De aquella noche del 31 de octubre de 1992, la del adiós de Luis Giraldo Casanova en el Capitán San Luis como jugador activo, el recuerdo que más ha perdurado ha sido el de su inmenso cuadrangular por el jardín izquierdo.

Los años han mantenido imborrable esa imagen idílica de la despedida de El señor pelotero, en una jornada en las que como muchas otras veces, las promesas se quedaron en deudas, una deuda que muchos olvidan.

En aquella despedida, en medio de la emoción y el bullicio de todo un estadio, se anunciaba a todo pulmón desde el terreno que su histórico número 14, por acuerdo del INDER, no sería usado por ningún otro atleta en series nacionales. Pero el tiempo demostró que no fue así: los 14 han continuado desfilando por las espaldas de muchos jugadores hasta el día de hoy, y aquel se convirtió en otro de los engaños coleccionables con los que tendría que lidiar en su vida como atleta, de 17 temporadas nacionales.

Luis Giraldo Casanova no guarda rencor y la sonrisa sigue siendo imborrable en su rostro. Hasta habla de esas heridas del pasado sin resentimiento ni odio hacia los culpables, algo que me demostró durante una conversación en el patio de su hogar, ese espacio en el que seguramente muchas otras veces ha compartido sus recuerdos.

Los comienzos de El señor pelotero

“En Orozco comencé en baloncesto porque iba a la escuela por el día y allí se practicaba el baloncesto de noche, ya que la cancha tenía luces, pero ya después me empezaron a motivar para ir a la pelota. Era por el día y mi papá no quería que la jugara porque tenía que ir a las clases en la mañana y después trabajar en la finca: prefería el baloncesto porque era de noche y no afectaba. Trataron de convencerlo y yo me fui para la pelota, pero a él no le gustaba hasta que vine a estudiar para la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) aquí en Pinar del Río”, recuerda sobre su infancia.

Llegaba con 12 años a la EIDE pinareña como receptor, posición que asumió por necesidad del equipo en Orozco.

“Éramos un grupo de Bahía Honda, vinimos junto para la escuela y a la hora que daban los pasos viajábamos juntos todos. Estuve en varios juegos escolares y en los 15-16. En Bahía Honda estaban como entrenadores Lázaro Pablo Abreu, Escudero y hablaron con mi papá muchas veces, pero él no estaba convencido de eso hasta que le dijeron que me iría para la EIDE y ahí fue como se ablandó un poquito”, cuenta.

Pelotero cubano Luis Giraldo Casanova
Pelotero cubano Luis Giraldo Casanova

En 1974, Luis Giraldo Casanova vistió por primera vez el uniforme del equipo nacional, en esa ocasión, para el mundial juvenil que se desarrolló en Caracas.

“En el campeonato nacional juvenil fuimos a jugar en Villa Clara, pero los documentos de nosotros se los llevaron los escolares que estaban en Oriente y los de ellos los teníamos nosotros; entonces, jugábamos por jugar, pero no para buscar una posición en el torneo porque no teníamos los papeles. El equipo escolar ganó todos los juegos y nosotros, más o menos lo mismo. Pero me vieron jugando y ahí me mandan a buscar para la preselección nacional”, cuenta.

Casanova llegaría a la Serie Nacional vistiendo el uniforme de Vegueros en una primera temporada en la que solamente contó con 8 veces al bate.

“Yo jugaba los juegos militares en La Habana antes de venir a la Serie Nacional, y después me quedé jugando la provincial con el equipo de Marianao, pero al llegar José Miguel Pineda a Pinar del Río, es que vengo yo”, afirma.

“El narrador deportivo Rubén Rodríguez, quien vivía detrás del Latinoamericano, va a donde está Pineda y le dice: ‘Tengo entendido que vas a ir a dirigir un equipo para Pinar del Río, ven cuando juegue el ejército de Occidente, que hay un muchacho de Pinar que te va a hacer mucha falta”, recuerda.

La poca participación en su primera temporada le permitió ser candidato a novato del año para la campaña siguiente, título que discutiría con Lourdes Gourriel, que finalmente fue el ganador. ¿Fue una injusticia?

“Eso es lo que dice la gente. Lourdes bateó 300 y yo no, eso es lo que pienso. No sé, a mí me hicieron tantas cosas después… Al otro año, yo estaba en el equipo nacional y él no, tuvo que esperar dos años para llegar al equipo Cuba”, dice.

El señor pelotero ganó 6 títulos de series nacionales y formó parte de una generación sobrada de talento, algo que fue determinante, junto a otro elemento que considera importante.

“Había gran familiaridad entre nosotros, éramos una familia. Los mejores años fueron primero con Pineda y después con Jorge Fuentes. A veces, nosotros decíamos en los juegos: vamos a dar una vuelta de bateo y en ocasiones no llegaba todo el mundo a batear, pero lo hacían 6 o 7 en el inning. Los mítines no los daba Pineda, pues se reunían los regulares y el que hablaba era Alfonso Urquiola, el capitán, y después Pineda llegaba y preguntaba: ‘¿ya se pusieron de acuerdo? Como digan es como se juega, porque los protagonistas son ustedes’ Por eso el equipo jugaba suelto”.

De leyendas urbanas, pelotazos y otras historias

Su talento dio motivo al nacimiento de muchas leyendas urbanas, unas más conocidas que otras, pero lo que sí es cierto es que su calidad le permitió salir muy bien parado en muchas ocasiones.

“Yo bromeaba mucho con Rafael Rodríguez de Matanzas, al que le decíamos Palomo Linares, porque siempre le gustaba cantar y le decía: ‘Rafa, el día que lances te voy a dar tres hits’ y me respondía: ‘el que te va a dar tres ponches soy yo, tu verás, deja que empiece el juego’.

“La primera vez al bate le doy hit y le dije: ‘tengo uno’. En la segunda vez, le bateo otro y Goide le dijo: ‘si te batea otro, me voy a fajar contigo en el medio del terreno porque como es posible que te lo diga y te lo está dando’, pero la tercera vez no llegó porque lo quitaron”, recuerda.

https://youtu.be/6WEzpSu67jc

Fueron 147 pelotazos los que recibió Luis Giraldo Casanova y solo uno de estos le hizo perder la paciencia, al punto de que casi protagonizó un hecho que pudo haber empañado su carrera como atleta.

“Ocurrió con Octavio Gálvez y fue aquí en Pinar del Río. Estábamos en el salón de protocolo y estaba sentado con la gente del equipo Las Villas haciendo cuentos y me dijo a Pedro Jova: ‘Tú siempre me echas a perder los juegos. Al pícher que vaya a lanzar por nosotros le voy a decir que te dé un pelotazo en el pie para sacarte de juego. Entonces, salió Octavio Gálvez, que estaba oyendo, y me dice: ‘si yo picheo, te voy a dar dos’.  

“Le dije: si me das un pelotazo, no voy a entender que se te fue la bola, porque ya me lo dijiste. Cuando empieza el juego, comenzamos nosotros a hacer carreras. Él no estaba picheando, pero lo trajeron de relevo cuando iba a batear yo, con dos hombres en base.

“Cada vez que me tiraba, yo me quitaba, y me puso en tres bolas. El cácher, Albertico, le dijo: ‘tírala por el medio o a las costillas porque estoy cansado de estar agachado aquí atrás’. Le dije que no le diera ‘cuerda’, que me iba a golpear de verdad. Él me dijo: ‘no te va a hacer nada’. Y sí, me la tiró por el medio de la espalda.

“Con el bate en la mano salí caminando para arriba de él, fue la primera y la única vez que hice algo así. Cuando iba llegando a donde estaba él y levanté el bate, el árbitro que venía detrás me lo quitó y botó al pícher. A mí, me dijo: ‘Casanova, por el gesto que hiciste, tienes que salir del juego’. Le dije: ‘tranquilo, voy directo al dogout, me cambio de ropa y para mi casa”, recuerda.

Cuatro años después, el tiempo volvería a unir a estos dos protagonistas fuera del terreno de juego, cuando Gálvez ya no era parte del equipo de Las Villas, en Cienfuegos. “Él quería hacer las paces conmigo porque en realidad la bola se le fue, pero como me lo había dicho antes, entendí que no fue así”, cuenta.

Casanova en el equipo nacional: un camino repleto de glorias

Su camino en el equipo nacional lo llevó a 6 Campeonatos Mundiales, la misma cantidad de Copas Intercontinentales, así como 2 juegos Panamericanos y dos Centroamericanos y del Caribe, en los que promedió para 426, con 20 cuadrangulares, 65 empujadas, igual número de carreras anotadas, además de 76 indiscutibles, todo ello en 148 desafíos y 187 veces al bate.

Luis Giraldo Casanova fue parte de aquel trascendental juego final en el Mundial de 1988, que tuvo como sede la ciudad de Parma, en el que Lourdes Gourriel igualó el marcador con un cuadrangular histórico que lo haría transcender en la historia de la pelota cubana. Pero antes, una polémica jugada en primera base dejó con vida a Luis Giraldo, una jugada importante en aquella historia.

“Eso lo habíamos hablado él y yo. El lanzador americano no quería lanzarle porque aquí en La Habana le había dado cuadrangular y allí dos bases por bolas. Le dije: ‘Lourdes, como ahora es el último inning, no sé de qué forma voy a llegar a primera, pero tú tienes que ganar el juego, porque ahora el pícher si te va a lanzar, pues él no va a querer que se le embase nadie. Así que, prepárate’.

“Después de que llegué a primera, le dije: ‘ya estoy aquí’ y me respondió: ‘Tranquilo’. Después de dar el jonrón, cuando se abraza conmigo en el dogout, ya no podía más, estaba muy nervioso. Lázaro Vargas decidió, pero la clave fue el cuadrangular de Lourdes.

Casanova responde sin titubeos sobre una cuestión que sale a relucir cuando se habla del predominio cubano de aquellos años en la arena internacional y el supuesto bajo nivel de los oponentes que enfrentaban los equipos nacionales.

“¿Cómo van a ser universitarios si fueron para Grandes Ligas? La única vez que el equipo norteamericano estuvo junto dos años fue cuando los Panamericanos en Indianápolis, para tratar de ganarnos, porque también fueron al mundial. Al terminar esos dos años, menos el segunda base, todos fueron para Grandes Ligas: no eran tan universitarios como dicen”.

https://playoffmagazine.com/beisbolista-omar-linares-revela-mejor-pelotero-series-nacionales-beisbol-cubano/

Casanova, las Grandes Ligas, un cheque en blanco y el éxodo del béisbol cubano

La oportunidad de llegar al béisbol estadounidense nunca fue un plan para El señor pelotero, aunque las oportunidades no le faltaron, por su calidad extraordinaria.

“Al único que le ofrecieron un cheque en blanco fue a mí, en 1981, cuando gané la triple corona. Ahí, fue el primero y también en 1985, en la Copa en Canadá. Le dije al hombre: ‘yo no sirvo para eso, porque tengo los padres míos allá, y a mí me gusta estar allí y compartir con la familia. Además, si me quiero tomar una cerveza me la tomo y valen 60 centavos, así que conmigo es por gusto’. Le viré la espalda y me fui.

“En 1985, que es cuando comienza Omar Linares, a quien cambiaron de los juveniles al equipo grande, me dijeron: ‘tú respondes por él’. Ya en Canadá, vino el mismo tipo, estábamos sentados en las gradas esperando que terminara el juego, y me pregunta: ‘¿por fin, Casanova? ¿Te decides?’. Le respondí: ‘te dije hace cuatro años que no servía para eso, así que conmigo terminaste, no tienes que hablar más nada’. Me dijo que iba a conversar entonces con Linares, a quien conocían por haber ido a tres mundiales juveniles. Cuando va caminando para donde está Linares, este le dice: ‘a mí no me preguntes ni me digas nada; lo que te dijo ese, es lo que te voy a decir yo, así que conmigo no tienes que hablar tampoco”.

Escuchar una historia como esta, de Luis Giraldo Casanova, en medio de la ola migratoria que vive Cuba, puede sonar incluso más sorprendente. Miles de personas, entre las cuales se cuentan decenas de deportistas, han cruzado la frontera con Estados Unidos en el último año.

“Más bien, es cuestión de la enseñanza. También hay otra cosa: esto ha cambiado mucho y ahora los muchachos piensan diferente”, dice.

Conformar un equipo Cuba unificado, con los peloteros que un día formaron parte de la Federación Cubana de Béisbol, sigue siendo un tema que levanta polémicas, pero Luis Giraldo lo tiene claro:

“Se pudiera hacer para buscar un puesto más alto a nivel mundial para Cuba, pero, ahora mi pregunta es: ‘¿Los que están jugando Serie Nacional y esta Serie Élite? ¿El objetivo de ellos cuál es? ¿No es llegar al Clásico? Si traes a todos los que están afuera, los de aquí no van a ir al Clásico. Después, ¿quién juega Serie Nacional aquí? ¿Con qué objetivo van a jugar? Si a la hora de hacer un equipo Cuba, que es el objetivo que uno quiere, ponen a los otros, va el béisbol para el piso de nuevo”.

El señor pelotero no duda en señalar la que considera la mayor deficiencia de la pelota cubana.

“Lo que falta es que los muchachos tengan concentración en el juego. ¿Cuántos hay que tiran por encima de 90 millas? De todos los abridores que he visto en esta Serie Élite, el que más velocidad tiene es 87mph, sin embargo, los relevistas todos lanzan por encima de 90, en todos los equipos. ¿Por qué pierden los juegos después del séptimo inning los que más duro tiran?  Porque no hay concentración en el juego”, afirma.

https://youtu.be/ndPmSyZiNzg

La espina del retiro

Hace 30 años de aquel día en el que Luis Giraldo Casanova se retiró del béisbol activo, una decisión que causó muchísima polémica y que fue anunciada, como se reseña en el libro El Señor Pelotero de José Antonio Martínez de Osaba, mediante una escueta nota en el periódico Granma.

“Ya venía incómodo desde el año anterior, porque en 1991 fue la Copa Intercontinental en España y los Panamericanos en La Habana. El equipo B es el que mandan para prepararse en México para que vaya a la Copa, pero del otro grupo sacan 5 para reforzar el B y yo fue uno de esos. Fuimos a México, luego de la Copa en España que ganamos.

“En esa etapa el comisionado era Zabala y andaba con nosotros en España. Terminaba la copa y el equipo iba para Italia a seguir topando y lo llaman a España y le preguntaron quiénes estaban bien. Respondió que los cinco refuerzos, entre ellos yo, y le dijeron que nos mandara de vuelta. Regresamos para el entrenamiento de los Panamericanos y fueron todos ellos, pero a mí me mandaron para Pinar del Río.

“No contaron tampoco con Zabala, que estaba en el extranjero. Esa decisión llega de los que estaban en la comisión, entre ellos Servio Borges, Miguelito Valdés, Jorge Fuentes. Ese año, dije que no jugaba más pelota, porque a mí basura me hacen una vez, dos no. Fidel Ramos, el secretario del partido, me manda a buscar y me dice: ‘nosotros entendemos todo lo que pasó, no nos gusta eso, pero hace falta que juegues pelota aquí en Pinar del Río’. Le dije que lo iba a hacer porque me lo pedía.

“Jugué la Serie Nacional y sacaron a 100 jugadores para la preselección y yo no estaba ahí. Llamé a María del Carmen Concepción, con el periódico en la mano, y le pregunté: ‘¿usted cree que en estos momentos haya 10 peloteros mejores que yo?’. Me respondió que no, que ni 5 y me dijo: ‘vete para tu casa, con Fidel Ramos habló yo. Te vamos a organizar el retiro”, recuerda Luis Giraldo Casanova.

Ante un público incrédulo por estar viviendo aquel momento, Casanova le decía adiós al deporte activo. Tras de sí, dejaba una enorme historia, no del todo valorada, y salpicada de injusticias.

“Imagínate como se puso eso en el estadio, que cuando yo llego, me dijeron que tenía que batear. ¿Cómo que batear, sí lo que yo estaba haciendo era tomando ron en mi casa, esperando a que llegara este momento para decirle adiós a la gente? Le pedí al hermano mío, quien estaba en ese equipo, los zapatos. Linares me dio el bate de él y sus guantillas. Salgo caminando para home y Yobal Dueñas viene corriendo y me dice: ‘Eres una mierda si no bateas jonrón’. ‘Yo voy a tratar de darle a la pelota y más nada’.

“El pícher de Sancti Spíritus, que estaba picheando, me tiraba duro. Lourdes le gritaba del banco: ‘Esto es simbólico, si tú no eres ni el que vas a lanzar en el juego, tírale suave para que le dé a la pelota y ya’. Era por gusto, me tiraba duro y duro. Yo me había pasado el día entero tomando ron y le tiré a una bola y di jonrón. Me quedé parado y la gente pedía que le diese la vuelta al cuadro y se la di por ellos. Cuando llegué a home, se abrazaron los jugadores y vinieron la gente de Sancti Spíritus, la grada entera lloraba y decían: ‘lo retiran obligado y todavía da jonrón”, cuenta.

Expelotero cubano Luis Giraldo Casanova
Expelotero Luis Giraldo Casanova, una de los mejores beisbolistas cubanos de la historia

De leyenda como jugador, a entrenador

Desde aquella misma noche, nació también el Luis Giraldo Casanova entrenador, otro capítulo de su vida que no ha estado exento de las injusticias que lo han perseguido.  

“Zabala, el comisionado, me dijo de irme a trabajar para Italia? Estuve 6 o 7 meses y luego me mandaron para Japón en una escuela junto a Pedro José Rodríguez, en la que entrabamos al terreno por la mañana y regresábamos oscuro. Estuvimos 6 meses, y después al otro año, 6 o 7 meses más en Japón”, detalla.

Fue el inicio de una larga carrera como entrenador que lo llevó a la serie nacional, como mánager en la temporada 2008-2009, cuando quedó cuarto con balance de 54-36. Logró clasificar a la semifinal occidental en la que cayó ante La Habana, resultado aquel que no fue suficiente para repetir como director en la siguiente temporada.

“Al terminar, voy para el entrenamiento de la preselección nacional y estando allí, me llega la información de que en Pinar del Río me iban a quitar como director para poner a Alfonso Urquiola otra vez. Él no había querido y por eso me habían puesto a mí, pero él quería otra vez.

“Todos los días me llegaba una información distinta y entonces, fueron tres miembros de la dirección del Inder a verme, entre ellos el comisionado provincial. Llegaron al mediodía y Donald estaba sentado en la carpeta y les dijo: ‘Miren a ver lo que ustedes van a hablar con Casanova, que él ya lo sabe todo. Incluso, nos dijo que ustedes venían hoy y están aquí.

“Cuando salí del restaurante me llamaron y nos sentamos al lado de la piscina. Les dije ya lo sabía, que iban a poner a Urquiola. Les dije que si no se dieron cuenta de que en todas las reuniones que dieron estaban mi hijo y sobrino, aunque no me dijeron nada. Les dije que me había enterado otras vías. ‘No me digan nada, que cuando termine aquí, iré directo para mi casa y ni para el estadio voy”, cuenta.

Cerraba así, para siempre dentro de la Serie Nacional su carrera como director, demasiado breve luego de un año en el que elevó muchísimo las expectativas, “Ya después de que estaba en la preselección, ahí se me quitaron los deseos de dirigir: terminé como director”, dice.

Luis Giraldo Casanova
Luis Giraldo Casanova

El señor pelotero no espera disculpas

Desde entonces, mucho ha prescindido de los conocimientos de Luis Giraldo Casanova el béisbol pinareño. Se ha impuesto un castigo totalmente incensario que le ha causado demasiado dolor a uno de los hijos ilustres del deporte en esta tierra.

“Voy cuando los muchachos me dicen que vaya allí a verlos. En la pasada serie iba a comenzar a trabajar con Alexander Urquiola y acepté ayudarlo en la etapa de entrenamiento, pero hasta ahí. El primer día que fui, el comisionado dice que no podía porque yo iba a participar dentro de la serie por la Comisión Nacional a chequear, que esa era la orientación. Vine para mi casa, pero Alexander fue a verme y me dice que él no sabía nada tampoco.

“En el sub-23, con Donal Duarte, también iba a ayudar. Llevaba un mes y me salió una linfagitis, por eso fui para la casa de reposo. Hicieron el equipo después y nunca vinieron a verme. Los peloteros pasaban por aquí y me llamaban y preguntaban cómo me sentía. Pero hicieron el equipo y conmigo no hablaron tampoco”, cuenta.

Ahora, una nueva oportunidad fuera de su provincia se aproxima para continuar extendiendo sus conocimientos. ¿Sería posible la aparición de una nueva negativa?

“Lázaro Arturo Castro ya me llamó y no me pueden poner ningún pero, porque no tienen moral para eso. En dos equipos distintos me han virado para la casa, ahora qué moral van a tener para exigirme. Voy por pasar el rato con Lázaro Arturo Castro y creo que Lazo también va para allí”, dice.

De sus años en los destacó como jugador, poco queda de la disciplina en los atletas actuales, algo que confirma con total convicción.

“Hay mucha falta de respeto, a veces está el juego andando con presión y hay muchos conversando, otros con el teléfono, no están atendiendo y eso no es correcto. En mi generación, primeramente, no había teléfono, pero todo el mundo tenía que estar pendiente porque no se sabía si en algún momento determinado te llamaban”, cuenta.

A sus espaldas, mientras cumplía como entrenador en Nicaragua, convirtieron a su hijo en lanzador, pese a que Erlys se lucía al bate en las categorías inferiores. La ‘mala pasada’ del entrenador Román Suárez lo dejó con el deseo de disfrutar de la ofensiva de su descendiente en la Serie Nacional.

“Le dijo: ‘es mejor que te metas a pícher que Casanova bateador fue tú papá nada más’. Lo probaron a pichar y ya”, dice.

Luis Giraldo Casanova nunca ha esperado disculpas pese a las injusticias y mantiene el rencor alejado de su vida.

“Eso es vivir amargado por gusto”, afirma.

No haber sido campeón olímpico es el único vacío que quedó en su inmensa carrera, por la que ha merecido mucho más y ha exigido demasiado poco.

“Me faltaron unos Juegos Olímpicos y estuve cerca de la posibilidad, porque en 1992 se ganó. Vivo tranquilo y como dicen los muchachos, que me quiten lo baila’o. Le sirvo a todo el que haga falta que lo atienda, sin rencor ni represalias con nadie tampoco”, concluye Luis Giraldo Casanova.

Mantente actualizado con Telegram y disfruta nuestras historias en YouTube

¿Quieres estar siempre al tanto de la actualidad del deporte cubano? Únete a nuestro canal de Telegram: ¡lleva a Play Off en tu bolsillo! Haz click para seguirnos: Canal de Telegram Play-Off Magazine

Historias de deporte cubano contadas con una mirada profunda a la vida personal de los protagonistas y la sociedad, Para disfrutar nuestras exclusivas suscríbete en: Canal de YouTube Play Off-Magazine.

Imagen cortesía de Darien Medina
https://googleads.g.doubleclick.net/pagead/ads?ad_type=video_text_image&client=ca-video-pub-4968145218643279&videoad_start_delay=0&description_url=http%3A%2F%2Fwww.google.com&max_ad_duration=30000&adtest=on