En días recientes, el viejo y peliagudo debate sobre el manejo de los fondos que la FIFA dona para el desarrollo del fútbol cubano volvió a tomar vida en redes sociales.

No es la primera vez, ni será la última, que se hable de ello. De hecho, es una problemática que siempre ha estado ahí, pero que durante dos años había permanecido a la sombra de la euforia que despertó la selección tras el llamado de los legionarios en marzo de 2021.

Si bien la institucionalidad futbolera de la isla ha abordado de manera explicativa el manejo de estos fondos alguna que otra vez en programas de la televisión nacional, si bien las auditorías que ha realizado FIFA no han revelado —al menos que se sepa— ninguna irregularidad, lo cierto es que los números siguen sin cuadrar con la realidad.

El periodista francés Romain Molina —una de las voces más influyentes en temas relacionados con la corrupción en las instituciones futboleras— revivió el debate el pasado 27 de diciembre en su cuenta personal de X, tomando como referencia los datos publicados recientemente por la propia entidad mundial, sobre las cantidades destinadas a cada federación como parte del proyecto FIFA Forward entre 2016 y 2022.

Molina se preguntaba cómo era posible que, habiendo recibido 8 millones de dólares en seis años, los futbolistas cubanos no pudieran quedarse las camisetas después de los partidos.

“Entre 2016 y 2022, la FIFA dio $8 millones a la federación de fútbol de Cuba. Entonces, ¿cómo los dirigentes pueden explicar hoy en día que los jugadores no puedan guardar una camiseta cuando juegan con la selección? ¿Dónde ha pasado todo ese dinero?”, escribió el prestigioso investigador.

El francés hacía alusión a los sucesos virilizados en redes sociales y grandes medios del periodismo deportivo el pasado mes de noviembre cuando, tras el partido de fecha FIFA entre Rusia y Cuba, las cámaras captaron un vergonzoso momento en los túneles de vestuario: el futbolista cubano Fabian Gloor debió negarse a intercambiar camisetas con un jugador ruso, explicando que no podía darle la suya porque “en Cuba no tenemos suficientes”.

Pero no es esta la única realidad que contrasta con las cifras recibidas de FIFA. A decir de Marcel Hernández, delantero cubano que milita en el Club Sport Cartaginés de Costa Rica, las condiciones de alojamiento y alimentación durante las concentraciones de la selección cubana distan mucho de ser aceptables.

Marcel Hernández, futbolista y empresario: “los negocios siempre me han gustado”

En marzo pasado, tras no aparecer su nombre en la lista de convocados para las últimas fechas de la Liga de Naciones 2022-2023, el ariete explicó a medios ticos que había tomado la decisión de no regresar a la selección hasta que no cambiaran estas circunstancias.

“Nosotros no comemos bien, no tenemos buenos hospedajes. La decisión de no ir a la selección es propiamente mía. Cuando haya cosas que cambien y que estén en favor del jugador, llegar ahí y poder representar bien a la selección, entonces con todo el gusto del mundo acudiré”, sentenció el goleador.

Otra de las realidades que abren la brecha de los cuestionamientos sobre el manejo de este dinero, recae en el tema de la infraestructura. En no pocas ocasiones durante los últimos años, la selección nacional ha tenido que jugar en terceros países partidos que correspondían jugarse en condición de local.

Esto debido a que, en todo el territorio nacional, aún no se cuenta con un solo estadio que reúna todas las condiciones para garantizar la acogida de partidos internacionales bajo cualquier circunstancia.

Siendo que, por ejemplo, durante la última Liga de Naciones, el crucial partido de local ante Honduras, debió jugarse en República Dominicana, debido a que este estaba programado para horario nocturno y no existe en todo el país con un solo estadio de fútbol con luz artificial.

Una situación que se viene arrastrando desde hace varios años. Pues ya desde 2019, en el marco de la primera edición de este torneo, Cuba debió trasladar su localía a Islas Caimán en todos los partidos en que debió ejercer de anfitrión.

Mucho más deplorable es el tema de la infraestructura cuando se habla de la Liga Nacional de Fútbol. La cual se juega mayoritariamente en “estadios” (potreros con gradas) cuyas condiciones distan considerablemente de las mínimas necesarias para ser llamados “instalaciones”.

Otro de los aspectos que podría cuestionarse tomando como referencia estos datos, es la constante evasiva a contratar un entrenador con experiencia contrastada en el fútbol profesional, a pesar de ser esto una necesidad ya evidente.

Si bien en algún momento fue comprensible por el tema salarial, ahora que conocemos las abultadas cifras que se manejan, el tema salario está cada vez más lejos de ser una justificación aceptable.

Contrastar los números con la realidad deja muchas interrogantes. ¿Quién maneja realmente estos fondos? ¿Puede la AFC disponer de ellos de forma independiente a las instituciones cubanas a las que se supedita? Y la más importante de todas: ¿por qué, ante tanta evidencia, la FIFA hace la vista a un lado?

Odelín Molina: «me sentí utilizado por los directivos del fútbol cubano»

Mantente actualizado con Telegram y disfruta nuestras historias en YouTube

¿Quieres estar siempre al tanto de la actualidad del deporte cubano? Únete a nuestro canal de Telegram: ¡lleva a Play Off en tu bolsillo! Haz click para seguirnos: Canal de Telegram Play-Off Magazine.

Historias de deporte cubano contadas con una mirada profunda a la vida personal de los protagonistas y la sociedad, Para disfrutar nuestras exclusivas suscríbete en: Canal de YouTube Play Off-Magazine.

Imagen cortesía de DESMOND BOYLAN / AP
https://googleads.g.doubleclick.net/pagead/ads?ad_type=video_text_image&client=ca-video-pub-4968145218643279&videoad_start_delay=0&description_url=http%3A%2F%2Fwww.google.com&max_ad_duration=30000&adtest=on