Jaine Colomé Valencia ha sido uno de los grandes jugadores del fútbol cubano. Su infancia trascurrió en la barreada de Marianao, “donde era más fácil encontrar una bronca, que comerse un pan”.

Durante su desarrollo como atleta, en la década de 1990, tuvo que soportar los días grises del período especial y se “forjó como hombre y preparó para la vida”.

Colomé integró la selección nacional en múltiples eventos y tuvo ofertas para jugar de varios clubes extranjeros. Tras su retiro continuó el sendero del estudio y, hasta este momento, es entrenador del equipo Habana FC, en la primera división del fútbol cubano.

Hoy, sin la venda en los ojos que impedía ver lo mal hecho y, convencidos que el fútbol cubano debe mejorar, compartió parte de su historia a Play-Off Magazine en una entrevista exclusiva.

Desde pequeño, el inquieto Jaine sentía la necesidad de vincularse al deporte… “Como todo niño tenía un gran espíritu deportivo, empecé en el beisbol, pero recuerdo que, en un área de ese terreno, se entrenaba también el fútbol y me incorporé. Un día llegué a la casa y le dije a mi mamá que quería ser futbolista, desde los 7 años de edad hasta la actualidad estoy vinculado al balompié”.

En una etapa donde la pelota se llevaba los favoritismos, tal decisión encontró detractores en casa, recuerda Colomé. “Al cambiar de deporte no fue sencillo, los problemas los tuve con mi padre, él era muy beisbolero, nosotros tuvimos disgustos muy serios cuando le dije que quería dedicarme al fútbol y no al béisbol, de hecho, cuando crecí y alcancé la mayoría de edad fue que volvimos hablar de deporte”.

“Crecer con Yoel, mi hermano menor, fue una punta de lanza para impulsarme en el deporte. Nosotros vivíamos en Mariano, donde era más fácil encontrar una bronca que comerse un pan. Eso me obligó a seguir el camino de los estudios y tratar de superarme, tuve que ser alguien diferente a lo que se vivía en ese barrio”.

“Ver a mi hermano que se dedicó a lo mismo que yo fue muy importante para mí. Te digo algo sin temor a equivocarme, él era mejor que yo, tuvo más nivel, solo que necesitaba más concentración”, reconoce Colomé.

Tras superar los primeros escoyos de casa, las difíciles condiciones de aquellos años y, las vivencias del barrio, no se rindió el pequeño Jaine. Gracias a las enseñas de su entrenador siguió su camino en busca de un sueño, ser un buen futbolista.

“Fue una etapa difícil para nosotros en los comienzos, teníamos buenos entrenadores, pero la situación era difícil. Tuve el placer y el honor de haber sido alumno de una de las glorias del fútbol cubano, Gregorio Dalmau, más conocido como El Goyo, él me inició, que me dio las herramientas físicas, psicológicas, y deportivas para convertirme en futbolista, fue un punto clave en mi formación como atleta, a día de hoy llevo conmigo muchas de sus enseñanzas”.

“Vivíamos en Marianao y estudiábamos en el Cerro, dormíamos muy poco, salíamos temprano para escuela, en la tarde entrenábamos y en la noche hacíamos las tareas, era un ciclo agotante, como te decía, no se dormía casi”.

“Eso era de lunes a viernes, los sábados y domingos eran los topes de confrontación, todo eso hasta el año 1989-1990 que entro a la EIDE. En la Escuela de Iniciación Deportiva el cambio fue muy brusco, pero nos ayudó a forjarnos como hombres, nos tocó el período especial y ya sabía lo que quería”.

“En la EIDE empezamos 30 futbolistas y a los tres meses solo quedábamos 15. Solo por poner un ejemplo, nunca en mi casa había comido harina, en la escuela tuve que comer lo mismo harina dulce que salada”.

Jaine Colomé
Entrenador cubano Jaine Colomé

Todo se tornaba más difícil, la vida se iba complicando, pero había alguien a quien hacer sentirse orgullosa y, por ella, a darlo todo…

Desde que llegué al mundo el camino que tuve fue de tropiezos, los problemas del barrio, las cosas de la vida cotidiana y el período especial fue otro más. Lo que más me hizo mantenerme fue el sacrificio de mi madre, nunca voy a tener como pagárselo.

Como te decía vivíamos en Marianao, me llevaba al Cerro a entrenar y ella trabajaba Alamar, todo eso en pleno periodo especial, ese sacrificio de ella no me dejó otra opción que triunfar, de alguna manera había que devolverle todo lo que hacía por mí.

Tras esos comienzos convulsos, donde la situación apretaba a su antojo, ya el pequeño Jaine había crecido, integró la selección nacional sub-23 y  despertó interés en el equipo de primera categoría la habana.

Mi primer año fue en 1998, en ese triada de campeonatos de la Habana, en ese año estaba en la nómina, pero no jugué porque acababa de salir del Servicio Militar y físicamente no estaba bien.

La temporada siguiente me incorporé al equipo y tuvimos un gran año, ese campeonato se conoce por el llamado “Marrerazo”. Contar con Francisco Fariñas fue muy importante, es de los entrenadores más grande que ha dado Cuba, muy inteligente, el fútbol de la Habana y cubano siente su ausencia desde el banquillo.

¿Cómo fue llegar a un equipo plagado de estrellas ?

Llego a la Habana tras integrar el sub-23, donde debía ir a los Juegos Panamericano de Winnipeg en 1999 y, por problemas burocráticos y de visas no pude viajar. En aquel entonces, La Habana tenía dos equipos, Ciudad Habana e Industriales y me dieron a escoger para donde ir, sin pensármelo dos veces escogí Ciudad Habana, aunque me tocara el banco.

Tuve que derribar muchas puertas porque era nuevo y había muchas estrellas. La vida te premia y te pone a prueba, en esa final contra Pinar del Río cuando el profe Fariñas da a conocer la alineación me sorprende mucho, me puso de titular al lado de Miky Gándara, cosas que no esperaba. Me dije a mi mismo, si me dieron la oportunidad ahora no voy a fallar, no la dejo escapar.

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¿Cómo era un campeonato nacional por dentro?

En campeonato nacional es muy difícil, hoy a mis alumnos les transmito experiencias y les digo que tienen mejores condiciones que las que tuvimos nosotros y se quejan, yo les digo que en la vida es más importante ser, que hablar, tú haces y después pides.

Hoy nos está pasando esto, esta generación tiene otras miradas y el profesionalismo muy de cerca, todo eso sin contar la tecnología, al deportista cubano le falta madurez para ser profesional. Hoy tienen más oportunidades y hay menos jugadores jugando profesional.

En aquella época hablar del pago era algo criminal, los futbolistas no éramos los más idóneos para llevar el plato a la mesa, cobrábamos 75 pesos al mes, no me daba ni para dos días.

Teníamos que hacer la hombrada de cada cubano, trabajar, entrenar y luchar, la lucha es parte del deporte de los cubanos. En el 2023 aún hay jugadores por amor a la camiseta, de 35 atletas que tengo en el equipo, 26 aún no perciben salario por esto.

Su capacidad competitiva y, el afán de seguir triunfando, lo hizo continuar en el sendero del deporte hasta ser llamado a la selección nacional, no sin antes vencer una lesión que lo intentó amilanar…

En 1999 desintegran el equipo sub-23, cosas que muchos creímos que era un error. De ese equipo solo subieron a cinco jugadores al equipo mayor y yo estaba entre ellos. Tras una gira por Alemania me hicieron miembro oficial del equipo.

Sufrí una lesión de tibia y peroné y estuve un 1 año y 3 meses fuera, eso me enseñó que cuando te pueden usar vales, después no. Mi lesión ocurre jugando con La Habana y era matrícula del equipo nacional, pero me quitaron el estipendio, me dejaron solo con mi madre y mi hermano.

Un día tomé la decisión de llamar al presidente de la federación, Luis Hernández, y el 31 de diciembre se apareció en mi casa, yo vivía en condiciones bien difíciles. Luis me escuchó y me dijo, no sabía que tenías esta situación, pero yo me encargo.

El día 5 de enero llamaron a mi mamá para darle un java y un estipendio, se puede decir que cambiaron las cosas. Lo triste es que te traten así en un momento tan complicado de la vida.

Al regreso de esa lesión tan grave el ambiente era distinto, había nuevo entrenador y las cosas no lucían muy favorables, pero el tiempo pondría las cosas en su lugar.

¿Cómo viste la selección nacional en el período de Miguel Company?

Su trabajo fue muy bueno, a partir de su etapa marcó una forma de jugar, nos organizó y nos dio una identidad. Además, sirvió para que otros entrenadores aumentaran su nivel y conocimiento.

A pesar que no pasé buenos momentos, para Cuba fue buena su estadía aquí, se obtuvieron resultados contra Corea, Estados Unidos, pasamos de fase de grupo en Copa Oro y tuvimos buenos resultados en la Eliminatoria Mundialista.

En uno de los partidos contra Costa Rica siempre me va a quedar una duda o un bichito, por así decirlo, en el juego que terminó 1-1 necesitábamos un gol, él hizo cambios defensivos teniendo a Jensee Muñoz y Luis Marten en el banco, hombres que estaban bien y podían cambiar el resultado.

Jaine Colomé
Jaine Colomé

¿Por qué dices que no pasaste buenos momentos con Miguel Company?

El profesor Company retiró a muchos jugadores de La Habana, Manuel Bobadilla, Miky Gándara, Bernardo Rossete y muchos otros, a mí no me pudo botar porque estaba lesionado.

Viendo como estaban las cosas tuve que hacer recuperación dolorosa, estaba en juego mi puesto en la selección, Company no me consideraba, no me tenía en cuenta, el hacía dos equipos para topar y a mi me ponía de linier y colocaba a jugar a atletas de la sub-17 . Yo era como un soldado, por tanto, tuve que asumir.

Él era una persona que imponía respeto, su forma de comunicación era tan directa que los miembros del equipo lo respetaban mucho, había un margen muy grande entre él y los atletas.

Los jugadores le transmitíamos nuestras inquietudes al colectivo de entrenadores cubanos, allí estaban Raúl González Triana, Armelio y Rolando, que eran incondicionales con nosotros, a mí me dijeron que tuviera paciencia, que me iba a tocar en algún momento.

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Company tenía un método bastante raro de hacer la táctica, él solo utilizaba a los 11 regulares y dos jugadores más, el resto no importaba, eso fue frustrante para muchos de nosotros.

Antes de la eliminatoria contra Costa Rica fuimos a Brasil y jugamos 5 partidos, en esos encuentros no jugué ni un minuto así que imagina como me sentía yo, fue frustrante para mí. Después de esa gira regresamos a Cuba y vamos directo para el hotel.

El día del partido en la revisión habitual, el comisario le informa que Reisander Fernández no podía jugar por que le salió la roja de la Copa Oro y a esa hora se creó un dilema. Company decía que debía jugar Pedraza, el defensa de Cienfuegos y mantener a Jenniel en el medio, los entrenadores cubanos abogaron por mí y se llevó a votación y ganó la idea de los entrenadores cubanos.

Al entrar al terreno, Triana y Armelio me dijeron que aprovechara la oportunidad, terminé dando asistencia y jugando también en Costa Rica. Al final Company me pidió disculpas, me dijo que se había equivocado y que sabía que podía contar conmigo para otras ocasiones. Yo le dije:  no pasaba nada, yo solo soy un atleta y puede contar conmigo.

¿Con Reinold Fanz también tuvieron crecimiento?

De todas las personas uno aprende algo, y Fanz fue un inversionista para nosotros, nos enseñó como te puedes ganar la vida no siendo futbolista necesariamente.

Hizo cosas que la federación de nosotros no hacía, nos vestía completo, dimos dos viajes a Alemania y Noruega y eran viajes muy divertidos y locos, en 15 días jugamos 14 partidos y después del juego tomábamos cerveza, era cultura de los alemanes.

Fue una etapa divertida desde ese punto de vista,   pero frustrante como futbolista, perdimos un ciclo mundialista, podíamos hacerlo mejor.

En el 2009 no fueron a la Copa Oro, ¿por qué?

Nosotros paseábamos el Caribe, nos preparábamos para ganar los primeros partidos y clasificar temprano, éramos el primer equipo en hacerlo. Después salíamos a la calle a resolver nuestros problemas, comprábamos cosas y demás.

En esa etapa clasificamos a Copa Oro, pero a la federación se le ocurrió pensar que no estábamos preparados para ir ¡La justificación fue que el equipo no estaba preparado!

¿Cuánto les dolió a ustedes no participar allí?

Mucho, tanto en lo deportivo, como en lo social. Nosotros teníamos cosas muy claras y la hablábamos con el entrenador. Los cubanos tenemos muchas necesidades, y si salíamos y comprábamos cosas y resolvíamos los problemas todo iba a marchar mejor y así nos dio resultado.

Fue muy frustrante porque después de coger tanto sol, pasar necesidad, sobrevir con la comida mala y que alguien que no coge sol y no suda, tome decisiones que nos afectan.

Hay cosas subjetivas que pensaron los directivos, eso de pensar que hubiese deserciones es provocado por las condiciones del país, en eso no puede mandar nadie, ni nadie sabe quién se iba a quedar, lo que hay que hacer es mejorar las condiciones en Cuba, no pueden juzgar a una generación por otra.

Sin temor a equivocarme, si las cosas fuesen distintas Cuba tuviese equipo al nivel de Estados Unidos o Canadá. De hecho, para la Copa Oro de 2011 pasamos trabajo, porque en la anterior después de habérnoslo ganado no nos llevaron, teníamos esa incertidumbre aún.

¿Había mucha vigilancia sobre ustedes?

Siéndote sincero no había mucha vigilancia, quienes se encargaban de ellos eran algunos miembros del colectivo técnico u otros de la federación que fuera. Los de la seguridad llegaban y después se iban, no hacían vida con nosotros, lo que buscaban era la manera de hospedarnos en hotel o un piso sin escalera de desahogo, con un solo elevador y ellos lo controlaban, pero eso era por gusto porque el que tenga pensado quedarse no lo cambia nadie, espera el momento idóneo.

Tenemos que cambiar la mentalidad, porque por eso se han hecho convocatorias no por el rendimiento, sino por los jugadores que son confiables.

Uno de los mejores resultados de los equipos cubanos fue ser campeón de la Copa del Caribe 2012, ¿cómo fue ese evento para Cuba?

Siéndote sincero, en otros eventos teníamos equipos con mejores jugadores, Leonel Duarte, Jenniel Marques, Alain Cervantes entre otros, pero ese de 2012 fue el equipo más débil en composición que presentamos en una Copa del Caribe.

Para colmo la suerte nos golpea y destituyen al entrenador Alexander Gónzales (Chander) pocos días antes de empezar el torneo. El primer juego lo perdimos, pero después de allí tuvimos que apretar, los jugadores de experiencia nos llamamos a contar.

Antes de salir de viaje a mi hermano Yoel no lo querían llevar, los dirigentes no querían que fuera y los viejos empujamos para que sí asistiera, en el segundo juego ganamos 2-0 y en el juego del cruce Yoel anotó un gol, ese jugador que no quisieron llevar fue quién resolvió el problema.

En ese torneo tengo una experiencia que contar, en el juego de la final fallé un penal, gracias a dios Marcel Hernández anotó un gol y ganamos, sino no me lo perdonaba nunca.

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¿Cómo eran las rivalidades ustedes con los jugadores en los eventos internacionales?

El jugador tiene que sentir el fútbol, y tener carácter y en los juegos no éramos menos que nadie, el problema más grande que tenemos los cubanos son las condiciones. A mí me daba pena entrar en el túnel con unos zapatos que solo usaban los árbitros, cuando los otros jugadores tenían tacos de mucha calidad.

No es por tener lo del año o presumir eso, es que eso afecta, porque sus tacos son más rápidos, nosotros usábamos trajes Adidas del 1960 y las medias gordas nos daban cucas y a los 30 minutos ya estábamos desgastados, muchas personas no entienden esto, pero eso influye en el juego.

En el terreno muchas veces discutíamos y le gritábamos a los rivales y ellos nos gritaban muertos de hambre y había que callarse la boca porque nuestras condiciones eran muy malas.

En 2011 la prensa mexicana la cogió conmigo porque usaba zapatos Nike de cuando Ronaldinho. Eran zapatos de muchos años atrás, pero era lo que tenía. Gracias a dios que Marcel me los prestó, él me dio esos pero los de él tampoco eran muy buenos que digamos. La prensa la cogió con nosotros, pero no era nuestra culpa.

¿Cómo fue tu llegada a la liga de Antigua?

Es una liga que no es profesional, solo cobran los extranjeros, eso sí, tenía todo muy organizado con sus 4 divisiones. La llegada nuestra se produce porque teníamos amigos allá que nos conocían y nos invitaban allí.

Los primeros en ir fueron Marcel y Jenniel. Marcel pidió la baja de la selección nacional porque lo dejaron fuera de la Copa oro 2013 y pasaron un trabajo que nadie se lo imagina, nadie se imagina el trabajo que ha pasado Marcel Hernández en su vida, por eso en ocasiones me molestan los comentarios sobre su persona y nadie sabe lo que pasa un futbolista, es muy fácil hablar sin saber.

Él les abrió las puertas a los cubanos, después llegamos Odelín, Jensee, yo y otros más. Los cubanos llegamos a cambiar el juego en Antigua. En esa Liga había convictos porque los dueños de los clubes eran policías de las prisiones, pero los cubanos nos ganamos nuestro puesto y lugar.

Siempre me quedó la espinita de ser profesional y me dijeron para que me quedara un año más, pero al pasar el ciclón por allí todo se dificultó más.

Tuve varias ofertas para jugar profesional, algunas formales y otras no. En el año 2000, un club en Alemania quería a cinco jugadores de Cuba, ellos eran Alberto Delgado, Mario Cuesta, Lázaro Darcourt, Vladimir Alejo y yo, pero lo sucedido con la Liga Mundial de Voleibol que se quedaron varios jugadores y con los atletas de Balonmano nos dificultó todo.

En esa semana firmé más papeles que en toda mi vida, pero no nos dejaron ir. En una gira por Alemania y Holanda jugamos contra el PSV y el entrenador Triana me pidió que lo hiciera de defensa central, al terminar el encuentro unas personas ofrecieron 500 mil por los centrales y William Bennet llamó a la federación y aquí dijeron que no era posible.

Los que nos hicieron la propuesta no quedaron satisfechos y nos buscaron en el hotel y nos hicieron la propuesta directamente a nosotros y dijimos que no, que no era la forma.

Otra de las ofertas fue después de los partidos de la Eliminatoria contra Costa Rica, el club Pachuca de México intento ficharnos, pero no se pudo. Como esa tuvimos muchas más, la última la saben muy pocas personas, en el año 2013 me llegó una oferta en el Saunders Seattle, el equipo donde jugaba Osvaldo Alonso, me hicieron una propuesta, pero siempre he sido una persona familiar y sé lo que quiero, en ese momento no iba abandonar Cuba.

Jaine Colomé
Jaine Colomé

De mi lado se han ido muchos jugadores que son mis hermanos, mis amigos y eso nunca va a cambiar, lo seguirán siendo, pero yo no acepté quedarme, pienso que no era el momento para esa decisión. De hecho, en año 2013 fue mi último torneo con la selección nacional, después solo jugué par de años y me retiré.

Concluía la carrera deportiva como jugador de Jaine Colomé, ese niño que lo soñó, lo creyó y consiguió, ese liderazgo nato suyo no se iba a desaprovechar, los andares de la vida lo llevaron a convertirse en entrenador.

Al retirarme me dediqué a entrenar, me incorporé a un combinado deportivo en Marianao y trabajé con la primera categoría y los juveniles. Después de varios intentos pude entrar en el sistema de selección y pasé la maestría en Entrenamiento Deportivo.

A veces en la vida somos desesperados y todo llega cuando toca  y ese era mi momento.

En otros países se  dan cursos para entrenadores, ¿cómo funciona eso aquí? ¿hasta qué punto reciben preparación los entrenadores?

Este año en Cuba se realizó por primera vez un curso para obtener la licencia C para entrenadores de equipos nacionales, tuve el privilegio de ser llamado, pero hasta ese entonces los cursos a nivel de comisión son casi siempre para los mismos. Es difícil de entender que vengan distintos cursos y estén los mismos entrenadores, parece que solo hay pocos entrenadores y los demás no son valorados.

Nadie sabe quién va a dar el resultado, a veces marginamos al que mejor trabaja, sería importante que incluyeran a todos, contar con entrenadores de la Isla de la Juventud y de todas las provincias sería muy provechoso porque aprendemos todos.

Este año se dieron cursos para escolares y juveniles y cuando pregunté por el de primera categoría no había. También hay que trabajar en la especialización, en los preparadores físicos, entrenadores de porteros y otros puestos, porque a veces muchos quieren un puesto para el cual no están preparados

¿Cómo llegas a ser entrenador de La Habana?

Como te decía, empecé en Mariano y logré subir al equipo a la primera categoría de la provincia, a su vez, ocurrieron varios sucesos con el equipo Habana y la dirección de deportes decidió cambiar el colectivo técnico. En ese entonces había varias propuestas y me dieron la oportunidad.

¿El campeonato nacional?

No está a la altura de lo que esperamos nosotros, si queremos que la selección triunfe el campeonato nacional tiene ser bueno, si la base nuestra no está bien el edificio se seguirá derrumbando. Hoy se piensa que “Los legionarios” son la base de nuestro fútbol, pero mis pensamientos distan mucho de eso.

En el campeonato la transportación es buena, pero el alojamiento es muy malo, se justifican con el presupuesto, ese que se discute un año antes, no entiendo por qué nos hospedan en albergues o academias, eso provocó que estuviéramos sin corriente, sin agua y con mosquitos.

Una vez el comisionado de Isla de la Juventud informó que el pasaje era en el primer barco y en realidad lo sacó para él último barco, llegamos al puerto temprano a 8:00 am para esperar al barco y a la isla llegamos a las 12 de la noche para el otro día afrontar un juego.

Así es imposible, son problemas de organización, se supone que los directivos visitan los terrenos ante que empiece el torneo, y si no hay condiciones que pierda la sede, un terreno con cinco tipos de tierra no es un terreno de fútbol.

Falta por hacer mucho en beneficio del fútbol, la Polar lleva años en su construcción, tiene césped sintético y no infraestructura, cuando se hagan las gradas seguro el césped no servirá.

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¿Qué opinas de la regla para utilizar jugadores juveniles en los torneos de casa?

Yo le pedí una reunión a los directivos por que no entendía esta regla, tenía que tener ocho jugadores en la nómina, cinco entre los 30 y vestir tres en cada fecha.

Los directivos me dieron su visión y los entendí en parte, porque era una estrategia para desarrollarlos, que no tenían otra manera de que ellos se prepararan, yo les dije la mejor solución para ellos era concentrarlos y llevártelos de gira, que topen con otros países y levanten su nivel.

Por cosas de la vida fui uno de los más afectados, no pude contar con los jugadores que quise, los entrenadores de la EIDE velaban por su resultado y cuando los necesitaba no me los daban.

Cuando analizas un entrenador en el mundo se preocupa por jugadores, planteamiento táctico, juegos, pero aquí el entrenador se concentra en lo que no hacen los demás, alojamiento, transportación y otros.

Entonces no caía en muchos debates por ese tema, no iba a echarme otro problema arriba, algunos no tenían el nivel, pero tuve que utilizarlos para no perder un partido de fútbol. Esta regla de los muchachos el primer año me chocó, pero este año me fue mucho mejor.

¿Qué te parecieron los juegos contra Chile y Uruguay?

Estos partidos fueron muy distintos, cambiaron un equipo y pusieron otro, que hubo poco tiempo no es justificación, en el mundo entero es así, pocos días de concentración y a jugar.

Me gustó mucho que contra Uruguay cambiaran la cara del juego de Chile, a nosotros también nos goleaban, pero dábamos otra cara, intentábamos jugar y aguantábamos ordenados más tiempo.

Es cierto que tenemos muchas lesiones, pero es un proceso normal en los equipos, hay que tener recambio para eso y no se previó.

No porque seas legionarios tengan que estar en el equipo nacional, aquí en cuba hay muchos jugadores que pueden estar en la selección. Como entrenador tengo respetar y el míster debe llevar a los jugadores que el entienda que estén en su proceso. Otra cosa, aunque muchos creen que deben venir un entrenador extranjero, pienso que por las condiciones de Cuba el más indicado para dirigir es un cubano, solo hay que seguir superándolos.

Pueden venir momentos para el fútbol cubano si te toman buenas decisiones. Yo deseo que Cuba mejore, que nos acerquemos a la realidad, tenemos que profesionalizar la liga en nuestro país para crecer de adentro hacía afuera.

Nosotros dominábamos el área del Caribe casi cuarenta y hasta los años 2000, es cierto que él fútbol ha cambiado y los otros países del área han elevado su nivel, pero pasa por la inversión también.

Nosotros no apostamos por el fútbol y no invertimos, allí esta la solución, un ejemplo de ello es Panamá, quienes han crecido con entrenadores de Panamá desde las categorías menores. Tenemos que darnos cuentas que necesitamos capacitar entrenadores, categorizarlos, hay que invertir en el fútbol.

Yo estuve en el estadio de Panamá antes y después de la   remodelación, aquello es de escándalo una hermosa edificación, impresionando. Y te digo más, ese equipo de ellos que clasifica al Mundial es el mismo que perdía con nosotros 3-0 o empataba, eran los mismo jugadores, solo cambiaron las condiciones.

¿Sigues con la Habana para el próximo torneo?  

Ahora estoy en una etapa de descanso, de concentración, en un tiempo de análisis de estos dos años de cosas negativas y después que aproveche el tiempo con mi familia tomaré una decisión.

He tenido muchas insatisfacciones sobre todo por el apoyo de los directivos, los muchachos nunca vieron cara a cara al director de la provincia, ellos se reunían siempre los lunes y viernes y nunca fueron a ver al equipo estando muy cerca, terminaba la reunión y se iban, no se sentía apoyo de nadie, a no ser de los entrenadores.

A nosotros nos dijeron que no había estipendio y son muchas cosas negativas para el equipo y hay cosas burocráticas que aquellos que no cogen sol no resuelven. Yo siempre estoy dispuesto a trabajar, puede ser aquí o en otro lugar, veremos qué decisión tomo y qué depara mi futuro.

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Imagen cortesía de Hansel Leyva