El comisionado nacional de béisbol y softbol Juan Reinaldo Pérez ofreció declaraciones a la prensa estatal cubana (Cubadebate) sobre las nuevas estrategias previstas para el pasatiempo nacional. El funcionario hizo especial énfasis en las políticas de selección de jugadores para el equipo Cuba y en las posibles estructuras que puede tener el campeonato doméstico cubano.

Las proyecciones de participaciones internacionales en el 2023 exigirán un fuerte trabajo para las autoridades del béisbol en la Mayor de las Antillas. El Clásico Mundial, los Juegos Centroamericanos y por último los Juegos Panamericanos mantendrán ocupados a los organizadores de la disciplina.

Solamente el Clásico Mundial, el evento más importante a nivel global, que no se celebra desde el 2017 demandará una exhaustiva preparación de los atletas y, por otra parte, se deberá contar con los mejores exponentes cubanos, sin importar la parte del orbe en que se encuentre jugando.

Comisionado nacional sobre la inclusión de jugadores en el equipo Cuba

“Dentro de la propia estrategia de proyección está que se inserten en nuestros equipos nacionales la mayor cantidad de peloteros que se encuentran jugando fuera de Cuba, y que por una zona u otra han salido del país. Estamos abiertos a ellos, siempre y cuando sean cubanos. La idea es que nos puedan representar internacionalmente, y para eso tienen que estar nacionalizados cubanos. Es una de las exigencias que tenemos hoy”, explicó el comisionado a Cubadebate.

Contar con jugadores que militen en ligas de otros es un tema ampliamente discutido por los seguidores de la pelota cubana. Si bien en los último años, jugadores como Yadir Drake y Erisbel Arruebarrena rompieron los esquemas, los procesos de aceptación de atletas continúan ahogados en la burocracia, y parece difícil tener un cambio en los procederes antes de que llegue el gran año para el béisbol, lo que compromete en gran medida una buena actuación de la tropa antillana.

En tanto, Reinaldo López confirmó la posición de la Comisión Nacional ante los llamados “desertores”. “Los atletas que han desertado en nuestros eventos no van a poder ser llamados a los equipos nacionales, ni a las Series Nacionales, en correspondencia con la ley migratoria cubana, que los inhibe de entrar al país en ocho años.

¿Qué necesita el béisbol cubano?

El béisbol cubano no necesita funcionarios que repitan como “papagallos”  el discurso establecido por los “títeres” que pasaron por el puesto. El deporte nacional necesita personas con otra mentalidad, con ideas nuevas, con la necesidad de romper esquemas para mejorar el movimiento deportivo cubano.

La escuadra nacional necesita nutrirse de lo que más vale y brilla en materia del béisbol. A estas alturas diferenciar quién abandonó la nómina en un torneo, o quien emigró en una lancha, no es una actitud digna de una Federación que no les garantizó unas condiciones de vida mínimas a esos jugadores.

Entonces, si ellos quieren defender los colores de su país deberían abrirle las puertas de la Isla. Deberían demostrarle respeto a esos atletas que han representado su patria en cada tribuna que han pisado. Una ley –antigua y obsoleta- no debería definir la conformación de un equipo, ni impedirle a un hombre aterrizar en el lugar donde nació, máximo porque huyeron buscando un mejor futuro para ellos y sus familias, esos que los añoran durante ocho o más años.

Nueva estructura de la Serie Nacional

Por otra parte, el directivo hizo alusión a las posibles estructuras que puede presentar la Serie Nacional. “La de esta Serie todavía está en proceso de aprobación y de decisión. La tenemos concebida para 90 partidos, pero por la situación del país debe ser de 75, e iniciar a finales de enero. Sería sin refuerzos y los playoffs de siete juegos a ganar cuatro. Luego, en noviembre, se realizaría una selectiva”, aseveró.

Además, el comisionado nacional se refirió a que “si bien hay muchas ligas en el mundo que mantienen en su estructura durante años, es un contexto  muy diferente al nuestro. En ese béisbol siempre han defendido conservar sus récords, por eso han mantenido reglas de juego, procedimientos, pero es profesionalismo total. Lo que interesa es la ganancia, el espectáculo”, expresó.

Preguntas sin respuestas

¿Acaso ser profesionales está mal? ¿Velar por las estadísticas de los jugadores y hacer cumplir las reglas es un error? ¿Tener un deporte que se autofinancie y no dependa de las limosnas del estado no es una fortaleza? ¿Querer generar un espectáculo alrededor del béisbol no garantiza la diversión del aficionado?

Esas y otras preguntas surgen al leer la retórica ignorante e infantil del señor comisionado nacional. El mismo que se escuda en la pandemia (que afectó al mundo entero), las condiciones económicas del país o el “favorito bloqueo”, para justificar los malos resultados de un deporte anclado en su peor crisis histórica. Sumergido en un pozo del que no parece haber salida, y en el cual los hombres encargados de rescatarlo pasan más tiempo firmando papeles en oficinas o viajando por carreteras que dando pasos objetivos para garantizar un cambio que resuelva las principales problemáticas.

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