“Es duro que te digan que tienes que ser sometido a una intervención así. Nadie está preparado para eso”, cuenta Frank Herrera sobre la lesión que lo obligó a pasar por el quirófano y empezar un camino de recuperación que lo mantuvo alejado, por tanto tiempo, del béisbol cubano.

Había agotado todas las posibilidades de tratamiento, de fisioterapias. El ligamento de su brazo derecho no aguantó más y hubo que acudir a la cirugía Tommy John, la única solución que le quedaba si quería continuar con su carrera deportiva.

“Siempre hay miedo”, dice ahora, pero con confianza de que todo lo que vendrá será mejor, que no habrán recaídas, aunque las posibilidades están latentes.

El tiempo lejos del terreno, mientras tenía la férula y se recuperaba de la Tommy John, le permitió estudiar y hasta adquirió destrezas con la mano izquierda para poder escribir, en lo que su brazo volvía a ser el de antes.

Así fue como Frank Herrera regresó de su calvario para volver a pisar la lomita y lanzar con los Industriales, en la pelota cubana.

Indiferencia hacia el béisbol

A inicios de los años 2000, en Nuevo Vedado, en La Habana, Frank Ernesto Herrera Camejo sentía indiferencia hacia la práctica del béisbol, a pesar de que uno de los paisajes que veía todos los días era un terreno de pelota.

Difícilmente observaba algún que otro juego, más bien disfrutaba de la calle con otros infantes del barrio. Jugar a las bolas, a los escondidos, atraía más que empuñar un bate o agarrar una pelota.

Para el 2004, los Industriales de Rey Vicente Anglada se habían convertido en aquel equipo arrollador de los años 60´ y ganaron dos campeonatos de forma consecutiva. El de ese año sería el segundo.

“Tengo el recuerdo de Antonio Scull, que después llegó a ser mi pelotero favorito, En la final con Villa Clara dió un jonrón con bases llenas y a mí me llamó la atención aquella euforia, es que Scull era un pelotero bastante pimentoso. Me llamó la atención cómo lo recibieron, estaba todo el equipo alrededor de él, saludándose, y esa euforia me llamó la atención. Le pregunté a mi papá por qué era todo aquello y él me explicó”, recordó Frank Herrera.

A partir de ahí empezó a ir al estadio Latinoamericano con su papá a ver los juegos de pelota y, contagiado con la mística de los Industriales, comenzó a tomarle gusto a cada batazo, out o ponche.

Entonces, pasó de ser de los que defendían la novela en casa, a quienes poblaban el graderío del Coloso del Cerro. “Mi papá me llevó al Ciénaga, un terreno cerca de la casa, para apuntarme en aquel momento con los profesores Eduardo y Sergio y empecé ahí en la categoría 11-12”.

“Poco a poco empecé a jugar, siempre fui bastante alto y tenía fuerza al bate era bueno a la ofensiva y malo la defensa, todavía lo soy, soy un criminal en la defensa”.

¿Cómo influyó esa etapa de tu vida en lo que eres hoy en día como persona?

He llevado a la pelota como soy, bastante tranquilo. Trato de salir lo menos posible. Quizás lo que muestro en el montículo es eso. Intento ser bastante calmado, de no desconcentrarme fácilmente, que las emociones no me invadan porque eso es el enemigo del lanzador. Uno tiene que estar lo más concentrado posible para poder afrontar al contrario.

Es una lucha de poder a poder y el que más concentrado está es el que mejor se lo lleva. Por eso trato de estudiar bastante al rival. Es lo que me han inculcado mis padres. Ellos siempre hablaron de la necesidad de estudiar. Porque el deporte dura bien poquito, pero la preparación personal se queda con uno.

Cuando me operé tuve la posibilidad de seguir, pero hay otros que ni siquiera han tenido esa oportunidad e incluso lo han tenido y después no han podido continuar estudiando. Siempre me inculcaron la importancia de estudiar porque, hoy juego béisbol y mañana no sé qué pueda pasar.

¿Qué significa el deporte en la vida de Frank Herrera?

Lo ha sido todo. Desde que me apunté en el béisbol supe que era lo que quería hacer en mi vida. Cuando terminé noveno grado recuerdo que obtuve la carrera de Informática, pero en ese tiempo había que quedarse hasta tarde en los tiempos máquina, hasta las siete y tanto de la noche, a esa hora prácticamente no podía entrenar.

Hablé con mi mamá y le expliqué que quería ser pelotero, entrenar y tuve la necesidad de cambiarme de escuela. Matriculé en la Escuela Provincial de Educación Física “Manuel Fajardo” en Mulgoba, que sí tenía la posibilidad de entrenar después de clases y terminé la carrera.

Luego pasaron cosas, me desmotivé, no quise jugar más y apareció Lázaro de la Torre en mi vida…

Beisbolista cubano Frank Herrera cirugía Tommy John
Beisbolista cubano Frank Herrera, rcuperado de una cirugía Tommy John. Foto: Boris Luis Cabrera

De bateador a lanzador

Jugaba primera base. O sea, lo que hacía en la categoría infantil era jugar en la inicial. Llegó un momento cuando terminé el servicio militar que no quise jugar más pelota por otros motivos y da la casualidad que un domingo voy al estadio 50 Aniversario, que estaba bajo los cuidados del profesor Lázaro de la Torre, entonces él me ve que hago un buen fideo con una conexión hacia la raya de tercera base y tiro hacia primera y a él le llamó la atención la potencia que tenía en el brazo.

Una vez que terminó el inning él habló conmigo para que me incorporase a la primera categoría para buscar un puesto en el equipo del municipio. Conocía sobre la disciplina que él tiene, cómo funcionaba el equipo, porque tenía varios compañeros que jugaron conmigo en las categorías menores y ellos me habían explicado cómo funcionaba, cómo era la dinámica del equipo.

Lo que me sorprendió fue que él me dijo que tenía que ser como lanzador. Yo realmente no había lanzado mucho en 15-16, creo que lo había hecho una sola vez, no tenía esa experiencia.

Él parece que vio la potencia en el brazo y me propuso ser lanzador. A mí me chocó, porque considero que un lanzador no se hace en tres ni dos días, mucho más con él, que había tenido esa experiencia. A De La Torre le pasó quizás algo parecido a mí.  Un cazatalentos le dijo que por su potente brazo quería que fuera lanzador y mira el resultado que tuvo: el mejor pícher de La Habana por los números que dejó.

Hablé con mis padres. Me dijeron que sí, que por qué no. Fue un reto mayúsculo porque que ahora vengan y te digan que vas a ser lanzador sin haber tenido esa experiencia siempre es chocante, pero tenía algunas cualidades físicas y lo más importante, la potencia en el brazo y quizás un poco de la picardía que hace falta para poder afrontar un reto como este.

¿Cuánto influyó entonces Lázaro de la Torre en Frank Herrera?

Él es un hombre que te inculca lo más importante que debe tener alguien, la disciplina, la constancia. Había que ir a entrenar cuando llovía. Cuando él decía una hora, había que estar a esa hora ahí. El que llegara tarde no entraba.

Cuando tú eres capaz de cumplir con esa obligación ya no se es deber, se convierte en una necesidad de poder cumplir con él. Lo primero que hice cuando lo conocí fue buscar videos, porque yo conocía quién fue o quién era, pero no lo había visto lanzar.

Lázaro de la Torre nos hablaba, nos hacía anécdotas, como es lógico, pero yo tenía que verlo y siempre me llamó la atención su disposición, su coraje, su entrega. Corría cientos de kilómetros para ir y lanzar al otro día y su brazo nunca se lesionó.

Entonces yo decía ¿cómo es posible? Es una discusión que tengo con él a veces porque él quiere tratar de inculcar a sus atletas que sean como él, pero le pregunto  a veces ¿cuántos Lázaro de la Torre hay? ¿cuántos ha habido? Uno solo.

Es excepcional. Siempre se lo he dicho. Pero ese tesón que tiene trata siempre de inculcarlo. Está entre las personas que más me han ayudado, sobre todo en esta última etapa de la recuperación de mi brazo.

Él me acogió en el terreno después que tuve la cirugía, me acogió ahí como un alumno más, siempre estaba preocupado cuando él creía que yo me excedía en lo que estaba haciendo, me regañaba, a pesar de que estaba autorizado por el doctor, él me decía no, no, no, no, es por aquí. O sea, siempre ha sido una pieza fundamental en mi carrera.

¿Cómo es debutar en la Serie Nacional en un equipo como Industriales?

Es bien difícil. Antes de jugar la Serie Nacional iba al Latino solo, mis padres estuvieron de misión muchos años e iba al estadio para ver a jugadores que hoy son mis compañeros en el equipo, siempre soñé con estar ahí.

Tuve la suerte de lanzar un campeonato supergrande, tuve ritmo, la continuidad suficiente para empatar casi un torneo con otro, eso fue muy importante porque como no era lanzador y llegar de ahora para ahorita y que te digan ahora eres lanzador de Industriales, sin experiencia, siempre es un reto enorme

La experiencia es muy importante aunque hayas lanzado cinco o diez inning a un nivel inferior siempre es importante. Porque hay momentos de juego que tú necesitas esa picardía. Necesitas un grupo de cosas que el juego diario te lo da, si no la tienes no puedes, no eres capaz de cumplirlo.

Tienes que haber pasado por ahí, tienes que haberlo vivido. Yo violé ese paso, pero tuve la suerte de lanzar un campeonato sub-23, recuerdo que se acabó y quince días después empezó la Serie Nacional.

Había sido abridor y después cuando empecé no puedo decir que tuve presión porque fue un juego bastante poco exigente fue en plenos Juegos Olímpicos Río 2016, el estadio estaba vacío, estaba todo el país concentrado en los JJOO. Fue contra el equipo Mayabeque y ahí pude lanzar bien, tiré creo que tres entradas sin problema ninguno y a partir de ahí pude desenvolverme mejor y enrumbar el camino.

Lázaro de la Torre: “a mí no me compran con dinero”

¿Cómo asume Frank Herrera la presión cuando tiene que encaramarse en la lomita?

En mi primera Serie Nacional tuve la oportunidad de abrir partidos y dormía mal cuando abría. No me pasa ahora, pero dormía mal cuando abría y algo mejor cuando relevaba. Quizás por la inexperiencia. Pero siempre trato de estudiar al contrario. O sea, quién es al que me voy a enfrentar, sus fortalezas y debilidades, a partir de ahí trazo mis estrategias.

Por supuesto, siempre voy a tener presión, mucho más si se trata de un juego de postemporada. Tuve la oportunidad de lanzar contra el equipo Camagüey en la semifinal de la Serie 59 y ese día el Latino estaba repleto. Recuerdo que estábamos en el hotel y las imágenes llegaban constantemente de cómo estaba aquello.

Cuando me bajé fui directo a la grama para ver cómo estaba el público, porque no quería que me sorprendiera en el momento de salir. Necesitaba adaptarme a como estaba el ambiente y ya después que descubriera eso creo que iba a estar mejor.

Cuando lancé como relevo que di mi primer strike la presión bajó un poco y pude caminar el juego, era lo que al equipo le hacía falta. Perdimos, pero el juego se pegó y hubo posibilidades hasta el final.

¿Cómo es la vida del pelotero en la Serie Nacional?

Es una vida como cualquier cubano más. Un pelotero que no tiene privilegio y tiene la misma necesidad de todos. Tiene que hacer cola para el pollo, recoger los “mandados” de la bodega. Es difícil a veces, porque el salario no es suficiente y hay que buscar la manera de que los peloteros puedan contar con un mejor respaldo económico.

Lo cierto es que estamos viajando constantemente a las provincias, pero la vida ha demostrado que no es suficiente, incluso porque hoy muchos de nosotros somos Licenciados en Cultura Física o en otras carreras y ese dinero no lo vemos. O sea no está contemplado.

Son un grupo de cosas que tenemos mejorar. Hoy todos cobramos lo mismo. Hay que buscar la manera que no sea así, debe existir una diferencia entre el que juega todos los días y el que no.

No pueden cobrar lo mismo. Porque esas diferencias existen en la vida y no podemos ser todos iguales, o sea hay que tratar de que si tú que tienes mejor rendimiento que yo,  debes de tener mejor compensación económica, pero eso hay que tratar de hacerlo urgentemente.

¿Si tuvieras la posibilidad de cambiar de profesión a una con más solvencia económica lo harías? ¿Dejarías el beisbol?

No sé. He pasado por tanto, sobre todo el tema de la lesión, pero hoy en lo que estoy concentrado es en jugar béisbol, quizás mañana no sé qué haría, mas hoy lo que quiero es la pelota y que mi carrera despegue finalmente, lejos de las lesiones, de la inestabilidad, es lo que estoy tratando de hacer.

¿Cuánto te cambió la vida la paternidad?

Fue un giro de 180 grados. Ha sido lo más importante que tengo. Fue un niño que en principio no buscamos, pero llegó a nosotros. Desde que lo vi me enamoré, recuerdo que él nació en noviembre, en plena Serie Nacional. El equipo estaba en camino a Las Tunas y demoré casi dos semanas para poder conocerlo.

En ese tiempo fue la lesión precisamente y estaba más preocupado por ver al niño que en la propia dolencia. Fue un momento esperanzador. Cuando lo vi supe que era lo más importante que tenía.

Hoy estoy tratando de ser mejor padre para él, de lograr que las personas me reconozcan y cuando sea grande sienta orgullo de ser el hijo de Frank Herrera, el que fue de Industriales, cualquier cosa que lo haga sentirse orgulloso, sobretodo, por darle amor.

Es una responsabilidad mayúscula tener un hijo en estos tiempos tan difíciles es complicado, muchos problemas que tenemos, económicos, de toda índole, pero lo más importante que tiene es la familia que lo quiere, que nosotros los padres lo adoramos y todo lo que estamos haciendo es para que él tenga un futuro mejor.

¿Cómo transcurrió el proceso de la lesión y la cirugía Tommy John?

Es un momento bien difícil, tuve a lo largo de estos años varias recaídas. El primer momento que aparece la lesión fue en el 2015, un año previo al debut en Serie Nacional. Fue una ligera distensión del ligamento colateral medial, que su principal función es darle estabilidad a la articulación.

Recuerdo que ese año pude resolver el problema, pero después producto de la poca experiencia que tenía, la carga de trabajo que tuve en la nacional y después de la serie provincial.

Era como entrar de cero a cien porque no tenía esa experiencia, no tenía el ritmo, no tenía la continuidad y después de un año que fue muy bueno para mí parece que eso me pasó factura y aparece una segunda lesión y me pierdo la Serie que dirigió Víctor Mesa.

Al año siguiente, con Rey Vicente Anglada, regresé y no tuve mucho protagonismo, quizás había cierta duda sobre mi brazo, yo estaba perfectamente, pero no tuve muchas oportunidades y después en la Serie siguiente pude hacerlo bien sin problema ninguno, sin limitaciones, hasta que aparece otra vez la lesión.

Habíamos agotado toda posibilidad de tratamiento, de fisioterapias, me habían tratado con células madre, hasta que el ligamento no aguantó más y hubo que operar con la llamada cirugía Tommy John. Fue bien difícil, a pesar de que en Cuba la operación es gratis, algo que en otro país ronda los 60 mil dólares aquí no le cuesta al paciente.

Es duro que te digan que tienes que ser sometido a una intervención así. Nadie está preparado para eso. Pero la única solución era esa para poder volver al béisbol y la tomé. Hasta ahora nadie ha tenido que reintervenirse en Cuba. Todos los que se han operado en el país han vuelto a la alta competencia.

Espero no ser el primero. Siempre hay posibilidad de recaer, eso siempre ha existido, pero lo que me dice mi brazo hoy mismo, las sensaciones que tengo, es que no va a pasar y auguro por lo menos un buen año para nosotros y para mí en el equipo.

¿Sintió miedo Frank Herrera de no volver a lanzar?

Siempre hay miedo. Leí mucha bibliografía al respecto en revistas científicas y hay un por ciento bien pequeño de atletas que no vuelven a jugar. Tenía miedo de estar en ese porciento de los que no regresan.

Pero bueno, siempre trataba de hablar con el doctor y siempre me transmitió confianza. Todavía estoy en contacto con él, de vez en cuando le puedo escribir y él siempre me ratifica que no va a haber ningún problema que todo ha sido exitoso, pero el miedo siempre existe.

Trato de no pensar en eso, eso quedó atrás. Cuando hice mi primer lanzamiento recuerdo, que fue el primero de febrero, me olvidé el del tema de la lesión ya eso quedó atrás, ahora lo que viene debe ser mejor.

¿Qué papel jugó la familia en todo esto?

Fue fundamental. Ingresé con mi mamá y el niño tenía unos meses, mi esposa estaba cuidándolo sola, con la ayuda de mis padres también por supuesto. Tuvieron que ponerme un yeso por 24 días. Después de eso me pusieron una férula profesional, que gracias a unos amigos pude adquirirla, y tenía limitaciones de movimientos hasta para poder comer.

Tuve que adquirir destreza con la mano izquierda para poder escribir. Aproveché ese tiempo para matricular en la escuela de idiomas del Vedado, Abraham Lincoln. Ellos fueron condescendientes conmigo a la hora de hacer las pruebas, a la hora de describir.

La familia siempre estuvo ahí para para mí. Cuando les comuniqué que tenía que operarme me dijeron adelante. Nosotros vemos por tus ojos y queremos que cumplas tu sueño que es nuevamente volver y establecerte en el béisbol.

¿Cuán importante es sumar el estudio a la práctica de un lanzador?

Según lo veo, y así quiero que lo entienda mi hijo en un futuro si decide ser deportista, hay que estudiar, para cualquier profesión o actividad hay que prepararse desde la práctica, pero también la teoría.

Hay que tener conocimiento para poder afrontar la vida. Gracias al apoyo de la familia pude estudiar también Cultura Física, que hoy me sirve para tratar de explicar y de entender el béisbol a la hora, incluso, de hacer algún ajuste en la mecánica.

También para inculcarle el béisbol a otros compañeros. Sin eso creo que es imposible crecer como profesional y después como persona.

El deporte es la historia de la derrota. ¿Cómo asume Frank Herrera sus fracasos?

Siempre digo, sobre todo a los más jóvenes, lo que a veces no nos deja caminar somos nosotros mismos. Al principio cuando empecé me afligía mucho cada vez que lo hacía mal. Cada vez que tenía una derrota o algo no me salía bien yo me afligía mucho.

Eso no me dejaba estar listo para la próxima salida. Y uno tiene que dejar eso atrás, si te salió mal hoy en el juego, mañana hay otro, y si mañana sale mal, pasado hay otro. El principal enemigo eres tú mismo, eres tú, es tu mente. Uno tiene que ser capaz de levantarse, dejar eso atrás y seguir adelante.

¿Cómo vio Frank Herrera el hecho de incluir en la nómina del equipo Cuba al Clásico Mundial a peloteros profesionales, algunos de ellos activos en Grandes Ligas?

Lo veo muy positivo. Era un paso que tenía que haberse dado desde hace rato. Pienso que para el próximo se sumen más o debe ser así. Siempre he dicho que la política va en las dos partes, pero nosotros tenemos que ser capaces de dejar atrás las asperezas que han existido y que existen.

Tratar un poco más abiertos la posibilidad de que otros atletas, que quizás hoy no tengan una posición política similar, se sumen a la convocatoria, porque lo más importante es jugar béisbol.

Ellos no van a hablar ni de política, ni van a hablar de nada que no sea referente al juego y lo demostraron. Si ellos tienen las ganas, el deseo de representar al país pueden hacerlo sin ningún tipo de problema.

¿Es injusto incluir a estos jugadores, en detrimento de quienes juegan la Serie Nacional bajo el Sol?

Si tú eres mejor que yo tienes que ir. Así de sencillo, no tiene ni pies ni cabeza. Si tú eres mejor pícher que yo pude debes ir primero que yo a todos lados. Por supuesto que hay restricciones, a mí me parece muy bien que los atletas cubanos que hoy están en el MLB participen del Clásico, pero para otros compromisos internacionales de un menor nivel quizás sí se puede representar con atletas de la Serie Nacional. Pero si tú tienes a esos caballos de las Grandes Ligas, siempre deben ser la prioridad.

¿Por qué seguir jugando béisbol en Cuba?

Porque es lo que yo quiero. Es lo que siempre he querido, es lo que sé hacer. Cuando me retire voy a enseñar a los alumnos que pueda tener como entrenador. No sé a qué nivel, pero es lo que he querido hacer en todo este tiempo.

Hoy no te puedo decir como quién quiero ser, pero si te puedo decir como quién no quiero ser. Hay un grupo de cuestiones que tengo bien presente y he tratado de asumir lo mejor de los entrenadores para poder ser en un futuro un mejor entrenador.

El béisbol es la motivación para mí, como lo es mi familia, como son mis amigos y eso es lo que quiero hoy jugar béisbol y quizás mañana enseñar.

Mantente actualizado con Telegram y disfruta nuestras historias en YouTube

¿Quieres estar siempre al tanto de la actualidad del deporte cubano? Únete a nuestro canal de Telegram: ¡lleva a Play Off en tu bolsillo! Haz click para seguirnos: Canal de Telegram Play-Off Magazine.

Historias de deporte cubano contadas con una mirada profunda a la vida personal de los protagonistas y la sociedad. Para disfrutar nuestras exclusivas suscríbete en: Canal de YouTube Play Off-Magazine.

Imagen cortesía de Boris Luis Cabrera