Al desaparecer el campo socialista, el motociclismo cubano quedó desprovisto de apoyo, se perdieron varias bases de entrenamiento y la sistematicidad competitiva frenó en seco ante el complicado contexto.

Como era de los pocos pilotos que continuaron apretando el acelerador para impulsar la disciplina, Nirio Rivero hacía cuanto podía para mantener su máquina «al kilo», como bien dice él.

Al caer el socialismo en Europa del este, los pilotos cubanos se insertaron mucho más en Latinoamérica y empezaron a correr en 125cc, una categoría de Campeonato del Mundo en la cual Nirio Rivero hizo ondear la bandera a cuadros en reiteradas ocasiones.

Entrados los años 90´, la mayor de las Antillas sufrió una crisis económica sin precedentes provocada por diversos factores externos e internos.

Durante esa etapa, conocida como Período Especial, la vida del país prácticamente se paralizó y el deporte a motor no fue la excepción.

Por casi tres años hubo que suspender los campeonatos, pues no había combustible ni piezas de repuesto para los equipos. Fue una desaceleración forzosa para un deporte tan veloz.

«Pero en el 94 la cosa mejoró un poco y obtuvimos motos de 600 cc, adquiridas a través de Castrol, de Cubanacán, solo que ahora hacía falta circuitos para correr esas motos tan potentes.

Las pistas que teníamos eran muy pequeñas, algunas de ellas improvisadas en áreas urbanas. Solo contábamos con Santa María del Mar, que siempre fue la base de entrenamiento de los equipos nacionales.

«Para no detenerse, se realizaban eventos internacionales anuales en Varadero, la Copa Castrol o Copa Cubanacán y en Santiago de Cuba, que también se hicieron algunos certámenes en la autopista de allá. Aquello era lo más parecido a una pista de velocidad.

«Aunque todavía contábamos con apoyo del INDER, o sea todavía pertenecíamos como deporte a ese organismo, con cierto nivel de aseguramiento, ya no entraban las piezas de los países socialistas y las reservas que teníamos se fueron agotando y las motos de esos cubicajes se fueron quedando obsoletas», cuenta.

Nirio Rivero era un hombre que vivía por y para el motociclismo, pasión que heredó de su progenitor. Su nombre figura entre los obligados a la hora de hablar sobre este deporte en Cuba. Su longevidad fue sumamente admirable y lo llevó a competir en el máximo nivel continental hasta casi los 50 años.

Nirio Rivero: «el INDER nos eliminó como deporte afiliado y se perdió todo»

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Imagen cortesía de Hansel Leyva