Hace varios años que un joven Yordanis Linares, por entonces un prospecto de la pelota cubana que ya había sido campeón con Villa Clara, decidió emigrar de la Isla, aunque contrario a otros jugadores, su salida fue legal.

El talentoso bateador apenas jugó tres series nacionales en su país, en las cuales causó una buena impresión mientras patrullaba los jardines con uno de los más reconocidos equipos, el conjunto de los azucareros.

El prometedor jardinero central fildea a la derecha y batea a la zurda, y quizá mucho no saben de su aventura previa en el softbol, antes de pasar definitivamente a la pelota, y hacer su debut con 22 años.

Cuando su carrera en la Isla progresaba e incluso había estado en el conjunto que compitió en la Serie del Caribe 2014 en Venezuela, Yordanis Linares decidió salir de Cuba tras sus sueños, y comenzó una travesía que le ha llevado a pasar por varios países, como México y Venezuela.

Pese a su salida legal, en las ocasiones en que ha regresado a la Isla ha sufrido las molestias por parte de las autoridades, que hasta lo han acusado de incitar a los peloteros a emigrar.  

De cuánto ha tenido que luchar para cumplir sus sueños, ayudar a su familia y de sus vivencias en el béisbol dentro y fuera de la Isla, comentó a Play Off Magazine Yordanis Linares.

 ¿Cómo comenzaste en el béisbol?

Empecé en la pelota a muy temprana edad. Nos reuníamos varios muchachos de 4 o 5 años para jugar. Después, comenzaron las competencias y más tarde entré a la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE). Ahí, en Santa Clara, estuve desde los 6 años hasta la categoría de 11 y 12, cuando dejé la pelota y me dediqué a estudiar en Remedios.

Pasó la adolescencia y después me incorporo con 15 años a jugar con Jorge Lamas el softbol con Villa Clara, estuve como 5 años, e hice el Cuba. Por problemas de indisciplina no integré el equipo Villa Clara grande y después ingresé en el servicio militar. Posteriormente, me reincorporé a jugar provinciales de pelota.

Al salir, Roberto Rodríguez, quien era el director de Remedios en la provincial, me llama. Jugué y fuimos campeones. Fue un año muy bonito porque nunca se había logrado y además me llamaron a la preselección de los azucareros. Entonces llego a la Serie Nacional de 2012 después de participar en la liga de desarrollo.

Me gané estar en el equipo de ese conjunto gracias al colectivo técnico y los psicólogos. En esa, mi primera serie, quedamos campeones. No tuve una campaña buena, llegaba y no jugué regular, había jugadores por encima de mí. Fue muy complicado porque venía de una indisciplina tras otra. Empecé a disciplinarme y a educarme un poco más porque me creía que lo sabía todo.

Tenía 22 años cuando empecé como novato. Me alertaban porque era muy regado, y agradezco, porque fue bueno para los tiempos futuros. Jugué tres series solamente y cuando el equipo Villa Clara no clasificó, me seleccionaron de refuerzo de Pinar del Río en 2015.

¿Cómo te sentiste en esas tres series nacionales?

Todo eran problemas, siempre ha sido igual, eso no va a cambiar nunca. Lo que pagaban no daba para nada, tenía que vender los spikes, guantes, un maletín para poder sobrevivir, miles de inventos. Los entrenamientos sí eran buenos, pero lo demás no servía para nada.

Te prometen y nunca dan nada. Te reunían casi todos los días. Decían, te vamos a dar y nunca aparecía nada. Eso hace que los peloteros se vayan del país. Por suerte o desgracia, fui de una familia humilde. Siendo pobre nunca me quejé, trataba de resolver con lo que tenía. A veces teníamos que hacernos nuestros propios bates porque los de la serie no servían. Jugar en Cuba me sirvió para hacer amistades y el público apoyaba mucho.

¿Por qué decides emigrar?

La salida mía fue normal. Me fui por la terminal 3 del aeropuerto José Martí, legal. Estuve en Dominicana y regresé, y posteriormente fui para México.

Me fui del país no porque tenía tantas ganas de irme, nunca pensé en eso. Tengo muy buena familia y me gustaba lo que hacía, tenía ya mi niño, pero siempre surgían problemas. Todos los días la seguridad del estado me llamaba. Si estaba en una fiesta me iban a buscar, si me movía para cualquier lado, estaban detrás de mí. Que si me voy, que si no me voy.

Me dieron una casa, un apartamento. De las 20 que había en el edificio, nos dieron a Sarduy a Humberto Guevara y a mí uno cada uno. Los otros 17 estaban presos por cosas desconocidas y los demás, de los derechos humanos. Al frente, los de la seguridad del estado y al lado, un edificio de abogados. Más bien, me dieron la casa como para vigilarme. Me sentía como amenazado.

El apartamento no estaba terminado. Faltaba ponerle el baño, ponerle instalación eléctrica, fue un desastre lo que me dieron; como para tenerme comprometido con lo que me habían dado. Eso fue lo último que completó el vaso.

Siempre la desconfianza siguiéndome para todos lados. Eso me enfadó y ellos me incitaron con esa actitud de tanto caerme atrás y comentarios muy feos que no me gustaron y por eso me fui.

Yordanis Linares con Villa Clara serie nacional
Yordanis Linares con Villa Clara. Foto: Ricardo López Hevia

¿Cómo fue todo el proceso para salir de Cuba?

Al terminar la Serie de 2015, como refuerzo de Pinar, me llega una propuesta que me gustó y me fui legal. Cuando se supo la noticia de que me quitaron la casa, nada pude hacer al respecto. Cuando regreso al año por problemas con la renovación de la visa me mandaron a buscar con la seguridad, no sé ni por qué.

Decían que incitaba a los peloteros a que se fueran del país, a decir que aquello estaba muy bueno, cosa que era mentiras. Lo otro que me pasó fue estando de visita en Cuba, en un juego que fui a ver entre Villa Clara y Sancti Spíritus, yo estaba en la grada y después del juego bajé para saludar a mis compañeros.

Por la noche me fue a buscar la policía porque habían dicho que no podía estar en un terreno de pelota, y cosas así, que no se las deseo a nadie. Últimamente, he pedido jugar en la provincial con Remedios y me lo han denegado, no me han dejado jugar.

¿Como te ha ido en tu vida en el extranjero?

Al llegar, lo primero que te encuentras son cosas que nunca soñaste tener en Cuba. Así como mismo te prometen, también te puede ir mal, todo depende de la disciplina, de lo que hagas y el interés. Estoy en México, que es un país donde hay que esforzarse, y si no es así, te puedes perder, y más si no conoces a nadie y no tienes con quién conversar ni a dónde ir.

Hay que batallar porque te engañan, te dicen cosas. Hasta que conoces personas que te pueden ayudar. En mi caso, cuando llego a los EEUU no pedían tantos jugadores, sino que lo que querían era verlos jugar. Eso hice, porque las ligas mexicanas son valoradas de Doble A y Triple A. En 2016 jugué la liga Norte, como de desarrollo, y me fue bien. Se me abrieron las puertas para jugar en los equipos profesionales.

Ese año juego la liga invernal con Las Águilas de Mexicali, en la que quedamos campeones y fuimos a la serie del Caribe y por mi trabajo, ya me abrieron todas las puertas. No pude jugar otros juegos, solamente el choque contra Cuba porque estaba lesionado. Fue un evento de mucha fuerza, pero me pareció un lujo cuando me vi en contra de mi país porque vi a los mismos pícheres de la Serie Nacional.

Después me ayuda mucho una familia, que es donde vivo actualmente, que fue mi entrenador en aquel momento. En 2017 tuve problemas con el abogado, el mismo de Irvin del Río, que nos dejó en la calle a los dos y gracias a este hombre que nos dio techo, comida y todo después de rodar y rodar. Gracias a Dios, me encaminé y actualmente me represento yo mismo, busco trabajo yo mismo y todo me lo hago yo mismo.

Los salarios aquí en comparación con los de Cuba son demasiado buenos. Es ilógico comparar porque te pagan por lo que hagas o por lo que sabes hacer. Mientras más hagas, más te pagan. Como mismo te pagan te pueden botar por lo que no puedas hacer y no por lo que quieras. Es capitalismo, ellos mandan y si no les cuadra tu trabajo, te botan y ya.

A los extranjeros nos pagan en dólar americano, mensualmente. Te dicen que durante seis meses que dura la liga te van a pagar 16 mil dólares al mes, por ejemplo, lo divides por quincenas y recibes el dinero. Te pagan, pero te exigen. No les interesa lo que te hayan dado, te sacan del equipo y buscan a otro. Es como un medio de hacer dinero.

A los que son mexicanos sí les pagan por campaña, pero a los extranjeros el pago es como expliqué. Puedes romper la liga y ser MVP que, al próximo, si no estás bien, no vas al equipo.

Jugué con los Cardenales de Lara en Venezuela y quedamos campeones en 2019. No pude ir a la Serie del Caribe porque la visa mía de los Estados Unidos no estaba renovada.

¿Eres un aventuro?

No, hay que trazarse metas para en un futuro estar mejor. Lo que pasa es que todo se llama trabajo. Uno nunca sabe a dónde puede ir. Puedo jugar en cualquier lugar y quizás me venga un contrato para Corea o Japón. Uno nunca sabe dónde está su mejor suerte.

Pero fíjate cuánto me han dado estas aventuras. Acá, aunque se puede decir que uno no tiene nada, tengo más que allá. Con muy poco se hace mucho más que allá. Gracias a Dios, a lo que he luchado, mi familia no ha sufrido tanto por las desgracias que han pasado en Cuba.

¿Qué cambios notas en el Yordanis Linares que vivió en Cuba y el de ahora?

Mucha diferencia. Creo que el Linares de antes era más alocado, no le ponía interés a las cosas, era más indisciplinado, no oía, hacía lo que le daba la gana. El Linares de ahora es más maduro, piensa más las cosas, es más concentrado y enfocado en el trabajo, y trata de aprovechar todas las oportunidades de la vida.

Trabajo en cosas que me den fruto en un futuro, que no perjudiquen a la familia ni a las personas ni a los que están a mi alrededor. Hay un cambio muy grande porque me ha ayudado no solo haber salido del país, sino que estar acá me ha ayudado a entender muchas cosas que en Cuba no les encontraba ni sentimiento ni valor ni motivo. No sabía por qué ocurrían ni por qué pasaban. Allá, en aquel país, no se te da esa oportunidad.

En cuanto a la técnica de bateo nunca me la cambiaron, solo me la acomodaron. Acá las condiciones son óptimas, nadie te obliga, es más profesional, sabes que tienes que ser responsable de tu cuerpo y preparación física, de los gastos y de todo.

Vivo bien, he avanzado económicamente. Acá un carro cuesta menos que una bicicleta en Cuba y allá nunca lo iba a tener. No soy millonario ni rico, pero me da para comer, vestir, para tomarme tragos cuando me haga falta y otras cosas y, además, para mandarle dinero a mi familia en Cuba.  

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¿Qué te parece la pelota que se está jugando en la Isla?

Hace mucho que no juego allá, pero de lo que puedo ver ha bajado mucho, se van muchos peloteros. No creo que está a la par de estas ligas de acá. Aquí hacen sus academias y sube por día la pelota, porque hay posibilidad y recursos. No es por menospreciar la serie cubana, pero ha perdido demasiadas potencialidades.

Allá en Cuba si te tiraste y ensuciaste el pantalón, tienes que estar tres días con el sucio. Acá no, aquí te la lavan y te limpian los zapatos y te lo ponen en tu closet y si se te rompe te los dan nuevos. Igual con lo demás. Aquí viajas en ropa de civil y bajas al terreno en ropa de civil, allá no. No es lo mismo en nada.

Si ahora tuviera 18 años no hubiera pasado el servicio militar. Cuando tienes la experiencia no tienes juventud y si el tiempo virara atrás, no hubiese demorado en irme. Me hubiera ido desde el primer día cuando me lo dijeron.

Deberían en las series nacionales subirles el salario a los peloteros y creo que es imposible. Después de eso, es darle condiciones para motivarlos. Ejemplo, decirle: si bateas más de 300, empujas 60 carreras, me robas más de 12 bases y haces menos de 10 errores te voy a dar un carro.¿Creen que no se esforzarán? Como hacía Víctor Mesa, de otro modo.

Mientras que no haya motivación en la pelota cubana, los muchachos van a seguir jugando por jugar, cumplir por cumplir. Se van a seguir yendo y va a seguir perdiendo calidad. Muchos juegan por que le gusta, pero muchos peloteros están para que las muchachitas los vean en la discoteca. En otras palabras, la pelota en Cuba está muy mal.

¿Qué sueños tienes en la vida?

Lo más inmediato es traer a mi familia. A mi niño, a mi mama y a mi esposa. Después lo dejo a Dios y esperemos que sea por el bien de todos. La verdad es que soy feliz, no como quisiera. Haber logrado lo poco que tengo me alegra, aunque espero tener a mi familia aquí.

Quisiera jugar con los mismos compañeros de la Serie Nacional, Dios quiera y me permita. He ido dos veces y he tratado, pero no me han dejado porque quieren que deje todo lo que aquí he hecho y renuncie a todo acá, todo lo que he logrado con tanto esfuerzo, y es algo ilógico.

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Imágenes cortesía de FRANCISCO MARCHAN y Ricardo López Hevia