“A esa edad no tienes conciencia de lo que significan esas oportunidades, pero la vida se encarga de enseñarte”, confiesa Luis Alberto Villegas, que recuerda cuando un entrenador del Boca Juniors quiso ficharlo para el famoso club argentino.

Entonces, tenía unos “15 añitos” y era un joven talento del fútbol cubano que integraba la selección nacional de la categoría sub-17 y tenía todo un futuro por delante.

Aquel día, durante un partido contra un equipo de las inferiores de Boca Juniors, jugó uno de sus más grandes partidos, uno que pudo cambiar, para siempre, su vida.

No fue la última vez que alguien intentó convencerlo para que siguiera su camino profesional fuera de Cuba, pero Luis Alberto Villegas no tenía pensado dar un paso semejante.

Todavía, no existía la posibilidad a la que se acogen muchos futbolistas cubanos, quienes compiten ya en la actualidad en ligas extranjeras, sin necesidad de abandonar su país para ser profesionales.

Pasados los 30 años de vida, después de un paso por las selecciones nacionales en distintas categorías y con toda una historia en los duros campeonatos cubanos, Luis Alberto Villegas cuenta su historia.

¿Cómo el deporte fue parte de tu infancia?

Desde pequeño, yo jugaba fútbol en el barrio con mis primos. Ellos eran más grandes que yo y me enseñaron: desde entonces, me encantó. Pero mi primer deporte fue el ajedrez, no porque me gustara, sino porque mi mamá no me dejaba apuntarme en el fútbol. No obstante, nunca iba al ajedrez y siempre me escapaba para el fútbol.

Fue una pelea dura con mi mamá, porque ella se oponía, pero el entrenador Israel Iglesias, de tanto insistir, logró convencerla y, entonces, empecé a participar en competencias municipales y siempre me destacaba. Por ejemplo, mi primer torneo provincial terminé de líder goleador pese a que era uno de los más jóvenes de la categoría y el más pequeño de la cancha. Por mi actuación en ese torne, me llevaron para la Escuela de Iniciación Deportiva.

¿Qué representó el apoyo de tu familia en esta etapa y en tu vida para salir adelante en la práctica deportiva?

Ellos siempre me apoyaron, hicieron lo posible porque triunfara y saliera adelante. Gracias a ellos, pude hacer mi carrera deportiva, pues uno depende mucho del apoyo de sus familiares. En el caso de los cubanos, la familia es, aun, más vital, por el apoyo para enfrentar las difíciles condiciones. El sacrificio, la distancia y la ausencia son ellos quienes más los sufren, pero, a su vez, luchan para cumplas tu sueño.

¿De qué forma se produce la llegada a los campeonatos nacionales?

Fue algo que me tomó por sorpresa pues no pensaba debutar tan rápido y menos en el “Expreso del Centro, como se le llama a Villa Clara, un equipo lleno de jugadores de la selección nacional como Yennier Márquez, Silvio Pedro y Jorge Luis Clavelo, entre otros.

Creo que mi sacrificio, humildad  y la ambición de jugar me hicieron ganarme un puesto, debuté contra Camagüey y ganamos 5 a 0: aquel día anoté mis dos primeros goles en campeonatos nacionales. Tenía 16 o 17 años, no recuerdo bien, acababa de salir del sub-17 y esa experiencia marcó mi vida.

¿Cómo es un campeonato nacional por dentro? ¿Cómo las difíciles condiciones condicionan a los futbolistas?

El campeonato nacional es complicado. Antes, se  viajaba en guaguas que no eran las apropiadas y llegabas a otras provincias y la comida estaba mala. Incluso, muchas veces dormí en el piso sin un ventilador y con muchos mosquitos. A veces, no había agua para bañarte. Recuerdo que, en una semifinal en Granma, tuvimos que dormir tres en una misma cama. En la actualidad, se ha mejorado el descanso y debería mejorarse más la alimentación del deportista, la cual tiene que ser buena y más en nuestro deporte, que es muy desgastante.

¿Cuánto cobrabas como futbolista?

La licencia deportiva que tenía aquí como jugador del equipo de Villa Clara era de 250 pesos.

¿Cómo hacías para sobrevivir con este salario?

Del “invento”. Muchos futbolistas tienen que tener otra entrada para poder sustentarse. La familia, nuevamente, juega un papel importante y su apoyo cada vez es más decisivo.

¿Cuál fue tu mejor momento deportivo?

Fue mi último año de la categoría juvenil, porque tuve un excelente campeonato y fui el mejor jugador y líder goleador. Eso me sirvió para hacer el equipo sub-20 que participaría en las eliminatorias en República Dominicana y, también, para la selección que participó en el preolímpico en Estados Unidos.

Los futbolistas cubanos tenemos gran potencial desde las categorías menores y solo necesitamos la oportunidad para no estancarnos en nuestro rendimiento. Tocar el techo en Cuba, tan joven, te obliga a salir a una liga superior, pero en Cuba, en aquellos tiempos, era imposible.

 ¿Cuál ha sido tu mayor decepción en el fútbol o en la vida?

He tenido varias decepciones, pero la que más me dolió fue que no pude ir al preolímpico después de haberme ganado el puesto con sacrificio y humildad. Yo era el menor de ese ciclo olímpico, integrado por jugadores de los años 1985, 1986, 1987 y 1988.

Ya había participado en el abanderamiento del equipo y, cuando todo estaba listo para partir, 3 días antes de salir para el evento, me dijeron que no podía viajar porque no me habían dado la visa, pues mis huellas tenían problemas. Se me vino el mundo abajo y decidí no jugar más.

Fue tan duro el golpe que no sabía cómo recuperarme, pero antes de irme para mí casa, dos entrenadores, uno de ellos que después sería el DT del equipo de mayores, hablaron conmigo para que me quedara, pero les dije que estaba muy triste y decepcionado y me fui.

Exfutbolista cubano Luis Alberto Villegas equipo Villa Clara
Exfutbolista cubano Luis Alberto Villegas. Foto: Andrés Castellanos

Varios equipos extranjeros se fijaron en ti, especialmente, un club reconocido a nivel mundial como es Boca Juniors. ¿Por qué no se concretaron aquellas oportunidades?

Tuve ofertas de diversos clubes. Incluso, en una gira de preparación con la selección nacional por Alemania se me acercaron unas personas que me dijeron que abandonara el equipo, que ellos me llevarían a España porque tenía nivel para jugar en algún equipo de 3 o 4 división. Si aceptaba, ellos serían mis representantes, pero les dije que no, que no abandonaba a mi equipo por nada.

En el caso de la oferta de Boca Juniors, se dio durante una gira de preparación con la selección sub-17 por Argentina. Allí tuvimos partidos con varios clubes importantes de ese país, incluido, uno contra el equipo sub-17 de Boca Juniors. Fue tremendo, ganamos dos goles a uno y provoqué un penal y di la asistencia del otro gol.

Un entrenador se me acercó y me dijo que si quería jugar para su equipo. No le hice caso, pues pensé que era una broma, pero de camino al camerino me lo vuelve a decir, seguía insistiendo. Nunca supe por qué no se concretó aquello, pero creo que, en aquel entonces, eso no era permitido.

¿Cómo te sentiste ante esta situación? 

No tenía conocimiento de cómo era el tema los contratos, pero no me decepcioné, seguí adelante. Se puede decir que en Cuba carecemos un poco de ese tipo de información, falta conocer más sobre el mundo profesional. Aunque el futbolista se debe centrar en jugar, sí debe conocer sobre cómo funciona ese mundo de contratos, agentes, representantes y demás cuestiones, para así no estar a ciegas.

 ¿Imaginas cómo hubiera cambiado tu vida de haber fichado por Boca Juniors?

Cuando aquello, tenía 15 añitos, era muy joven, pero sí creo que hubiese cambiado mi vida. Aquello dañó mi carrera porque, de haberse concretado, hubiese crecido como jugador y hubiera cumplido mi sueño. Quizás, a esa edad no tienes conciencia de lo que significan estas oportunidades, pero la vida se encarga de enseñarte.

¿Qué significó tu paso por la selección nacional de mayores?

La selección nacional es el sueño de todo deportista cubano. Tras pasar por las categorías menores, me llegó el turno de integrar la absoluta, un equipo que estaba plagado de estrellas. La labor de Raúl González Triana como entrenador fue vital, pues es alguien con muchos conocimientos y un excelente estratega.

Dentro del equipo me entendía bien con todos mis compañeros, pero con quienes más afinidad tenía era con Roberto Linares y Silvio Pedro. Tanto él, como Linares, jugaban junto conmigo en Villa Clara. En el caso de Silvio, me ayudó mucho y me dio consejos cuando entré al equipo nacional.

Una de las anécdotas que más recuerdo fue una de un partido contra Trinidad y Tobago en Eliminatorias Mundialistas. Jugábamos en Trinidad y recuerdo que estuve inmenso en aquel juego, creo que fue mi mejor partido con la selección nacional. Jugué con el número 9. Al día siguiente, cuando salimos de compras, todas las personas me preguntaban que si yo era el 9 y me felicitaban y se tiraban fotos conmigo. Nunca lo olvidaré, pues yo tenía solo 18 añitos.

Saliste a varios torneos y eliminatorias al extranjero. ¿Te pasó por la cabeza abandonar la selección nacional en algún momento, como sí hicieron otros futbolistas cubanos?

Participé en varios torneos internacionales de las categorías sub-17, sub- 20, sub-21 y con el equipo de mayores, en eliminatorias mundialistas y Copas del Caribe que eran clasificatorias para la Copa de Oro, pero nunca me pasó por la mente abandonar al equipo, aunque, como decía, tuve varias ofertas.

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Desde la distancia de los años, si estuvieras ante la misma situación: ¿qué harías?

Si tuviera la oportunidad, nuevamente, sí lo haría, pues así podría cumplir mi sueño de jugar en un club profesional y mejorar económicamente para ayudar a mi familia. Al final, un atleta solo quiere hacer lo que le gusta y poder tener su vida tranquila.

¿Por qué decidiste retirarte?

Tenía muchas fuerzas para seguir, pero la decisión de retirarme la tomé porque perdí la motivación. Ya no jugaba con ese deseo de antes, aunque aclaro: siempre lo daba todo en el terreno por mi equipo. Se fueron acumulando varias decepciones en mi carrera y no aguantaba una más: si no hubiera sido por mi familia, no hubiera realizado mi carrera deportiva.

¿Qué se puede hacer para mejorar el fútbol cubano?

Ese un tema del que hay mucho que hablar, pero uno de los tantos problemas está en mejorar las atenciones a los atletas. Tenemos carencias con los implementos que nos hacen falta para realizar este deporte: es triste que llegues a un entrenamiento y tengas solo 3 o 4 pelotas para entrenar, pues eso te quitas las ganas de verdad.

Ver que horas antes de un partido un compañero está cosiendo los tacos porque los tiene rotos y pensando que, si se le rompe no tiene más, no es fácil: son cosas sencillas, pero afecta al desarrollo del fútbol. Debemos hacer una Liga con más partidos. Hay jugadores cuyos equipos no clasifican y muchos no son pedidos de refuerzo y están casi un año sin jugar. ¿Dónde está el desarrollo de esos muchachos? Está demostrado, con todos estos jugadores que están jugando contratados en el exterior, que en Cuba hay nivel y que, entonces, el problema es interno, en las condiciones.

¿Qué consejos les das a los jóvenes que empiezan sus andares en el fútbol cubano?

Siempre les digo que aprovechen las oportunidades de jugar en otras ligas, que sean humildes, que cada vez que entren a jugar representando a cualquier equipo lo den todo en los partidos, que piensen en grande y que se pongan metas. El sacrificio y la humildad hace grande a un atleta.

¿A qué te dedicas en la actualidad?

Me dedicó a la venta de mascotas, tengo 12 perritos que son mis niños. También, a hacer otros negocios porque tengo que luchar duro para darle un buen futuro a mi niña y mi familia.

¿Eres feliz con la vida que llevas?

Sí, soy muy feliz. Doy gracias a Dios porque tengo una excelente esposa, que es mi mejor amiga, la que siempre me ha apoyado en todo, y una linda y traviesa niña que es mi vida: puedo decir que soy un hombre dichoso.

¿Qué sueño te faltó por cumplir en tu carrera deportiva o en tu vida?

Mi gran sueño siempre fue jugar en un club profesional, algo que en Cuba nunca se me iba a cumplir. Ahora, existen más oportunidades y espero que los nuevos jugadores puedan hacerlo. A muchos les llegó tarde el chance de jugar en una liga extranjera y otros ni siquiera tuvimos esa oportunidad. Por eso, es preciso que las nuevas generaciones sepan aprovechar estas oportunidades y dar lo mejor de sí.

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Imágenes cortesía de Cortesía del entrevistado y Foto: Andrés Castellanos