Cuando se escucha la palabra softbol, a más de uno le vendrán a la cabeza los juegos de los domingos, los amigos, los tragos de ron y el momento ideal para despejar de la rutina semanal que termina por envolverte, pues como disciplina deportiva se ha visto relegada en la Isla con respecto al béisbol

Para Alain López Martínez, el llamado deporte de la bola blanda no resulta una mera diversión ocasional. Para él, representa más de 20 años de carrera consagrada a la práctica sistemática, hasta el momento en que terminó emigrando de su país, motivado por las necesidades económicas, cuando era un integrante fijo de las selecciones nacionales.  

Su historia, plagada de desatenciones hacia el bienestar del deportista que lo deja todo por su disciplina -muchas veces sin que le entreguen ni lo más mínimo para desempeñarse en el terreno-es tan real como la de un país que no presta atención alguna al “hermano” de la pelota, que se lleva todos los mimos.

López comenzó primero en el pasatiempo nacional a la edad de 10 años, pero su paso por este duró solo unos pocos meses, justo hasta el momento en que quedó maravillado con el deporte que lo vio formarse como atleta y persona.

Sofbolista cubano Alain López
Sofbolista cubano Alain López

En su primer año en el softbol logró participar en el campeonato nacional, certamen en el cual obtuvo el título de mejor lanzador del torneo, una muestra de la calidad que atesoraba.

“Con alrededor de 11 años fui el mejor pícher de Cuba y creí en ese momento que lo mío no podía ser otra cosa que jugar softbol”, cuenta Alain López, quien fuera un habitual en conjuntos nacionales.

Pero no todo fue fácil, pues el exlanzador de los equipos Habana y Cuba tuvo que desandar por terrenos de carencias y necesidades básicas sin suplir, pero las dificultades no frenaron su ímpetu ni las ganas de hacer su trabajo en el deporte que ama.

El softbol ha sufrido el hecho de que el béisbol sea el “preferido”, el que demanda mayores atenciones de cara a la disposición de recursos y condiciones mínimas para mejorar los resultados. Fueron campeonatos de no recibir siquiera los implementos imprescindibles para la práctica, como los guantes o los uniformes, o que les llegaran trajes de tallas desproporcionadas, que no servían a nadie.

“Cuando entrenábamos no teníamos merienda ni almuerzo y, en ocasiones, ni agua”, recuerda el lanzador, quien no obstante a tantos obstáculos, alcanzó con su equipo tres subcampeonatos y cuatro medallas de bronce, además de subtitularse en par de ocasiones en la Olimpiada del Deporte Cubano.

Además, también formó parte del equipo nacional que asistió al Campeonato Mundial de Softbol masculino con sede en dos ciudades de la República Checa en 2019.

Pese a que estaba en la élite de su deporte en Cuba y era llamado a las preselecciones de la Isla para eventos en el extranjero, las circunstancias lo llevaron tomar una dura decisión, la de emigrar en busca de un mejor futuro.

“Decidí dar este paso debido a la precaria situación económica. Aunque aún pertenecía al equipo Cuba, me hicieron un contrato y decidí no volver al país”, cuenta.

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Dejar el país y su gente no fue una decisión sencilla por Alain, quien pensaba también en sus seres cercanos. “La familia lo asimiló bastante bien; entendieron que sería la única forma de mejorar la calidad de vida de todos, económicamente hablando”, afirma.

Detrás quedaba Cuba, los familiares, el sofbol del campeonato nacional, la lucha diaria por mejores resultados, para enfrentar un reto importante: el cambio de vida en otra nación, con otros niveles de exigencia, pero sueña incluso con integrar el equipo nacional de su nuevo país.

“Me he adaptado bastante bien a México y juego en un club aquí donde vivo. Creo que me he vuelto mejor atleta al poder chocar con los mejores de este deporte, cosa que en Cuba es difícil. Espero poder hacer el equipo nacional mexicano y representarlo de buena manera, porque con mi país no podré hacerlo más”, manifiesta.

Las decisiones tomadas por personas que en muchos de los casos ni siquiera han practicado deportes conllevan a perder atletas importantes para el deporte cubano, pues Alain sufrió, como otros, la falta de atención hacia los atletas que entran fuerte en condiciones muchas veces complicadas.  

“Mi madre perdió una pierna y estaba en silla de ruedas. Nuestro entrenamiento era en Ciego de Ávila y casi no tenía comunicación con ella. Pedí un teléfono fijo y nunca lo pusieron. De igual forma no recuerdo haber recibido nada por parte de las autoridades deportivas para mejorar mi calidad de vida. No recuerdo que me hayan dado, tan siquiera, un guante para jugar”, explica.

“Estuve 15 años en el equipo Habana, cinco de ellos jugamos sin trajes, el resto solo daban una camisa y un pantalón, ni gorras, ni medias. Los uniformes los daban en el tren, nuestro medio de transporte, y en ninguno de los casos acertaban con el número o la talla que pedíamos. Parecíamos payasos con la ropa ancha o estrecha. Estas son cosas que no son tan difíciles de gestionar, pero el sofbol no le importa a nadie en Cuba, solo dos o tres como yo sí sufrimos de verdad y luchamos por mantenerlo”, dice.

Alain López softbol cubano
Sofbolista cubano Alain López lanzando

Para él, las ganas de mejorar como persona y atleta solo se consumaron cuando llegó a México, aunque aún ansia, entre muchas cosas, ser campeón mundial en su deporte.

Su momento más feliz, sin embargo, lo vivió en la victoria alcanzada ante Canadá para convertirse en subcampeón mundial y la posibilidad de clasificación a los juegos Panamericanos de Lima 2019.

Su día a día en el país azteca, aunque feliz, resulta bastante sacrificado. De lunes a viernes trabaja en una imprenta por la mañana; en la tarde entrena, y en la noche juega, mientras que los sábados y domingos juega en horario matutino.

“Nunca imaginé siquiera salir de allá, pero creo que era suficiente lo que estaba ocurriendo. Acá, con mi talento, puedo ayudar a mi familia y vivir un poco mejor. Me encantaría volver a Cuba, tengo a mi familia que es lo más importante para mí”, afirma.

Gian Franco Gil y Alejandro M. Abadía Torres

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