Después de tantas décadas de béisbol y con 34 peloteros antillanos que han jugado en la tierra del sol naciente, cabe preguntarse si, después de la gloria que ha alcanzado allí, Alfredo Despaigne ha sido el mejor bateador cubano que ha pasado por Japón.

El granmense fue campeón con el SoftBank y junto a Liván Moinelo ha entrado en la historia, pues llegaron a cuatro títulos y son los cubanos con más coronas de la Serie de Japón en la historia de la NPB, al destronar a su compatriota Orestes Destrade, cuyos logros personales ayudaron a que Seibu ganara 3 Series de Japón y 3 títulos de la Liga del Pacífico.

En sentido general, la carrera del toletero de SoftBank se ha colmado de triunfos en estas siete temporadas que acumula allí, en las cuales ha ganado varios títulos individuales también, y que debe seguir creciendo pues aún no se ha retirado.

Ahora bien, ¿ha sido Alfredo Despaigne el mejor bateador cubano que ha visto ese país? ¿Quién puede acercarse a su rendimiento?

Buscando el mejor bateador cubano en Japón

Pocos peloteros, madero en mano, han acumulado números durante más de sesenta años de presencia antillana en ese béisbol como para sentarse en la conversación con el granmense, y diríamos que el círculo es muy reducido.

Un punto y aparte merece Roberto «Chico» Barbón “el primer jugador latinoamericano en jugar en la NPB y el extranjero número 31 en firmar con un club japonés desde el establecimiento del actual sistema de 2 ligas en 1950”, recuerda Béisbol Japonés.

El de este pionero es un caso muy especial, pues es uno de los latinos con marcas más difíciles de lograr, pues acumuló 11 temporadas, todavía muy por delante de los demás cubanos, pues es precisamente Despaigne quien le sigue con 7 campañas.

Chico es el extranjero con más bases robadas en la historia de la NPB con 308 y es junto el norteamericano Larry Raines, el único extranjero que ha podido ganar un título de bases robadas.

A estos sumemos que fue líder de ese apartado en la Liga del Pacífico entre 1958 y 1960 y además, es el segundo latino con más partidos disputados de por vida en la NPB con 1.353, solo por detrás del venezolano Alex Ramírez con 1.744, como añade el sitio especializado. Incluso, se llevó el departamento de anotadas y de triples en par de ocasiones en su liga y el de hits en una.

Roberto «Chico» Barbón conectó, igualmente, más de 1000 hits, pero no era especialmente un impulsador (trajo para el plato 260) y solo bateó de por vida 241, aunque en su favor hay que decir que no eran los mismos tiempos y que, además de ser el que rompió el hielo, chocó con otras dificultades.

“Si hoy para los jugadores latinos una de las preocupaciones es la de adaptarse a los hábitos alimentarios japoneses, en aquel tiempo Chico Barbón, (con solo veintiún años) tuvo que superar otras costumbres como la de entrenar aun si caía nieve, por lo que aprendió a calentar sus manos colocándolas sobre carbones encendidos, ubicados por todo el terreno. Para colmo, en aquel entonces no había hoteles “occidentales” y como un japonés más tuvo que adaptarse a dormir en piso, utilizar letrinas a ras del suelo y tomar con palitos una comida que no tenía nada que ver con los gustos en este lado del océano Pacífico”, cuenta Nelson de la Rosa Rodríguez.

Aunque tuvo gran mérito, lo decantamos de la ecuación y miramos hacia Dayán Viciedo, quien relanzó su carrera en NPB, después de un no tan destacado paso por la MLB. Pero en su nueva casa se ha comportado como un bateador notable y estable.

Japón ha sido una tierra de oportunidades para Viciedo, que encontró el rumbo cuando llegó con 27 años en 2016. De hecho, en la pasada campaña redondeaba una buena zafra con Chunichi, pues bateaba 267 de average, con 109 hits en 409 veces al bate, entre los cuales destacan sus 17 jonrones, producción total que sirvió para impulsar 82 carreras para el plato, cuando llegó la lesión.

En medio de la misma llegó a la importante marca de 100 jonrones en la pelota de ese país, el 21 de octubre pasado, con lo cual se convirtió en el “vigésimo segundo jugador latino en alcanzar esta cifra y en el tercer cubano por detrás de Orestes Destrade y Alfredo Despaigne”.

Viciedo quiere demostrar que se encuentra recuperado de su lesión para la campaña 2021 y que está listo para seguir jugando en Japón, en donde ha sumado buenas marcas, pues ya fue líder de bateo y de hits de la Liga Central en 2018; además de ser escogido para el Equipo Ideal de dicha liga en 2018 y 2019.

También en 2018 se convirtió en el cuarto latino en ganar un título de bateo en la NPB, luego de liderar la Liga Central con un promedio de 348.

Por si no bastara, se convirtió en el primer cubano con Guante de Oro en ese circuito, al ser nombrado como el mejor primera base defensivo de la Liga Central en la temporada 2020.

Ha promediado por temporada 20.2 jonrones, 78.2 impulsadas, con 130 hits y un average final de 296, cifras más que respetables. En total, en cinco campañas ostenta 101 vuelacercas y 391 impulsadas, una muestra de que su rendimiento ha sido constante en estos años.

Si tuviéramos que elaborar un ranking, quizá el villaclareño se colocaría tercera en ese listado en busca del mejor bateador cubano en Japón, lo cual nos deja con las dos estrellas que se disputan el podio: Despaigne y una leyenda como el santiaguero Orestes Destrade.

Cara a cara de dos jonroneros

Destrade no fue un bateador cualquiera, sino un jonronero dominante durante su estancia, o al menos durante sus cuatro primeros años, cuando fue un verdadero azote que catapultó a su novena a varias coronas.

Tal fue su impacto que fue escogido por los fanáticos al equipo soñado de los Leones de Seibu, de la NPB, en una encuesta realizada por el portal japonés Full Count.

Orestes emigró con apenas seis años de la Isla, donde nació en 1962, rumbo a los Estados Unidos, país en que creció y se formó como pelotero. Desde muy joven estuvo en las fincas de los Yankees, desde 1981 hasta 1987, cuando en septiembre fue llamado a la novena mayor.

Su paso fue efímero, pero al menos vistió el uniforme a rayas en 9 desafíos, en los cuales tuvo 19 turnos al bate, con cinco hits. De allí, partió hacia los Piratas de Pittsburgh, organización en la cual compartió su tiempo entre las Menores y el primer equipo, momento en que pasó a la historia como el primer hombre ponchado por el gran Randy Johnson como profesional.

Entre sus dos períodos en Asia, jugó con los entonces Marlins de la Florida, pero la etapa inolvidable de Destrade, la que lo encumbró y que impulsó a los fanáticos de Seibu al voto, llegó en su estancia en Japón, repartida en dos etapas y unas cinco temporadas, de 1989 a 1992 y la última en 1995.

Fue un periodo corto pero intenso, que grabó a Orestes en la memoria beisbolera nipona. De 1989 y 1992, fue un azote, pues ganó 3 títulos de jonrones y 2 de empujadas en la Liga del Pacífico.

Por si fuera poco, sus logros personales ayudaron a que Seibu se llevara 3 Series de Japón y 3 títulos de la Liga del Pacífico, al tiempo que él alcanzaba el nombramiento de jugador más valioso de la serie de Japón de 1990.

Destrade tuvo cinco temporadas en Japón en las cuales pegó 160 vuelacercas, con 389 impulsadas en 1816 veces al bate, y en cuanto a jonrones ya ha sido superado por Despaigne, quien también lo aventaja en remolcadas con 464 de acuerdo con las estadísticas de Béisbol Japonés en su sitio web (al parecer sin contar la postemporada), aunque es notable que el granmense acumula ya cientos de turnos al bate más.

Pero en nuestro caso, quizás algo más preciso sería centrar el debate en un lapso temporal, para ser más certeros, porque en cuanto a duración y registros, la mayor cantidad de veces al bate de Despaigne le pudiera dar una ventaja sobre Destrade.

Mejor sería tomar las cuatro campañas iniciales de Destrade, de 1989 a 1992 y analizarlas juntos a las que serían las cuatro mejores de Despaigne, las que van desde 2016 a 2019, pues fue durante esos períodos cuando ambos fueron más regulares, con más de 400 turnos al bate en todas, con excepción de Destrade en su primera, quien, en casi 300 turnos, botó 32 pelotas.

Si miramos estas solamente, estaríamos diseccionando entonces sus períodos de mayor esplendor y entenderíamos quién fue más dominante en el pico de su carrera (aunque la de Despaigne no ha concluido y pudiera recuperarse tras un año de lesiones).

Entre esas zafras, Despaigne supera a Destrade en veces al bate, con 1829 por 1653, pese a lo cual cede en jonrones: 124 contra 154 del santiaguero, pero se acercan un poco más en impulsadas, pues el granmense trajo 357 para el plato contra las 366 de su competidor.

Otro dato interesante es el hecho de que Orestes recibió una cantidad muy superior de bases por bolas durante ese tiempo, pues en una incluso llegó a 100 boletos en su cuenta, aunque sí supera ampliamente a Despaigne en ponches.

Si bien habría que entrar en otros detalles para definir aún más la comparación, como la diferencia de calidad de la misma liga pasadas más de dos décadas, a simple vista, al menos en cuanto a jonrones e impulsadas, Destrade fue un bateador quizá más poderoso y ligeramente más impulsador, como enseñan sus frecuencias en ambos departamentos, en su época de esplendor.

En favor de Despaigne, hablamos de su durabilidad en Japón, sus totales que superan al santiaguero y sus cuatro coronas que lo convierten en el rey. Además, otras cotas como la que logró cuando en el segundo juego de la Serie de Japón igualó el récord de más remolques en un mismo partido de la final, con seis carreras en la victoria aplastante de su novena 13 carreras por dos.

Con cada duelo, además, se acerca a los 25 juegos en las Series de Japón que disputó Marcano, la mayor cantidad para un latino. Despaigne sigue escalando, pues empató como segundo con Alex Ramírez y Destrade, con 18 cada uno.

Es el primer bateador del SoftBank en disparar un cuadrangular con las bases llenas en un juego de la final también es uno de los antillanos con más jonrones en estas instancias, detrás de Orestes Destrade (6) y Yurisbel Gracial (5), pues tiene 3.

Tampoco olvidemos que en un departamento en que está cerca de ser el líder es en empujadas de por vida en postemporada, pues suma un total en todas sus presentaciones de 19, empatado con el venezolano Marcano, las cuales deber superar pronto.

Visto lo visto, hasta podríamos declarar un empate en primer lugar, pues Destrade luce como ligeramente superior en sus años dominantes -aunque Despaigne también estuvo impresionante-, mientras este último tiene en su forja números superiores en los totales por su mayor tiempo de juego.

Alfredo Despaigne puede seguir escribiendo historia todavía. No obstante, ya tiene su candidatura para ser tenido en cuenta cuando se habla sobre quién ha sido el mejor bateador cubano que ha pasado por Japón.

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