Marileidy Paulino es la primera y única mujer con múltiples medallas olímpicas en la historia de República Dominicana. La hazaña la logró en Tokio 2020, cuando llevó dos preseas plateadas a su país en los 400 metros planos y el relevo 4×400.

A partir de ahí, y para demostrar que no fue fruto de la casualidad, los resultados han seguido llegando. Ahora también es multimedallista mundial y conserva un diamante: es una ídolo en su país.

Marileidy Paulino es embajadora de la cultura de su país. A cada lugar que llega, ella resalta el talento de los más jóvenes, de la necesidad de apoyarlos. Se sabe líder de ese proyecto y, como tal, lo asume.

En sus zapatillas de correr está inscrita la siguiente frase: “Dios es mi esperanza, amén”. Además de su trabajo y del de quienes han tenido que ver con su desarrollo, cree fielmente en que nada de esto hubiese sido posible sin su fe.

“Esa es mi frase favorita, la que siempre digo. En todas las carreras que yo hice, Dios corrió conmigo”, afirma.

Dios, República Dominicana y la familia son sus amores. Por ellos empezó a correr, y ahora no sólo les dedica cada victoria suya, sino que también desea retribuirles lo que una vez le ofrecieron. Uno de sus proyectos para el futuro es crear una fundación para ayudar a niños huérfanos en Quisqueya.

Tan bien asume su papel en República Dominicana, que cada una de sus carreras sabe que le pueden alegrar el día a muchas personas, por lo que siempre piensa en ellos en la línea de arrancada, sobre todo, en los menos favorecidos.

Marileidy Paulino también guarda un vínculo especial con Cuba. Su entrenador, el que la formó prácticamente desde un inicio, es Yaseen Pérez Gómez, natural de La Habana.

Nunca hizo carrera como entrenador en la Mayor de las Antillas, pero junto a Marileidy Paulino ha hecho una dupla que los coloca en la actualidad entre los mejores exponentes del atletismo dominicano de todos los tiempos, junto a figuras como Félix Sánchez y Luguelín Santos.

El día que ganó su medalla de plata, ella dedicó un post en sus redes sociales a Yassen. “Gracias a mi entrenador, porque hemos trabajado duro para obtener esto, y aunque parezca no aceptable para algunas personas egoístas, pues hay que aceptar la gracia de Dios y más cuando es una persona con buen corazón como lo es él. Manteniéndose en silencio ha demostrado grandes cosas al mundo”, escribió.

A pesar de haber comenzado a correr por la necesidad de ayudar a su familia, sin zapatillas, descalza, hoy Marileidy Paulino es una de las mejores atletas en su especialidad.

¿Cómo fueron los inicios de en el deporte?

Fui descubierta por un profesor de Educación Física de la escuela, quien me puso una prueba de salto y les gané a los varones. Inicié en el deporte casi a los 20 años. Estuve en balonmano, duré 8 meses. Me fui a vivir a la capital.

Algunas personas me decían que me cambiara a atletismo, que ahí podía conseguir muchas cosas. Yo les decía que no me gustaba correr y, además, me gustaba el balonmano. Le tenía un amor inmenso.

Vivía en la Villa Olímpica en la capital, pero surgió un problema y nos mandaron a todos para sus campos. Al final, tenía que hacer deporte, igualmente. Entonces, fui al atletismo, porque pagaban.

Aquí en República Dominicana tenemos unos campeonatos parecidos a los Juegos Olímpicos, pero en versión militar, en las que 4 instituciones compiten entre sí para ver quién gana por puntaje. Ahí me pagaban 5000 pesos, que en ese entonces era mucho para mí, porque anteriormente no conseguía ni 100.

Fui entrando al atletismo. Recuerdo la primera preparación en la que me presentaron al profe Yaseen Pérez Gómez, el mismo que tengo en la actualidad. Gracias a Dios que me le presentaron. En la primera preparación me fui para mi casa porque no aguantaba, era demasiado. Luego me mandaron a buscar nuevamente.

¿Tuviste el apoyo de la familia, sobre todo, en esos primeros años?

Siempre tuve el apoyo de mi familia, incluso cuando estaba en balonmano y en la Villa Olímpica. Me impulsaron para que tuviera un buen futuro y saliera adelante, para sacarlos también a ellos adelante, como hoy en día he hecho. Cuando no me pagaban en balonmano al principio, ellos mismos me pagaban el pasaje para ir a entrenar.

Pasé algo de trabajo al principio. Mi pueblo Don Gregorio, en el municipio de Nizao, es humilde. Prácticamente, corría descalza cuando inicié en el atletismo. No tenía cómo correr con zapatillas porque mi mamá no tenía dinero y yo tampoco, no trabajaba. En ese entonces, no me pagaban por jugar balonmano.

Cuando me pusieron en los militares, lo primero que hice fue comprarme unos ‘clavos’. Sí llegué a correr descalza, en medias, pero todo fue poco a poco, un proceso para poder llegar.

¿Cuáles fueron tus primeras competencias internaciones? ¿Cómo comienzas a destacar?

Mi primer viaje fue a Haití. Lo hice en guagua, obviamente, y sufrí un poco porque no estaba acostumbrada a viajar tantas horas. Luego fui a Cuba, Colombia, a participar en juegos militares, universitarios. Asistí a un Mundial Militar que se hizo en China en el 2019 y obtuve segundo lugar en los 200 metros.

También, fui a los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, en los que quedé en cuarto lugar en los 100 y los 200 metros. Además, a los Panamericanos de Lima, pero terminé casi en último lugar.

En el primero de los campeonatos nacionales en los que participé finalicé en tercer lugar y empezaron a reconocerme como un talento. Luego, hice la transición a los 400 metros, que mi entrenador y yo estuvimos planeando en el 2020. Él me dijo de ‘tirar’ unos 400 metros sin tener la preparación de dicho evento e hice 51.88 s, que era récord en mi país. Obviamente, no fue avalado, porque allá siempre es un problema.

¿Cuál fue la clave para lograrlo?

Siempre he creído en mí. Gracias a Dios que me ha dado un talento inmenso y una mentalidad increíble: si todos los atletas tuvieran esa misma mentalidad, serían mucho mejores. Fui creciendo, la técnica también, así como mis ganas de seguir adelante, de ayudar a mi familia y a los jóvenes que hoy en día están surgiendo, pues en el momento en el que empezaba, no tuve mucho apoyo. Hoy en día, ellos tienen, al menos, una persona que sabe que pasó por eso y los puede ayudar.

¿Cómo funciona la ‘base’ en República Dominicana? ¿Cómo es la formación de los atletas?

En República Dominicana hay muchísimo talento, en todos los deportes. Lamentablemente, no hay esa base de preparación como en Cuba. Me gusta cómo trabajan allá, pues desde pequeño te dicen que va a ser campeón, y el atleta trabaja para hacerlo y la institución lo ayuda.

Si en todos los pueblos de Dominicana hubiese un entrenador que estuviese bien capacitado, y que formase a los jóvenes desde la escuela, saldrían más talentos de voleibol, de atletismo, de béisbol, de boxeo, etcétera. Ojalá lo hicieran, porque créeme, habría muchos campeones.

Hoy en día, tenemos una persona que se está encargando de eso, o quiere implementar eso en la educación, como deporte escolar, que es el director del instituto de Educación Física Alberto Rodríguez, una persona que está haciendo un gran proyecto.

¿Cuáles son los vínculos con Cuba de Marileidy Paulino?

A mí me gusta Cuba. Mi entrenador es cubano. Recuerdo las veces que iba a competir allá. Toda su familia es amiga mía. Su mamá, su papá, sus amistades también, su hermana.

Tengo algunas amistades en el atletismo. Rose Mary Almanza, la que corre 800, por ejemplo. Es muy humilde, me gusta el talento de los jóvenes cubanos. Son duros. Saltadores como Maykel Massó, Juan Miguel Echevarría. La lanzadora Yaimé Pérez, Denia Caballero. Me llevo muy bien con ellos, con Lázaro Martínez también.

Me ha encantado las veces que he ido a Cuba. Recuerdo que fui a dar una vuelta al Malecón y es muy lindo. La primera vez que fui recuerdo que andaba con mucha seguridad, y se lo preguntaba a mi profesor, era algo que me sorprendía.

¿Qué necesita un atleta para triunfar: la mentalidad, el apoyo de las instituciones, referentes?

Todo depende de la mentalidad del atleta. Si ven que se están cayendo en el abismo, ya quieren abandonar. Tú puedes tener talento, pero si no trabajas duro no puedes llegar a ser alguien. Si no crees en ti, si no inviertes en ti.

Mucha gente dice que es necesario que alguien o una institución te ayude. No. Tú puedes hacerlo aunque tengas que gastar lo poco que tienes en tu cuenta de ahorro y pedir prestado, es una inversión.

Siempre he puesto una frase en práctica, y es que la inversión trae multiplicación. Lo hice antes de los Juegos Olímpicos. Empecé a invertir, y mis propios compañeros que entrenaban conmigo me decían que yo estaba loca.

Cuando cogí la medalla, les dije: mira la loca ahí, dos medallas olímpicas. Mira la loca, que cogió dos medallas mundiales; mira la loca, número uno del ranking del mundo, mira la loca, cogió un diamante. Prácticamente, hay que ser loco para poder llegar a algo, pero loco con conciencia, con fe y con paciencia.

Hay mucha gente con talento, pero no quieren hacer nada, no quieren trabajar duro. Quieren que todo les llegue de la nada.

¿Esperabas estas medallas olímpicas? ¿Estaban en tus pronósticos?

En realidad, no lo esperaba. Mientras iba pasando el tiempo y se acercaban los juegos, pensaba: ‘que sea lo que Dios quiera’. Si ganaba, amén, si perdía, amén. Fue una medalla de fe, de creencias, de enseñanzas, de decirle a la gente que sí se puede.

Eres la primera mujer dominicana con dos preseas olímpicas. ¿Estabas al tanto de la hazaña?

Las noticas estuvieron rondando, y yo, hasta que no terminara la Liga del Diamante, no me ponía a ver todas esas noticias. De verdad que es algo grandioso, histórico, algo que te llena de orgullo saber que eres la primera mujer que obtiene dos medallas olímpicas, porque siempre han sido hombres, pero ya la historia ha cambiado, gracias a Dios, y así como yo llegué, van a llegar muchas más.

Si difícil es llegar a alcanzar un gran resultado, igual de difícil es mantenerse en el tiempo. ¿Cómo lo ha logrado Marileydi Paulino?

Todo es con una buena preparación, mental y física, sabiendo que aún no se termina todo. Cuando uno cumple un sueño, nuevos se abren. Hay que mantener la mentalidad, cada día, fortaleciéndola, para tener más resultados, quizás más grandes. Tengo muchísimo apoyo del pueblo dominicano. Cuando me ven se vuelven locos, me piden fotos, me dicen que lloraron conmigo.

¿Cuál es tu principal rival?

Hay muchas rivales, cada una hace su trabajo de forma diferente. Uno puede decir que es fulana, pero después aparecen dos. Hay muchas de verdad.

¿Cómo ves el futuro del atletismo dominicano y cubano?

Creo que República Dominicana va a tener muchísimo talento de aquí a 5 años, quizás menos. En el mismo equipo en que estoy, hay muchos jóvenes que están subiendo de la noche a la mañana, sin contar los que están en los campos, que son muy talentosos. Sólo les falta apoyo, llevarlos a la capital a que entrenen, y que los entrenadores de la selección vean el potencial que tienen.

El atletismo cubano en el Mundial no tuvo una buena actuación, pero yo creo que, con Dios mediante, ellos van a tener de ahora en adelante una buena participación. Veo algunos cubanos que están corriendo muy bien.

¿Qué aspiraciones te quedan y qué metas tienes por cumplir?

Mis proyectos serían, si Dios lo permite, ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos y romper la barrera de los 48 segundos. También, mantener un buen nivel, ayudar a muchos jóvenes deportistas. Quiero terminar mis estudios y seguir ayudando a mi familia.

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