La experiencia deportiva del antesalista de los Cocodrilos de Matanzas, Jefferson Delgado, sin dudas podría ser catalogada entre las admirables historias de superación a veces ‘ocultas’ entre la madeja de situaciones del béisbol cubano.

Desde pequeño, Jefferson luchó contra los «Molinos de Viento» que aparecieron en su joven carrera mientras soñaba con ser pelotero. En edad escolar, su complexión física no motivó a los entrenadores que captaban talentos para matricular en la EIDE Héctor Ruiz Pérez, de Villa Clara.

Luego, años después, prácticamente la vida lo obligó a trabajar y alejarse un tanto de su meta de llegar a las Series Nacionales, pero nunca tiró el guante a un lado. No pudo jugar en las categorías juveniles ni desarrollarse como los talentos escogidos en su época. Sin embargo, el empeño de no rendirse en el terreno de béisbol fue, como en sus sueños, ese motor impulsor que no lo dejaba rendirse.

«Aquella primera etapa fue muy dura», recuerda sobre sus primeros pasos antes de llegar a las Series Nacionales con 21 años en 2004. «A inicios de 2000, pasé al equipo provincial en el municipio de Santo Domingo, en Villa Clara, donde trabajaron conmigo los entrenadores Yoel León y Vasallo, quienes hacían una excelente labor en aquel momento», añade.

En noviembre de 2004, llegó la gran oportunidad para Jefferson Delgado, quien integró el team de los Cocodrilos para la 44 Serie Nacional, donde comenzó una carrera con varios obstáculos en el mundo del béisbol.

Desde entonces, el ‘12’ de los yumurinos ha jugado 14 temporadas, 12 de ellas con los Cocodrilos de Matanzas en dos tiempos y dos con Villa Clara. También, conquistó un título de bateo sobre los .400 (¡.403!), integró el equipo Cuba al Clásico Mundial de 2017 y, finalmente, se coronó campeón nacional en la 59 Serie.

Sobre su experiencia en estos difíciles 17 años jugando béisbol en Cuba, la pasión que siente por el juego, su respeto a la fanaticada y el momento actual que vive con los Cocodrilos, Jefferson Delgado conversó con Play-Off Magazine en un encuentro especial.

¿Con qué experiencia llegas a la Serie Nacional de 2004? ¿Por qué decidiste trasladarte de tu natal Villa Clara a Matanzas?

No llegué con mucha experiencia a aquella 44 Serie Nacional con Matanzas, ya que jugué únicamente la Serie Provincial de primera categoría en mi municipio de residencia, Santo Domingo. Luego me trasladé a Matanzas, porque comencé a trabajar como profesor de Educación Física en la escuela secundaria Martín Klein en Varadero. Ahí comenzó todo, cuando conocí al “Coco” Morales, que en ese momento dirigía el equipo de Matanzas de Baloncesto. A él le agradezco mucho porque me presentó a los entrenadores del equipo de béisbol en Varadero, quienes me apoyaron mucho y entonces logré llegar a la Serie Nacional.

Debutas con Matanzas, pero apenas jugabas en esos dos primeros años. Aun así, bateaste .297 y .301, ¿crees que debiste obtener más confianza en ese momento?

Siempre es bien emocionante el debut en las Series Nacionales y, en mi caso, era algo sumamente especial. Recuerdo que hice el equipo con mucho trabajo, ¡pero lo logré! Comencé en la reserva del equipo matancero, pero poco a poco fui jugando y me gané mi oportunidad. Como todo novato, tenía muchas deficiencias que pulir y para eso te ayuda el juego diario, gracias a aquella oportunidad fueron saliendo esos primeros resultados.

Después de cuatro series con los Cocodrilos, ¿qué te hizo trasladarte rumbo a tu equipo de Villa Clara?

No quise trasladarme, realmente. Solo que en esos tiempos la dirección que había al frente del béisbol en Matanzas no tenía interés en mi por aquellos tiempos. Y entonces se me cerraron las puertas, me refiero al comisionado provincial José Zayas y a Luis Cuba. Hice lo posible por quedarme, pero no me dejaron y tomé la decisión de comunicarme con Eduardo Martín Saura, quien me aceptó y me incorporé al equipo de Villa Clara.

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¿Te sentías igual de motivado al regresar a tu provincia?

Sí, a pesar de todo regresar influyó mucho, porque tenía una nueva oportunidad para jugar al béisbol, pero la verdad no quería irme de Matanzas porque, como dijiste antes, no tenía malos números en las oportunidades que me dieron para jugar en mis comienzos.

En esos dos años, 2010 y 2011, tuviste los peores resultados en tu carrera. ¿Qué sucedió?

Así es… Después de haber tenido una buena preparación en los entrenamientos con Villa Clara, en esa serie comencé de bateador designado y quinto bate ante Artemisa. Recuerdo que conecté el primer hit de esa serie frente a un gran lanzador como lo era el lamentablemente desaparecido Miguel Alfredo González. Días después, llegué al (Augusto César) Sandino y en los primeros juegos me fue bien, pero después fallé y de momento me enviaron al banco. Aquella decisión no la entendí y por mi inmadurez e inexperiencia en aquel momento, después no me sentía igual. Me ponían de manera intermitente y con poca frecuencia. Esa situación que me quitó las ganas de hacer más de lo que podía para así demostrar mi entrega, y eso en este deporte te pasa factura. Para entonces, nació mi hija y me ausenté unos días, luego me mandaron a la reserva y ahí terminé sin más posibilidades.

Independientemente de aquel momento con cierta desmotivación, ¿por qué te alejaste del béisbol por tres temporadas?

Muy buena pregunta que no recuerdo que me hayan hecho antes… No me alejé nunca, al contrario. Seguía entrenando y esforzándome cada día, tanto que en los campeonatos provinciales quedaba líder de bateo con frecuencia. Sin embargo, iba a las preselecciones con el equipo de Villa Clara que en aquel momento dirigía Ramón More, fui engañado y humillado grandemente. ¿Por qué me alejé? No hubo otra situación que esta que te contaré: recuerdo que estaba de líder en bateo en esa preselección—llevaba de 21-9 para ser más exacto—, e iban hacer el primer corte que sería un viernes después del entrenamiento. Como estaba bateando así, no pensé que me sucediera a mí. Sin embargo, resulta que el jueves en la madrugada antes de salir para el entrenamiento en la playa, me despertó el delegado en ese entonces a quien cariñosamente le decíamos “cañón”—es hermano del pícher Yasmany Hernández—, y me dice que tenía una noticia que darme y no sabía cómo decirme… Resulta que el corte ese día y a esa hora, fue solo para mí. ¡Increíble! Recuerdo que mis compañeros, a quienes les agradezco que me defendieron mucho no lo podían creer. Yeniet Pérez, Yuniet Flores, Yandrys Canto, Yosvany Pérez, entre otros, me apoyaron hasta el final.

Entonces, fui a donde estaba el mánager Moré, para que me explicara por qué se cometió esa injusticia, y estas fueron sus palabras en un momento que marcó mi vida: Aquí en Villa Clara hay muy pocos que batean más que tú, pero para dar sencillo, doble y triple, yo los tengo ya, si no das jonrones conmigo no haces equipo… También me reiteró que me podía ir para donde quisiera, que yo no tenía condiciones para jugar pelota. Y frente a él, mirándolo fijo le dije así, sin pensar, porque me salió del corazón: Ojalá y la vida me dé la posibilidad de demostrarle que se equivocó conmigo… Y di la espalda y me fui a recoger mis cosas.

Ese día fue bien difícil para mí, no sabía cómo llegar a mi casa, con otro sufrimiento para mi madre.

Tras ese momento que te marcó tanto: ¿Qué te motivó a regresar? ¿Realmente fue tu rescatador Víctor Mesa?

Sí, fue mi rescatador Víctor Mesa, al cual, donde esté y si lee esta entrevista, le agradezco todo lo que he logrado hasta ahora en mi carrera. Recuerdo que al ser eliminado de Villa Clara como les conté antes, pensé que mi carrera había llegado a su fin. Y cuando más mal me sentía, al punto de no querer salir de mi casa, me llama un amigo de Sagua La Grande, Ispin Delgado, para ver si quería incorporarme al equipo de Quintín Banderas, para jugar la nacional Azucarera de béisbol. Acepté jugar con ellos y de ahí en adelante mi vida comenzó a dar un giro total cuando menos lo esperaba.

Discutimos los cuartos de final contra Cienfuegos. Y te digo algo, me sorprendí porque me di cuenta de que era de calidad esa liga al encontrarme jugadores que, como en mi caso, seguían activos y habían sido descartados en sus provincias. De ahí pasamos a enfrentar en la Semifinal a un equipo de Sancti Spíritus donde encontré la misma situación, y luego pasamos a la final contra Camagüey. Y para mi sorpresa, vi a casi la mayoría de los jugadores que hoy están en la serie reforzando al central Brasil, pero quedamos campeones y fui elegido como el MVP y líder en casi todos los departamentos.

Al frente de esa liga estaba el profesor Martillo, gran conocedor del deporte y tío de Víctor Mesa, con el cual hablaba casi todos los días. En una ocasión, él le comentó a Víctor Mesa que había visto a un jugador con sobradas condiciones para jugar la Serie Nacional. Ahí, Víctor pregunta que de quién se trata, Martillo le dice mi nombre, y enseguida el profesor le dijo que jugara al año siguiente por cualquier municipio de Matanzas en la Serie Provincial. Víctor le aseguró que, si yo tenía nivel para el béisbol, él me lo iba a sacar. Al año siguiente, fui para el municipio de Los Arabos, de donde es mi esposa, y ahí me instalé con la ayuda de Yunieky —Director del INDER en el municipio por aquel momento—. Ahí me incorporé a los entrenamientos, y regresé al equipo de Matanzas bajo el mando de Víctor Mesa.

¿Cuál de todas las derrotas de Matanzas en playoffs sufriste más? ¿El error contra la Isla en la postemporada de 2015? ¿U otro momento en específico?

Todas las derrotas se sufren mucho. Pero aquel error en el Cristóbal Labra lo sentí bastante, no te puedo mentir. Fue un bounce alto de Michel Enriquez y tenía que forzar en home, pero no pude retener la bola al tratar de apurarme para que el corredor de tercera no anotara. Te puedo decir que, entre los reveces más punzantes, está el playoff contra Pinar del Río que llegamos a Matanzas con ventaja 3×2. Necesitábamos sólo un partido para ganar y perdimos los dos… Fue devastador. Y también, la Semifinal frente a Granma al año siguiente, que terminó parecida, fueron días y momentos bien fuertes porque se te escapa el trabajo de todo un año entero y tienes que volver a comenzar de cero.

¿Qué crees que le faltó a Matanzas para ganar bajo la dirección de Víctor Mesa?

Sinceramente, el profesor Víctor Mesa era muy completo en todos los sentidos de juego. De hecho, nunca he conocido a alguien tan pendiente de todas las situaciones de juego como él. Pero para todo en la vida hay un por qué, y he llegado a creer por lo que viví, que no tuvo suerte para ganar. No estaba para él. Y eso he aprendido en el béisbol: ‘Cuando el éxito no está para uno, no está’. Así, sencillamente. Puedo decirte con toda sinceridad y sentimiento, que muchos atletas del equipo queríamos, sentíamos la necesidad de ganar por la manera en que él vivía y sentía el béisbol. El profe Víctor se dedicaba en cuerpo y alma a nosotros. Tenía visión larga, para mi merecía ganar. Creo que lo único que le faltó a él fue ese toque de suerte que tanto necesitamos para la vida.

Cuando regresaste a Matanzas, ¿qué ajuste especial hiciste? ¿O junto a tu preparación, la confianza y el estímulo fueron decisivos para que exhibieras un nivel más alto?

Esa confianza y esa forma aguerrida de jugar me las inculcó Víctor Mesa. La forma de ver el juego, venir al terreno siempre hacer algo positivo, trabajar y esforzarte para un resultado, para los aficionados, para tu familia. Al adoptar esa filosofía diaria, me propuse siempre que cuando entrara al estadio fuera para mejorar y tratar de recuperar tiempo perdido que no regresa. Y, obviamente, también tenía cosas que demostrarle a la persona que me humilló en el Villa Clara, y en eso me enfoqué. Aprendí a mirar las cosas de otra forma, con respecto a que tenía que darles un hogar y una estabilidad a mis hijos. Por todo eso y mucho más le doy gracias a Víctor Mesa, porque pude encaminarme bastante. Porque todo está en la mente, esa era su frase, lo podías hacer en los entrenamientos, pero si no te lo creías en realidad era por gusto, por eso cada día trabajaba con un objetivo.

¿Consideras que el año del título de bateo con .403 de promedio en la 56 Serie Nacional fue el mejor momento de tu carrera?

Sí, fue un año bastante bueno. Los números lo dicen, después me he mantenido con buenas temporadas, pero esa ha sido la más grande ya que obtuve mi título de bateo por arriba de .400, donde han llegado algunos grandes de nuestro deporte. Es algo realmente muy difícil, por eso me siento muy contento y agradecido.

¿Sabías que fuiste el sexto matancero con un título de bateo en Series Nacionales, pero el único que sobrepasó los .400?

Eso me sorprende, creo que valió la pena todo el sacrificio.

Líderes de bateo en series nacionales por Matanzas

¿Qué sentiste al ser titular por Cuba en un torneo tan importante como el Clásico Mundial de Béisbol en 2017?

Bueno, eso es algo que no se piensa, creo que se siente cuando sucede y lo vives en el momento, estar con peloteros de nivel mundial con los que uno solo jugaba por videojuegos. Tenerlos cerca, intercambiar con ellos, que te feliciten por tu trabajo, fue una experiencia sin precedentes. En el juego contra Holanda, me felicitaron Andrelton Simmons y Xander Bogaerts por mi jugada en el juego anterior contra Japón, y esos son momentos que no olvidas, viendo cómo grandes figuras reconocen tu trabajo. También es algo muy grande defender a tu país al más alto nivel del béisbol nacional con el team Cuba. Creo que es algo bien serio y de respeto, porque está en juego la alegría de miles de personas.

¿Crees que mereciste más oportunidades de integrar el team Cuba?

Ese tema me da muchas vueltas en este momento en mi cabeza, porque todavía no entiendo ni sé realmente por qué me sacan del equipo nacional. Siempre antes de salir de viaje te decían que el resultado que tuvieras en ese evento te aseguraba el próximo, y en todos los que fui estuve entre los primeros bateadores menos en el Clásico. Por eso sí creo que merecí participar en otros equipos Cuba por mi rendimiento.

¿Qué sucedió en la 58 Serie Nacional, que no bateaste jonrón?

No pegué jonrón porque creo que son cosas que vienen así, cada cual en su momento deportivo diferente. No soy de batear muchos elevados por las características mi swing, que es parejo y mis batazos son de línea. Pero sí empujo bastantes carreras, y ese año lo que no quise fue reajustar mi swing en plena competencia al ver que no salían los jonrones. Además, cuando trataba de hacerlo, caía en un slump y me dije, voy a seguir así y el año próximo trabajo en las deficiencias desde el entrenamiento. Eso fue todo, y luego llegaron los resultados que buscaba y no pocos esperaron.

Fuiste clave para el esperado título de los Cocodrilos de Matanzas, y brillaste durante todo el año: ¿Ha sido la Serie Nacional que más disfrutaste?

Sí, gracias a dios salió el resultado y pude aportar para mi equipo en la conquista del preciado título. Lo disfruté bastante, como se sufren las derrotas también se disfrutan las victorias.

En esa 59 Serie Nacional, tus números de poder aumentaron: ¿Al no batear jonrones en la serie anterior, eso te motivó a reajustar tu swing y buscar elevar más la pelota, como comentaste antes? ¿O simplemente trabajaste para fortalecer la mayoría de tus deficiencias?

Por eso te decía, que siempre trabajo para pulir las deficiencias, pero en el entrenamiento antes de comenzar la serie. También le agradezco mucho la ayuda que me da nuestro entrenador de bateo, el profesor Lázaro Junco, que siempre está pendiente y aportando para nuestro resultado.

¿Estuvo a la altura la atención que les dieron después de ganar el campeonato? ¿O algo falló?

Creo que sí estuvo a la altura la atención que nos dieron, porque para nadie es un secreto que nuestro país está pasando por una gran situación económica, agudizada debido a la COVID-19. Pero se nos atendió y reconoció de la mejor forma posible, estoy muy agradecido con la dirección de nuestra provincia.

¿Quién ha sido el mánager con quien mejor te has comunicado en toda tu carrera? ¿Qué tan clave crees que sea esa confianza de mánager a jugador?

Me comunicaba muy bien con Alfonso Urquiola, quien se dirigía a mí de una manera especial y con el fin de que aprendiera. Con Víctor no tenía esa gran comunicación de mánager a jugador, por su forma, y quizás el carácter que tengo. Pero lo llegué a entender porque su forma no era igual cuando estaba fuera del estadio. Al final, yo siempre sacaba lo bueno de él. Y, a decir verdad, aprendía de todo, lo mismo en el juego que en el hotel, o en mi casa reflexionando con la familia. Eso es muy importante y a mí me ayudó bastante. Con (Armando) Ferrer, tengo las mejores relaciones y creo que esa comunicación atleta entrenador es fundamental para lograr objetivos.

¿Cómo asumiste que, luego de una larga temporada amenazada por la COVID-19 —donde jugaste 74 de 75 partidos y fuiste el líder en remolcadas del equipo— terminaras condenado en el banco?

Creo que la vida te pone constantemente a prueba y me tocó a mí, pero la mente es la que tiene que estar fuerte. No tomé bien esa decisión de la dirección porque no estoy acostumbrado a estar en el banco y de ahí se ve todo distinto. Pero gracias a mi familia, la afición y compañeros de equipo que me llamaban dándome aliento, logré controlarme bastante y pensar que todo era por ganar.

¿Sientes que la dirección del equipo debió confiar más en ti como lo hicieron, por ejemplo, con Yadir Drake, Erisbel Arruebarena o Yariel Duque, por sólo citar algunos peloteros que fallando fueron inamovibles?

Sí, creo por completo que tenían que confiar en mí, porque toda la serie Ferrer lo hizo. Al final, me sentí desechado, pero seguí entregándome. Sé que son pocos juegos, pero no me sentía mal, no estaba produciendo, pero sí le pegaba bien a la bola y el que sabe de béisbol se da cuenta que en cualquier momento salían. Además, teníamos a un buen pícher delante como Lázaro Blanco, y con casi 20 días sin jugar sabíamos que sería difícil llegar y batear con soltura. Sin embargo, aun así, la dirección del equipo decidió mandarme al banco y no ponerme más hasta el último juego. Creo que no fue buena la forma que se actuó conmigo, merecía más respeto.

Estadísticas por temporada de Jefferson Delgado
Estadísticas por temporada de Jefferson Delgado.

¿Qué hay de cierto en los rumores de que Jefferson Delgado quiere regresar a jugar con Villa Clara, ahora bajo el mando de Pedro Jova para la próxima 61 Serie Nacional?

De ese tema me enteré en Sancti Spíritus, cuando estábamos en pleno playoff. Cuando me lo dijeron, porque estaba completamente ajeno a eso, me sorprendí. Creo que muchos periodistas tienen que ser más profesionales en su trabajo y no estar difamando, ni publicando cosas como esas ajenas al propio atleta. Y eso está sucediendo mucho en estos tiempos en las redes sociales. Pero lo que más me molesta es que no lo preguntaban, sino que lo afirmaban y dan por seguro cosas como esas. Creo no fue ni es correcto.

¿Qué crees que has merecido en tu carrera y aún te ha sido esquivo? ¿Y qué sueño aún te queda por concretar?

Soy una persona que no se cansa de soñar y de pensar que puedo y tengo la fuerza para alcanzar metas. Creo que me he ganado lo que he podido lograr con mi esfuerzo y sacrificio. Tengo un hogar, una linda familia que me quiere y que me apoya, por eso le doy gracias a la vida y a todo por lo que he alcanzado hasta ahora. Junto a mi carrera en el béisbol, la familia es mi tesoro más preciado.

Foto: Charles Norfleet/Getty Images

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Imagen cortesía de Getty Images
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