Por varios años, cuando apenas era un adolescente, Yordan Nodal no pudo ver a su madre. También, la COVID-19 se llevó a su abuelo y él no pudo despedirse de aquel hombre que lo llevaba de niño al estadio 5 de Septiembre, en su natal Cienfuegos, una provincia cubana.

Ahora, a sus 20 años, es un pícher que juega para la organización de los Astros de Houston, en Ligas Menores. Su historia, además de los ingredientes propios de su experiencia personal, tiene muchos de los retos y sacrificios comunes que suelen enfrentar los cientos de jóvenes beisbolistas cubanos que han salido en los últimos tiempos tras el sueño de jugar como profesionales.

Durante el pasado siglo, el techo para la mayor parte de los peloteros de la isla estaba en llegar a la Serie Nacional de Béisbol, el principal campeonato del país, para tratar de ganarse un puesto en alguno de los fuertes equipos nacionales. Con los años y tras el aumento en las salidas de jugadores que intentaban alcanzar MLB, el panorama cambió.

En los últimos tiempos, se ha disparado la cifra de talentos -muchos de ellos a corta edad, como Yordan Nodal-, que emigran con la motivación de probarse en el mejor béisbol del mundo y asegurarse un mejor futuro, tanto para ellos, como para su familia. Incluso, muchos menores de edad salen a República Dominicana, convertida en una escala previa en ese camino.

Años de lejanía con sus familiares los esperan, además de “probar” con agentes que pueden estar más o menos preparados, para esperar a que sean de interés para alguna de las organizaciones de las Grandes Ligas. Muchas veces, el sueño no se cumple y el contrato no llega.

Prospecto béisbol cubano Astros José Yordan Nodal
Prospecto cubano Yordan Nodal, con Astros de Houston.

Es una competencia feroz, fuerte, contra otros jugadores con mucha calidad, pero los cubanos como Yordan Nodal cargan con el peso de la separación y los retos que impone la migración. En ocasiones, suelen caer en manos de agentes que desechan firmas, para esperar un contrato más lucrativo y sus carreras pueden estancarse.

Incluso, haber firmado con alguna franquicia es solo el comienzo de un recorrido largo antes de alcanzar MLB. Hasta puede ser que nunca lleguen, pero este talentoso pelotero tiene confianza en sus condiciones.

Por eso, aunque la historia de Yordan Nodal sea particular, tiene muchos puntos de contacto con decenas de peloteros cubanos que han firmado y que se encuentran en el sistema de las Ligas Menores, o esperando en República Dominicana. Otros, aguardan en Cuba para emigrar y comenzar una travesía lejos de su gente, de su tierra.

Primeros años de Yordan Nodal

“Mi abuelo siempre me llevó al estadio 5 de Septiembre para ver la pelota, de ahí mi amor por este deporte”, recuerda el joven lanzador cubano sobre sus inicios.

“Comencé desde chiquito, con unos 7 años en Cienfuegos, jugando pelota de barrio. Había un profesor que nos recogía en la escuela y nos llevaba a entrenar en un pequeño terreno que se llama Junco Sur, cerca del 5 de Septiembre. Me gustaba batear, tenía buen brazo y le daba duro a la pelota, aunque no era muy bueno,” cuanta el pelotero, quien comenzó jugando como jardinero.

Pero su destino estaba en otra posición y, entonces, decidieron probarlo como lanzador. En la medida en que crecía fue consolidándose en las dos posiciones. Como pícher lo veían bien, con condiciones, y decidieron que se quedara sólo con esa función.

Ya en la categoría 11-12 años, integró el equipo para las competencias nacionales. Ese año jugó en Villa Clara y lanzó 3 juegos. Uno de estos, fue un no hit no run -juego de cero hits y cero carreras- contra Artemisa.

“Ese año, el mánager me dijo que no me preocupara, que lo más seguro es que me iban a llamar para la preselección del equipo Cuba de mi edad. Me quedé en casa esperando la llamada, pero ese año no hicieron preselección. Fueron escogidos otros que habían hecho equipo Cuba en categorías anteriores,” dice.

Antes de ser pelotero profesional, cuando todavía era muy pequeño, el sueño de Yordan Nodal siempre fue jugar en la Serie Nacional de Cuba.

“Es un sueño de todo pelotero en Cuba”, reconoce.

De ahí que su ídolo de pequeño fuese Norberto González, uno de los mejores zurdos de todos los tiempos de la Cienfuegos y de Cuba, por muchos años, miembros de equipos nacionales.

“Por su nombre y el historial de su carrera deportiva, siempre quise ser como él en ese entonces”, afirma.

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Un adolescente sale de Cuba tras el sueño de Grandes Ligas

El destino de Yordan Nodal no era jugar béisbol en Cuba. De su país salió con solo 15 años, por una oportunidad que se le presentó. Se encontraba por aquel entonces mejorando, y las noticias de jugadores jóvenes que viajaban hacia República Dominicana le empezaron a llegar por distintas vías.

“Ya se había ido Denny Larrondo, de Villa Clara, un gran amigo mío con quien coincidí después en Dominicana. Se había ido también Carlos Verdecia, un pelotero de Matanzas que era muy bueno en Cuba, y otros más”, explica.

“Estaba jugando con Matanzas y me llama un coach de esa provincia, del que me gustaría reservar el nombre. Me dice que tenía que hablar conmigo cuando concluyera el partido. Ese día lancé contra ellos. Me dijo que había una persona interesada en sacarme. Me preguntó si quería y le dije que sí. Me dijo que primero, quería hablar con mis padres para explicarles como era todo”, cuenta.

Yordan llegó al hogar y le contó de la oferta a la familia. Luego de que el coach hablara con ellos, su padre le comentó que la decisión que estaba tomando era la correcta, y que haría lo que hiciera falta para ayudarlo.

“Me fui con mi papá, porque era menor de edad. Tenía que irme con una persona mayor. Llegué a República Dominicana. La persona que me sacó de Cuba fue el mismo que sacó a los que mencioné anteriormente, dos peloteros con los que tenía buenas relaciones. Los vi y me sentí bien al ver caras conocidas”, recuerda.

República Dominicana y un joven cubano

Yordan Nodal salió de Cuba lanzando a 84 millas por hora en su velocidad y, a los 4 meses de llegar, ya alcanzaba las 92 y 93 millas, apenas, con 16 años recién cumplidos.

“Los entrenamientos de Cuba y República Dominicana son algo diferentes. Allá se entrena mucho más fuerte que en Cuba. Tuve buena preparación”, dice.

Con Nodal, en ese país, se encontraban buenos talentos de Cuba en su categoría, por lo que la competencia se hacía bien fuerte.

“Siempre te están comparando con otros, que si aquel otro lanza igual que tú, que si por aquel piden menos dinero. Yo siempre tuve ofertas de varios equipos, pero mi agente no estaba conforme con lo que me ofrecían. Seguí trabajando y Houston siempre fue un equipo al que llamé mucho la atención. Hacía mucho tryout con ellos”, recuerda.

“Siempre confié en mi talento, me veía con oportunidades. Al ser zurdo, tenía que aprovecharlo. Llegó el día, estaba muy cansado, hacía tryouts diarios, toda la semana. Los equipos me estaban viendo demasiado seguido y, de buenas a primera, los Astros llaman a mi agente, pues tenían una oferta por mí. Le dije que sí, que lo tomara, que quería jugar pelota y no quedarme fuera”, dice.

“El bono fue de 125.000 dólares. Siempre he dicho que el hecho de que el bono sea alto o bajo, eso no hace al pelotero. Mi sueño ha sido jugar profesional y lo logré. Estoy muy agradecido. Se me abrieron muchas puertas”, cuenta.

En Dominicana, el prospecto cubano tuvo una estadía cómoda, aunque no todos los agentes son como el que le tocó a él. La mayoría de los peloteros cubanos pasan trabajo, según cuenta Nodal:

“No es tan fácil. Yo tuve la dicha de que mi agente nos ubicó en apartamentos, nos pagaba para comprar la comida. Lo de nosotros sólo era entrenar y dar el 100% en el terreno para lograr el sueño”.

Desde que llegó a ese país, vivió en Bonao, una ciudad a 80 kilómetros al norte de Santo Domingo. Su relación con los dominicanos y el resto de cubanos fue de apoyo, de ayuda. Compartieron culturas y dejaron buenas relaciones.

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Destino Estados Unidos, después de la firma: nueva escala

En su primer año en Florida, en 2021, las cosas no le salieron bien a Yordan Nodal, pues tuvo varias complicaciones con su brazo.

“Pensé que ahí iba a terminar mi carrera. Lanzaba y, a los dos o tres juegos, volvía el dolor. Era algo constante. Fue un momento frustrante”, recuerda.

El año anterior, en plena pandemia, no había podido entrenar como hubiera querido y esa situación le pasó factura. Luego, en el 2022, ya recuperado, tendría un excelente comienzo y, en esta temporada, decidieron mandarlo a Clase A.

“Llegar a los Estados Unidos es una oportunidad que abre muchas puertas para el talento cubano. Es una necesidad también para uno como persona, para querer ayudar a su familia y cumplir sus sueños, es un gran paso. Algunos no han tomado la decisión porque tienen otras aspiraciones”, dice.

Yordan tuvo, incluso, la oportunidad de participar en dos Spring Training y, en su primer año, pudo ver a Yulieski Gurriel y Yordan Álvarez, dos de las grandes estrellas cubanas de las Grandes Ligas, ambos, figuras muy reconocidas en los Astros de Houston.

“Son unas personas muy humildes, te apoyan mucho. Este año, también hablé con José Abreu. Conversamos mucho, intercambiamos experiencias de cuando yo estaba en Cienfuegos. Me preguntó cómo me fue en la EIDE, es una persona muy chévere”, afirma.

Los sueños de un talento del béisbol cubano

Yordan Nodal siempre ha sido abridor. Tiene cuatro lanzamientos: recta, curva, slider y cambio. Se apoyo mucho en su slider, en el que más confía. Lo saca de todas las situaciones complicadas, pues lo puede usar en cualquier conteo. Reconoce que su recta es muy buena, pero le gustan más los rompimientos.

“Quisiera tener la oportunidad de representar a Cuba en cualquier evento. Me gustaría, es un orgullo para mí, pues es el país donde nací y que me hizo. Quisiera que estuvieran pendientes de mí. Si me van a llamar, mi respuesta siempre va a ser que sí”, comenta.

A sus 20 años, cuenta que se ha acostumbrado a estar solo. Desde que firmó en Dominicana, su papá regresó a Cuba. En EE. UU. siempre ha sido así, por lo que el deseo de un abrazo de su familia es algo contante.

“No hace mucho tiempo estuve allá en Cuba, compartí con ellos y todo estuvo bien. Ha sido una cosa que he aprendido: en este mundo hay mucho sacrificio. Fueron años difíciles. El apoyo de lejos no es lo mismo que de cerca. Tuve que aprender a salir adelante, solo”, cuenta.

«Al principio era muy complicado. Llegué a Estados Unidos y en mi primer año, mi abuelo murió en Cuba, por la COVID-19. Me afectó mucho no poder estar ahí con ellos para cuidarlos, apoyarlos. Son cosas duras. Por eso, al llegar a Cuba me sentí muy feliz, porque pude darles el abrazo y el cariño que en todo ese tiempo no se los pude dar”, confiesa.

Este tiempo lo ha hecho madurar mucho. Ahora, tiene sus metas claras y sabe, exactamente, qué hacer para alcanzarlas: “Quiero terminar en ligas más altas de las que comencé. Eso es a corto plazo, pero llegar a Grandes Ligas es mi sueño. Creo que tengo muchas oportunidades de tocar la Gran Carpa, con Dios mediante. Simplemente, con trabajo duro”.

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Imagen cortesía de Cuenta de Instagram de Yordan Nodal