Después de tres años en Estados Unidos, de reinventarse como migrante en tierras ajenas, a Sean Mora lo mueven dos deseos: prosperar y convertirse en un símbolo para los peleadores cubanos que tratan de salir adelante desde su país natal, con escasas oportunidades.

Mora es un joven practicante de artes marciales mixtas (MMA, por sus siglas en inglés) que persiste en abrirse camino en circuitos profesionales, con la mira puesta en los grandes escenarios como Bellator y UFC.

Toda su vida, desde que comenzó a practicar deportes en la isla, ha sido una búsqueda de un objetivo, de algo que lo inspire, y las MMA le han devuelto los deseos de salir adelante, no sólo por él, sino también por su familia.

Desde muy temprano, cuando estudiaba en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), y años después, cuando llegó al equipo nacional de Cuba, Mora vio su talento en los deportes de combate como una vía para algo más y no tanto como un fin.

“Empecé en la lucha porque era muy inquieto en la escuela. La delegada que atiende a los niños del CDR le dijo a mi mamá que, si no me portaba bien, me iba a llevar a una escuela de conducta”, cuenta.

Sean Mora, peleador cubano de MMA en EEUU
Peleador Sean Mora

“Así que empecé por embullo, pus yo quería estar en cualquier deporte. También mi tío había sido deportista desde niño, pero tuvo un accidente en el cual perdió los pies y no pudo continuar la carrera deportiva de pelotero. Aun así, continuó en el básquet y el atletismo para personas con discapacidad”, recuerda.

Su tío, entonces, sería su referencia, la figura que siguió por años. En su familia era común que llegasen a noveno grado, dejaran la escuela y se pusieran a trabajar. El tío había continuado los estudios y también había viajado, era el orgullo de la familia, y Sean Mora quería imitarlo. Fue un impulso para no dejar la lucha.

“No tenía idea de lo que era la lucha, como nadie de mi familia tampoco. Estuve dos meses, y me fui porque no me gustaba, eran muchos golpes. Me pasé 10 meses sin entrenar. Mi entrenador me encontró ‘bandolereando’, y me volvió a captar. Al poco tiempo tuve una competencia y me llevan para la EIDE”, dice.

Tuvo cinco años en los que sería campeón nacional en dos ocasiones, además de subcampeón y bronce. En todos los Campeonatos Nacionales en los que asistió, obtuvo una medalla. Por estos resultados, con tan solo 18 años, entró al equipo nacional.

“Soy de San Miguel, nací ahí. Cuando comencé en los nacionales, mi familia se empezó a involucrar un poco más, a pesar de que nunca han sido muy deportivos”, explica.

Como tampoco lo era Sean Mora. La EIDE la veía como una escuela. Ganaba porque era bueno, pero no lo tenía como prioridad. Sentía que tenía que estar en ese sitio porque la situación económica en su casa no era la mejor.

“Ahí, más malo que bueno, tenía mi alimentación, los estudios. También, las clases eran hasta el mediodía, durante 4 horas y eso me gustaba. Siempre estaba claro de que, si eras más bueno en el deporte, te aprobaban más fácil. Sabía que el deporte era mi fuerte y era la única manera de mantenerme en la escuela, porque si no, me botaban. No era bueno en el docente y obligado tenía que destacar en lo otro”, cuenta.

Según Mora, después de los 15 años fue que empezó a entrenar lucha seriamente. “Empiezo a ver la lucha como algo para vivir. Yo sé que en Cuba no da mucho, pero era vivir de lo que me gusta a mí”, dice.

“Al principio era muy difícil. No tanto cuando era niño, porque no veía esas necesidades. No me interesaban los zapatos que tenía puestos, me enfocaba más en el deporte. Cuando fui creciendo un poco se me hacía difícil. Quería buscar mi dinero para ayudar a mi familia.

“Los padres de mi novia vivían en Brasil, estaban en una mejor posición, y a partir de ahí pude concentrarme más, pues ella me ayudó económicamente, hasta que logré entrar al equipo nacional y logré tener mi dinero”, recuerda.

Con 17 años fue a un Panamericano que se hizo en la Habana, en el cual terminó en oro y fue el más destacado. Lo llevaron al equipo nacional de mayores y, en un Panamericano juvenil en Venezuela, alcanzó el bronce.

Después, competió también en un nacional de mayores y concluyó en el segundo lugar, pues perdió en la final ante el campeón olímpico Ismael Borrero.

“Yo, en verdad, me sentía bien en Cuba, no tuve ningún problema. La cosa es que llegué al equipo nacional y me di cuenta de que no era lo que pensaba antes de entrar. No tenía nada de malo, pero no era lo que yo quería”, afirma.  

Una vez alcanzado el techo de la disciplina en Cuba, ya en el equipo nacional y siendo uno de los grandes prospectos por aquel entonces, Sean Mora cambió de planes: buscaba algo más que en Cuba no iba a tener.

“Mi novia, al regresar de un viaje de Brasil, me pregunta si quería irme, porque no quería vivir en Cuba. Yo me fui con ella, con la mentalidad de luchar por Brasil. Cuando llegué y tuve la residencia, preferí venir a Estados Unidos para trabajar, ni siquiera era para seguir peleando. Al final me di cuenta de que la lucha era un deporte amateur y no era lo que yo quería”, confiesa.

“Pensaba que la lucha era un deporte que no daba dinero solamente en Cuba, pero cuando salí, vi que los luchadores de Brasil vivían parecidos a los de aquí. Por ejemplo, cualquier persona trabajando tenía lo mismo que un luchador, y no tenía que hacer el mismo sacrificio. Vi eso y me dije que quería trabajar”, dice.

En Brasil, fue donde Sean Mora tuvo su primer contacto con las MMA. En Cuba había visto algunas peleas, pero en el país sudamericano, su suegro tenía un alumno que había estado en Ultimate Fighting Championship (UFC), y como eran casi del mismo peso, comenzó a entrenar con él durante un mes en un gimnasio de un peleador de UFC para ayudarlo.

Dentro de las MMA, existen varias compañías conocidas con el nombre de promotoras, con distintos reglamentos y peleadores. Entre las más reconocidas y consideradas de primer nivel se encuentran UFC, Bellator, UAN, One Championship, entre muchas otras, con las que se llega a ganar grandes sumas de dinero por cada combate.

Sean Mora, peleador cubano de MMA en EEUU
Peleador Sean Mora

Existen otras de menor tamaño y alcance, como Titán y Combate Global, pero que igualmente muestran buena calidad. Precisamente, en Combate Global fue la última pelea de Sean Mora, en la cual venció al mexicano Víctor Cisneros en septiembre. Antes de llegar a esta instancia, tuvo un proceso de aprendizaje al pisar suelo estadounidense.

“Cuando llegué a Estados Unidos fui al mismo gimnasio en que entrenaba Yoel Romero, que es el mejor peleador de MMA de Cuba. Todos los luchadores cubanos pasan por ese lugar. Se llama Free on fire, los entrenadores son Manuel López y Rey Fundora, y han entrenado a Yoel Romero, Gustavo Balar, Michel Batista, Héctor Lombard, Jorge Masvidal. Todos ellos pasaron por ahí”, cuenta.

Al mes de estar en el gimnasio, le consiguieron su primera pelea amateur y perdió por decisión. Luego, en un período de 1 año, realizó cuatro peleas más, amateur todas, y las ganó. Pero al año siguiente, llegó la pandemia.

“A partir del año pasado empecé como profesional. Las dos primeras fueron en Titan FC y esta tercera fue en Combate Global. Estoy esperando un contrato de UFC o Bellator. Hablé con mi mánager y no vamos a coger una pelea si no es en Bellator”, expresa.  

El mexicano a quien venció en la última pelea tenía un récord de 5-0, lo cual es bastante bueno en las peleas profesionales. Mora tiene récord de 3-0, por lo que se siente listo para dar el siguiente paso.

“La adaptación para MMA no fue tan difícil, porque la lucha es como la base. Lo único que tuve que hacer fue acostumbrarme a subir las manos, cerrar un poco los codos, y poco a poco ir cogiendo lo que se llama el striking (el combate de pie)”, detalla.  

Sean Mora reconoce que comenzó a entrenar por admiración a Conor McGregor. Sabía que Yoel Romero era un peleador cubano, pero no le daba ese aliento que sí le daba la figura de McGregor, aunque reconoce que sus estilos de peleas son bastante distintos.

“Mi estilo de pelea es en el piso, por la lucha. No todos los luchadores hacen el juego de piso, pero a mí me gusta, por el control. Me gusta controlar al oponente, anular su juego. No me gusta estar de tú para tú hasta que uno de los dos gane. Me gusta sentirme seguro”, explica.

“Ya ha pasado, como en dos de mis peleas, que me cogen con la llave. Eso se debe a que como mi juego es en el piso, siempre va a haber una defensa. Tres rounds en el piso, algo va a tener que hacerme, y ese es el riesgo para un luchador que hace juego de piso. Para eso me sé defender bastante, y hasta ahora no me ha pasado factura”, añade.

El MMA le devolvió los deseos de soñar a Sean Mora, en parte, porque lo está ayudando también económicamente, algo que siempre, inconscientemente, buscó desde Cuba.

“El deporte amateur no paga muy bien. Este deporte tiene un poco más de riesgo, pero las ganancias son buenas, y más cuando vas por el camino de la victoria. Sobre todo, puedo ayudar a mi familia”, detalla.

Sean Mora lleva tres años en Estados Unidos y cada día trata de cumplir sus sueños: “Llegar a ganar la máxima cantidad de dinero que pueda y ser la voz de todos los peleadores cubanos que están en Cuba y no tienen oportunidades”.  

“Los peleadores cubanos son una potencia, pero casi sin oportunidades y es muy bueno que plataformas como ustedes colaboren para que eso se acabe”, concluye.

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Imagen cortesía de Redes sociales de Sean Mora
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