Un partido decidido en el último inning terminó con victoria para Japón y dejó lista la final del Clásico Mundial de Béisbol este martes frente a Estados Unidos. Cuando parecía cuestión de tiempo para el avance de México, los nipones fabricaron dos y dejaron al campo a sus rivales.

Durante el primer tercio de juego ninguno de los dos equipos logró rayar la tarjeta y se mantuvieron en cero hasta que, en el cuarto capítulo, Luis Urías rompió el dominio del lanzador Roki Sasaki. Al segundo lanzamiento, el pícher nipón envió un cutter a 90 millas, que Urías no perdonó al despachar un cuadrangular de tres carreras.

Hasta ese momento, Sasaki había enamorado a los seguidores del buen béisbol, con un dominio evidente de la zona de strike y lanzamientos que superaban con facilidad las 100 millas. En cuatro entradas de actuación, permitió cinco hits, tres carreras limpias, no regaló boletos y abanicó a tres rivales.

Luego Japón y México volvieron a enfrascarse en un duelo de picheo, en el que el show Randy Arozarena brilló como lo ha hecho durante todo el evento, primero como garante infalible en la custodia del jardín izquierdo, al quitarle un cuadrangular a la ofensiva nipona con un fildeo listo para incluirse en las listas Top del Clásico y luego como un bateador oportuno.

Sin embargo, los asiáticos no se dieron por vencidos y sacaron su casta de campeones y tradicionales semifinalistas, para negociar el empate, también apelando al bateo de largo metraje.

Con dos corredores en base, Masataka Yoshida castigó a la esférica y puso a viajar las costuras a 366 pies por el jardín derecho, jugada que empató el desafío hasta ese momento.

Rápidamente, Arozarena y compañía se pusieron en función de romper el empate y el cubano hizo su trabajo tras llegar a la intermedia con un doblete para luego pisar el plato con similar conexión de Alex Verdugo.

México mandaba por una, pero Isaac Paredes pudo traer la quinta en los pies de Jarren Duran, para darle cierta tranquilidad al público seguidor de los aztecas, que presenciaba el juego en el Ioan Deport Park, de Miami.

Los del Japón volvieron con la amenaza y descontaron en el cierre del octavo capítulo, pero Kensuke Kondoh se dejó cantar el tercer strike con el empate en posición anotadora.

Lo mejor llegó para el final del noveno. No es para menos. Un encuentro disputado a un gran nivel terminó de la mejor manera posible. Shohei Ohtani abrió el inning con un tubey seguido de una base por bolas. Con corredores en primera y segunda, Munetaka Murakami dejó al campo a México con un soberano batazo contra las cercas que metió al Samurai Japan en su tercera final del Clásico Mundial.

¿Cobrarán los peloteros cubanos el premio del Clásico?

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Imagen cortesía de LA Times