“Jamás le haría guardia a un atleta para que no abandone”, dice Raúl González Triana, uno de los mejores entrenadores de fútbol que ha dado Cuba.
Por años, dirigió los destinos de la selección nacional y tuvo bajo su mando a una generación dorada del fútbol cubano que asistió al Mundial Sub-20. Ahora, trabaja en otro país, pero vuelve, cada vez que puede, a su tierra natal.
Raúl González Triana mantiene un sueño, algo que le gustaría cumplir a corto o mediano plazo: llevar a Cuba, nuevamente, a una Copa Mundial. Por eso, mantiene el deseo de volver al mando del equipo nacional cubano.
Empezaste como jugador en Ciego de Ávila, desde las categorías inferiores. ¿Qué recuerdos tienes de esa etapa como jugador?
Comencé a los 9 años y me formé con un gran entrenador, padre de todos los que iniciamos con él, a quien admiro y respeto mucho: Juan Pedro La Pera. Después, continué mi camino en las categorías escolares y juveniles con los entrenadores Alberto Legón y Andrés Sánchez. Luego, llegué a la primera categoría y fui alumno de Daniel Rusell, de quien también me nutrí de muchas cosas buenas y, por último, de Jorge Jorrín Sánchez, uno de los mejores entrenadores que tiene el fútbol de Cuba.
Después de jugar en todas las categorías del fútbol cubano y de competir por varias temporadas en los Campeonatos Nacionales, la vida lo llevó al camino del estudio. ¿Qué sucedió para que diera ese giro tan grande en su carrera?
Me vi obligado a dejar el fútbol debido a problemas personales que me imposibilitaron seguir como jugador y tuve que girar la brújula hacia los estudios, algo que ha sido base fundamental en mi desarrollo como entrenador y como persona. Aunque me gustaba mucho estudiar derecho, ya estaba en el camino del deporte y estoy muy orgulloso de lo que soy como persona.
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¿Cuánto sacrifica una persona en su vida privada cuando se entrega al deporte como lo hace usted?
El sacrificio siempre está presente, no solo en el fútbol sino en la vida y uno, cuando se dedica a lo que quiere y ama, sabe que tiene que apostar por eso y siempre lo he hecho por lo que me gusta. La distancia, las críticas y el sacrificio son cosas a las que hay que sobreponerse para poder salir adelante.
Ya como entrenador en Ciego de Ávila, debido a tus resultados, obtuviste tu primer viaje internacional. ¿Qué significó esta experiencia para ti?
Fuimos para Haití a jugar un torneo de selecciones nacionales sub-15 y con mi humilde equipo de la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) alcanzamos tercer lugar. Fuimos Campeones Nacionales de la categoría y nos ganamos el derecho de participar en ese torneo, en el cual el equipo fue de menos a más y se encontraron con una experiencia internacional única en aquel momento. Ese equipo tenía buenos jugadores como Alain Cervantes, Alien Pérez Cordero, Maykel Civil García y otros que, posteriormente, estuvieron en diferentes selecciones nacionales.
Raúl González Triana tuvo la oportunidad de compartir el banquillo con un gran entrenador, el peruano Miguel Company, quien marcó una época muy recordada en la selección nacional. ¿Cuánto aportó a tu carrera cómo entrenador lo aprendido con él?
Trabajé con el profesor Miguel Company y aprendí mucho, muchísimo de él. Fueron momentos muy buenos porque me formé más como entrenador, gané en experiencias, aumenté mi visión acerca de los conceptos tácticos. También tuve el privilegio de trabajar con muy buenos entrenadores como Modesto Broche y los anteriores que mencioné, de quienes me nutrí en muchas cosas.
En el año 2009, el equipo bajo tus órdenes se clasificó a la Copa de Oro de ese año. De manera oficial, en Cuba se manejó que no participarían porque no existía la calidad suficiente. ¿Cómo toma eso un entrenador?
Comencé a dirigir la selección mayor en el año 2006 y empezó una etapa nueva para mí. Ese año clasifiqué al equipo a la Copa de Oro 2007 y el equipo logró instalarse en el lugar 46 del ranking de FIFA. En esa Copa de Oro perdimos contra México 1-2, empatamos con Panamá 2-2 y perdimos con Honduras 5-0.
Luego, vino la eliminatoria para la del 2009. En la Copa del Caribe fuimos cuartos y perdimos en el cruce a la final con Guadalupe en penales y después, con otro equipo, también en penales. No es que el equipo no tuviera buen nivel, quizás lo que ocurrió es que no llegó bien preparado a ese torneo, pero los jugadores eran la base del conjunto de la Copa de Oro de 2007. En lo personal, no estuve de acuerdo, pero fue una decisión que no tomé yo, pero al final, todo eso afectó a nuestro fútbol. Se podía haber participado, porque se lo ganaron, pero hay decisiones que se toman y uno debe respetarlas, aunque no las comparta.
Te entregaron un grupo de jugadores que no contaba con la confianza de muchos. Sin embargo, dieron un salto de mejoría y se clasificaron a un mundial sub-20 sin jugar algún partido internacional. ¿Qué recuerdas de ese período de preparación con ellos?
Era un equipo que venía con un buen trabajo por parte del entrenador “Kiki Blake” y su cuerpo técnico de la sub-17. Cuando llegamos nosotros, les pregunté: “¿hasta dónde quieren llegar?”. Me respondieron: “al mundial”. Recuerdo que les dije: “hay equipos que se preparan con todo y no lo logran, así que ustedes no esperen mucho, yo y el cuerpo técnico solo les podemos dar trabajo, pero lo otro, para que llegue el resultado, tenemos que hacerlo juntos”. Así comenzó todo.
La preparación se hizo en Cuba. Jugamos contra los equipos provinciales que nos ayudaron mucho, pero no tuvimos ni un partido internacional de preparación y así fuimos a cada fase y clasificamos. Cuando llegué a Puebla, un amigo mío que trabaja allí me dijo: “tienen pasaje de regreso para cuando termine la fase de grupo”. Le respondí: “vine hasta el último día y así será”. Esos muchachos y el cuerpo técnico, logramos lo que para muchos era una utopía: clasificarnos a un Mundial.
¿Qué recuerda Raúl González Triana de aquella “generación dorada”?
Lo primero fue la entrega y disposición para enfrentar el trabajo, luego creamos una familia entre jugadores, padres y cuerpo técnico que nos fortaleció mucho mentalmente; por último, logramos hacer un gran equipo competitivo capaz de jugarle a cualquiera y con una convicción de victoria inimaginable: esos son los atributos que llevaron a estos muchachos a lograr todo lo que se propusieron. Mi idea era cumplir el ciclo completo, cumplimos con clasificar al mundial, tener buenos resultados en los Juegos Centroamericano y quizás hasta llegar a los Juegos Olímpicos, pero por un gol no clasificamos a estos últimos.
Es difícil para un entrenador crear un proyecto sólido cuando los jugadores abandonan la selección y tienes que volver a construir un equipo.
Es muy difícil trabajar tanto y apostar por una generación y que pasen esas cosas porque todo lo que habías planificado se echa a perder. He tenido dos muy buenos equipos en Eliminatorias Olímpicas: primero, el que fue a Tampa en 2007 y estoy seguro de que, si muchos jugadores no hubiesen abandonado, ese equipo y el del 2015 hubieran clasificado a los Juegos Olímpicos.
En Cuba me cuestionaban por qué tantos atletas abandonan los equipos. Una vez, tras el abandono de varios jugadores, me llevaron a una reunión en el INDER para analizar ese suceso. Mantuve mi posición, lo que siempre he dicho: siempre regreso porque amo a mi país. Desgraciadamente, hay muchos atletas que no lo ven así, pero jamás le haría guardia a un atleta.
Raúl González Triana asumió nuevamente la dirección de un equipo nacional de Cuba para la clasificación al Mundial de Rusia 2018, frente a Curazao. ¿Qué sucedió entonces?
Asumí por que venía con la generación del mundial y de los Juegos Centroamericanos y aposté por ellos. Fuimos a Curazao y allí merecimos ganar, pero no se pudo y luego en La Habana empatamos 1-1 y quedamos fuera. En ese partido jugamos mucho tiempo con un jugador menos y creo que hicimos méritos para ganar.
En el año 2017, al frente de lasSelección sub-20, participan por invitación en el prestigioso Torneo “Esperanzas de Toulon”. ¿Cómo valora Triana la participación del equipo en el Torneo?
Fuimos gracias a la cooperación de un francés amigo mío que gestionó esa invitación con los organizadores del torneo. Llevamos un equipo muy joven con el objetivo de desarrollar jugadores y eso dio resultado: la experiencia fue maravillosa y quedamos muy contentos tanto jugadores como cuerpo técnico.
¿Qué pasó con la generación dorada del fútbol cubano que fue al mundial sub-20 en Turquía?
¿Cómo se concreta la oportunidad de salir a trabajar en Curazao?
La oportunidad de salir a trabajar fuera existía hacía tiempo, no solo con Curazao, sino con varios países. Decidí por este por que se me dio la oportunidad de traer al entrenador de porteros y gran amigo mío Pablo Alomá. Aquí estamos brindando nuestro conocimiento. Lo único que ha complicado un poco el trabajo es la pandemia.
¿Cómo es su vida en ese país?
Estoy bastante contento aquí, tengo un hogar y un vehículo a mi disposición para trabajar y realizar mis actividades de la vida. En Curazao no se entrena todos los días a la semana, por lo que aprovechó para estudiar. Estoy asesorando a varios entrenadores y trabajando también con el fútbol femenino: ha sido una gran experiencia en mi vida.
¿Cómo valoras la situación actual del fútbol cubano teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, como la llegada de los Legionarios?
Pasa por un momento de reestructuración y va por buen camino. La incorporación de los legionarios ha sido muy positiva para Cuba y aumenta el nivel de la selección, fue un paso necesario, pero también hay que fortalecer el fútbol de adentro porque tenemos mucho talento por explotar. Se podría hacer dos preselecciones, una con jugadores internacionales y otra con jugadores de Cuba, y los que mejor estén, que integran el equipo.
¿Regresaría Raúl González Triana a dirigir en Cuba?
Sí, claro, ¿por qué no? Pienso regresar y volver a dirigir y si tengo que empezar desde abajo empezaré, no sería la primera vez. Estoy convencido de que volvería a buscar lo que siempre he querido: ir hacia adelante y vencer las pruebas que se presenten, porque ese es mi país y estoy muy orgulloso de ser cubano.
Mi sueño es llevar a Cuba a un Mundial de mayores, pero para que regrese no depende sólo de mí, hay varias cosas que tienen que cambiar. Me gusta hacer las cosas bien y que las cosas queden claras desde el inicio: si queremos resultados entonces tenemos que trabajar con objetividad.
¿Qué le gustaría a Triana que cambiara?
Son varias cosas que es mejor hablarlas en persona con las autoridades del deporte, con quienes tengo muy buenas relaciones. Pero diría que me gustaría tener participaciones en un alto porciento de las fechas FIFA del año. También, concentrar a varios jugadores de la Liga Nacional para poder evaluarlos y digo esto sin ningún temor: hay jugadores en la liga cubana con nivel de selección y no se les valora mucho.
¿Qué haces para alcanzar los resultados que buscas?
El estudio y la superación han sido fundamentales para alcanzar buenos resultados. Algo que muy pocas personas saben es que, desde que yo trabajaba en la EIDE, en Ciego de Ávila, me tracé metas y una de estas era llegar a dirigir una selección nacional de cualquier categoría y lo logré. La otra fue ir a un mundial y también lo logré. Siempre llevo conmigo una agenda en la que anoto las cosas más importantes con fechas y todo.
Agradezco mucho a todas las personas que han trabajado en mi formación, en especial a mí esposa Isumy Brunet, que siempre ha estado en los momentos difíciles porque en los momentos buenos cualquiera está. Además, a mis cuatro hijas, María, Rachel, Nayla y Odalsys.
¿Es feliz con la vida que lleva Raúl González Triana?
Sí, soy alguien muy feliz, tengo una linda familia y trabajo en lo que me gusta, aunque paso más tiempo fuera que dentro de Cuba. Pero cuando estoy aquí, me reúno con mis amigos y personas cercanas.
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