El joven lanzador cubano Pablo Guillén está viviendo una experiencia novedosa en su vida, con su incursión en una liga profesional de béisbol, lo cual le ha permitido probar una pelota distinta por completo a la que ha jugado en Cuba.

Con una apertura de calidad para los Tigres de Aragua, el serpentinero villaclareño se anotó el éxito en su debut en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, que se concretó de la forma soñada para cualquiera.

Gracias a su muy buena salida, Pablo Guillén recibió la distinción de Jugador Más Valioso (MVP), gracias a que lanzó seis entradas y un tercio, y apenas permitió una carrera limpia.

Sobre sus espaldas carga con cinco series nacionales y como jugador de la categoría sub-23 demostró ser un serpentinero de futuro. Además, el derecho participó en el juego de las Estrellas del Futuro, de este año en la pelota cubana.

Pero su incursión en Venezuela es un reto completamente distinto, pues está descubriendo el profesionalismo, con todo el cambio de métodos y actitudes que esto conlleva.

Estas son las impresiones de Pablo Guillén sobre su presente y futuro, el sueño de poder participar en la Serie del Caribe con su nuevo equipo en otro país, así como las diferencias y el cambio con respecto a la pelota de la Isla.

¿Te sorprendió que te llamaran para integrar el staff de serpentineros de los Tigres de Aragua en Venezuela?

Desde que fuimos al juego de las estrellas en Santiago de Cuba me habían comentado algunos compañeros, como Noelvis Entenza, quien está con nosotros aquí, del interés de que yo viniera. Además, también me comentó Freddy Asiel Álvarez que después no vino, pero estuvimos pendientes y gracias a Dios se me dio.

¿Cómo ves ese béisbol con relación a las Series Nacionales?   

El béisbol en cualquier parte del mundo siempre tiene un mismo objetivo, lo que este es más exigente que el nuestro. Da lo mismo que sea en Venezuela, que en Cuba, que en Hong Kong: hay que tirar strike por arriba de home y que los bateadores no descifren los lanzamientos. Lo que pasa es que juegan peloteros de más nivel que han estado en la pelota profesional. Son seres humanos iguales, trabajando igual y pensando en lo mismo.

La concentración sí es esencial. En Cuba es un béisbol un poco más pasivo, en el sentido de que uno se relaja más. Aquí no puedes relajarte porque te sorprenden o te dan jonrón muy fácil, y por eso tienes que estar bien enfocado en tu trabajo. Yo sigo con mi mismo pensamiento y hasta ahora todo me ha salido bien.

Uno a veces tiene un mal concepto de los profesionales. Es como una familia, en mi equipo Los Tigres de Aragua todo el mundo se lleva bien, hay mucha comunicación. Notas que tienes apoyo, te hablan, te atienden; como que no estás solo y te ayudan. Uno piensa que el profesional sabe lo que tiene que hacer, pero aquí te guían porque saben que vienes de otro béisbol sin experiencia.

Tengo que decirte que es muy distinto a lo que había visto. Es el ambiente que se vive en el terreno de juego, en el banco, en los camerinos. No tiene que ver con que sean profesionales ni que ganen dinero; no, es amor al béisbol y todos siempre quieren ganar y ganar.

 ¿Pensaste en tener ese tremendo debut?              

Mirándolo en números redondos es una supersalida, era algo que me esperaba porque trabajé para eso. No te voy a decir que no me esperaba el resultado. No sabía a quién me iba a enfrentar, pero el contrario tampoco sabía a quién se enfrentaría. Estaba preparado y se lo decía a mi familia y a mi padre, Blas, con quien hablo mucho sobre estos temas.  

A él se lo dije: ¡papi, estoy bien, en mi óptima forma, tengo mi recta al máximo, tengo mi rompimiento con un control enorme! ¡Qué me maten o los mato! Por mí no iba a quedar. Que sea lo que Dios quiera. Yo iba a salir a hacer mi trabajo, porque me conozco y me sentía muy bien, con dominio, y ya había hecho bullpen dos veces anteriormente.

Era el reflejo de cómo me sentía, no me iba a aparecer de un día para otro de otra manera, uno se conoce. Trataba de dibujar la pelota en el home. Me enfoqué en lo que el cácher me pedía, me guio bastante. Los entrenadores me orientaban desde el banco porque no conozco bien a los bateadores, pero a la hora de decidir lo hacía yo.

 ¿Cómo es la rutina de un lanzador en esta pelota que no conoces?      

Cuando vienes de otro país, del cual ellos no conocen, que no dominan tu forma de trabajar, ellos te dan libertad en el sentido de que hagas lo que tú entiendas según lo que vienes planificando. No te cambian nada, te recomiendan y hablan contigo de lo que normalmente hacen con los pícheres.

Te ayudan en todo y hay un ajuste entre el jugador y los entrenadores. Es para sentirse bien, no se impone nada. Lo importante es que te sientas bien y cumplir con el objetivo, que es ganar juegos para que el equipo salga vencedor.

¿Cómo ves tu futuro?

Mi futuro es estar ahora enfocado con Los Tigres de Aragua el resto de lo que queda de temporada, después clasificar y estar en los playoffs, entre los cuatro grandes. Nadie sabe lo que pueda pasar con este equipo, si ganamos la liga venezolana y se puede participar en la Serie del Caribe.

Sería lo máximo para mí ir a la Serie del Caribe a México el año próximo. Sería un orgullo muy grande. De inmediato, el objetivo es prepararme enfocado en mi próxima salida el día que sea. Hubo un problema con los Navegantes de Magallanes. Teníamos juego con ellos el día 3 o 4 y debe haber un reajuste en el orden de los lanzadores y veré cuando vuelvo a pichear.   

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