Con Odelín Molina, el arco de la selección nacional estuvo seguro por más de 15 años, pues era toda una garantía bajo los tres palos.

En la actualidad, quien fuera un destacado cancerbero, brinda sus conocimientos a jóvenes para que se desarrollen en el mundo del fútbol.

Sobre sus inicios en el balompié; sus resultados con el equipo nacional; sobre cómo la selección de mayores tuvo un buen desempeño en los duros años del Período Especial pese a las dificultades; así como la actualidad de este deporte en la isla, conversó el “Profesor Galano” con Odelín Molina.

¿Cómo fueron tus inicios en el deporte?

El primer deporte que practiqué fue el béisbol, me gusta mucho y siempre quise ser pelotero, pues quería ser como Omar Linares. Era bueno a la defensiva, pero no así bateando, por lo que me dediqué al fútbol. Comencé a practicarlo en el Combinado Deportivo 26 de Julio con los entrenadores Tomás Virgil y Osvaldo Castañeda, los que me dieron la oportunidad de jugar en las categorías 11-12.

Durante un partido de fin semana conformaron el equipo y no me incluyeron entre los 10 jugadores de campo. Entonces, preguntaron quién quería ser el portero y levanté la mano: dije que yo. Desde ese momento fui portero hasta el día de hoy, nunca jugué otra posición. Estar por el suelo y detener los goles de los contarios se fue convirtiendo en mi pasión.

¿Qué entrenadores han aportado más a tu carrera?

A lo largo de mi carrera tuve buenos entrenadores, además de los antes mencionados que fueron mis iniciadores, no puedo dejar de hablar de Jorge Castillo, en la EIDE. Mi entrenador en la sub-17 Francisco Gonzáles (Pancho) me ofreció su apoyo en todo momento. Gilberto Gonzáles me dio la oportunidad de debutar en Primera Categoría en 1992, y Julio César Álvarez en 1995 me dio la posibilidad de alternar en Villa Clara con Alexis Revé, quién era el portero de la selección nacional en aquel entonces. En la selección nacional, William Bennett, Ramón Morales y Máximo Iznaga, quienes también me ayudaron mucho. Este último fue muy importante para mí.

¿Cuáles son las principales características que debe tener un buen portero?

Lo primero que debe ser un portero es líder. Tiene que orientar, dirigir, tener conocimiento técnico-táctico del juego de cada uno de sus compañeros. El portero tiene que ser fuerte psicológicamente porque está en constante estrés: cuando lo haces bien te quieren, pero cuando fallas, pocos te dan la mano. Un portero debe ser muy entregado, tenerle amor a su posición.

En las categorías menores no valoraron debidamente tu talento. ¿Qué situaciones propiciaron esas actitudes?

A pesar de tener buenos resultados en las categorías menores fue muy difícil ganarme un puesto. Nunca me vieron esas condiciones como portero, era alto, pero muy delgado y el físico me golpeaba. No fui de los porteros preferidos en aquellas categorías porque no era ese portero espectacular, me caracterizaba más por la velocidad y la colocación.

Pasé mucho trabajo para llegar a los equipos a nacionales. Como portero tenía mis particularidades, no me lanzaba mucho, mis atajadas eran más resultado de la inteligencia, de la colocación en la cancha y a muchos entrenadores no les agradaba eso. Se puede decir que rompí un esquema en aquella época de lo que era un arquero, no era fuerte y espectacular, era más táctico y posicional, con buena ubicación.

Me fue complicado ganarme a muchos entrenadores porque ellos no entendían mi manera de jugar. Después del mundial sub-17 me dieron baja del equipo nacional, no estuve en la categoría sub-20. Algunas personas entendieron que no tenía el nivel suficiente, pero el tiempo me dio la razón y tuve buenos resultados en las categorías posteriores.

En los años 90, a pesar de las difíciles condiciones, se obtuvieron buenos resultados a nivel internacional ¿Qué factores propiciaron tales resultados?

Debido a la situación generada por el Periodo Especial las condiciones eran muy difíciles y se pasaron dificultades con el vestuario y calzado para los jugadores, algo que afectó al desarrollo de los atletas.

Los resultados se obtuvieron debido a que la entrega de los jugadores era muy superior a las carencias que teníamos. Había mucho amor por la camiseta, deseos de triunfar y representar dignamente al deporte cubano. Fueron años muy duros, los jugadores de esa etapa eran muy sacrificados, nos tocó una época muy difícil, pero también jugábamos más.

Entre 1996 y 1999, el equipo cubano tuvo buenas actuaciones en las Copas Shell, en las que obtuvieron el subcampeonato en dichas citas. ¿Qué recuerdas de dichos torneos?

Tuvimos buenas actuaciones, siempre perdimos con los dueños de casa, Trinidad y Tobago. En la Copa de 1996 fue la primera vez en que era titular en la selección de mayores. Aspiraba a ser uno de los mejores jugadores del torneo, llegué al partido final sin permitir goles, pero como perdimos, le dieron la distinción a otro jugador. El técnico Campari fue vital en la obtención del subtítulo. Por mi destacada actuación fui invitado junto a otros compañeros a integrar un equipo del Caribe para enfrentar un equipo de la liga de Brasil.

En el torneo de 1999 lo hicimos muy bien, y gracias al profesor William Bennet formamos un gran equipo. Tanto los jugadores titulares como los de la banca tuvieron su importancia: éramos una familia. Estuvimos cerca de ir a penales en el último partido, pero en los últimos minutos nos anotaron, por lo que obtuvimos nuevamente el subcampeonato. Nuestro compañero, Raciel Martínez, se destacó y aportó mucho al equipo. Eran torneos de mucho nivel y la calidad de los jugadores era muy alta.

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Viviste varias épocas del fútbol cubano, en la década de los 90 y también las primeras dos décadas de este siglo. ¿Qué diferencias encuentras con el fútbol cubano de la actualidad?

Existe una gran diferencia, pues como te mencionaba anteriormente, las limitaciones por el Periodo Especial repercutieron en implementos y condiciones para nuestro desarrollo, pero jugábamos mucho, mucho más que ahora. Los campeonatos nacionales eran de mayor extensión, más de 20 o 25 juegos. Ahora hay mejores condiciones, pero se juega menos. Antes, sin recursos y con mucha escasez, se jugaba más; ahora, con ayuda financiera de la FIFA, se juega mucho menos: así es imposible desarrollar jugadores.

Muchas personas critican y lo hacen con razón. ¿Cómo antes sin recursos y sin ayuda de la FIFA se jugaba más? En la actualidad, el campeonato nacional no pasa de 20 partidos. Antes no íbamos a hoteles, no viajábamos en guaguas con tanto confort ni existían ciertas posibilidades económicas que existen hoy. No es posible que nuestros jugadores desde las categorías menores jueguen bien poco, no es lógico que los atletas de la EIDE estén 9 meses preparándose para jugar un torneo de menos de 10 partidos. Hay que revisar eso.

En la selección nacional estuviste bajo las órdenes de tres entrenadores extranjeros: el italiano Giovanni Campari, el peruano Miguel Company y el alemán Reinhold Fanz. ¿Qué aportó cada uno al equipo nacional?

El italiano Campari nos enseñó mucho lo que es la presión arriba, dio mucho avance al fútbol nuestro y cambio la mentalidad del mismo con su visión europea.

Company hizo una labor muy buena, pues el equipo salía jugando y era muy organizado en cada sector de juego. Con Company podías estar 24 horas hablando, escuchándolo, es una persona muy sabia. Fue muy importante para nuestro fútbol, enriqueció mucho en lo táctico a los entrenadores y jugadores. Es una lástima que no tuvimos ese apoyo de los directivos, tanto para nosotros, los jugadores, como a Miguel Company. Él pudo hacer mucho más pero no lo dejaron, los directivos no eran tan atrevidos como él, eso influyó en que esa gran generación de jugadores no pudiéramos alcanzar mejores resultados.

Al entrenador alemán Reinhold Fanz no le importaba que tú llevaras varios años en la selección, él ponía a jugar al que entrenaba bien, era como un premio. Le daba mucha importancia al estilo alemán, hacía mucho hincapié en lo físico. No creo que se alejará de nuestra cultura futbolística, sino que no supimos aprovecharlo, tal vez no lo valoramos como se debió. En su poco tiempo al frente del equipo nos brindó mucho profesionalismo. Muchas personas no entendieron su mensaje: quien entrenaba bien era quien jugaba, no le importaba la edad. Hizo un gran esfuerzo en el breve tiempo estuvo en Cuba, pero no salieron los resultados.

En el año 2009, Cuba debía asistir a la Copa Oro tras clasificarse de manera oficial. ¿Por qué el equipo no asistió al torneo?

Nosotros nos ganamos por derecho propio la clasificación al torneo, y que no nos llevaran fue muy lamentable. Los dirigentes de aquel entonces dijeron que el equipo no tenía calidad para participar en esa competencia. Yo creo que esa decisión la tomaron previendo que algún jugador abandonara la selección. Fue una decisión dañina para nosotros los atletas.

El equipo Villa Clara fue tu casa durante más de 20 años. ¿Cómo valoras tu presencia en dicho equipo?

El equipo de Villa Clara, además de ser el más ganador de nuestros campeonatos nacionales, para mí es el mejor de Cuba. Me abrió las puertas de la selección nacional, con ellos gané 8 campeonatos nacionales y soy el jugador que más títulos nacionales posee. La afición de ese equipo es especial, el cariño de la gente me llegó mucho, son emociones incalculables.

En tus casi 20 años en la selección nacional jugaste con varias generaciones de jugadores. ¿Cuáles de ellos entrarían en tu once ideal?

Es muy difícil exponer un once ideal porque siempre se te quedan afuera muchos jugadores. Quizás sea injusto con muchos, pero así quedaría. Traté de incluir a los que más estabilidad tuvieron en el equipo.

Defensa izquierdo: Osmín Hernández

Defensores Centrales:  Jeniel Márquez y Alexander Cruzata

Defensor derecho: Mario Peraza

Mediocampistas: Jaime Colomé, Ariel Álvarez, Lázaro Darcourt y Manuel Bobadilla

Delanteros: Lester Moré y Eduardo-Sebrango  

Se me quedaron afuera otros jugadores como Miky Gándara, Maykel Galindo, Serguey Prado, Andrés Roldán Jr, Luis Martén, entre otros, a los cuales respeto mucho.

¿Qué sueños te faltaron por cumplir en tu etapa de jugador activo?

El principal sueño que me faltó por concretar fue jugar como profesional en plenitud de forma. Digo esto porque tuve varias ofertas a lo largo de mi carrera, pero las condiciones del país no se daban para ello.

En 1996 se me acerca un agente para que fuera a jugar a España, a raíz de una buena actuación que tuve con el equipo. Le dije que lo hablaran con las autoridades del deporte, siempre dije que, si salía a jugar a otra liga, sería de una manera legal, por el aeropuerto y autorizado por la federación. En Noruega también tuve ofertas de un club. Ellos decían que era importante tener un jugador de selección nacional y se fijaron en mí, pero todo aquello jamás se materializó. La última propuesta fue en el 2011 tras mi desempeño en la Copa de Oro, cuando un representante de jugadores me habló de la posibilidad de ir a jugar al Numancia de la Segunda División de España.

Yo no entendía muy bien aquello, siempre tuve la idea de seguir representando a mi país. Hablar de contratos y profesionalismo en 2011-2012 aquí era imposible, los dirigentes tenían mucho temor, estábamos muy alejados de la realidad. En Cuba no se podía hablar de tener contratos profesionales por lo que me quedé callado, pues si decía algo me podían sacar de la selección. Otras ofertas las tuve en países de Centroamérica como Costa Rica y Panamá, pero no se concretó nada. Siempre pensé que se podían lograr esos contratos por la “canalita”, como decimos nosotros, pero todo se quedó en el aire.

Después de estar retirado, mi amigo Jeniel Márquez me habló de la oportunidad de jugar en la liga de Antigua y Barbuda. Yo fui como un hobbie, para ver cómo era aquello. Tenía una edad que no era la adecuada para jugar, pero fue una bonita experiencia. Me llevé una enseñanza de la organización, pues a pesar de ser una liga muy humilde, de tener pocos recursos, son muy serios y profesionales en su trabajo. Esa experiencia me permitió conocer otra cultura, otro idioma, me aportó mucho para la vida.

Otro de los sueños que siempre tuve es que el equipo le jugara de tú por tú a los grandes rivales del área, que fuéramos más competitivos, pero eso era muy complicado.

Muchos jugadores pueden decir que su sueño era ir a un mundial de mayores. Si te dijera que mi sueño era ir a un mundial no sería realista, porque para ir a un mundial faltaban muchos poquitos y las condiciones y el manejo del fútbol en Cuba no daban para ello.

¿Con que momentos de tu carrera deportiva te quedas?

No quiero hablar de una anécdota en específico, pero hay hechos que me gratificaron mucho. Está el hecho de haber compartido con grandes generaciones de futbolistas, tanto de Villa Clara como de la selección. La medalla de bronce en los Centroamericanos de Ponce 1993 fue mi importante, porque marcó mis inicios en la selección nacional. Haber integrado el equipo todas estrellas en Copa de Oro 2002 fue importante no solo para mí, sino para el fútbol cubano. Ser invitado de honor de la delegación cubana a los juegos Olímpicos de Atenas 2004 es una de las cosas más lindas dentro de mi carrera. Un momento cumbre fue el título de la Copa del Caribe 2012, a pesar de no ser un equipo tan sólido como otros, los jugadores se lo creyeron y salió el resultado. Esos han sido de los mejores momentos en mi carrera.

¿Cuáles fueron los momentos más difíciles?

Como te decía anteriormente, en mis inicios tuve momentos muy difíciles. Mucho dolor, muchas lágrimas, decían que no iba a ser portero, simplemente por sus condiciones físicas elegían a otros por encima de mí, siendo yo mucho mejor. Otros entrenadores, debido al regionalismo, armaban el equipo y me dejaban fuera.

Otro momento triste fue en 2008 cuando me dejaron fuera, no me dieron ninguna explicación, y yo siempre fui ejemplo dentro y fuera de la cancha y llegué a ser capitán del conjunto. No culpé al entrenador alemán porque sabía que el equipo lo había hecho un cubano. Le dije a los directivos que a mí tenían que darme la cara, que me tenían que dar una explicación para entender el porqué estaba fuera de la selección. Al final todo se resolvió, pero me trataron duro, sufrí momentos de humillación a los que supe sobreponerme. Aguanté cinco años más siendo titular en la selección, aunque intentaron cambiarme por otros jugadores más jóvenes. Yo fui joven también y por eso nunca tuve nada en contra de ellos, por el contrario, siempre los ayudé cuando pude.

¿Cómo viviste tu retiro?

Fue doloroso, pero sentía que tenía que dar un paso al lado. Fui afortunado porque tuve dos retiros, uno en la selección nacional y otro en Villa Clara. A otros grandes atletas ni siquiera les han hecho uno, cosa que veo mal.

Yo diría que fue un retiro momentáneo. Como no puedo estar alejado del fútbol, en cuanto me retiré me incorporé como entrenador en la EIDE de Villa Clara. Trabajé con las categorías menores de ambos sexos, formando parte de diferentes colectivos técnicos de las secciones nacionales de esas categorías.

¿Cómo valoras la actualidad del fútbol cubano?

Quisiera decirte que estamos por un buen camino, pero no es así. Tenemos que revisar a nivel de país lo que estamos haciendo, pues estamos detenidos en el tiempo. Hoy el fútbol a nivel nacional no goza de buena salud, y no porque tengamos jugadores en ligas internacionales significa que estamos bien. Como entrenador de base hablo sin reservas, con criterio propio: sino jugamos bastante desde las categorías menores no vamos avanzar, no puede ser posible que un niño juegue 9 o 10 partidos, se deben tener torneos de 20 o 30 partidos.

Hay que buscar alternativas y participar en eventos, se puede hacer mucho más. Ojalá cambien nuestros directivos la manera de visualizar nuestro fútbol. Estamos preocupándonos más por tener jugadores fuera que por mejorar el fútbol de casa. El fútbol es de adentro hacia afuera, no de afuera hacia dentro, hay que reflexionar sobre eso. Tenemos varios jugadores en ligas extranjeras, cosa que está bien, pero, ¿qué pasa con los futbolistas que tenemos en casa? Si no se ponen de suerte y logran un contrato, se estancan en cuanto a su nivel futbolístico.

Yo creo que en el fútbol se está actuando contrario a lo que está exigiendo el país. No entiendo por qué los directores técnicos de las selecciones nacionales no pueden dar entrevistas, y tienen que esperar por el autorizo de algún directivo del deporte. En los medios televisivos se aboga por informar a la sociedad, que las personas conozcan: ¿cómo vamos a callar las cosas de nuestro fútbol? Hay que ser transparentes con las cuestiones del fútbol cubano, especialmente con los contratos.

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¿Imaginas tu vida lejos del fútbol?

No me imagino mi vida sin el fútbol. Este me dio la oportunidad de viajar a muchos países, de conocer varias culturas y ser mejor persona. Le agradezco al fútbol por todo lo que me ha dado. Yo no voy a vivir del fútbol, voy a vivir para el fútbol. Siempre voy a luchar por el fútbol, para que llegue a planos estelares, y a eso va dedicado mi trabajo. Siempre voy a ir de frente a esas personas que quieren vivir del fútbol, voy luchar porque el fútbol cubano logré cosas importantes. Soy un enamorado del deporte, estamos viviendo tiempos de mucho egoísmo y de mucho yo.

Más allá del deporte: ¿Qué ha sido lo más importante en tu vida?

Ser cubano es lo más grande para mí, y siento mucho orgullo. Escuchar el Himno Nacional, ver ondear la bandera: eso ha sido muy importante en mi vida. Cuba es lo más grande que me ha sucedido. Más allá del deportista, mi familia sin dudas es un puntal en mi vida. Mi madre, mi difunto padre, mis hermanos: no hubiera sido posible mis resultados sin ellos, son mi razón para crecer día a día. La llegada de mi hijo, que en la actualidad tiene 20 años, fue de esas bendiciones que me cambió la vida.

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Imagen cortesía de Foto y edición: Rafael Ortiz Inchaustegui