Guillermo Carmona, un veterano entrenador habanero, asume una labor difícil: suceder a un mito como Rey Vicente Anglada en la dirección de Industriales, el equipo más mediático de la pelota cubana.

No obstante, es una designación que que parecía lógico, no solo por la vasta experiencia de Carmona en la dirección-previamente había comandado a los extintos Metropolitanos y a los propios Industriales entre los años noventa y principios del 2000 con buenos resultados-, sino porque también había integrado el cuerpo de dirección de Anglada como coach de tercera.

Por tanto, la mayoría ve esta transición como una continuidad del proceso que se estaba llevando a cabo en el equipo azul. Además, muchos detectan los claros aportes que puede hacer este hombre a causa de sus notables credenciales de trabajo.

Para el público, esta designación también tiene un sabor especial a justicia. Recordemos que hace algunos años, Carmona era el principal candidato a ocupar el cargo tras la abrupta salida de Javier Méndez por problemas personales.

Al menos era así hasta que el polémico Víctor Mesa reclamó el trono azul para sí mismo, el cual en definitiva ocupó por solo una temporada, pero no sin antes desplazar a Carmona de sus aspiraciones. 

Encontramos a Guillermo Carmona en el estadio “Changa” Mederos presenciando un partido de la Serie Provincial, en los incipientes preparativos de lo que será su administración del equipo azul. A pesar de esto, amablemente encontró tiempo para regalarle algunas declaraciones dirigidas a nuestros lectores.

Guillermo Carmona. FOTO: Hansel Leyva

¿Cómo fue el acercamiento a usted para que fuera el sucesor de Rey Vicente Anglada?

Con antelación, Rey había comunicado de que no tenía intenciones de continuar con el equipo y siempre tenía a muchas personas a mí alrededor que me preguntaban si me interesaba el cargo. Para ser honesto, nunca me pasó por la mente volver a dirigir, yo tenía un compromiso con Anglada y yo iba a estar mientras él se mantuviera. Cuando Rey terminara su mandato, me iba junto con él.

Una vez concluida la Serie, la dirección provincial me preguntó acerca de mi disposición para trabajar, a lo que respondí como es lógico, que siempre era la de continuar en mis labores: en definitiva soy un entrenador de béisbol y tengo que trabajar. Después me preguntaron si me interesaba ser el mánager y les dije que era un trabajo más como otro cualquiera: si ellos entendían que tenía que asumir la tarea, la iba a realizar sin problemas.

Muchos aficionados sienten que la vida hizo justicia con respecto a la desagradable situación que tuvo que vivir hace algunos años en la transición de Javier Méndez a Víctor Mesa ¿Cómo se siente hoy Guillermo Carmona con respecto a ese tema?

Ya ni pienso en aquella situación. Si en la vida te pones a arrastrar todas las cosas negativas que te suceden, simplemente no vives. Por ejemplo, cuando era jugador yo creía que en un momento determinado podía haber integrado algún equipo y no sucedía, por eso fui perdiendo motivación. Pero ya de mayor esas cosas cambian y esos sentimientos no se viven con la misma intensidad de la juventud.

No te voy a negar que sí me disgusté por el modo en que se hicieron las cosas. Pero al final uno tiene que continuar, en definitiva este tipo de trabajo que hacemos nosotros tiene esas características, ya que son otras personas las que te valoran si fue bueno o no, o si eres el indicado para un puesto determinado o no y en definitiva uno tiene que aceptarlo. Ese tema ya no forma parte de mis pensamientos, preferí dejarlo atrás.

Como integrante del cuerpo de dirección en estos dos últimos años, ¿qué dirías que faltó para poder ganar el tan anhelado título número trece de los Industriales?

En Cuba estamos acostumbrados a que ganar es siempre obtener el primer lugar. En una competencia donde participan dieciséis equipos en igualdad de condiciones, quedar en la cuarta posición no es malo para nada. De cierta forma es una victoria, todos vieron  los problemas por los que atravesamos durante el torneo. Considero que fue un buen trabajo a pesar de no ganar el título.

Aunque como entrenador entiendo qué podíamos haber hecho más y siempre la meta ha de ser ganar el campeonato. Se hizo todo lo que se pudo, a pesar de las deficiencias que todos conocen como la defensa, el picheo y el ala izquierda del campo que no rindieron como esperábamos. Hubo un momento en que presentamos también dificultades en el corrido de las bases y como coach de tercera yo tenía dudas de mandarlos a la goma y Rey me dijo que continuara haciéndolo, que ellos solos se iban a organizar, como ocurrió definitivamente.

Siempre aparecieron deficiencias sobre las cuales fuimos trabajando sobre la marcha y pudimos darle solución a la mayoría de ellas. Sí siento que nos faltó algo, solo te diría que me hubiera gustado que el play off fuera más largo para así poder ajustar ciertas cosas, pero bueno, nos mataron con esos cinco juegos.

¿Cuál será la filosofía de los Industriales en esta nueva etapa bajo tu mando?

La filosofía solo puede ser una trabajar y trabajar bastante, esta es la única manera de salir adelante. En especial, en las áreas más vulnerables del equipo que son el picheo y la defensa como se ha manifestado anteriormente. Pero sin dudas el trabajo nos lo dará todo.

También vamos a tratar de que la disciplina que hemos logrado en el equipo se mantenga, incluso tenemos intenciones de mejorarla. Para toda actividad que uno realiza siempre hay margen de mejora. Los seres humanos constantemente estamos mejorando en algún aspecto, incluso aunque nos quede poca vida.

¿Cuáles son sus principales sueños y aspiraciones personales ante esta segunda etapa con el equipo?

Mi sueño es quedar campeón y mi principal aspiración es quedar campeón también.

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