A una edad en la que muchos abrazan el retiro, Armando Coroneaux se probó en una liga extranjera de fútbol, después de jugar, por mucho tiempo, en el campeonato cubano e integrar la selección nacional.

Antigua y Barbuda fue una escuela para él: aquella experiencia influyó mucho en un veterano jugador que, por años, ha militado en el equipo de Camagüey, por encima de las vicisitudes y dificultades que enfrentan los practicantes de este deporte en la Isla.

Coroneaux no piensa aún en el retiro y en la actualidad es uno de los veteranos jugadores que aporta calidad, experiencia y, sobre todo, conocimiento a la Liga Nacional de Fútbol, un certamen que lucha contra constantes dificultades, desatenciones y que trata de atraer multitudes.  

En esta ocasión, Mandy, como también se le conoce, comparece ante Play-Off Magazine en entrevista exclusiva para conversar sobre su carrera deportiva y conocerlo «más allá del deporte».

¿Cómo llegas al deporte Armando Coroneaux?

En mis inicios en el fútbol influyó mucho mi hermano. Él era futbolista y jugaba conmigo en el pasillo del edificio. A la edad de siete años, estudiando en la escuela primaria Amalia Simoni, el profesor Sergio Ismeli pasó seleccionando jugadores para practicar el fútbol y me apunté. A ese profesor le debo mucho porque me recogía en la escuela y me llevaba a entrenar a diario. Así fueron mis primeros pasos.

¿Qué entrenadores han aportado más a tu carrera?

Siempre voy a estar agradecido de todos los entrenadores que tuve y de todos aprendí algo. Pero siempre algunos marcan diferencia y de mi municipio no puedo dejar de mencionar a José Pillo y a Sergio Ismeli.

En la EIDE y en la ESPA, también tuve buenos entrenadores como Juan Carlos, El Punti , entre otros. Mi ídolo en el fútbol siempre fue Armando Cruz y en la primera categoría tuve la dicha de ser su alumno. Eso fue un sueño cumplido y aproveché cada una de sus enseñanzas, sobre todo, del posicionamiento y los movimientos en el terreno.

Todos ellos y los demás que se me quedaron sin mencionar, hicieron de mí el futbolista que soy. Con las limitadas condiciones e implementos que poseían, dieron siempre lo mejor de ellos para sacar el fútbol adelante.

¿Cuáles fueron las principales dificultades que tuviste para ejercer tu carrera?

Tuve que atravesar varias dificultades, sobre todo, con los implementos necesarios para jugar. Desde chiquito tuve que entrenar descalzo porque mis zapatos no estaban buenos. Recuerdo que en la EIDE las pelotas eran muy malas y los implementos deportivos no eran adecuados. Los deportistas cubanos son muy sacrificados por las difíciles condiciones en que entrenan. Creo que las ganas de ser un buen futbolista y el apoyo de la familia fue lo que me hizo salir adelante.

¿Qué momentos difíciles has tenido que pasar en tu vida y en tu carrera deportiva?

En lo personal, la muerte de mi abuelita cuando tenía 15 años fue muy difícil. Ella siempre estaba pendiente a todo y fue un duro golpe para mí, y más que estaba en el comienzo en mi vida deportiva. Fue doloroso, pero tuve que seguir para lograr mi sueño desde pequeño. Pienso que, desde arriba, ella esté orgullosa con la carrera que he hecho en el fútbol.

Con respecto al fútbol, tuve muchas, pero una que recuerdo mucho fue en el 2016. Ese año no tuve un buen campeonato y se habló muchas cosas de mí. Lo que no sabían esas personas que hablaron, era que tenía problemas personales y que eso afectó mucho mi rendimiento. Esas opiniones me dolieron mucho porque quienes hablaron nunca fueron capaces de preguntarme nada, ni cómo me sentía, ni tan siquiera, preocuparse por mi familia. Me dolió más incluso porque todos sabían que siempre he dejado todo por Camagüey desde chico.

¿En algún momento pensaste en dejar el deporte?

Sí, ese mismo 2016 quería dejar de jugar, como dije, por muchas cosas que dijeron sobre mí. Pero bueno, en aquel momento siempre conté con el apoyo de la familia, amistades y de personas que querían verme jugar. Al final, continúe y les demostré a todos los que hablaron que todavía quedaba Mandy para rato.

Veterano futbolista cubano Armando Coroneaux
Futbolista cubano Armando Coroneaux

¿Cómo incidieron esos problemas personales en tu vida deportiva?

Nosotros fuimos Campeones Nacionales y en diciembre del 2016 me dieron una casa en Nuevitas, mi municipio. Vivía con mi esposa en Camagüey, ya tenía mi hijo y cuando me mudé, me quedaba muy lejos el centro de entrenamiento.

Para poder ir a entrenar debía dejarla sola, algunas veces faltaba al entrenamiento y tuve otros problemas que no puedo comentar. Entonces, hicieron una preselección a la cual fueron cinco jugadores de Camagüey y yo no fui. Allí empezó todo.

Comentaron que yo no quería jugar porque no fui llamado a la selección y otras cosas que no eran verdad. En años anteriores, que fui llamado a la selección, entrenaba más duro para rendir y para ser llamado de nuevo. Soy uno de esos jugadores que lo dan todo por la provincia sin esperar nada a cambio: por eso me dolió mucho y las personas que hablaron esas cosas me conocen desde niño. Pero demostré que estaban equivocados.

En la vida de un deportista, la familia siempre es vital, pero en tu caso fue decisiva para el progreso y continuación de carrera.

Mi familia ha sido todo para mí y siempre han estado a mi lado desde el principio de mi carrera. Gracias a ellos, soy quien soy ahora, siempre en las buenas y las malas. Vivo orgulloso de mi familia, mi esposa, mis hijos y amigos. Si volviera nacer, solo pediría una cosa: la familia que tengo.

¿Cómo es la vida de un jugador en Cuba cuando no está jugando? ¿Puede vivir del fútbol Armando Coroneaux?

Para nadie es un secreto que la vida de un deportista en Cuba es dura. Cuando no estoy jugando fútbol empiezo a trabajar con los niños en el municipio, que es lo que me gusta. Fuera de eso, es la vida normal del cubano: inventar algo para no pasar mucho trabajo. No se puede vivir solo del fútbol, no da para subsistir, económicamente hablando.

Por su estilo de juego, uno de los mejores equipos cubanos con actuaciones en Copas de Oro fue el 2007. ¿Qué cualidades y aspectos destacas de ese conjunto?

Aunque en ese momento estaba en la sub-23, conocía bien el equipo y sus futbolistas. Había buenos jugadores, por posición dos o tres grandes futbolistas y no se notaba la diferencia: era un equipo muy unido y bien trabajado, técnico y tácticamente.

Todos luchaban en el terreno, creo que fue una vitrina para los jugadores que veníamos atrás y ese torneo nos llenó de hambre futbolísticamente, porque mostró que se podía jugar bien. Se debe destacar también la labor del entrenador Raúl Gonzáles Triana y su colectivo técnico.

¿Cómo recuerdas tu primera llamada a la selección nacional de Cuba?

Fue algo muy bonito: la verdad no lo creía, pero después de mucho sacrificio pude lograr lo que siempre había soñado. Aunque en esos primeros llamados no pude hacer equipo para ningún torneo, nunca se me olvidan esos momentos. Te puedo decir que el nivel que tenía la selección era muy alto.

Tu último torneo con la selección nacional fue en 2015 y no recibiste otra convocatoria, incluso, pese a que retomaste tu forma deportiva habitual. ¿Qué crees que influyó para que no te tuvieran nuevamente en cuenta?

Pienso que sí, que podía dar más en selección nacional, pero se comentó mucho, negativamente, sobre mí. Creo que eso influyó porque en el 2017 mi equipo obtuvo la medalla de plata, quedé en el once ideal en mi posición y anoté ocho goles (sobrepasando la cifra de 100 en los Campeonatos Nacionales) y ni me llamaron a la preselección. Lo mismo pasó en el 2019, pero les demostré que todavía tenía el nivel para estar allí. Yo me siento tranquilo y sé que por mí no quedó.

Tuviste la oportunidad de jugar en la Liga de Antigua y Barbuda. ¿Qué te aportó desempeñarte en ese torneo?  ¿Cómo se gestionó: por tu cuenta o mediante la Federación?

La oportunidad fue por mi cuenta: hablé con un amigo y le dije que quería jugar por allá y tuve suerte, porque en pocos días se dio todo. A él le agradezco y no lo hice quedar mal, porque me fue de maravilla. Fui con 34 años, pero me aportó mucho. A la hora de entrenar tienes que ser más profesional y tienes que rendir al máximo. Es una liga más competitiva: aprendí y mejoré en el nivel colectivo e individual. Con respecto a la cubana, tiene más organización, pero allá se juega un fútbol más rápido, de menos toques al balón y se juega de noche, por lo cual, es más cómodo para los jugadores.

¿Se puede vivir del fútbol en aquel país?

En aquel país los jugadores juegan y trabajan: lo que pasó fue que, por la pandemia, no pude regresar allá, pero hay buen criterio de los cubanos. El salario no da para vivir del fútbol, pero es una ayuda importante.

Más allá de lo deportivo: ¿qué representó esa oportunidad en lo personal para ti y para tu futuro? ¿Pensaste hacer vida en aquella nación?

Sí, representó mucho para mí, porque ves las cosas de otra forma a nivel del fútbol y también en lo personal. Al principio fue duro porque no sabía cocinar y tuve que aprender, pero esa experiencia me enseñó a ser más responsable. En el momento no pensé hacer vida allá, solo hacer bien las cosas para volver en otro momento porque uno tiene familia: soy padre de dos niños y ya hay que pensar en ellos también. Traté de regresar, pero la pandemia no lo permitió.

¿Qué resultado consideras el más importante en tu carrera?

Todos los resultados son importantes, pero ser campeón en el 2015 con mi equipo Camagüey fue algo que marcó a todos, por cómo lo hicimos. Implantamos un récord de victorias seguidas y Camagüey no ganaba un título desde hacía 37 años. Ser capitán de ese conjunto fue lo más bonito de mi vida.

¿Qué anécdotas marcaron a Armando Coroneaux?

En los Campeonatos Nacionales hay dos que nunca olvidaré. Recuerdo que nos tocaba jugar contra La Habana en Camagüey. Llevaba dos o tres partidos en los que no anotaba goles y Armando Cruz, que era el entrenador, pasa por los cuartos y me pregunta: ¿Vas a anotarle un gol a La Habana? Le dije que me pusiera, que le iba a marcar y así sucedió.

La otra anécdota fue contra Villa Clara en Zulueta. Ganarles a ellos allí es difícil, todo el mundo lo sabe. El año que fuimos campeones ganamos 1-0 y anoté el gol, con eso nos alejamos de ellos en la tabla y dijimos: si no somos campeones este año, no lo seremos nunca.

Internacionalmente, la anécdota que más recuerdo fue que le anoté dos goles a Panamá en el estadio Rommel Fernández. Yo no iba a jugar ese juego, pero había jugadores lesionados y el profesor Triana me dio la oportunidad. Fue una bonita experiencia y todo salió bien, gracias a Dios.

¿Cuáles son tus sueños tras terminar tu carrera como jugador?

Siempre uno quiere superarse: hasta el momento pienso en ser entrenador y me gusta esa idea. No sé si sea en Cuba o en el extranjero, pero sí me dedicaré a trabajar lo mejor posible y enseñar mi experiencia como jugador.

Más allá del deporte, ¿eres feliz con la vida que llevas?

Estoy contento con la vida que llevo. Por la familia y mis amistades, me considero alguien dichoso, porque me quieren allí a donde voy: así soy feliz y es lo que importa. No imagino mi vida lejos del fútbol, pero cuando no estoy vinculado a este, aprovecho para compartir con mi otro lugar sagrado: la familia.

¿Qué opinas sobre la Liga Nacional, la atención a los deportistas y su organización?

Nosotros acá en Camagüey estamos en una academia que tiene buenas condiciones. Algunas veces puede haber problemas con la comida, pero es normal en todos los equipos. Me gusta la estructura, es parejo para todos los equipos, solo no comparto que después que clasificas con tus jugadores tengas que pedir refuerzos.

Por lo menos, con nosotros, ha mejorado la atención, pero se puede hacer más. Esta generación de Camagüey le ha dado mucho al pueblo: fuimos campeones después de 37 años que no se ganaba un título y hemos conseguido varias medallas de plata y bronce. En ocasiones, creo que no se nos ha valorado mucho. Fue muy positivo las cosas que dieron este año: dos juegos de traje, las mochilas para viajar. Así los equipos se ven bonitos y creo que se puede seguir mejorando.

¿Qué crees que se puede hacer para mejorar el fútbol cubano?

Hay que trabajar mucho en la base, hacer las competencias nacionales en diferentes categorías y sacar más provecho en los contratos de jugadores. Aquí hay nivel para que jueguen más jugadores en diferentes ligas.

Me gustó mucho lo que se hizo ahora en esta fecha FIFA: había un equipo jugando partidos internaciones y otros jugadores aquí fueron llamados para jugar como selección B. Es muy complicado, ahora con los legionarios, que los están aquí jugando el nacional tengan oportunidad y ese torneo fue muy importante para ver a los jugadores de casa.

¿Se cumplieron los sueños que tenía Armando Coroneaux cuando comenzó en este deporte?

«Desde pequeño mis sueños giraban en torno a representar mi provincia y a mi país. Pienso que los cumplí con mucho sacrificio: he jugado varios campeonatos nacionales en diferentes categorías con buenos resultados. Con la selección de mi país participé en varios torneos importantes en diferentes categorías, sub-20, sub-23 y mayores: creo que sí, que se cumplieron.

¿Qué le aconsejas a los jóvenes jugadores que inician la práctica del fútbol?

El fútbol es algo que enamora rápido y es difícil desprenderse de él. A ellos, sólo les digo que jueguen con pasión y amor. Siempre hay dificultades de implementos, pero hay que reponerse a eso y seguir adelante, si verdaderamente lo amas. Que trabajen duro, que el fútbol cubano está dando pasos firmes y hay que seguir el camino.

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Imagen cortesía de María Caridad Lamela