Solo tenía unas semanas entrenando Artes Marciales Mixtas (MMA), cuando Yunior Escobar subió a combatir por primera vez, contra un rival que lo superaba en 25 libras.

No sabía ni cómo pararse, no había practicado boxeo y solo tenía el entrenamiento de lucha que acumuló en Cuba y el que sumó, años después, cuando llegó a Estados Unidos, siendo un adolescente, para empezar su vida de migrante.

Cuando bajó del ring tras su primera derrota como amateur, su teléfono estaba repleto de mensajes familiares de preocupación, algunos que le decían “loco”, por atreverse a entrar a la jaula sin experiencia.

Cuatro años después, Yunior Escobar tiene dos títulos como aficionado en las Artes Marciales Mixtas, ocho victorias y las promociones lo llaman para que combata, aunque no cobre nada por ello, porque es un “aficionado”.

En Iowa, donde vive, trabaja para mantenerse y después maneja varias horas, en las que recorre cientos de kilómetros para entrenar, pese al agotamiento. Hay veces en las que ha pensado en rendirse, pero algo lo impulsa a seguir adelante.  

Algunas promotoras y también peleadores, le dicen que está listo para convertirse en un profesional de MMA -como esos de las grandes carteleras- pero él siente que necesita más experiencia antes de dar el siguiente paso, aunque para ello tenga que continuar por el camino más difícil.

Yunior The Kid Escobar vivió muchos años en Cuba -no olvida su infancia en Regla, en La Habana-, pero se formó como peleador en Estados Unidos, a la par que enfrentaba los retos de los migrantes en un nuevo país. Esta es la historia de un amateur cubano en las MMA que sueña con triunfar en UFC y levantar la bandera cubana sobre su cabeza.

¿Cómo descubres los deportes de combate en Cuba?

En Cuba practiqué lucha nada más, de la modalidad grecorromana. Tenía unos 13 años cuando comencé, pero nunca entré a la EIDE. No entrené mucho, solo unos dos años. Estaba mejorando. Pero tuve un problema con el profesor, en donde vivo, en Regla. Un sábado en la mañana, él no llegaba y estábamos cerca de la bahía, en un lugar en donde se bañan las personas. Yo era el más grande, nos fuimos para el lugar, se bañaron los muchachos. Yo dije que fui el que los llevó y me botaron por tratar de asumir las consecuencias. Él me levantó la mano, me dio un manotazo y nunca más practiqué.

Me encantaba la lucha, pero nunca fui bueno en deportes. Practiqué hasta atletismo, de todo, menos el boxeo. Nunca me gustó que me tocaran la cara. Estuve en una competencia en la Ciudad Deportiva, en lucha grecorromana, como una especia de provincial. Estaban los estudiantes de la EIDE allí y entonces, me subieron de peso a la división superior. Aun así, quedé tercer lugar.

¿Cómo fue la infancia de Yunior Escobar y cómo ayudó a modelar tu carácter?

No nací en una familia con dinero, pero nunca me faltó nada, porque mi mamá salía para la calle a lucharla, todo el día. Ella se paraba en una esquina vendía frituras y chucherías, para que a nosotros no nos faltara nada, que no faltara tampoco el plato en la mesa. Fue difícil económicamente, pero en mi infancia me divertí. Y no fuera quien soy hoy, si no hubiera tenido la crianza que me dio ella y si no hubiera estado en el lugar en que me crie.

¿Cómo fue la adaptación de un adolescente cubano que llegó a Estados Unidos con apenas unos 16 años?

Al principio fue difícil, pero la edad con la cual llegué ayuda mucho: los jóvenes, como dicen, se acostumbran más rápido que los mayores. Al principio, pensé que estaba como en una película.

Estaba en Las Vegas, con luces por todos lados, con grandes edificios, con todo brillando alrededor. Entré en una escuela en donde había muchos hispanos, pero, aun así, era un gran cambio. Fue algo radical, era muy diferente a cómo vivía en Cuba.

Me costó varios meses adaptarme, pero después, empecé a ir a la escuela, hice amigos y entonces, se me hizo como si hubiera vivido toda mi vida aquí. He hecho tantas cosas en cinco años, pero a la vez, es como si no hubiera pasado nada.

¿De qué forma ocurre tu vinculación a los deportes de combate en Estados Unidos?

Llegué con 16 años. En la escuela de Las Vegas, a la cual estaba, pregunté si practicaban lucha y me uní al equipo. Nadie hablaba español, empecé entonces y todo lo que aprendí, lo aprendí mirando. Lo que entrena es parecido a la lucha libre. En high school es básicamente lo mismo, pero sin varias técnicas que no se pueden hacer, para cuidar a los estudiantes.  

Me estuve preparando para una competencia del estado, en la cual participan cientos de escuelas, como una especie de campeonato provincial. Si ganaba, iba a la nacional. Tres días antes, me dieron el codazo detrás de la cabeza y tuve una convulsión. Eso me destrozó. Fui a doctores, hice todo lo posible por poder estar en la competencia, pero no puede asistir. Tenía de 18 años.

Después seguí entrenando, pero no era lo mismo.

¿Cuándo aparecen las Artes Marciales Mixtas en la vida de Yunior Escobar?

Me gradué y pensé que nunca más iba a hacer nada de deporte, hasta que descubrí las MMA. Fui para Iowa con mi mamá, y conocí a mi novia actual. Su hermano me contó que entrenaba MMA y le dije, perfecto, me interesa.

Yo había entrenado en Las Vegas una vez, con el mismo profesor de lucha que tenía, que es cinta negra en jiu-jitsu y en muay thai, quien peleó como seis veces en Bellator. Él tenía alto nivel, pero solo fue una vez: nunca más lo vi, nunca más hice nada. Pero cuando empecé con mi cuñado es surge el amor por las MMA.

¿En Cuba no conocías nada de MMA?

No, nada. Conocía algo de sanda, pero nunca vi una pelea de MMA, hasta que llegué a Estados Unidos. Un día, estando acá, vi una pelea de boxeo con mi tío y eso me prendió una chispa. Me dije que quería intentarlo. Después, entrené solo una vez con aquel profesor y le dije al esposo de mi tía: “Un día voy a ser campeón de MMA, que no se te olvide”. No he logrado mucho, pero voy en camino.

¿Cómo es la vida de un peleador amateur de MMA?

La diferencia del amateur con el profesional es que no te pagan y en el profesional sí. Además, el récord de amateur se te borra cuando te conviertes en profesional. Por eso es bueno coger experiencia cuando eres aficionado, porque después, cuando cambias, arrancas desde cero y es, de verdad, cuando tu carrera empieza. Tienes que darle valor, porque toda pérdida marca una diferencia en tu carrera.

Para lograr tus sueños, tienes que prepararte, pero sin dejar de trabajar, porque tienes que buscar el sustento. ¿De qué forma sacas adelante tu carrera sin cobrar por lo que haces?

Es difícil para mí. Prácticamente, no conozco una persona qué esté haciendo lo que yo hago. Trabajo, siempre estuve trabajando a tiempo completo, pero sin dejar de entrenar. Antes, mi Gym estaba cerca, quedaba a 10 minutos. Pero ahora, lo movieron a 55 minutos. Ahí entreno la lucha y algo de jiu-jitsu.

Luego, hay otro gimnasio de boxeo al que voy, que queda como a una hora y 17 minutos. Y después voy a otro, como a dos horas y media de ida. Hay que tener ganas. Imagina trabajar a tiempo completo y después, manejar, como mínimo, dos horas diarias para entrenar. Salgo del trabajo y cuando manejo y llego al gimnasio, ya no tengo fuerzas: tengo que sacarlas del alma. Entreno en la noche.

¿Qué recuerdas de la primera pelea como amateur?

Me río, porque fui un loco. Me fui a combatir con apenas un mes de entrenamiento. No tenía preparación de boxeo, solo un poco de jiu-jitsu y lucha, que era lo único que sabía. Cuando llegué a ese lugar, era una compañía que ni graba ni hace fotos, pero era bueno para empezar. Hice peso, pero allí a nadie pesaban.

Me cambiaron el oponente, porque hubo un fallo en otro combate. Yo ni lo conocía hasta que me subí a la jaula. Imagínate si no sabía nada, que cuando me subí a la jaula, estaba parado en la reja, con todo listo y me viré y pregunté en mi esquina: ¿Cómo me paro? Y el profesor que estaba en la esquina, me dijo: mírale los pies y haz lo mismo que él. Hoy me río de lo que sucedió. Él pesaba 170 libras y yo, 145 libras. La diferencia era grande, de 25 libras. Aun así, di guerra, pese a que llevaba solo un mes entrenando. En el segundo round pararon, lo cantaron como nocaut técnico y perdí.

Cuando cogí mi teléfono, todos de mi familia me decían cosas: que era un loco, que cómo había ido a pelear sin entrenar. Hasta que me propuse que tenía que meterme en serio en el mundo de las MMA.

¿Convertirse en profesional ha sido siempre la meta desde que comenzaste?

Sí, desde el primer momento en que empecé a entrenar, siempre la meta ha sido ser profesional. Quiero llegar a la UFC.

¿Tienes algún representante, alguien que te ayude a encaminar la carrera?

Han venido varios que han querido, pero no es el momento. Todavía soy amateur. Cuando hay un mánager, él te hace un contrato y tú no sabes qué puede pasar. Ya tuve un problema con alguien que quiso hacerlo. El mánager te consigue las peleas y te busca las mejores, y cobra un porciento. Cuando firmas, prácticamente, al momento tienes que ser profesional. Por eso no quiero todavía y menos con una persona con la cual no confiaba.

¿Cómo te buscas las peleas y las gestionas?

Aquí hay muchas promociones. Pero cuando tienes varias peleas acumuladas, como tengo yo, las promociones, automáticamente, ya están escribiendo a ti, o le escriben a tu profesor. Como no te pagan nada, pero tú haces un show y ellos generan dinero, te escriben automáticamente para ponerte en cartelera.

¿Por qué no has dado el paso hacia el profesionalismo?

Quiero acumular más experiencia. Tengo ocho victorias con tres derrotas, pero quiero llegar a 10 victorias, 11 o 12. Además, tener unas peleas de boxeo para más experiencia, porque nunca hice boxeo. Empecé a entrenarlo hace poco, esa era mi debilidad. Me desarrollé rápido, pero me falta todavía, pero en el nivel en que estoy, me acomodo. Siento que necesito más preparación física y profesional.

Además, cuando vaya a pelear como profesional, siempre he pensado en mudarme para Florida, a prepárame. Siempre he querido estar en un gimnasio en el que esté 24 horas allí, entrenando y que me digan que estoy listo. Pero necesito llegar con más experiencia, para que no me falte mucho.

¿Tiene Yunior Escobar sponsors o alguien que lo apoye?  

Me han patrocinado algunos, pero para lo único que ha alcanzado es para la gasolina. Me patrocinaron una vez como por 500 dólares y eso no alcanza. Se fue en gasolina, hice unas camisetas para la pelea y una bandera. Pero no da. Llegará el momento en que sienta que es la hora y no importa si no tengo dinero, daré el paso, y voy para allá. No sé cómo, pero lo haré.

¿Vas solo a las peleas?

No, siempre voy con mi entrenador y el día de las peleas, con mi mujer, mi mamá, mi familia, ellos siempre están ahí. Todavía mi mamá no puede ver las peleas, cuando está en directo, mira para otro lado. Ya tengo dos títulos como amateur y voy a pelear en otra promoción por otro título el 21 de mayo. Las personas de la última promoción me dijeron que ya estaba listo para ser profesional.

¿Qué se necesita para triunfar en este mundo de las MMA?

Puedes ser un buen peleador, pero si no entretienes a la gente, no llega lejos. La UFC, por ejemplo, quiere gente que hable, que se comunique, porque eso da dinero. Pero yo voy y hago mi show, pero no estoy en el chisme, ni hablo mal de nadie ni del contrario mío. Ni discuto en la jaula. No soy así. Siempre respeto a mi rival, gane o pierda.

¿Porque sales en las peleas con la bandera cubana?

Siempre, lo hago representando a mi país, a mi Cuba. Hace tres años fui, pero no he ido más. Amo a mi patria, mi Cuba. Pero ya no es lo mismo que cuando emigré. Vine con 16 años para acá, pero ya me adapté a Estados Unidos. Si no tuviera familia en Cuba, personalmente, no voy. No es por hablar lo mismo que otros hablan en redes sociales, no. Es que he vivido en carne propia cosas que me sucedieron cuando vivía allá.

¿Pero si ganas algo sería como si lo hicieras por Cuba?

Claro, son mis raíces, si no, no saliera con mi bandera. Soy cubano dondequiera que esté, y no me siento avergonzado. Me siento orgulloso de donde soy, de donde vengo y de haber salido de la nada y criarme sin nada, porque si no, no fuera el que soy.

¿Qué planes tienes en tu carrera deportiva?

Seguir entrenando y mejorando en lo que haya que mejorar, aunque estés bien. Siempre hay uno mejor que tú, entrenando igual o más. Lo que me dificulta todo es los viajes, pues pierdo mucho tiempo de manejo. Me he sentado en muchas ocasiones y me he dicho: no puedo. A veces, estoy en el trabajo y me digo: no aguanto más, pues el sueño es terrible. Solamente no trabajo: yo trabajo, arreglo mis carros, estoy arreglando mi casa, remodelando. No paro.

Siempre he dicho que, si me dan un tiempo de poder entrenar, diariamente, sin descanso, no hay quién me pare. He mejorado mucho en tan poco tiempo. Estaba en un gimnasio en que no tenía entrenador de boxeo, apenas hace un año empecé a ir a un gimnasio de boxeo. Me gusta donde estoy, porque es como una familia, pero la distancia es difícil. Quiero mudarme lo más pronto posible a Florida, puede ser este año o el año que viene.

¿Lo dejarías todo en Iowa para mudarte a Florida para dedicarte a las MMA?

Llevo cuatro años preparando ese gran paso: desde que empecé a entrenar estoy planeando ir a Florida a entrenar. Mi ídolo en las MMA es José Aldo, el brasileño. Tiene sus años, pero sigue fajado. Hay una película basada en su historia. Él tuvo una vida dura y verla me motivó más, porque el dejó todo lo que tenía y con un ahorro de su papá, se mudó a un estado de Brasil, que es donde empezó a crecer. Eso es lo que he querido hacer: dejar todo lo que tengo y poder ir a Florida.

¿Qué sueños y aspiraciones tiene Yunior Escobar?

Espero llegar a la UFC o si no, a una compañía alta que me lleve a la UFC. No solo eso, sino llegar a hacer historia, porque la tenemos. Tenemos nombres como Yoel Romero, pero necesitamos más que solo dos o tres. Ya hay muchos cubanos entrenando MMA y hay talento, van a llegar lejos. Siempre estoy apoyando y mirando a todos. En mi caso, sueño con llegar a la cima.

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