines dentro de la selección nacional rusa y el año pasado estuvieron a dos out de vencer a Israel, pero fueron dejados al campo. La fría Rusia parece haberle brindado mucho más calor humano a Geidys Soler.

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Imagen cortesía de Calixto N. Llanes
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