Un accidente automovilístico en México pudo haber acabado con la vida de Edain Román, otro hijo de la “diáspora del béisbol cubano” que salió a buscar carrera como profesional fuera de su país.

“Doy gracias a Dios por estar contando la historia hoy, pues fue muy feo”, cuenta el deportista, quien no olvida un momento que cambió su vida.

Edain Román se desempeñó en cuatro temporadas en las Series Nacionales cubanas, y en la edición número 57, pese a su rendimiento, fue dejado al margen del Juego de las Estrellas. En ese preciso momento comenzó a pensar en la emigración.

Nuevos horizontes le esperaban y para esto, debió dejar detrás a su hija. El primer destino fue Nicaragua y después llegó México, en donde tuvo lugar al accidente que pudo costarle la existencia, pero cuyo desenlace lo tomó como un desafío más.

Paso a paso, comenzó una angustiosa recuperación, cuando parecía que su carrera estaba encaminándose. De todo lo vivido, de sus planes y su carrera, nos cuenta Edain Román para Play-Off Magazine.

¿Cómo recuerda Edain Román los inicios de su carrera en Cuba?

Mi inicio en el béisbol fue una etapa muy bonita de mi vida y le doy gracias a mi papá porque fue quien me enseñó mis primeros pasos en este hermoso deporte y me mostró lo que era esta pasión que hasta hoy me tiene atrapado. A mi mamá tengo que hacer de igual manera un gran reconocimiento, pues sin ella nada de esto fuera posible: siempre me ha apoyado incondicionalmente y ha atendido todos mis dolores y lesiones. Ella ha hecho hasta lo imposible para que yo sea la persona que soy dentro y fuera del terreno.

También recuerdo con mucho cariño a mis entrenadores de la base, y le doy mérito a mi tío Moisés, alguien que poseía una empatía tal con los niños que no había uno que no quisiera entrenar con él o formar parte de su equipo. Fue un excelente entrenador de muchos conocimientos a quien no se le ha dado el mérito que verdaderamente lleva por su calidad como entrenador y como persona. También, los profesores Marquetti y Óscar aportaron su granito de arena en la formación mía como atleta.

Las condiciones de vida y entrenamiento en Cuba vienen acompañadas de dificultades y obstáculos constantes, pero lograste imponerte pese a todo. ¿Qué recuerdas de esas etapas?

Siempre me crie en el seno de una familia humilde. Doy gracias a mi abuelita por todo lo que hizo por mí y sé que desde el cielo me cuida y sigue guiándome en los caminos más oscuros. Las condiciones de un atleta en Cuba no son las mejores, por la falta de recursos y la desatención de las autoridades. Dificultades hay muchas, pero nada de eso disminuyen las ganas y deseos de jugar al béisbol y nuestra pasión de buscar convertimos en figuras ante tantas personas que se identifican con lo que logras en el terreno.

Entre mis vivencias, algo obligatorio que debo mencionar es que gracias a Adonis Piñeiro empecé a hacerme  conocido de alguna manera en Cuba. Él me llevó de refuerzo a su equipo de Batabanó en la serie provincial de Mayabeque cuando pocos confiaban en mí. En ese preciso instante, dio inicio el camino deportivo de Edain Román.

¿Cuáles serían los triunfos, personales y deportivos, que Edain Román señalaría de su carrera y el tiempo que vivió en Cuba?

Mis logros empiezan desde la casa: en ser buen hijo, buen hermano, buen padre y buen esposo creo que están mis mayores méritos. En la parte deportiva, creo que desde que empezó mi carrera en diversas competencias pude cumplir con mis objetivos previstos. Recuerdo con alegría los Juegos Nacionales Escolares, los eventos sub-23 y, sobre todo, las Series Nacionales. En estos últimos eventos logré en la edición número 57 implantar una marca en hits para mi provincia de Mayabeque en 45 juegos, lo que me llenó de satisfacción.

En esa Serie creo que merecía un poco más y podía haber sido seleccionado para participar en el Juego de las Estrellas. Me marginaron y yo estaba bateando 387 de promedio. Recuerdo que estábamos en la Isla de la Juventud y ahí me dieron la noticia de que no iba a estar y fue una tremenda decepción. Después, ya cuando salí de Cuba, estuve en algunos topes con Academias de Estados Unidos, pero siento que mi mejor cualidad es nunca darme por vencido. No me rindo fácilmente y peleo por lograr alcanzar las metas que me propongo.

Emigrar siempre es un paso difícil. ¿Qué pasó por su cabeza en aquellos momentos y que dijeron sus familiares y amigos?

Para nadie es un secreto que emigrar a otro país es algo duro. Dejé a mi familia atrás y, sobre todo, a mi niña pequeña. Es algo muy triste, pero tenía que hacerlo por el simple hecho de que no valoraban mi trabajo como jugador.

Emigré de manera legal rumbo a Nicaragua y me incorporé al entrenamiento del equipo profesional de ese país Tigres de Chinandega, y en la pretemporada conecté cinco hits en ocho veces al bate. Gracias a esto, me invitaron a participar en varias preparaciones de equipos de Grandes Ligas, pero no pude concretar ningún acuerdo por no tener mis papeles en regla. Al poco, tiempo partí para México en busca de nuevas oportunidades.

Fue un paso difícil ver otra cultura y tratar de luchar por esas personas que dejas en tu país. Es penoso que no valoren tu calidad y no te apoyen como se merece un atleta de alto rendimiento.

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La adaptación a un país nuevo muchas veces es una odisea que trae consigo muchos sentimientos encontrados. ¿Cómo recuerdas esos primeros momentos de nuevas vivencias y experiencias?

La adaptación es algo que todo atleta debe experimentar, es el primer paso a una nueva vida, a un nuevo futuro. En los comienzos, es realmente una odisea, pero después entiendes que, para lograr algo, tienes que sacrificar todo. Es un paso complejo, pero al final, la rutina y tus sueños te hacen comprender y seguir adelante.

¿Cómo fue la llegada a una nueva Liga?

Al no concretarse mi firma con algunos equipos de MLB, tuve que viajar a México donde tramité mi residencia. Tuve que trabajar al principio, pero seguí enfrascado en lo que quería. Empecé a dejarme ver en algunas ligas de bajo nivel hasta empezar a subir para otras con más calidad. Actualmente, vivo del béisbol.

Estuve en pretemporada con los Olmecas de Tabasco, fui de invitado, pero todavía no tenía ni mi residencia y debido a eso, tuve que quedar fuera del equipo. Esta temporada estuve con la selección de Unión Laguna, después fui a la parte norte del país a desempeñarme con los Algodoneros de San Luis, que es una sucursal de los Sultanes de Monterrey. Allí me iba muy bien, con miras a subir y desgraciadamente, un grave accidente de tráfico detuvo mi ascenso, pero gracias a Dios estamos vivos yo y todos mis compañeros de equipo que sufrimos ese percance.

Para nadie es un secreto que el pelotero cubano tiene que adaptarse a un béisbol totalmente diferente cuando sale del país, ya que son ligas de mucha más calidad que la nuestra. En estas competiciones encuentras jugadores de muy alto nivel, algunos que han jugado en la MLB y lanzadores de más velocidad y mejor repertorio de lanzamientos.

También en estas Ligas hay mucha disciplina, es algo a lo que al principio es un poco difícil adaptarse, pero luego comprendes que son pequeñas cosas que te van convirtiendo en mejor atleta.

¿Cuál cree usted que sean las razones por las cuales tantos jóvenes peloteros deciden abandonar Cuba en busca de otros sueños?

Los jóvenes del béisbol en Cuba emigran por la falta de atención, ya que no valoran el talento de cada atleta. También, el salario que les dan es injusto, no hay nada que motive a los jugadores. Quizás, si hubiera alguna liga profesional en Cuba y la economía fuera como en todas las ligas del Caribe, quizás si las oportunidades en Cuba para jugar en MLB fueran un hecho, la mayoría estuviera jugando allá. Desgraciadamente, nos tienen engañados, por eso hay que salirse para mejorar la vida y darle un mejor futuro a nuestra familia.

Un accidente automovilístico hace unos meses trastocó su existir. ¿Sintió Edain Román que se venían abajo todas las expectativas? ¿Qué tan difícil ha sido la recuperación?

Doy gracias a Dios, primeramente, por estar contando la historia hoy, pues fue muy feo. Sentí frustración después de ese accidente pues iba teniendo una temporada con buenos números y resultados estables. Doy gracias a todos los que han tenido que ver con mi recuperación. Todo ha sido una travesía muy difícil, pero voy saliendo de las molestias y cada día me siento mejor. Ese período fue muy delicado, recuperarme fue un largo y extenuante proceso que aún no concluye.

¿Qué sueños y esperanzas tiene? ¿Ve MLB a su alcance?

Mis sueños son varios, pero, por lo pronto, deseo mantenerme con salud y seguir haciendo lo que me gusta. También deseo contar con mi familia aquí conmigo en México, pues nada me haría más feliz. El futuro dirá lo que me espera, yo simplemente trabajo fuerte.

Jugar en MLB es el sueño de todo pelotero, pero me faltó el empujón de un buen agente que me ayudara a concretar todo. Pero aquí andamos luchando, ahora por estar al cien por ciento desde el punto de vista físico y después, que Dios sea quien me siga ayudando y bendiciendo en mi camino para seguir en busca de lo que anhelo.

Atendiendo a la nueva política de acercamiento de la Federación Cubana con atletas que radican en otros países: ¿qué piensa usted de este paso? ¿Estaría dispuesto a representar a un equipo de nuestro país si recibiera una convocatoria de este tipo?

Pienso que para muchos peloteros cubanos que radican fuera del país sería un orgullo lucir las cuatro letras en su pecho en representación de los aficionados al equipo antillano. Si en algún momento me tuvieran en cuenta y me convocaran daría el sí, es algo que va más allá de cualquier diferencia. Muchos añoran eso, y yo estoy dispuesto a asumir un puesto si así lo estimaran.

¿Qué les diría Edain Román a los aficionados cubanos?

Mis respetos para ese pueblo cubano que batalla a cada día. Creo que nuestro pueblo merece una oportunidad de disfrutar de sus mejores momentos. Respeto mucho a mis compatriotas que no se cansan de luchar. Llegue a todos un abrazo de parte mía.

Quiero también decir que, si hoy estoy aquí y sigo luchando, es en gran medida gracias a mi esposa, excelente mujer que en todo momento me ha apoyado en las buenas y en las malas. Siempre está ahí para mí curando mis lesiones y luchando conmigo para que mi trayectoria sea un poco más fácil. Pienso que sin ella no seguiría Edain Román. Mi otro gran motor es mi hija, la princesa de papá, por ella sigo luchando sin parar y en busca de nuevos horizontes. También a Vannoy Arado y al recientemente desaparecido Luis Ignacio González les debo mucho, pues fueron quienes me hicieron sentirme en familia en el equipo de Mayabeque en las Series Nacionales y me ofrecieron un voto de confianza.

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Imagen cortesía de Foto: Collage