Muchos años han transcurrido desde que Jensse Muñoz, ahora ayudante de chef en Italia, brillara sobre las canchas con la selección cubana de fútbol en la arena internacional.

“Cuando eres futbolista, estás en una burbuja y no vez más allá, pero la vida cambia y tienes que ser fuerte. Te puedo decir que soy muy feliz con la vida que llevo, aunque siempre la distancia golpea”, cuenta el exfutbolista en su país de residencia, Italia.

Allí, a miles de kilómetros de Cuba, ha formado una familia y ha aprendido muchas cosas que no pasaban por su mente cuando corría en las canchas, detrás del balón.

Su historia deportiva comenzó en las Alturas de Vieja Linda, en el municipio Arroyo Naranjo, en la capital de la isla caribeña. Allí, empezó a crecer en el fútbol bajo la guía de un legendario entrenador de la base como fue Orlando Forcade.

El fútbol “lo sacó” de un barrio “caliente” por las broncas que se sucedían alrededor y le dio un propósito en la vida.

Jensse Muñoz no creyó en aquel camino lleno de obstáculos. Muchas veces, “lo único que podíamos beber para poder recuperarnos bajo el tremendo sol de las 3:00 pm era agua con azúcar, azúcar de la prieta”, recuerda.

Pero, estaba destinado a llegar a la selección cubana de fútbol y vestir los colores de su país.

Una infancia movida.

Mi infancia fue bastante movida. Esa etapa de mi vida fue muy divertida y linda, con cualquier cosa éramos felices y siempre jugábamos en la calle a las bolas, el trompo, las carriolas. Nos reuníamos y hacíamos pequeñas caldosas. El cubano, con poco, es muy feliz.

De niño, uno disfruta la vida, pero cuando creces la visión cambia. El fútbol me saco de un barrio que en mi época era bastante caliente, siempre había una bronca con machete. Siempre fui bastante enfocado y sabía lo que quería desde muy pequeño y aunque conocía a todos, no siempre andaba con todos. El fútbol puede decirse que me sacó de la mala vida. La persona que soy es gracias al fútbol que me enfocó y me enseñó muchos valores.

Exfutbolista cubano de selección nacional, Jensse Muñoz
Exfutbolista cubano de selección nacional, Jensse Muñoz, durante su paso por Antigua y Barbudas

¿Por qué decidiste ser futbolista?

No sé de dónde vino, mi familia es bastante deportiva, aunque casi todos por parte de padre se dedicaron al boxeo. Mi papá estuvo muchísimos años en la selección de boxeo, mi abuelo también fue boxeador y yo siempre fui un niño bastante activo y me gustaban muchos deportes.

Me incliné por el fútbol por embullo de unas amistades del barrio que actualmente viven en Estados Unidos. Lo único que hacía era correr porque era rapidísimo, pues también mi mamá practicó atletismo y heredé esos genes. Me empezó a gustar el futbol y seguí.

¿Cuánto significó para ti Orlando Forcade?      

Mi primer entrenador fue Orlando Forcade, quien me hizo mejor persona. Fue como un padre para mí y parte de mi familia. Me descubrió y me llevó siempre por el buen camino. Me iba a visitar a mi casa porque vivíamos muy cerca: se quitaba su comida y la compartía con nosotros para que no pasáramos hambre.

Él me iba a recoger a veces a la escuela y estaba al pendiente de cómo me iba. Me decía siempre: “primero, los estudios y después el deporte”. Para mí ese nombre es mucho, no tengo palabras para describir todo lo que hizo ese padre por mí.

Al llegar a la EIDE tuve también dos grandes entrenadores que fueron padres para mí, Alberto González y Hermes Reinoso, quienes me enseñaron valores que forjaron al hombre que soy. Agradezco también a Francisco Fariñas, quien me tuvo confianza y me llamó a mi primer equipo de Ciudad de La Habana cuando era juvenil.

¿Cuáles fueron las principales dificultades que tuviste para practicar fútbol?

No soy de una familia de posibilidades y te imaginas la cantidad de zapatos que rompí: en mi casa, me querían matar por eso. También muchos me decían que dejara el futbol, que estaba rompiendo zapatos y gastando energías en un deporte que no sirve, todo ello rodeado del contexto en que se vivía en mi barrio. La alimentación tampoco ayudaba mucho, siempre fui un niño bastante delgado y de baja estatura, pero esas dificultades nunca me alejaron de mi objetivo de ayudar a mi familia y ser alguien.

A la par de sus quejas sobre el fútbol, desde muy pequeño mi familia siempre me apoyó. Son lo más grande para mí y siempre estuvieron al tanto de mi desarrollo y de todo lo que conlleva el deporte en general.

Tengo entendido que casi siempre entrenabas solo con un vaso de agua con azúcar en el estómago, bajo el sol.

La gran mayoría de las veces que entrenábamos de jóvenes, principalmente cuando estábamos en la EIDE, lo único que podíamos beber para poder recuperarnos bajo el tremendo sol de las 3:00 pm era agua con azúcar, “azúcar de la prieta”. De manera general, jugábamos y entrenábamos bajo condiciones muy duras.

Jensse Muñoz integró las selecciones nacionales en las categorías menores y con solo 18 años debutaba con la selección absoluta cubana.

El profesor Miguel Company rompió ese mito de que, para estar en equipo de mayores, tenías que tener la edad de mayores. Estando en el equipo de mayores fue que cumplí los 18 años en el 2001, rodeado de jugadores de una gran calidad.

Recuerdo que, tras debutar con la mayor, después estuve en las selecciones menores y tuve grandes resultados por la experiencia adquirida. Un ejemplo de ello fue el oreolímpico de 2003 y a pesar de estar ya en el equipo de mayores no jugaba regular en el sub-23, pero anoté en todos los partidos de esa eliminatoria entrando de cambio. Le anoté un gol a Jamaica que recuerdo como si fuera ayer porque tiene una anécdota bastante cómica, porque en plena jugada me enredé con el césped del estadio Pedro Marrero y sin que el árbitro se diera cuenta, cayendo al suelo, di un pase con la mano, aquello fue pura picardía, la jugada siguió y ya el resto lo saben.

Esos primeros años de la década del 2000 te vieron consolidarte en el equipo cubano. ¿Cómo recuerdas esa etapa?

El sueño de cada atleta es jugar. En el 2003, tuvimos un buen campeonato, fuimos subcampeones, ya allí tenía un poco más de carretera. Si la memoria no me falla, en esa época llegué a jugar con las 3 categorías: mayores, sub-23 y el sub-20, que era mí año y todas, con el equipo nacional. En varios torneos me sentía agotado, jugaba demasiado y siempre recibía los entrenamientos para cada torneo y las diferentes categorías. Pensé que me moría, pero el cuerpo se adaptó y pude lograrlo.

Se supone que, según vayan avanzando los años, más desarrollo futbolístico exista, pero aquí no es así. En la época de los 2000 era muy difícil hacer equipo en tu provincia, había gran nivel y el fútbol cubano era muy competitivo, doy gracias a Dios por haber jugado en esa época. Creo que el nivel del Campeonato Nacional ha decaído un poco en ese sentido, había 2 o 3 jugadores buenos por cada posición.

En esa etapa viví buenos momentos. El año  2008 fue muy especial para mí, ese año me sentía imparable, tuve una buena preparación en Alemania, Polonia, Austria y me sentía en buena forma deportiva. También me ayudó que tenía unos compañeros de equipo muy exigentes como por ejemplo Jaine Colomé, Leonel Duarte y Jorge Luis Clavelo, unas máquinas entrenando y me arrimaba a ese grupo para mejorar mi físico y dio resultado.

Ese año anoté el mejor gol de mi carrera. Apenas veía la televisión porque soy un fan de las series y películas, salí a la calle como siempre lo hacía y los amigos del barrio con tremenda algarabía me decían: viste, tu gol quedó en el 31 en los mejores 100 goles del año.

En lo deportivo todo iba en progreso, pero a nivel económico la situación no se veía de igual forma, porque su salario no le daba para mantener a su familia.

En esa época cobrábamos como 400 pesos cubanos y con la selección era 10 dólares de dieta que nos daban a diario: si íbamos por 15 días, eran 150 dólares. Al salario no alcanzaba para vivir, nosotros teníamos que, como decimos en buen cubano, hacer miles de “murumacas” para poder subsistir y ayudar a la familia. Podría hacerte varias anécdotas; casi todo atleta cubano llevaba sus cajas de tabaco u otra cosa que pudiera vender allá para así poder comprar alguna otra mercancía que pudiera venderse después en Cuba. Generalmente, cuando uno salía, pensaba más en cómo poder vender el tabaco que en el entrenamiento y los partidos se convertían en algo secundario, pues lo principal era ayudar a la familia. Viajar con la selección era el fruto del trabajo de un año, del esfuerzo de cada futbolista y una manera de mejorar económicamente.

En una de las giras, en Alemania, el entrenador nos decía que mientras unos jugaban, los demás debían estar grabando el juego y atendiendo los detalles del partido. Lo cierto es que me tocó jugar ese día y cuando miré para las gradas, los otros compañeros del equipo estaban vendiendo tabacos y camisetas en vez de estar grabando el partido. Eso es solo una muestra de lo que éramos nosotros: primero resolver los problemas y después el fútbol.

En cuanto a la vigilancia, siempre había control de la delegación que nos acompañaba y a veces iban más personas de la delegación para controlar que entrenadores.

A pesar de la difícil situación económica del país no abandonaste en ninguna delegación. ¿Por qué no lo hiciste?

Nunca pasó por mi cabeza quedarme en ningún país, soy una persona bastante familiar. A lo mejor, para algunos es un pensamiento errado, pues como mejor se ayuda a la familia es desde afuera, pero yo no lo pensaba así en esa época y siempre regresaba al seno de mi familia. Cada quien tiene su manera de ver las cosas, pero, aunque pasáramos mucho trabajo en Cuba preferí la familia.

En una Copa Cuba estábamos en Holguín y la guagua no fue a recogernos. Tuvimos que irnos “a rumbo” sin tener un centavo arriba, creo que uno de nosotros solo tenía un 1 CUC. Estábamos en la Carretera Central con tremendo frío, los maletines tirados esperando que pasara cualquier cosa y pasó un camionero, recogimos y le dijimos que le íbamos a dar 10 CUC. Nos llevó desde Holguín hasta la circunvalación de Camagüey, allí estuvimos tirados en la carretera pasando frío toda la madrugada hasta que pasó otro camión que nos tiró el salve hasta Matanzas, donde cogimos otra guagua que nos llevó hasta La Habana. Son historias que, ahora que vivimos fuera, recordamos y nos reímos.

Nosotros jugábamos fútbol por amor, a veces en condiciones muy malas, pero no pensé jamás en quedarme.

¿Cómo eran los directivos de fútbol en tu época?

Los directivos en mi época sí intentaban hacer por el futbol, no es como los actuales que nada más piensan en resolver sus problemas y vivir de la Federación. En mi época, también había entrenadores que querían y les gustaba tener resultados. Hoy es muy triste lo que veo.

Nuestro fútbol está limitado, empezando por nuestro Campeonato Nacional que no tiene el nivel suficiente para que los futbolistas alcancen su potencial al máximo. Si no tenemos un terreno digno cómo vamos a hacer fútbol. Aun así, tenemos buenos jugadores integrados afuera del país y por un motivo o por otro se está viendo que el cubano tiene calidad para jugar donde se lo proponga.

Estuviste durante una década en la Selección Nacional. ¿Qué fue para ti lo mejor y lo peor cuando estuviste en ella?

Lo mejor, ese gol a Estados Unidos en un momento en que estaba muy bien en mi carrera deportiva. No todo fue color de rosas porque tuve épocas duras y años en los que me dejaban fuera de las Copas Oro y después llegaban y me volvían a integrar en el equipo y jugaba otros torneos como las Copas del Caribe o las Eliminatorias Mundialistas.

La Copa Oro fue un torneo que te fue esquivo en algunas ocasiones. ¿Qué sucedió para que más de una vez te perdieras dichas citas?

No sé qué pasaba, quizás pensaban que me iba a quedar: cada vez que llegaba una, sucedía algo distinto. En el 2001, por una lesión no pude ir, incluso ya mi nombre estaba registrado. En 2002, no sé qué pasó que a última hora me quedé. Solo pude asistir a la 2005, en la que jugué los 3 partidos viniendo desde la banca. En la de 2007, más de lo mismo: incluso, jugué hasta clasificación para esa Copa de Oro. En ese 2007 estuve en todos los partidos de preparación y hasta en el partido con la selección de Venezuela antes de esa Copa Oro.

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A pesar de lograr clasificarse a la Copa Oro del año 2009, la dirección del fútbol en Cuba decide no enviar al equipo al evento. ¿Cómo tomaste esa decisión?

Me tomé las cosas muy normal porque la decisión de no llevarnos a la Copa Oro vino de arriba. Lo hicieron para frenar el éxodo de jugadores porque siempre se quedaban muchos atletas en Estados Unidos. Fue algo absurdo porque al siguiente año o en la primera oportunidad, se iban a quedar, también creo que perdieron el sentido común porque el problema principal de Cuba era la economía y eso no iba a cambiar, cada cual tiene su pensamiento y sus ideas de progresar, pero les jodieron el viaje a muchos jugadores.

¿Cuál fue tu mayor decepción en la vida o en el fútbol?

En la vida, ninguna ni en el futbol tampoco porque no me arrepiento de nada de lo que hice o de lo que logré siendo atleta. Sí me ocurrió algo que me dolió mucho: fue un partido de un cruce del Campeonato Nacional con La Habana y me dejaron fuera de la convocatoria. En ese año dirigía Darién Díaz, a quien en lo personal le tengo tremendo aprecio, pero tomó su decisión y me quedé fuera. Para mí fue un cierre: desde ese día no jugué más campeonatos nacionales.

¿Por qué tomaste la decisión de no jugar más fútbol en Cuba?

Sentí que ya había perdido la motivación y varios factores en esa época me empujaron a tomar esa decisión. Otro factor que golpeó mucho es la situación económica de Cuba, pues tenía que inventar para poder alimentar a mi familia. Creo que algunos entrenadores no creían en mí, pero el tiempo demostró después que todavía tenía fútbol que mostrar y se me dio la oportunidad de jugar en Antigua y Barbuda, en donde tuve una buena temporada.

Jensse Muñoz jugó su último Campeonato Nacional en el año 2012, después de eso solo jugaba en torneos locales en la provincia, aunque todavía era llamado para jugar en el principal torneo de Cuba, sin embargo, llegaría una oportunidad que serviría como colofón a su carrera al jugar la temporada 2016-2017 en el Pharam FC de la Liga de Antigua y Barbuda. ¿Cómo se concretó la oportunidad?

Esa fue una gestión fuera de la esfera de la institución del fútbol cubano. Un amigo me recomendó y como ya tenía un aval futbolístico, pude concretar ese sueño. Siempre quise jugar en una liga fuera de mi país y fue una experiencia enriquecedora. A pesar de que era una isla pequeña, había jugadores de un buen nivel, de diferentes nacionalidades y fue un medidor para nosotros los cubanos que estábamos allí. Llegamos a un equipo que hacía como 6 años no era Campeón y ese año lo fue. Había mucha organización en la Liga y las condiciones eran mejores que en Cuba, después de ese año, me retiré del fútbol.

¿Cómo asimilaste el hecho de dejar las canchas para siempre?

Cuando toca colgar los tacos muchos no están preparados. En un inicio fue difícil porque amas el deporte, pero me adapto fácil a los cambios. Además, era un cambio necesario para mi vida. Después de retirarme, estuve trabajando en una fábrica particular de zapatos del Fondo Cubano de Bienes Culturales. Allí, hacía las plantillas de cada calzado. Son cosas que ni pasaron por mi mente cuando jugaba, aunque en el fondo, sabía que no iba a poder vivir del fútbol.

¿Cuándo y por qué decidiste emigrar a Italia?

Emigré para Italia en el año 2021. Tomé esta decisión cuando conocí a la mujer que actualmente es mi esposa y nos casamos. La vida me dio la oportunidad de volver a ser padre y es lo más lindo y lo más grande que me ha sucedido en la vida. Ser padre te cambia la vida, ves la vida de otra manera, tienes ya más responsabilidades, ves por los ojos de tus hijos. Es algo indescriptible. Estoy agradecido con la vida por el privilegio de haberme dado dos hermosos niños, un varón y una hembra.

¿Cómo fue la adaptación al nuevo país?

No fue ningún problema, soy una persona que se adapta fácilmente. En la actualidad, me dedico a lo impensable, lo que nunca imaginé: ayudante de chef en un restaurant. Me va bastante bien y he aprendido muchísimas cosas que por mi cabeza ni pasaron. Cuando eres futbolista, estás en una burbuja y no vez más allá, pero la vida cambia y tienes que ser fuerte. Te puedo decir que soy muy feliz con la vida que llevo, aunque siempre la distancia golpea.

¿Qué diferencias encuentras entre la Italia y Cuba?

La diferencia es abismal, tanto cultural como económica. Cuba está a mil años luz de ser un país normal. Me gustaría que las personas pudieran disfrutar dignamente del esfuerzo de su trabajo.

¿Siques extrañando Cuba?

Claro que extraño Cuba, soy muy familiar. Tengo familia allá: un hijo al que extraño muchísimo, mi madre, mi padre, mi hermana, varios familiares en general.

¿Qué consejo le darías a las nuevas generaciones?

Les aconsejo que aprovechen, que el fútbol no es eterno. Son otros tiempos, muchos tienen contratos y tienen oportunidades que muchos no tuvimos.  En mi caso, tuvimos una gira por Alemania y muchos clubes nos querían, pero aquí no te decían nada: me enteré tiempo después, cuando estaba en Cuba. Deben seguir esforzándose y mejorando cada día.

¿Cómo te gustaría que te recordarán las personas que te conocieron y los que no tuvieron el placer de verte?

Más allá del deportista hay un simple hombre, alegre, a quien le encantan las bromas; alguien sencillo y siempre listo para darle una mano a quien lo necesite. Ser humilde abre mil puertas, así es como quiero que me recuerden.

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Imagen cortesía de Foto: cortesía del entrevistado

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