Cada día, Harold Lázaro Quintana Figueroa desafía los obstáculos de la vida para hacer lo que le apasiona, dominar el balón. Tiene 22 años y nunca ha dejado de luchar por sus sueños, pese a que padece de Artogriposis Congénita Múltiple, enfermedad que desarrolló durante el embarazo de su mamá debido a una pérdida de líquido amniótico.

Dicha condición consiste en la contractura articular de varias extremidades del cuerpo. Además, provoca falta de calcio en los huesos. En su caso particular, ambas piernas y brazos se encuentran afectados. Cabe decir que solo el pie izquierdo tiene un poco más de desarrollo que el resto y con esto le es suficiente para que su mundo gire al compás de los toques que realiza a la pelota.

El equipo de Play-Off Magazine tuvo la oportunidad de conversar con él sobre su vida y conocimos una historia de superación que servirá de ejemplo para todo aquel que dude acerca de lograr las metas que se proponga, más allá de los obstáculos que le ponga la vida.

Debido a su condición, Harold Quintana no puede jugar al fútbol, pero encontró una modalidad del más universal que lo hace sentir pleno: el dominio del balón.Desde niño siempre seguí a Erick Hernández, por aquel entonces decía que yo era él (se ríe pícaramente). Por tanto, lo tomé como ejemplo a seguir y a partir de los 8 años comencé a practicar. Poco a poco me fui superando en cuanto a toques y control”, cuenta.

Precisamente, Erick Hernández fue el motivo por el que incursionó en esta modalidad.

“Al verlo practicando ese deporte, me llamó mucho la atención y me motivó para empezar a hacerlo por mi cuenta. Me hice fanático de esa modalidad al punto de que se convirtió en algo obsesivo para mí (se ríe). No me importaba si era un balón viejo o nuevo, yo solo sentía la necesidad de tocarlo.

“Cuando estudiaba en la escuela especial Solidaridad con Panamá tuve la oportunidad de conocer a Luis Carlos García, tengo que agradecerle a Guillén, quien era en aquel entonces mi profesor de computación. Yo le insistí durante mucho tiempo para que me presentara a Luis Carlos y así fue. Un día apareció en la escuela y fue un momento muy especial para mí. Luego, fue a verme al pre y estuvimos unos minutos dominando el balón, creamos una amistad y tuve la oportunidad de ser invitado por él para presenciar varias de sus actuaciones e intentos de récord.

“Fue gracias a esto que conocí a Douglas y Erick Hernández. En aquella ocasión, le mostré algunos de mis vídeos dominando el balón y quedaron impresionados. De hecho, tomaron mis datos personales para que en su próximo intento de récord yo participara y me diera a conocer haciendo mi propia presentación. Douglas me dio un plan de entrenamiento para que estuviera listo de cara a ese día”, explica.

Practicante del dominio del balón Harold Quintana
Cada día, Harold Lázaro Quintana Figueroa desafía los obstáculos de la vida para hacer lo que le apasiona, dominar el balón.

¿En qué consistía el plan de entrenamiento?

Abdominales, ejercicios para fortalecer los músculos de las piernas y realizar dominios con una bolsa de arena para aumentar la resistencia.

Pero fue esto, precisamente, lo que conllevó a uno de los momentos más duros en la vida de Harold. Las derrotas deben verse como experiencias, sacar algo positivo de estas y mejorar para que el futuro sea mejor. En aquel entonces, sintió que su carrera deportiva se iba a la basura debido a que padeció problemas físicos y mentales.

Durante los entrenamientos, realizó ejercicios de forma incorrecta y le afectaron el manejo de su pierna izquierda, con la cual domina el balón. Todo esto sucedió a pocos días de intentar tocar la redonda 200 veces en un minuto, lo que hubiese sido oficialmente, su primer récord.

Su mente pasó por un fuerte momento de estrés y culpa. Sintió que había quedado mal ante Douglas Hernández, Erick Hernández y Luis Carlos García, tres personas que lo habían apoyado de forma incondicional durante este tiempo. Pero Harold es un luchador y desde entonces, ha unido ese dolor con coraje y fuerza de voluntad para levantarse más fuerte y cumplir su sueño.

Desde el punto de vista físico, ¿cómo te sentiste cuando empezaste a incursionar en dominio del balón?

Al principio fue complicado, porque era algo nuevo para mí y el cuerpo terminaba muy cansado. Con el tiempo, la disciplina y la dedicación, me he ido adaptando a mis capacidades. De hecho, hoy por hoy puedo decir que estoy preparado físicamente para cualquier intento de récord que me proponga.

¿Qué récords tiene en mente realizar Harold Quintana?

El de 200 toques al balón en un minuto que nunca pude llegar a materializar por los problemas en mi pie izquierdo y luego quiero intentar la marca de dominar el balón recorriendo un kilómetro. Sé que este último es bastante complicado, pero con esfuerzo y entrenando duro lo puedo lograr.

¿Con quién has contactado para realizar tu primer intento de récord de manera oficial?

Luego de los problemas físicos y mentales que tuve, Luis Carlos García me ha ayudado mucho. Me envía planes de entrenamiento para que continúe mejorando, me llama, se preocupa por mí. Incluso, me dijo que cuando la situación epidemiológica lo permitiera, haría las gestiones correspondientes para realizar mi primer intento de récord.

Harold tiene una especie de ritual antes de entrenar que puede servir de ejemplo para todas las personas que se propongan conseguir cualquier meta en la vida.

“Antes de cada sesión, veo varios vídeos de motivación, es algo que me da mucha fuerza mental para afrontar la situación. Es una costumbre para mí”, dice Harold Quintana.

El amor que profesa hacia el esférico ha servido para que, a veces, lo cataloguen de “chiflado”, pero ¿acaso las personas más dedicadas y triunfadoras, no están un poco locas?

“Me siento muy feliz, es como si fuera mi mejor amigo, quizás piensen que estoy loco, pero es la verdad (se ríe). Cuando hago dominios solo pienso en superarme cada vez más y enfocarme en que yo sí puedo hacerlo”, afirma.

La pandemia también ha influido de forma negativa en su vida, pero a pesar de ello, su entrega y disciplina se mantienen intactas.

“No es menos cierto que la Covid-19 nos ha afectado a todos, pero en mi caso se me ha hecho bastante difícil interactuar con los profesores por internet, el estudio a distancia ha sido complicado, pero sigo dando el máximo para poder graduarme, pues me encanta mi carrera.

“Además, compagino la vida deportiva con el aporte en la casa. Por las mañanas me encargo de una mesita y en las tardes entreno. Para mantener la condición física realizo abdominales, ejercicios de piernas para fortalecer el músculo y luego trabajo duro con el balón. Me inventé una bolsa de arena que me permite llevar a cabo el fortalecimiento de mi pierna izquierda, con la cual hago los dominios del balón”, cuenta.

Rendirse no es una opción, la perseverancia es todo y Harold aplica esta máxima a su vida todos los días.

“En ocasiones, mi discapacidad limita el deseo que tengo por realizar algunas tareas, incluso choca con la capacidad de valerme por mí mismo, ir a la escuela solo, ayudar en el hogar, ver a mis hermanos el día que quiera. Para nadie es un secreto que mi mayor deseo sería caminar, pero nada de eso ha impedido que siga adelante, estoy orgulloso de estar vivo y eso es lo más importante”, expresa.

La familia es un pilar en la vida de Harold Quintana. Ha pasado por momentos difíciles y ellos lo han apoyado siempre.

¿Tu mamá tuvo complicaciones posteriores al embarazo?

No, después del parto todo fue bien, pero cuando yo tenía 9 años le detectaron un tumor maligno en el cerebro y falleció debido a eso. Aunque era muy pequeño, la pérdida de una madre siempre es dura y me sentí destruido. Mis abuelos se encargaron de mi crianza y hoy les debo todo lo que soy. Por tanto, estoy listo para compensarles lo que han hecho y siguen haciendo por mí.

Cuando habla de sus abuelos, los cataloga como parte fundamental de su vida: “Estoy con ellos desde que tengo dos meses de nacido y ya tengo 22 años, así que imagínate”, dice, se ríe y los ojos se le iluminan.

¿ Y tu papá?

Mi papá y yo nos vemos poco debido a su trabajo, pero mantenemos buena comunicación vía telefónica, pues él labora en el sector de la salud y actualmente se encuentra prestando ayuda a los pacientes con Covid-19. Por mi bienestar, lo mejor es que nos mantengamos así por el tiempo que dure la pandemia.

La escuela ha sido una segunda casa para Harold Quintana, quien se enorgullece de haber cursado sus estudios primarios y secundarios en “Solidaridad con Panamá”, centro ubicado en su natal Boyeros.

“Estoy eternamente agradecido con la institución y sus profesores porque formaron gran parte de la persona que soy hoy. Ellos son mi segunda familia”, dice.

Eduardo García Delgado fue el preuniversitario donde estuvo los tres años del Bachillerato, hasta que realizó las pruebas de ingreso a la Universidad y optó por la carrera Licenciatura en Contabilidad y Finanzas.

“En 2018 empecé a padecer de los riñones, lo que provocó que perdiera un año de carrera. Sin embargo, me reincorporé y ya estoy en tercer año. Mi pasión es el dominio del balón, pero estoy consciente de que graduarme es la prioridad en mi vida. Creo que es la mejor manera de retribuirle a mis abuelos todo lo que han hecho por mí”, afirma.

Como casi todo niño cubano, el deporte que primero le llamó la atención a Harold Quintana fue el beisbol, aunque también sigue el fútbol.

“Soy fan de los Industriales, asegura. Aquí en la casa se veía mucha pelota desde que tengo uso de razón y por tanto es difícil que no te termine gustando, pero en general, me gusta toda actividad deportiva, especialmente el fútbol.

“Mi afición empezó en el 2010, por tanto, soy fiel seguidor del Barcelona y de Lionel Messi. Me enamoró desde el primer momento, es algo único para mí. Los 90 minutos que duran los partidos son de una intensidad tremenda, la adrenalina, la emoción, los jugadores, todo lo que rodea al más universal, es muy importante en mi vida. Más allá de eso, me siento privilegiado de haber podido disfrutar de la era de Messi y Cristiano”, expresa.

Atleta de dominio del balón Harold Quintana
Cada día, Harold Lázaro Quintana Figueroa desafía los obstáculos de la vida para hacer lo que le apasiona, dominar el balón.

Pese a sus limitaciones físicas, ha aprendido a convivir con ello y agradece al colectivo de profesores de la escuela Solidaridad con Panamá: “A lo mejor cinco o seis años atrás, te podría decir que no manejaba bien mis limitaciones, pero ellos me ayudaron y enseñaron a vivir sin complejos, a ver la vida desde el optimismo”.

Antes de la pandemia, practicaba una serie de actividades deportivas y sociales como cualquier otro joven de su edad, pero ha sabido adaptarse a los tiempos que vive y nunca ha dejado de perseguir su sueño: “Diariamente, jugaba con mis amigos, salía a fiestas, compartía con ellos, pero ahora que no se puede, me enfoco en mí, entreno y trabajo, trato de no tener una vida sedentaria”.

La resiliencia de este joven llega al punto de haber creado un canal de YouTube con la intención de subir videos donde aparezca él dominando el balón y sirva de inspiración para todo aquel que crea imposible cumplir sus sueños.

“Darián Ávila Veg, Yordan DeMabe, Ernesto Hernández Pacheco son unos amigos míos desde la infancia. En varias ocasiones conversamos sobre el don que poseo y qué podíamos hacer para explotarlo. Se les ocurrió la brillante idea de crearme una cuenta en YouTube donde cuelgo vídeos grabados por Ernesto y editados por Yordan.

“Las publicaciones en el canal serán dedicadas a todo el que piense ‘no puedo lograr mis sueños’. ¡No es así!, La falta de interés y de fuerza de voluntad son los sentimientos que en ocasiones no nos permiten avanzar. Mi objetivo es que mi historia sirva de inspiración para el que no se atreve a dar un paso importante en su vida. Pronto habrá más sorpresas, ideas muy novedosas e invitados especiales que espero sean del agrado del público”, dice Harold Quintana

Hubo personas que son la otra cara de la moneda y que nunca apoyaron su idea de dominar el balón, quizás por miedo o simplemente por truncar una meta.

“Al principio mi abuela no me apoyaba mucho con el deporte por mi condición de discapacitado. Por tanto, le pedí un permiso al doctor que me atendía en aquel entonces y no accedió a dármelo”, recuerda.

¿Por qué?

No me dio el permiso debido a mi enfermedad, pues no creyó que yo pudiera realizar dichas actividades. A pesar de ello, seguí practicando y haciendo lo que me gusta. En este sentido el apoyo de mis amistades ha sido muy importante. Entre ellos, Luis Carlos García, mi profesor, mi amigo y un grande del dominio del balón en Cuba, al cual admiro mucho por lo que hace y como ser humano.

Sin embargo, Harold Quintana conoce sus límites, sabe de lo que es capaz y por tanto no se amilana ante este tipo de situaciones.

“Mi motivación principal es certificar un récord en el que llevo trabajando tres años y es tocar el balón 200 veces en un minuto. Ya lo he logrado en varias ocasiones, pero por el momento no he podido hacerlo de manera oficial debido a la pandemia. Esa es una de mis metas y si la salud me lo permite estoy seguro de que lo lograré.

“Sería un sueño cumplido algún día poder ser parte de la escuela del dominio del balón y poder compartir mis experiencias. Además, me gustaría representar a Cuba en algún evento internacional, sea donde sea, lo haría con mucho orgullo”, afirma.

¿Has estado en contacto con el INDER en algún momento?

No, nunca, todo lo que he logrado ha sido por mis propios medios y gracias a la ayuda de mis familiares, amigos, Luis Carlos García, Douglas Hernández y Erick Hernández.

¿Qué metas y sueños tiene Harold Quintana?

Primero que todo, mi prioridad es graduarme como universitario y ejercer la carrera que estoy estudiando. El otro es ser reconocido por lo que hago, que me valoren por mi esfuerzo, mi dedicación y mi entrega.

¿Qué haces para cumplirlos?

Todos los días me levanto enfocado en mis quehaceres y con mente positiva. Creo que la disciplina que he tenido, la constancia y la fuerza de voluntad han sido los factores fundamentales para seguir adelante. Trato de ir paso a paso para lograr mis objetivos, esa es mi filosofía de vida.

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Imagen cortesía de Hansel Leyva