En Citta di Castello, en la provincia italiana de Perugia, dio sus primero pasos Lorenzo Mambrini, muchos años antes de que su vida se vinculara al fútbol cubano con un lazo muy fuerte.  

“Recuerdo que, de niño, mi mamá me llevaba a los estadios de fútbol y se puede decir que fui la continuidad de mi padre”, recuerda.   

Desde pequeño, siguió la tradición de su familia y por ese rumbo continuó Lorenzo Mambrini hasta convertirse en jugador profesional. Su carrera estuvo matizada por la participación en la Serie B y Serie C  en Italia, donde implantó un récord nada despreciable para un futbolista.  

Como jugador destacaba por su personalidad y liderazgo, razones por las que, en los últimos años de su carrera, sus entrenadores le propusieron  que fuera preparador, un cambio que tomó con mucha decisión.  

Su paso por los banquillos comenzó rodeada de mucha polémica, pues tuvo que cargar con una sanción por amaño de partido, un hecho que, afirma, destruyó su imagen momentáneamente, porque después se demostró que era inocente.  

“Estuve dirigiendo el Valfabrica  A.C y el presidente se involucró con el presidente de otro club en un hecho ilegal. En el mundo profesional, los equipos tienen tres figuras administrativas, presidente, director técnico y el capitán. Al final, nos sancionaron por amaño de partido a los tres. Ese hecho desató una investigación y se demostró que no hubo delito ni nada ilícito en lo deportivo. El juez Palmieri de la Corte Deportiva de Roma dictaminó que eramos inocentes y eso está comprobado. Esto que me ocurrió a mí fue parecido a lo que le sucedió Antonio Conte y le quitaron la sanción, pero pienso que se me juzga de más”, explica. 

Tiempo después, Lorenzo Mambrini encontró el amor en una cubana y su relación con Cuba se volvió más estrecha. Tras varios viajes a la isla, la idea de poder  aportarle su conocimiento a los equipos fue cada vez más fuerte, hasta que, gracias a la ayuda de Milton Díaz Canter, se concretó esa oportunidad.  

Tras aquel primer acercamiento, continúa trabajando en Cuba, con el equipo de Guantánamo, despúes varios años de su llegada.  

¿Cómo fue su infancia?  

Tuve una infancia maravillosa, nací cerca de la ciudad de Perugia. Fui un niño feliz, mi padres llevan 51 años de casados y en casa reinó un buen ambiente familiar. Rercuerdo el ambiente que se vivió cuando el Mundial de 1982, algo que me marcó: ya estaba escrito que iba a ser futbolista. Mi padre fue un gran profesional, estuvo 24 años jugando. De niño, mi mamá me lllevaba a los estadios y se puede decir que fui la continuidad de mi padre. 

Lás décadas de 1980 y 1990 lo vieron crecer y consolidarse en el fútbol Italiano, pues estuvo cerca de jugar en la máxima división  de ese país. 

Sin el apoyo de mi familia no hubiese salido adelante, es una tradición, pues mi abuelo, mi padre y mi primo fueron futbolistas. A los 5 años fui por primera vez a una escuela organizada a jugar fútbol, pero no fue hasta los 12 años que un equipo compró mis derechos, el Pisa F.C  y estuve allí alrededor 6 años.  

A esa edad tenía muchos sueños, sentía la pasión de llevar la camiseta negro-azul y fue vital en mi formación. Posteriormente, firmé con el Arezzo FC en la Tercera División de Italia, un equipo de la ciudad de Toscana, muy cerca de Florencia. Algunos pueden subestimar la Serie C, pero había buen nivel, jugábamos con más de 15 000 o 16 000 personas en el estadio. En ese club tuve la dicha de tener como entrenador a Cerce Cosmi,  reconocido en Italia. Con él aprendí a tener mentalidad ganadora.  

En los equipos, quienes cobran las jugadas a balón parado suelen ser técnicos e inteligentes y aunque Lorenzo no fue un gran goleador, se ganó la confianza de sus compañeros y tenía esa tarea.  

En mi época de jugador me desempeñaba como volante 5, de creación, al cual aquí ven como recuperador de pelotas o jugador de corte, pero es una concepción distinta la que existe hoy en día. 

Estoy orgulloso de mi carrera, llegué a jugar en la Serie B de Italia con el Pisa F.C y pasé por varios clubes como Venezia, Baldaccio Bruni  AC, Castiglionese A.C. Tuve la misión de cobrar las jugadas a balón parado y recuerdo que  implanté un récord: estuve desde el año 1999 al 2010 sin fallar penales, con un total de 31, hasta que me superaron. Fueron más de 20 años como jugador profesional. 

¿Cómo se produce su cambio de jugador a entrenador? 

Todo tiene un comienzo y un fin. Desde que era jugador, mis entrenadores me veían cualidades para dirigir y me motivaban a sacar la licencia. La obtuve en 2007 y mientras jugaba, iba haciendo los cursos y las horas que exigía la Federación. Un día, decidí no jugar más y comencé mi etapa de entrenador, fue difícil: extraño las canchas, pero tuve que mirar hacía adelante y empezar en esta nueva etapa. 

Su etapa como entrenador exigió mucha preparación y, aunque fue tras su sueño, ese inicio estuvo marcado por la polémica.  

Comencé trabajando con el equipo  sub-17 del Bolonia. Siempre me ha gustado trabajar con mayores y me fui a la quinta división de Italia, que me pareció una buena oportunidad de ascender a la cuarta división porque el equipo era muy bueno y por eso acepté el reto. 

Estuve dirigiendo el Valfabrica  A.C, pero sucedió un hecho que me marcó: el presidente del club y el del otro equipo se pusieron de acuerdo para que descendiera un equipo. En el mundo profesional, los conjuntos tienen figuras administrativas, el presidente, el director técnico y el capitán. Al final, nos sancionaron a los tres por amaño de partido. Ese hecho desató una investigación y se demostró que no hubo delito ni nada ilícito en lo deportivo y el juez Palmieri, de la corte deportiva de Roma, dictaminó que éramos inocentes y eso está comprobado. Esto que me ocurrió a mí fue parecido a lo que le sucedió Antonio Conte y le quitaron la sanción, pienso que a mí se me juzga demás. 

¿Cómo empezó su relación con Cuba? 

En el año 2008 conocí a una mujer cubana en Italia y  nos casamos. Veníamos a Cuba dos veces al año y me fui enamorando del país. Mi abuelo, por cuestiones políticas, vino a Cuba en la década de 1970 y yo me sentí con el deber de hacer algo bueno. Cuando llegaba, veía a los niños correr tras una pelota y en la medida de mis posibilidades, traía algo para ayudarlos. 

Entrenador italiano Lorenzo Mambrini fútbol Cuba
Lorenzo Mambrini, entrenador italiano que dirige en el fútbol cubano

¿Por qué dirigir en Cuba? 

Tuve una crianza muy humilde, mis padres me enseñaron muchos valores y siempre he tratado de seguir su ejemplo. Ver a los niños con más ilusiones que recursos me enamoró, me hizo pensar en poder lograr algo grande en este país. 

Recuerdo que pasaba por el estadio Quintín Banderas, de Guanabacoa, y siempre había 50 o 60 niños jugando. Eso me llamó la atención siempre. Comencé ayudándolos y poco a poco fui mezclándome en el equipo. Empecé regalándoles una pelota y terminamos jugando a gran nivel en la primera división de la provincia. Al llegar aquí tuve la ilusión de dirigir la selección, pero me dijeron que no había lugar para mí, entonces, seguí haciendo lo que me gustaba, entrenar y ayudar a las personas. 

¿Cómo se produce la llegada de Lorenzo Mambrini al equipo de lo Diablos Rojos de Santiago? 

Fue por la ayuda de  Milton Díaz Canter. Tras no existir oportunidad de trabajar en La Habana o en la selección nacional, él se comunicó con Lázaro Exposito, quien  me recibió con los brazos abiertos. Agradezco también a Jorge Isacc Querol por su ayuda y la confianza.  

El comienzo del proceso fue bastante bueno, me dieron carta blanca para trabajar y pude exponer mis ideas, creo que eso me dio más confianza. No todo fue sencillo, pues para que el trabajo saliera tuve que eliminar a varios jugadores que habían cumplido su ciclo y cambiar varios entrenadores que no concordaban con mis ideas. Fue un campeonato duro, jugamos un día si y uno no, con condiciones complejas, casi sin tiempo para la recuperación, pero fuimos campeones de forma invicta: aquel 24 de junio de 2017 cambió la historia del fútbol en Santiago. 

Tal fue el cambio que, desde ese momento, el equipo se ha consolidado como uno de los más ganadores y estables de Cuba.  

Solo les faltaba tener una mentalidad ganadora y un poco de motivación. Hace solo unos meses el presidente de la Federacion, Oliet Rodríguez, me reconoció la labor realizada en Santiago y recordó que aún hay jugadores que continúan en el equipo que fueron alumnos míos. 

Tras esa actuación con Santiago integras el colectivo técnico de la seleción nacional y posteriormente, de La Habana.¿Por qué no tuviste continuidad en ambas etapas?  

Tras ganar con Santiago voy a la selección nacional como asistente, en aquel momento del entrenador era Raúl Mederos. La cuestión es que la selección iba a estar poco más de un año sin un partido internacional, solo tenía juegos en las provincias y yo quería dirigir no estar sin hacer nada y decidí continuar mi camino. En ese momento, hablé con el Luis Mariano Veitía Comisionado de La Habana y este me comentó la posibilidad de venir a trabajar aquí. El equipo estaba en segunda división y me pareció un buen reto llevarlo a primera, cosa que al final logré. No dejé  desamparado a La Habana como muchos dicen, hablé claro con las autoridades de la provincia, pues tenía varias ofertas para dirigir fuera, una en segunda división de Costa Rica y otra en Ecuador: al final me decidí por la de Ecuador y estuve 8 meses allí. 

Decidí trabajar fuera por varias cuestiones, como superarme y tener la oportunidad de conocer otro fútbol. Trabajar en La Habana fue dificil, alrededor de 10 jugadores se fueron para la Liga de Antigua y era un dolor para poder conformar alineaciones. A eso súmale las carencias que todos conocemos. No creo que traicioné por irme a dirigir fuera. 

¿Qué encuentra de diferente Lorenzo Mambrini entre Cuba y las demás ligas?  

Son dos dos culturas diferentes, pues en Ecuador era un fútbol más lento, más técnico, más horizontal y cada partido terminaba con pocos goles. En mi paso por esa liga, uno de mis jugadores, Richard  Quiñonez, jugó con la selección ecuatoriana. En Panamá llegué a las semifinales  en los dos años que estuve, fue una bonita experiencia también.  

Con respecto a Cuba, hay que cambiar varias cosas. Al finalizar el juego, con la cabeza caliente aún, vas a una conferencia de prensa y tienes que dar declaraciones. Te llama el director del club y te pide explicaciones: hay un poco más de exigencia y preocupación, todo eso sin contar el papel de la prensa. 

No podemos tener miedo a decir la verdad,  la polémica siempre va  a existir, la crítica constructiva te hace crecer y mientras sea sobre la base del respeto es bueno debatir. Creo que en ocasiones no se analiza bien este deporte y los medios de comunicación tienen deudas con el fútbol cubano. Aquí nos enteramos de las  cosas por un muchacho que va al estadio, hace un resumen, pero no es su trabajo, más bien lo hace por amor o porque le gusta. El fútbol de Cuba merece más espacio en los medios de comunicación.  

Usted hablaba de crítica, de polémica y muchas veces su figura es objeto de debate por parte de los aficionados. ¿Por qué cree que es tan criticado?  

Es díficil caerle bien a todos, pero las personas se dejan llevar por las redes y hablan sin conocerme realmente.  Muchas  personas me critican por la forma en que motivo a mis atletas, pero cada cual motiva a los jugadores a su manera. Hay entrenadores que se llevan a los atletas a su casa y hacen una comida, yo tengo otra manera: prefiero ayudarlos y brindarles condiciones para mejorar el juego del equipo . Mediante mis recursos y mis  contactos con varias  asociaciones, traigo materiales para trabajar en el entrenamiento: no es comprar a un jugador con una camiseta, es mejorar las condiciones de vida del atleta. Es una cuestión de humildad: estoy para trabajar y ayudar al fútbol de Cuba, no para desmentir a personas en redes sociales. 

La  polémica a su alrededor ha llegado al punto de cuestionar su licencia como entrenador y ser acusado en Cuba de presuntos temas ilícitos al dirigir.  

En el mundo entero, para poder dirigir, tienes que estar categorizado. En Europa, tienes que renovar la licencia cada cierto tiempo y pasar cursos de superación, ya sea presencial o de manera virtual. Esas personas que dudaron de mi licencia o me calumniaron solo quieren dañar mi imagen. Durante el período de la COVID 19, se paralizaron algunos procesos y no pude renovarla a tiempo, pero en cuanto pude ir a Italia, actualicé mis papeles.  

Tengo licencia UEFA B, con fecha del 2 marzo de 2007 y muchas personas llegaron a  plantear que era falsa o que no la poseía y se inició una investigación. La Asociación de Fútbol de Cuba, por correo, escribió  a la Federación italiana y ellos corroboraron que mi licencia es correcta y está en orden. Tengo ese mensaje, el cual también se le envió a Miguel Ángel Díaz, secretario de la AFC. Yo no solo he dirigido en Cuba, sino en Panamá, en Ecuador y en Italia. Muchas personas solo repiten lo negativo que se habla de mí, pero en realidad no conocen mi persona. 

Con respecto a las otras acusaciones, en cuanto vine de Italia traje mis papeles firmados, es decir, que estaba en posesión de mis derechos para dirigir y mi sanción fue quitada. Las autoridades en Cuba han investigado cada caso  y no tengo nada que esconder, he sido bastante transparente en el fútbol cubano. Lorenzo Mambrini solo ayuda a sus jugadores y cuando realizo donaciones a otros equipos es sin ningún interés detrás . 

¿Cree que los “fantasmas” de lo que sucedió en Italia lo persiguen? 

Creo que no, si fuese así no pudiera dirigir en ningún lugar y he estado en Ecuador, Panamá y otros países. En las redes cada cual dice su criterio y muchas personas han dañado mi imagen a proposito. Inventan historias para destruirme, pero en realidad no me preocupan mucho. Yo soy alguien transparente y mi comportamiento lo ha demostrado. 

Otros sí reconocen su trabajo y lo admiran. 

Es gratificante ir por las calles y que los niños y personas me pidan una foto, que me den fuerzas y me impulsen a trabajar. Tuve la oportunidad de compartir con el pelotero cubano Yordan Manduley e hicimos un hermanamiento entre el fútbol y el béisbol. Me invitó a la Liga Azucarera y allí compartimos un rato, solo pude darle de obsequio una balón de fútbol pero para mí fue muy importante. Hace solo unos días, por iniciativa de varias personas que me admiran y valoran mi aporte, se creó la peña deportiva Lorenzo Mambrini, en la cual se reconoce el aporte que he hecho al fútbol cubano. 

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Despúes de trabajar en diversos países, Lorenzo Mambrini vuelve a dirigir en Cuba. ¿Por qué Guantánamo?  

Fue por idea de varios amigos míos, siempre estoy  dispuesto a trabajar por Cuba. Es dificil trabajar en esta provincia, en otras tienes más condiciones y se mueven más recursos que aquí, pero acepté venir por mi amor a Cuba. En otras provincias se juegan torneos antes del campeonato nacional, aquí no, por tanto, no hay muchos jugadores de dónde sacar, es muy compleja la situación. El equipo llevaba 8 años sin estar entre los 4 mejores y este año nos incluimos, creo que se vio el resultado. Estoy aquí porque creo que con uno de los equipos más humildes de Cuba puedo ser campeón nuevamente. 

Usted ha estado en varios países, allí los jugadores tienen un contrato y pueden resolver sus problemas ecónomicos. ¿Cómo valora la situación cubana? 

Son dos sistemas completamente distintos. En el exterior los futbolistas viven del fútbol, es obvio que si los jugadores cubanos ganaran un salario estarían un poco más comprometidos . Con el pago no tendrían  ciertos problemas básicos. Soy entrenador y solo me dedico a trabajar, estoy seguro de que los directivos sabrán tomar las mejores decisiones, hay cosas que no me corresponde cuestionar. 

¿Qué elementos resalta del fútbol cubano? ¿ Cuáles cree que debemos mejorar?  

Dentro de lo positivo de Cuba cabe destacar  la puntualidad de los árbitros en los juegos. Se ha crecido en la trasportación y la puntualidad del transporte con respecto años anteriores. En cuanto a lo negativo, hay que cambiar varias cosas, sobre todo, los terrenos.  

¿Cómo se prepara para afrontar un partido?  

Conozco a todos los equipos y estudio bien a sus jugadores, eso me permite tener una idea y manera de contrarrestar al rival. En otros países es más cómodo, la tecnología y la misma prensa ayudan más, pero carecemos un poco de eso aquí. 

¿Se le ha valorado el trabajo que ha hecho en Cuba? ¿Le gustaría dirigir la selección nacional? 

Lo que hago por Cuba es de corazón, sin necesidad de reconocimiento. También creo que no han valorado el trabajo que he hecho: a la persona hay que conocerla, valorarla para poder juzgarla. 

La selección nacional es mi sueño, no solo la mayor, sino una de categoría inferior como sub-17, sub-20 o sub-23. Respeto la decisión que tomen  los diretivos,  quizás piensan que hay otros mejores y desde mi posición, los apoyo. Le deseo lo mejor al fútbol cubano, tengo fe en que tendrán buenos resultados y deseo muchos éxitos al nuevo colectivo técnico. 

¿Qué le dice Lorenzo Mambrini al público cubano que sigue el fútbol? 

Lorenzo Mambrini es alguien que siempre lo dará todo. Me duelen ciertos comentarios, sin tan siquiera conocerme mucho: soy un profesional y voy a seguir trabajando, dando mi granito de arena al fútbol cubano. 

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Imagen cortesía de Hansel Leyva
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