Dennis Novo lleva 8 años en los Estados Unidos, pero no ha perdido el “asere” que distingue a gran parte de los cubanos en cualquier parte del mundo. Nació en La Habana, en Coco Solo y es “orgullosamente cocosoleño”, dice mientras desayuna tras entrenar toda la mañana.  

Es karateca desde los 3 años y le apasiona tanto que nunca ha planificado su vida en este sentido, simplemente “ha dejado que el karate y el amor lo guíen”, algo que lo ha llevado al equipo de los Estados Unidos, después de integrar el de su país natal.  

Dennis es un fanático de la música en vivo, de la cultura y el arte de forma general. Le causan la misma pasión ver una banda de jazz en vivo en un almacén subterráneo de Toronto, que unos mariachis en Cuba, que una competencia de karate de cualquier índole o simplemente, ver a los niños que asisten a su academia para hacer los deberes después de la escuela y enamorarse del arte marcial que lo ha llevado a ganar títulos en tierras caribeñas o norteamericanas. 

Orestes Hernández (su tío) fue quien le enseñó qué era el karate a la edad de 3 años. “Entrenábamos en una nave que había cerca de la facultad de Ingeniería Eléctrica de la CUJAE, ahí practicaba el equipo universitario regularmente. Nosotros aprovechamos que tenía muy buenas condiciones para aquella época, año 94-95 [el llamado período especial en Cuba, tiempo de problemas económicos]. Imagínate que un lugar así hubiera duchas, baños, sacos y un buen tatami. Éramos ocho muchachos que nos iniciábamos en este mundo. Para mí fue muy importante aquella etapa, no sabía que después de casi tres décadas agradecería tanto a mi tío que me haya llevado a ese lugar”, cuenta Dennis. 

“Después de un tiempo allí, tuvimos que irnos porque aquella nave comenzó a deteriorarse y ya era imposible entrenar. Nos mudamos para el Politécnico Hermanos Gómez de Lawton. Ya en este punto éramos alrededor de 20-30 muchachos y lo hacíamos por amor al karate, eso fue lo que prevaleció, porque aquello no tenía condiciones idóneas para practicar este deporte. Lo hacíamos en el asfalto, con zapatos, sin zapatos, como pudiéramos, pero lo hacíamos”, recuerda.  

Dennis y Damián Novo, karatecas cubanos en EEUU
Dennis y Damián Novo, karatecas cubanos en EEUU

Para Dennis Novo, la familia es crucial, y por ello se enorgullece de tener dos, una de sangre y la que le regaló el karate. “Hella Eskenazi y mi tío Orestes fueron como mis padres. Cada vez que me ponía el kimono, me dedicaban su amor y tiempo en cualquier circunstancia. Para mí, fueron vitales por la pasión con que me educaron, sacrificaron su juventud para enseñarme, siempre estaré agradecidos con ellos”, dice. 

“Con respecto a mi familia sanguínea, los karatecas más importantes son mi madre Nicorina Hernández Areu, mi difunta abuela Inesita y mi padre. Ellos son mi equipo estrella”, afirma conmovido.

A partir del año 2003, entró a la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) para continuar su carrera como karateca, para después pasar a la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) y llegar, más tarde, al equipo nacional cubano.  

“En la EIDE la vida no es tan fácil, pero existían buenas condiciones en aquel entonces. Sin embargo, la ESPA es un nivel superior, fue donde por primera vez me sentí en un tatami de verdad”, sentenció. 

Dennis comenzó practicando el estilo Jyoshinmon, que es una mezcla del Shito-ryu y el Shoto-kan. “El Shoto-kan es más explosivo y de posiciones más bajas que se centra en la fuerza, mientras que el Shito-ryu es más fluido y con posiciones más altas, esto se debe a que cuando tuvo sus inicios en Japón, quienes lo practicaban lo hacían en un suelo irregular, por tanto, debían mantenerse más arriba para que los pies no se hundieran en el piso y no caer”, explicó. 

En el año 2010, comenzó su carrera en el equipo nacional de karate de Cuba. Su primer resultado importante fue la medalla de bronce por equipos obtenida en el Campeonato Panamericano de Ecuador. Al año siguiente, en el mismo torneo, consiguió el oro individual. En 2012, en el Campeonato Centroamericano, subió a lo más alto del podio en ambas categorías, mientras que, en 2013, se colgó la plata por equipos y el metal dorado individual. 

El año 2013 fue muy importante en la vida de Dennis Novo, pues cambiaría su vida por completo. A una década de aquellos momentos, aún lo recuerda como un momento crucial y se le entrecorta un poco la voz al hablar del tema: fue el momento de emigrar.  

“Cursaba el tercer año de la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana y lo compaginaba con el karate sin problemas, pero la vida me cambiaría totalmente por amor. Yo estaba casado con mi pareja, que es mexicana y teníamos planes de irnos a vivir fuera de Cuba. Yo solicité la baja del equipo nacional y me la dieron sin problemas. No iba a abandonar una delegación ni me iba por problemas políticos, fue una decisión basada en el amor”, recuerda.  

¿Qué pensó tu familia de esta decisión? 

La familia nunca quiere separarse, pero era mi decisión y estoy muy agradecido de haberla tomado, fue duro, pero me apoyaron. Cuando uno emigra, la gente se hace muchas ideas de cómo se puede pasar por este proceso, sin embargo, cualquier cosa que se diga es irrelevante: hay que vivirlo para poder entenderlo, era un náufrago, te conviertes en otra persona porque las circunstancias te llevan a ello. 

De limpiar calles en México a triunfar en Estados Unidos 

Durante su tiempo en México, Dennis pasó por momentos complicados, inéditos para él, pero el karate siempre lo salvó. “El karate es un estado de la mente, todas las personas que lo han enseñado a lo largo de la historia lo describen así, y van más allá de decir que es un arte marcial o deporte con características técnicas-tácticas. Todas las oportunidades que tenido en mi vida las he visto a través de él, siempre me ha sido fiel”. 

“Tuve que limpiar calles, pero un día, un hombre me vio y conversamos, le comenté mi historia y me dijo que me daría chamba en su gimnasio porque, casualmente, él era sensei de un dojo de karate. Nunca pude competir porque no era ciudadano mexicano, pero seguí entrenando y decidí, junto a mi esposa, que iríamos a Estados Unidos”, recuerda. 

“Crucé la frontera con mi hermano Damián Novo, quien había venido de Francia y me acompañaría en este viaje. Me dieron asilo político, yo ni siquiera sabía qué era eso, pero me ayudó a la hora de agilizar mi situación legal en este país, incluso hasta pude ayudar a mi esposa. El 27 de noviembre de 2014 entré a los Estados Unidos y desde entonces la vida ha sido totalmente diferente”, añade.  

Dennis Novo es una persona que vive apasionada por el karate. No le importa en qué condiciones esté su cuerpo, pues si hay una competencia, él va y lo da todo. En diciembre de ese mismo año, recién operado de una circuncisión, competió en un torneo y tres meses más tarde, tuvo un accidente en moto. A los 15 días tenía una competencia en Nueva York, fue y obtuvo el primer lugar de una copa regional, ello le permitió participar en el Grand Champion, un torneo que reúne a los campeones de cada región y alcanzó el tercer lugar. 

Karateca cubano Dennis Novo en el US Open (Las Vegas)
Karateca cubano Dennis Novo en el US Open (Las Vegas)

¿Cómo fue aquel accidente? 

Íbamos en un scooter y una muchacha nos choca y se da a la fuga. Un cubano que pasaba por ahí la persiguió en su carro y la hizo regresar. “La puedes acusar”, nos decía a mi hermano y a mí, pero le dije que no, que podía haber sido mi hermana quien estuviera en el lugar de esa chica, así que decidimos dejarlo así. Estábamos recién llegados, tenía mucho dolor y mucho miedo. A los 15 días era la competencia y había un premio económico en juego. Finalmente, competí así mismo, fui bronce y mi hermano, oro. Él ganó el dinero, pero lo compartimos, siempre lo hemos hecho así. 

¿En qué competencias podías participar? 

En aquel entonces, no podía competir en los Trials (Campeonatos Nacionales) porque aún no era ciudadano, pero luego pude hacerlo. Al participar en estos eventos, los seis primeros lugares se enfrentan: primero contra segundo, tercero contra tercero y quinto contra quinto; de ahí clasifican dos para integrar el equipo nacional y yo lo conseguí. 

¿Cómo es el sistema para participar en los Trials? 

Se deben pagar 150 dólares de inscripción y para ello tuve que sacrificarme mucho, pues mi objetivo era hacer karate, competir. Trabajé en todo, en una fábrica de ventanas, de Valet Parking, en restaurantes, de bartender, en una gasolinera, de jardinero y poniendo alfombras. Guardaba siempre dinero para el karate, siempre estuvo en mi mente ganarme la vida de cualquier forma para en un futuro vivir de lo que realmente me gustaba. 

En cuanto llegué a Estados Unidos, un amigo de mi tío, Felix Puga, me ayudó mucho. A mí y a mi hermano nos invitaban a competencias, y al ver que teníamos buenos resultados nos seguían ayudando, nos pagaban las inscripciones y así hasta que pude costearme mi participación en eventos. 

¿Cómo fue la integración al equipo nacional de Estados Unidos? 

Realmente fue normal, considero que fue buena porque a mí no me afectan los elementos exteriores a lo que es el karate, yo soy un profesional y mi trabajo es competir. Sin embargo, al ser extranjero, ellos han tratado de boicotearme, pero yo cumplo con la ley y las normas, eso no se puede romper. Me adapto, pero no influye en mí. Cuando yo compito represento a Dennis Novo, a mi familia, a mi academia, al karate: lo he hecho desde Estados Unidos y eso es lo que agradezco. 

¿En qué competiciones has participado? 

Desde que integré el equipo nacional de Estados Unidos de Karate he participado en tres torneos: la Copa del Norte que se celebró en abril pasado, allí participan atletas de México y Canadá también, obtuve el bronce; luego fui al Campeonato Panamericano que tuvo lugar en Costa Rica en mayo, pero perdí el primer combate y no pude disputar medallas.  

El tercero fue recientemente, fui al Campeonato Nacional y obtuve bronce En las semifinales me descalificó el padre del atleta que está en mi peso, pero yo no estaba peleando con ese muchacho. En ese momento peleaba con otro por el pase al oro, iba ganando claramente y su padre me descalificó. En Estados Unidos hay mucha corrupción arbitral, ya me ha pasado varias veces desde que estoy aquí. Todo ha sucedido porque he eliminado a este muchacho con quien peleé y al hijo de la jefa de Árbitros. 

De hecho, la Comisión Arbitral muestra mis videos para enseñar al resto de los atletas lo que no se debe hacer. Sin embargo, todas estas situaciones para mí son aprendizaje, he tenido que lidiar con eso, no puedo entrar en conflictos, debo adaptarme porque al final mis resultados son los que me definen. 

Por lo que me descalificaron, ahora lo entreno y lo perfecciono para que no me vuelva a suceder. Sobre este tema, al final la comisionada se acercó a mí y se disculpó, pero eso no cambió el resultado. Mi pincha es ganar, derrotar a mi contrario, no pensar en el árbitro ni en lo que puede hacer. 

¿Cuáles son las diferencias entre practicar karate en Cuba y en Estados Unidos? 

En Cuba es más fácil, en el sentido de que solo debes preocuparte por entrenar, salvando las distancias por supuesto. Aquí tienes que preparar cada paso, costearte viajes, comida, alojamiento, todo. Se compite más seguido, hay muchos torneos todo el año. Es un gran sacrificio, yo vivo para el karate, pero ser atleta aquí es mucho más complicado que en Cuba, todo depende de ti. 

El maestro Gichin Funakoshi, creador del estilo Shoto-kan, dijo que el karate es como el agua hirviendo: si no la mantienes, se enfría, eso es lo difícil en este deporte, mantenerse. Tienes que crear tus propios mecanismos para ser bueno y estar en la élite.  

¿Te gustaría regresar y representar a Cuba? 

No lo creo, no hago karate por una bandera y nunca voy a perder mi esencia. Yo soy orgullosamente cubano y lo di todo cada vez que representé a mi país, pero una bandera no define a Dennis Novo. Si hubiese nacido en Japón, Egipto, Francia, Colombia dijera lo mismo: es el karate y mi amor por este lo que me define. No buscaba nada, pero la vida, el amor y el karate me han traído a donde estoy. Lo que siempre tuve claro es que haría lo que me gusta y he sido fiel a eso. 

Precisamente, la pasión por este deporte lo llevó a crear una academia y a vivir del karate. “NOVO Brothers surge en enero de 2017, mi suegro me inculcó el tema de los negocios y su importancia en este país. Pues vi la oportunidad de hacerle un tributo al karate creando una academia. Me dije: yo nunca le he dado nada y él me ha convertido en lo que soy, ¿qué puedo darle? Pues decidí que el conocimiento recibido debía pasarlo a otras generaciones, yo soy un transmisor, solamente, ese es el propósito de la escuela”, explica.  

“Junto a mi hermano Damián y Doralvis Delgado, la fundamos y hoy tenemos más de 40 alumnos desde 4 hasta 50 años. Es increíble ver cómo uno va creando su propio camino. Jamás pensé que estaría dando clases de karate y hoy es una satisfacción para mí ver cómo los niños llegan de la escuela y hacen sus deberes en la academia. Allí crean vínculos y hacen actividades recreativas, es un momento donde despejan y simplemente son ellos, aprenden karate, pero, sobre todo, aprenden a ser mejores seres humanos”, añade.

¿Cómo fueron los inicios de NOVO Brothers? 

Primero fui a Nueva York e investigué sobre este tipo de academias, luego regresé a Miami y lo hablé con mi hermano y Doralvis para que me apoyaran. Comenzamos rentándole un espacio a Felix Puga en su dojo, quien nos había ayudado hasta el momento. Teníamos cero dólares ni un peso, pero poco a poco fue creciendo. Mientras trabajábamos guardábamos dinero para pagar la renta y las futuras competencias. 

En esta zona hay muchos dojos, pero lo que nos hace diferentes es que traemos la idiosincrasia de Cuba, pero con condiciones para ponerlas en práctica en beneficio de los niños y del karate. Los muchachos se preparan, entrenan, despejan de la escuela, crean vínculos fuertes con sus compañeros, conocen la disciplina y en las competencias obtienen excelentes resultados. El objetivo es educar a través de esta arte marcial. Al principio, los padres no confían mucho, pero cuando asisten a los exámenes de cambio de cinta, a los topes, comienzan a tomárselo en serio.  

¿Qué significa la academia para ti? 

Es fascinante, es una experiencia increíble, inolvidable. El karate me ha dado tanto y hoy por fin puedo retribuirle. Ver a esos niños y niñas crecer como personas, sobre todo, que se sientan tan identificados, que respeten lo que hacen y se conviertan en personas de bien, a mí me deja muy satisfecho.  

Después de ocho años en Estados Unidos, ¿sientes que has logrado todo lo que te has propuesto? ¿Qué metas tienes por cumplir? 

No tengo metas, solo el karate. Me gusta leer, escribir y lo hago. Tengo a mi familia conmigo, aprendo todos los días. Estoy satisfecho. Voy a seguir tratando superarme y cada proyecto que tenga en mente voy a intentar cumplirlo. Estoy abierto a todo lo que venga, esa es la esencia, pero siempre haciendo karate, creo que él y yo tenemos una conexión más allá de lo terrenal. 

Karateca Dennis Novo con estudiantes de la academia Novo Brothers
Karateca Dennis Novo con estudiantes de la academia Novo Brothers

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Imagen cortesía de Redes sociales de Dennis Novo
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