Cuando era solo un adolescente, Pablo Vicente ya peleaba con algunos de los mejores boxeadores aficionados del mundo, en Cuba. Ni sospechaba, por entonces, que iba a convertirse en un ídolo en el país de Manos de Piedra Durán, el legendario pugilista retirado que, años después, iría a verlo combatir en Panamá.  

“Quería representar a Cuba, ser campeón mundial e ir a los Juegos Olímpicos”, recuerda, desde la distancia, los sueños que lo movían en aquellos tiempos.  

Robeisy Ramírez -quien sería después bicampeón olímpico-, el tricampeón mundial Lázaro Álvarez, su amigo Daniel Matellón: Pablo Vicente se curtió, sobre el ring, contra estrellas del famoso equipo cubano de boxeo y con reconocidos entrenadores.  

“Estaba emocionado, pues ese es el nivel al que todo el mundo quiere estar. A mis compañeros de ese momento, antes, los veía solo por televisión. Había muchas figuras, pero mis huesos y mi cuerpo todavía no estaban maduros. Tuve la suerte de caer en manos de Jorgito Hernández, quien fue como un padre para mí”, recuerda.  

Pero su destino no estaba en Cuba, sino en Panamá, como boxeador profesional al más alto nivel. Años más tarde, con toda aquella experiencia a cuestas, llegó a su segunda patria.  

Pablo Vicente es ahora el número 1 en el ranking superpluma del Consejo Mundial de Boxeo y se dirige a una pelea eliminatoria que le otorgaría el derecho de enfrentarse al campeón mundial del organismo, O’Shaquie Foster.  

“Es la pelea más importante de mi vida; en esto, me estoy jugando mi carrera, mis siete años en los que vengo luchando por una oportunidad así”, dice.  

Pablo “El Juez” Vicente nos cuenta sobre su próximo combate, su trayectoria como amateur y la decisión de emigrar. Ahora, va por cumplir otro de sus sueños, en nombre de Cuba, su país de nacimiento, y Panamá, la tierra que lo adoptó como un hijo. 

¿Cómo recuerda su infancia Pablo Vicente? ¿Cuándo descubres el boxeo? 

Empecé muy joven, desde los 6 añitos. La pasión surgió por mi mamá, quien siempre veía mucho boxeo en casa. Nunca nunca pensé en el béisbol, aunque sí me gusta mucho, porque soy una persona muy deportiva. Comencé en el antiguo CVD Vicente Ponce Carrasco, en Centro Habana, con mi entrenador Luis Pérez, en un gimnasio muy grande que ya no está en uso.  

¿En qué momento es que la práctica se torna más seria? 

Con 7 u 8 años estaba en competencias provinciales y nacionales, en la arena Trejo, en La Habana Vieja. Yo era muy pequeño y me ponían como fuera de cartel, en exhibiciones antes de que empezaran las carteleras, porque pesaba y debido a la edad.  

¿Cómo fue el paso por la llamada pirámide deportiva que caracteriza al deporte cubano? 

En mis tiempos, las EIDE estaban cerradas, pero yo estaba en la Academia Provincial desde los 10 u 11 años. Allí estuve un año y medio, hasta que reabrieron la EIDE y nos pasaron para allá. 

¿Cuándo fue que Pablo Vicente se dio cuenta de que quería dedicar su vida al boxeo? 

Fui creciendo y me fui involucrando en el mundo del boxeo, uno va ganando y se emociona viendo a los campeones. Ahí te van saliendo los deseos de ganar, de ser tú campeón y que te reconozcan. Desde jovencito, supe que ese era el deporte que quería. 

Apenas con 16 años, empezaste a tener peleas importantes con peleadores ya reconocidos del boxeo cubano. Incluso, enfrentaste a un amigo tuyo quien también radica en Panamá, Daniel Matellón.  

Con Matellón peleé en 2010, yo veía de ganar ese año el campeonato nacional de cadetes. Él venía de ganar medalla en el mundial y después de esa pelea, fue que me captaron para el equipo nacional de forma directa. Gracias al Comisionado que tenía en ese momento La Habana, que me lleva al Torneo Playa Girón, me dio ánimo, me dijo que no me preocupara, que era para que me fueran viendo.  

¿Cómo fue entrar al equipo nacional de boxeo de Cuba y verte junto a otras grandes figuras, mientras tú eras solo un adolescente? 

Fue impresionante y no me lo creía. Estaba emocionado, pues ese es el nivel al que todo el mundo quiere estar. A mis compañeros de ese momento, antes, los veía solo por televisión. Me decía: cuando esté ahí, sea grande y pueda representar a Cuba, eso la meta más grande que uno tiene cuando es boxeador en Cuba. Llegar joven es un arma de doble filo, se me hizo difícil porque en mi tiempo, estaba Andry Laffita, Yankiel León, muchos que habían ido a los Juegos Olímpicos.  

Había muchas figuras, mis huesos y mi cuerpo todavía no estaban maduros. Tuve la suerte de caer en manos del difunto entrenador Jorgito Hernández, quien fue como un padre para mí. Me guio en ese primer año, me dio los consejos para florecer ahí. También, me ayudaron buenos compañeros.   

¿Qué ídolos tenías tenías entonces en el pugilismo? 

Uno era mi entrenador Jorge Hernández, de la vieja escuela.También Yuriorkis Gamboa y Odlanier Solís. Antes tenía una libreta y ponía a mis favoritos. Ahí estaban ellos.  

¿Era seguido el boxeo profesional en Cuba entonces? 

 En ese tiempo no, y era como prohibido. Uno no tenía la visión, los recursos para seguir la carrera de la gente. Se hablaba de vez en cuando, pero no teníamos cultura de eso.  

Pablo Vicente pugilista cubano panameño peso superpluma Consejo Mundial de Boxeo
Pablo Vicente, pugilista cubano panameño, uno de los mejores en las 130 libras por el Consejo Mundial de Boxeo.

¿Cómo reaccionó la familia cuando entraste al equipo nacional? 

Mi mamá, al principio no quería. Después, todos estaban felices y orgullosos. Me daban amor y me querían mucho.  

Durante tu estancia en Cuba, peleaste con algunos de los mejores boxeadores aficionados del mundo, como Robeisy Ramírez, Lázaro Álvarez, Matellón, entre otros.  

Gracias a esa experiencia que tuve, la transición se me hizo más fácil. Eso te ayuda a controlar los nervios, la ansiedad, porque ya has peleado con grandes boxeadores. Eso es lo que todos los boxeadores deberían tener.  

Muy jovencito, Pablo Vicente vivió su primera experiencia internacional en un Campeonato Panamericano.  

Entré en el 2010, tuve buenos resultados y me pude posicionar como primera figura de los 48 kilogramos. Me tocó ir a Ecuador a ese evento. A casi todos los atletas que estaban ahí ya yo les había ganado, pero perdí contra un argentino. Los árbitros me vieron perder, yo no. Lloré mucho, era mi primera pelea internacional. Iba con muchas ansias.  

¿Cuál era el sueño de Pablo Vicente entonces? 

Yo quería representar a Cuba, llegar a los más altos niveles y ser campeón mundial, ir a los Juegos Olímpicos. Me afectó mucho entonces que mi entrenador e ídolo se había ido por cuestiones internas de la dirección. Él pidió la baja y después de eso, se me hizo difícil continuar.

En 2015 tuviste una de tus últimas peleas en Cuba, con un boxeador ya campeón mundial como Lázaro Álvarez. ¿Ya tenías pensado emigrar del país para ser profesional? 

Cuando peleé con Lázaro Álvarez no tenía salir del país, pero a raíz de esa pelea, me decidí. Antes, en diciembre de 2014, perdí una pelea con un Víctor Águila y eso me afectó mucho, yo quería dejar en boxeo. Había estado desde los 16 años allí, llevaba cinco años en el equipo nacional y me parecía que no iba para ningún lado. Estuve un tiempo sin pelear hasta que mi entrenador de la Academia Provincial, cuando regresó de Venezuela, me fue a buscar para que siguiera peleando. Ese año tuve unas 18 peleas y solo perdí dos.  

Después en el Playa Girón, me enfrenté como a 5 peleadores. Tuve un sorteo difícil, me enfrenté con Armandito Martínez en semifinales y le gané. En la final fui contra Lázaro y cogí plata. Después de esa pelea, se supone que oro y plata fueran para el equipo nacional. A mí me mandaron para la provincia, me dijeron que estaba en la reserva, que me iban a atender igual.  

Pero yo me veía en el equipo nacional, pero el director técnico le dijo a mi entrenador que estaban cerca los Juegos Olímpicos, otros torneos, que tenía que esperar un año más.  

Le dije a mi entrenador: “Manuel, en este país no tengo nada que hacer, no me quieren en el equipo nacional. Me voy”.  

¿Cómo llega Pablo Vicente a Panamá? 

Estuve buscando varias opciones. Mi amigo Daniel Matellón conocía a un entrenador en Panamá, mi entrenador actual Julio Archibold. Él fue a Cuba, dijo que necesitaba tres boxeadores para que fueran profesionales. Entrevistaron a varios y entre esos, nos escogieron a Matellón, Damián Rodríguez y a mí. Salí completamente legal. Sacamos visa para Panamá de Turismo y aquí hicimos contrato de trabajo. Entonces ,nos quedamos viviendo.  

Debutaste en un corto período de tiempo como profesional. ¿Cómo fueron esos primeros tiempos en los que tuviste que comenzar de cero en un nuevo país? 

Alejarse de la familia, siempre es duro, pero tenía mi objetivo claro y sabía lo que quería. Sabía que me iba a doler y que debía ser fuerte. En Panamá me encontré con buenas personas, nos acogieron. La cultura es muy parecida a la cubana y la gente es parecida en el trato. Se me hizo realmente fácil adaptarme. Eso me ayudó también con el proceso de estar lejos de la familia, de los amigos.  

Sabíamos a lo que veníamos ellos. Salí de Cuba un 2 de agosto, un día antes de mi cumpleaños. Debutamos creo que un 20 de octubre del 2016. Antes, tuvimos que pasar por un proceso para que comprobaran que éramos boxeadores y que la Comisión de aquí nos diera el pase a profesional. Trajimos la ficha, las medallas, buscaron en internet. Hasta tuvimos que hacer una exhibición para que vieran que era real. Mi mánager se ocupaba de darnos lo que necesitábamos: vivienda, mensualidad, implementos deportivos.  

Pablo Vicente boxeador profesional cubano panameño conocido como El Juez
Boxeador cubano panameño Pablo Vicente

¿Cómo afrontaste el cambio al profesionalismo? 

No se me hizo difícil, me adapté rápido. Sí mi entrenador me dijo que tenía que cambiar el estilo. Tuve un gran coach, que supo cómo hacer el cambio y ese proceso. La transición fue rápida. Antes era un boxeador más de larga distancia, dependía mucho del desplazamiento. Ahora sigo trabajando al contragolpe, pero ya busco tirar golpes para hacer daños, desgastar.  

En tu primera pelea por un título, en México, perdiste. ¿Qué aprendió Pablo Vicente de esa única derrota que tienes como profesional cuando estaba en juego la faja de campeón WBC Latino? 

Era mi primera pelea a 12 asaltos, nunca había pasado de más de 5 asaltos. Siempre había noquedado, como máximo, en cinco asaltos. Aquel combate fue en México, contra el hijo de un excampeón, Marcos Villasana. Fue bien dura, no me vi perder, ni tampoco el pueblo mexicano. Ellos abucheaban la pelea, decían que yo había ganado, Ir a México a pelear como profesional es difícil. Incluso, fui en 135. Tuvimos que replantearnos y trabajar.  

Aprendí que no se pueden dejar las cosas en manos de los árbitros. Cuando tienes la oportunidad de ganar o de noquear tienes que ir siempre a ganar lo antes posible. Opté por eso, de ahí mi nombre, El Juez Vicente. No puedo esperar que otros hagan el trabajo por mí.  

¿Qué representa el entrenador Julio Archibold en tu carrera? 

Me ayuda con sus consejos, experiencia y enseñanzas. En lo personal, no solo es mi entrenador: es un gran amigo, la persona en la cual me apoyo cuando tengo situaciones duras. Me brindado su mano, me ha abierto su casa. Es como mi familia.  

¿Qué significa Panamá para ti? 

Siento a Panamá como mi casa, como si hubiese nacido. Me han adoptado muy bien, me han querido desde el presidente de la Comisión de Boxeo hasta mi entrenador. Desde que llegué he respetado a las personas, me he hecho querer mucho. Las personas me han cogido cariño, me apoyan y cuando peleo, el coliseo está lleno, la gente me aclama. Me siento un panameño más, gracias a Dios y a los panameños que me permiten sentirme así. Es mi otra casa.  

Cuando peleas, ¿sientes que representas todavía a Cuba? 

Siempre, en cualquier escenario, sigo representando a Cuba. Cuando me presentan dicen: Pablo “El Juez” Vicente, el cubano- panameño. Dondequiera que esté, esa es mi patria. Pero, Gracias a Dios que me ha permitido tener dos patrias en vez de una y ser querido en ambas. 

¿Visitas Cuba de forma regular? 

Al principio de haber llegado sí, pero no he ido desde el 2019. Pero he podido traer a mi mamá, pero quisiera tener también a mi lado a mi niño David, que está en Cuba. Él nació al mes de que yo vine y no puede conocerlo hasta lo 4 meses. Fue duro, un momento que sufrí mucho. La vida a veces te pone a prueba, son cosas que tienes que sacrificar para lograr tus objetivos. Hoy estoy más cerca de lograrlo.  

¿Ha estado tu mamá en la esquina en algunas de tus peleas? 

 Sí, en la pelea más importante que he tenido antes de la próxima del 25 de noviembre, la que fue contra Angel Rodríguez en enero de este año. Mi mánager me dijo que iba a hacer todo lo posible y ella pudo estar en ese día. Gracias a Dios, ahora la tengo también aquí. Ella es mi bendición, la que me da fuerzas. Ese es el motivo principal por el que vine, además de mis objetivos y aspiraciones. Ella y David son mi motivación.  

He podido ayudar a mi familia, ayudar en lo económico, pero noe stoy conforme, quiero más.  

¿Qué sentiste cuando ganaste tu primer título profesional? 

Estaba muy feliz. Me sentía como cuando estaba en Cuba, que era un niño pequeño que soñaba con eso. Me decía: cuando tenga un título, cuando tenga 10 peleas, un titulo y me vaya ranqueando entre los mejores 15 del mundo.  

Estoy contento, bastante satisfecho con lo que he logrado, pero quiero más. Todavía no he logrado lo que realmente quiero, ser campeón del mundo.  

¿Cómo es la vida cuando no peleas? 

Cuando no estoy peleando, no paro de entrenar. Tengo mi objetivo y mis metas bien trazadas y necesito seguir enfocado, mejorando para lograrlo.  

Te ha convertido en una de las más importantes figuras en el país Roberto Durán, Manos de Piedra, una leyenda del boxeo mundial. ¿Qué consejos te dio cuando lo conociste? 

Él ha estado presente en varias peleas mías en Panamá. Me dijo que siga metiéndole al boxeo, que me ve futuro. También, que no deje de entrenar y de oír los consejos de mi entrenador Julio Archibold. 

Boxeador cubano panameño Pablo Vicente junto a Roberto Durán, Manos de Piedra
Boxeador cubano panameño Pablo Vicente junto a Roberto Durán, Manos de Piedra

¿Cómo fue la experiencia que viviste al entrenar junto a Ismael Salas y otros grandes boxeadores en Estados Unidos hace unos meses? 

La decisión de ir a entrenar con Salas fue de mi equipo, para que fuera conociendo. Fue un sueño cumplido. Siempre me gustó su sistema de entrenamiento y fue una experiencia increíble, por la energía de ese gimnasio, el compañerismo, todos te quieren ayudar. Ismael Salas es uno de los mejores entrenadores a nivel mundial. Estuva bajo su tuleta,me encontré con excompañeros del equipo nacional de Cuba, como Argilagos y Robeisy. También conversé con Ugás, quien es uno de mi ídolos. Con Erislandy Lara. Puede guantear con boxeadores estadounidenses. Puede conocer el nivel boxístico que hay allá. Eso te ayuda a no bajar la guardia cuando regresas.  

¿Has pensado asentarte en Estados Unidos? 

No es una opción hoy, no digo que no porque no sé que requerirá mi carrera en el futuro. Pero he hecho una vida aquí en Panamá y estoy bien. El año pasado fui el mejor boxeador del año, algo que ni en mi país logré tener. Fue algo que no me esperaba, hubo bastante polémica por eso.  

Eres el número 1 en el ranking superpluma del Consejo Mundial de Boxeo y este 25 de noviembre tendrás la pelea más importante de tu carrera hasta el momento, contra Muhammadkhuja Yaqubov, el número 2. Quien gane esta pelea eliminatoria tendrá el derecho de enfrentarse al campeón mundial del organismo, O’Shaquie Foster. ¿Cómo te has preparado para este momento decisivo? 

Es la pelea más importante de mi vida, ya que ganando puedo ser el mandatario por el título mundial. En esto me estoy jugando mi carrera, mis siete años en los que vengo luchando por una oportunidad así. He hecho piscina, montaña, con preparadores físicos, la recuperación. Trajimos a un compañero de Venezuela para que nos ayude a entrenar, con un estilo parecido al de Yaqubov.  

Nos hemos preparado bastante bien y estamos en la etapa final. Solo terminado la preparación con el peso y otras cosas, para esa noche darlo todo.  

¿Has intentado alguna vez representar a Panamá en torneos internacionales? 

Ya no, pero cuando llegué, al año, estuvimos estuvimos conversando con la Federación de aquí para ver cuál era la forma de ir por Panamá a un Mundial. Existían muchos requerimientos y se me iba a hacer difícil mantener la carrera profesional junto con la de amateur y decidimos por la primera. También estaba un muchacho panameño en la selección decidimos mejor dejarlo. Ya, con el nivel de mi carrera profesional, no creo que me permitan boxear como amateur. Pero represento a Panamá como profesional, siempre voy con las banderas de Panamá y Cuba.  

Si logras la victoria en esta pelea, ¿podríamos ver a Pablo Vicente pelear por un título mundial en 2024?  

El plan es que no pase de 2024 el tener la oportunidad de pelear por un título mundial. 

¿Qué sueños y metas le quedan por cumplir a Pablo Vicente, dentro y fuera del ring? 

Son mucho, pero lo primero que tengo ahora en mente es ganar esta pelea eliminatoria y después, tener la oportunidad y ser campeón del mundo. Después, ver si puedo unificar o subir de peso a enfrentar a los mejores del mundo en la división de las 135 libras, donde están algunos de los mejor del mundo. En lo personal, comprarme mi casa en Panamá, poder traer a mi hijo y vivir con la familia.  

Que no duden los seguidores que voy con todo por la victoria.  

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Imagen cortesía de Redes Sociales de Pablo Vicente