El camagüeyano José Ramón Rodríguez es uno de los mejores lanzadores de la actualidad, formando parte de una nueva camada que está dando buenos frutos en esa provincia y que, poco a poco, se ha ido ganando el respeto y la admiración de los aficionados de toda la isla.

Con el palmarés de haber integrado la selección nacional que participó en la liga Can-Am y la efectividad que mostró en la primera etapa de nuestro campeonato doméstico, donde sus contrarios solo le conectaron para .256 de AVE y apenas aceptó 2.45 carreras limpias por juego, fue seleccionado por el mentor Víctor Mesa para engrosar las filas de los Industriales en la segunda fase de la serie.

Pero la historia no tuvo un final feliz. Las cifras de Jose Ramón con la camiseta azul se dispararon a números rojos (5.49 PCL, 337 AVE), enfermó en vísperas del año nuevo y fue dado de baja del equipo cuando se frotaba las manos para intervenir en la serie de play off contra los leñadores de las Tunas.

Contactamos con él vía telefónica para aclarar las dudas de los aficionados respecto a su salud y sobre su sorpresiva sustitución del elenco azul.

José, fuiste uno de los peloteros de Industriales aquejado por una epidemia de paperas, sin embargo, eres el único que fue baja del equipo, ¿estás tan grave de salud o se cometió alguna injusticia contigo?

Bueno, a partir del día 30 de diciembre, cuando estaba descansando aquí en mi provincia, comencé a sentir los síntomas. Acebey dormía conmigo y ya la tenía desde hace unos días, fui rápido a ver al médico y me dijo que posiblemente yo había cogido también esa enfermedad. Tenía la cara inflamada y dolor en los testículos, me dieron siete días de reposo. Rápido llamé a mi entrenador, Rogelio García, y se lo dije.

Cuando pasaron por aquí por Camagüey rumbo a las Tunas, para el comienzo de los play off, me vieron y me dijeron que al regreso me recogían para incorporarme al equipo. Yo me sentía ya perfectamente. Pero después me mandan un mensaje y me dicen que no pueden esperar por mí, eso me sorprendió, quizás fue a mí al que más grave le dio, el que necesitó más tiempo, no sé, porque veo que ya están incorporados todos.

Los aficionados quieren saber cómo es estar bajo las órdenes de Víctor Mesa, ¿crees que su forma de ser tuvo que ver con la baja de tu rendimiento en la segunda etapa?

Trabajar con Víctor es muy difícil, hay que adaptarse a su forma, pero de verdad que es muy difícil trabajar con él. Es súper exigente, aunque tiene muchas cosas positivas.

Te voy a ser sincero, nunca me acomodé a su forma, nunca pude. Jamás ningún entrenador me había tratado de esa manera, ni me había hablado así con la forma que él tiene. Él le habla fuerte a los peloteros. Quizás eso influyó en el descenso de mi rendimiento, pero la verdad que nunca me adapté.

Víctor Mesa ha marcado, para bien y para mal, el desempeño de los Azules en la segunda etapa de la Serie y la postemporada. FOTO: István Ojeda.

¿Cómo catalogas tu experiencia con el equipo Industriales?

En general fue positiva, los muchachos de Industriales me ayudaron mucho, cada vez que el profesor Víctor me decía algo que no me gustaba, ellos me levantaban el ánimo, me decían que eso era por mi bien, me dieron muchos consejos. Yo venía con otra idea porque fuera de la capital muchas veces no se tiene la mejor opinión de ellos, pero son buenos muchachos y me ayudaron mucho. Al final, tuve dos salidas de calidad y mejoré mi rendimiento.

El desarrollo de los lanzadores en la provincia de Camagüey es notable, probablemente en este momento tengan la mejor cantera de muchachos jóvenes en esa área. Si tuvieras que darle el crédito a una sola persona, a la que más tiene que ver con este desarrollo, ¿a quién se lo darías?

A Teófilo Pérez, desde que comencé en el béisbol estuvo encima de mí con los entrenamientos hasta que logró hacerme un lanzador. Gracias a él conseguí incrementar mi velocidad, mejorar el control. Él es un entrenador muy exigente también, con entrenamiento duro y disciplina logró el objetivo.

Desde el primer sub 23 él está con nosotros, tiene que ver con todo ese movimiento de muchachos jóvenes que ha surgido aquí en la provincia. Siempre lo dijo, estaba confiado que algún día el cuerpo de lanzadores de nosotros iba a ser el mejor del país.

¿Qué cosas deben cambiar en el béisbol cubano para que los peloteros se sientan más a gusto, se motiven más y puedan explotar al máximo sus habilidades en este deporte?

Hay que ponerle más interés a los peloteros, son muchos los trabajos que se pasan, sobre todo antes de llegar a la Serie Nacional. Estamos fuera de nuestras casas y pasamos mucho trabajo, nadie sabe los problemas familiares que tenemos, es muy difícil.

Tengo un compañero de equipo de aquí de Camagüey que llegó un día con 30 pesos cubanos en los bolsillos y ese era el único dinero que había en su casa, tuvo que dejar de jugar béisbol, no podía, por los problemas económicos. Es cierto que hemos mejorado en ese aspecto, ahora cobramos casi 1000 pesos por mes, pero eso tampoco alcanza, y antes era peor.

Por el televisor todo se ve muy bonito, pero la gente no sabe todo el sacrificio y los problemas que han tenido que pasar los peloteros para llegar ahí donde están.

¿Cuáles son, ahora mismo, los sueños inmediatos de José Ramón Rodríguez?

Mi sueño más grande es integrar el equipo Cuba, ir a una olimpiada y a un Clásico Mundial. Esas son mis metas y voy a trabajar duro para lograrlas.

Imagen cortesía de István Ojeda Bello
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