Yaniuvis López Sagó es una atleta poco común. Con una altura considerable y poca musculatura para la impulsión de la bala, ella busca, a sus 30 años, las mejores marcas de su vida.

Tampoco es de las atletas más seguidas por los medios de comunicación cubanos, quizás por eso su historia de lucha por la vida ha pasado desapercibido para los seguidores del deporte en la isla. En una reciente visita a su tierra natal, la balista indómita nos acercó a su historia.

Fue en el oriente del país donde Yaniuvis comenzó en el atletismo. Allá, en el central Los Reynaldo, en Songo La Maya, se inició en el deporte.

«Al atletismo llegué gracias a esos profesores. Efectuaba varios implementos y cuando gané en los eventos municipales y provinciales me llevaron para la Escuela de Iniciación Deportiva “Capitán Orestes Acosta», en Santiago de Cuba.

«Después me incliné por el lanzamiento del disco y así llegué a la Escuela de Superación Para Atletas en La Habana. Pero por situaciones del destino no había matrícula para esta especialidad. Me deprimí, quería regresar. Pero un profesor me incluyó en la impulsión de la bala y toda la vida se lo agradezco».

Al Campeonato Mundial de Atletismo de 2017 llegó Yaniuvis con 31 años, la misma edad con la que muchos deportistas de élite comienzan a pensar en el retiro. Pero su camino no había sido fácil, por eso, en lugar de rendirse, Yaniuvis llegó a Londres en busca de sus mejores actuaciones.

«A mis 31 años de edad han llegado mis mejores resultados. Este 2017 ha sido un renacer de mi carrera. Llegué a los 18,90 metros, una marca que antes me había resultado esquiva. Pero también este año ha sido duro, inicié la preparación en enero, aunque desde septiembre de 2016 estaba esperando en el “Cerro Pelado» —centro para atletas de alto rendimiento—.

«Por poco rendimiento en Rio 2016 (lugar 13) me dieron baja de la matrícula oficial de la escuela. Tuve que exigir mi regreso, no podía aceptarlo así y finalmente me reingresaron. Competí en marzo en el Campeonato Nacional y gané; luego en el Memorial Barrientos superé a las mejores del área, contra todo pronóstico. Por eso llegué al Mundial de Londres, el único evento internacional en el que me incluyeron en este año.

»Londres resultó un buen evento. Es una ciudad muy linda, pude ver el Big Ben, el Palacio Real, el puente levadizo y otras atracciones. Había mucho frio también, el día de la final llovió. Imagínate, el círculo mojado. Muchas con posibilidades fallaron, por miedo a caerse. Gracias a Yipsi Moreno que me dijo: “La que gane hoy será la mas inteligente”. Pero no estoy satisfecha, sin dudas ese tiro de 18,03 metros que me colocó octava, es superable».

Un octavo lugar en el Campeonato Mundial es siempre una gran actuación para cualquier deportista. Pero para Yaniuvis, Londres tiene un sabor diferente, para ella, Londres representa un bálsamo. A sus 31 años, Yaniuvis ya venció su batalla contra la Leucemia.

La plata conseguida en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, es el mejor resultado de la esta santiaguera. Foto: Roberto Morejón.
La plata conseguida en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, es el mejor resultado de la esta santiaguera. Foto: Roberto Morejón.

«Al día siguiente de acabarse el Campeonato Nacional de 2012, estando en la escuela, empecé a escupir la sangre. Rápido me llevaron para el Hospital Naval y allí, tras una prueba dolorosa, me diagnosticaron Leucemia.

»En ese momento mi mundo cambió. Mi madre y mi padre se mantuvieron a mi lado todo el tiempo. Gracias a ella estoy aquí, porque se mantuvo fuerte. Cuando me trasladan al CIMEQ me hacen nuevamente la prueba, pero mis pulmones se vieron afectados. En el “Cerro” me apoyaron mucho, me dejaron en la escuela para que me atendiera en el hospital. Fueron momentos duros, la recuperación fue lenta y dolorosa.

»Después de esos tristes momentos mi salud mejoró. Hice los ciclos de sueros, y en lo único que podía pensar era en tener hijos. Nunca imaginé que volvería al campo de competencias. Mi madre estuvo a mi lado todo el tiempo, dándome ánimos y pensando que yo podía superar mi enfermedad. Fue deprimente, perdí el cabello, me vi muy delgada, demacrada. La Leucemia, como otros tipos de cáncer, provoca cambios en el organismo.

»Regresé al terreno en 2014, Veracruz fue la prueba de fuego y me fue bien, a partir de ahí me convencí de que podía llegar lejos. Rio 2016 fue mucho más fuerte, el reto era mayor. Estar entre los mejores 20 del mundo es un mérito para cualquier atleta, pero aquí exigen más».

– ¿Cómo fueron los entrenamientos para regresar al primer nivel?

«Muy duros. Debía estar horas bajo el sol, sudaba mucho. Mi entrenador de aquella época me exigía demasiado. Al menos yo pensaba así, me sentía exhausta. Pero esas exigencias me permitieron llegar a Veracruz y luego a Rio. Aun así pienso que fue brusco y doloroso, pero siempre he querido superar mis marcas y continuar en el deporte. Y entrenar así era la única forma posible para conseguirlo.

»Gracias a Dios por salvarme, pienso que mantener la fe me hizo más fuerte. Siempre he trabajado duro, concentrada en lo que quiero, soy muy disciplinada y me gusta que mis entrenadores me exijan. Gracias a eso, creo, también hoy soy una mejor atleta».

– ¿Cómo vez el tema del doping?

«En mi implemento los resultados están bajando. Ya no llegan a esos monstruosos 21 metros, creo que las pruebas que se hacen están influyendo, las atletas no se quieren arriesgar. Ahora en el Mundial anunciaron nuevas pruebas. Pruebas sorpresa. Te pueden encontrar en cualquier lugar y hacerte el examen. Creo que eso traerá nuevas marcas y nuevas campeonas».

– ¿Qué te depara el futuro?

«Las aspiraciones son muchas, llegar a los 20 metros. En 2018 tengo la oportunidad de probarme nuevamente en el área centroamericana, en Barranquilla puedo superar la medalla de plata de Veracruz 2014, estoy en mi mejor momento».

Imagen cortesía de AIN