Iván Cambar, un pesista cubano  y bronce olímpico, vive ahora en Canadá rodeado de su familia y goza de una paz espiritual vinculada a la naturaleza y lograda a través de su proyecto de vida: Olympics Cambar. Con este proyecto, dice, tiene todo lo que necesita para ser feliz. Sueña además, con conquistar la cima del Everest y para ello se prepara física y mentalmente día a día y cuando lo consiga, va a considerar tal hazaña como su segunda medalla olímpica.

Se considera una persona sencilla, tranquila y llena de sueños. Es fruto de la escuela cubana de pesas y uno de sus mejores exponentes en los últimos tiempos. Su brillante hoja de servicios así lo demuestra, pues ostenta récords nacionales y panamericanos y varias medallas en otros eventos deportivos.

Ya cercano a los cuarenta años, Iván Cambar todavía sigue entrenando y compitiendo. En Canadá ya fue campeón nacional y seleccionado dentro de los diez mejores atletas. En un futuro aspira a representar a este país en competencias internacionales, ya no con la aspiración de ser campeón sino de sentirse útil y mantenerse activo. A pesar de esta decisión, que solo es deportiva, sigue sintiéndose como el más cubano de todos. A su patria y país que lo formó como atleta no los olvida nunca. 

¿Quién es Iván Cambar y cómo llega al mundo de las pesas? 

Soy una persona humilde y sencilla que viene de Río Cauto, provincia de Granma. Allá en mi tierra comencé en el mundo deportivo en el estadio del pueblo, ya que iba a correr con regularidad y ahí fue cuando los profesores Ramón Arcia y Edgar Mendoza vieron condiciones en mí para el levantamiento de pesas y me hicieron saber que tenía futuro. Mi abuelo también tuvo una gran influencia en mi pasión por los deportes, pues junto a él practiqué béisbol.

Tiempo después fui para la ESPA (Escuela Superior de Perfeccionamiento  Atlético) y tuve como entrenador a José Tamayo Soler, un excelente profesor y bella persona que me supo guiar por el buen camino. También mencionar a Raúl Mora, otro genial entrenador que tuve en esa escuela. Gracias a ellos y a mi instinto de superación pude llegar al equipo nacional de pesas y allí me mantuve gran parte de mi vida deportiva. En esta etapa de mi carrera, quisiera resaltar la ayuda incondicional de mis entrenadores Ramón Madrigal, Vicente Gálvez y Jorge Luis Barcelán, mi medalla de bronce olímpica y demás logros deportivos también se debe a ellos. Por tal motivo, hoy quisiera agradecerles a todos. 

¿Qué me puedes decir sobre las condiciones de vida que tuviste como deportista en Cuba?

Lamentablemente, te puedo decir que son pésimas. Las condiciones en el Cerro Pelado en el tiempo que estuve en el equipo nacional de pesas no eran las mejores, incluso, te podría decir que los deportistas de Haití es posible que tengan mejores condiciones que nosotros allí. Es una lástima que sea así, pero es la verdad. 

La vida de un pesista es igual a la de otros cubanos que viajan: no queda otra opción que traer cosas para vender y hacer negocios en la calle para poder tener un poco más de dinero y ayudarte a ti y a la familia. Para lograr esto, ayudó mucho el hecho de que las pesas era un deporte priorizado y se beneficiaba del poco dinero que había por parte del INDER y esto nos permitía viajar una o dos veces al año. 

¿Cuáles fueron tus principales logros deportivos en Cuba?

Bueno, fui varias veces campeón nacional. A nivel regional, dos veces campeón centroamericano en 2006 (Cartagena, Colombia) y 2014 (Veracruz, México). También, tuve la dicha de coronarme en dos Juegos Panamericanos, en el 2007 (Río, Brasil) donde logré además un récord para estos eventos regionales y 2011 (Guadalajara, México) y por último, conquisté un bronce olímpico en Londres 2012.

Pesista cubano Iván Cambar
Pesista cubano Iván Cambar. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

¿Qué te motivó a emigrar y dejar de vivir en tu país de origen? ¿Influyó la decisión de tu novia, la tenista Leisy Jiménez,  de quedarse en Canadá unos años antes?

Sí, influyó mucho, pues ella ya se había quedado en Canadá durante los Juegos Panamericanos del 2015 en Toronto. Aquí en Cuba, teníamos un proyecto de vida juntos, pero al ella quedarse todo cambió de repente y  me dí cuenta de que mi camino debía ser a su lado. El Universo y Dios me señalaron que mi camino era estar juntos. Después de ella hacerme los papeles, viajé a este país de manera definitiva. Además, aquí en Canadá vivía y aún lo hace, mi hermano Adrián.

Antes de tomar esta importante decisión, en Cuba tenía la ilusión de convertirme en un campeón y lo logré. Hasta ese momento pensé que todo estaba bien con mi vida, me dieron casa, carro y ganaba bien con respecto a los demás cubanos, pero con el tiempo me percaté de que vivía en una burbuja y entonces decidí emigrar y dejar todo atrás, incluyendo a parte de mi familia y amigos. Allá me veía trabajando en mi taller en Río Cristal, arreglando carros que es una de las cosas que más me gusta hacer.

¿Te has adaptado a vivir en Canadá? ¿Cómo fueron tu llegada y el reencuentro con tu novia y hermano?

Sí, absolutamente, siento que me he adaptado muy bien. Fue un sueño hecho realidad. Desde niño admiré mucho a este país y sus bosques, su fauna y ciudades siempre me resultaron interesantes. En los cinco años desde mi llegada, llevo una vida plena y feliz. En estos momentos trabajo en una compañía que hace renovaciones de interiores de casas con nuevos diseños. 

Canadá es una opción excelente para vivir, pues tienes la libertad de hacer lo que quieras y se apega a lo que considero un buen gobierno. Pienso que este país puede darme todas las oportunidades que quiero. También, no puedo olvidarme de que al principio fue muy difícil, pues me enfrentaba a una nueva forma de vida, cultura, idioma y clima, pero mi condición de deportista y medallista olímpico me abrió muchas puertas en este país. El reencuentro con mi novia y mi hermano fue de las mejores cosas que me han pasado en la vida y gracias a su apoyo también me pude adaptar mucho mejor. 

¿Sigues vinculado al deporte? ¿Cuáles han sido tus experiencias?¿Has intentado competir de alguna forma en Canadá?

Tengo un proyecto vinculado al ejercicio físico que se llama Cambar Olympiq. Es una academia de entrenamiento de élite, cuyo objetivo principal es ayudar a las personas a alcanzar el perfeccionamiento humano en todos los aspectos de la vida: físico, mental, financiero y emocional. Aquí valoramos el respeto hacia cada persona, dejándole espacio para su propio despertar y lucha interna. Creemos en la importancia de la disciplina, el hábito de resiliencia, la voluntad, el sacrificio y la mentalidad diversa. La verdad que estoy muy contento con este proyecto y en la ayuda que le brindo a otras personas.

Por otra parte, puedo decirte que en cuanto llegué aquí me vinculé con el deporte, pues empecé a ir al gimnasio a entrenar. Soy campeón nacional de levantamiento de pesas de Canadá, un éxito que también logré en Cuba y por otra parte te cuento que formo parte de los diez mejores atletas canadienses, algo que me hace muy feliz. El año que viene seguiré compitiendo y cuando obtenga la ciudadanía representaré a este país, ya no con la esperanza de obtener una medalla mundial o panamericana, pero sin dudas supondrá un nuevo reto en mi vida deportiva y personal. 

¿Cómo llevas esa dualidad de trabajar en la compañía de renovaciones y en tu proyecto Cambar Olympics? ¿Piensas dedicarte por completo en algún momento a Cambar Olympics como tu gran proyecto de vida?

Mantenerme en más de un trabajo no es tan fácil, pero tengo el poder de hacerlo. No desaprovecho ningún minuto del día. No veo televisión ni entro en Internet a no ser que sea para buscar algo provechoso o interesante para mis proyectos. No hablo de política tampoco, ni soy de perder mi tiempo en cosas intrascendentes. Tengo creado mi propio universo y soy muy fiel a mi filosofía de vida.  

Hasta ahora sí pienso dedicarme a este proyecto. Tenemos mucha gente trabajando en él y cada día nos enfocamos en sacarlo adelante. Este proyecto es más que un gimnasio, es un espacio para lograr un desarrollo personal, físico y espiritual de las personas. Para ello, construimos chalets y casas de campo para hacer meditación y campos de entrenamientos, donde los fines de semana se convierten en espacios para socializar y estar en contacto directo con la espiritualidad que nos brinda la naturaleza. Este proyecto y mi familia son el sentido de mi vida. 

Pesista cubano Iván Cambar, bronce olímpico
Pesista cubano Iván Cambar, bronce olímpico

¿Háblame de tus sueños? ¿Te consideras una persona feliz?

Me falta mucho por obtener. Uno de mis sueños más anhelados es escalar el Everest y para lograrlo me preparo todos los días tanto física como mentalmente y cuándo llegue el momento lo intentaré y de lograrlo esa será mi segunda medalla olímpica. Me encanta proponerme metas y buscar más allá de lo que somos capaces de hacer y este reto sin dudas será algo muy relevante en mi vida. Creo que cuando obtenga el resultado que estoy buscando con el proyecto Cambar Olympics, subir al Everest es el regalo que me voy a hacer. Todas las semanas hago entrenamientos de ciclismo, crossfit, halterofilia y ejercicios de respiración, ya voy para dos años en esta preparación y pienso que en los próximos cinco ya podré estar listo.

Me considero una persona feliz, tranquila, que busca constantemente una vinculación directa con la naturaleza y aprender de lo que ella me brinda. Todos los días al levantarme hago 15 minutos de meditación y me enfoco en todo lo que quiero convertirme como persona. También soy solidario, atento con mi familia y amigos. Pienso además, que cuando haces feliz a los demás, este acto te devuelve todas esas buenas vibras.

¿Regresaría a Cuba para vivir Iván Cambar en algún momento de tu vida? ¿Qué debería cambiar para que esto suceda?

No, no creo que vuelva a Cuba a vivir de forma permanente. Después de que me fui he vuelto dos veces y he visto que la situación no ha mejorado, no sólo la económica sino la social. Cuba está sumida en una pobreza espiritual y esa es más dañina que la económica. Me llamó mucho la atención que la educación y el respeto se han perdido y esto es algo muy peligroso. Antes había más coherencia y respeto entre las personas. Por otra parte, desde el punto de vista gubernamental, el país debe cambiar y el sistema debe entender y aceptar lo que se debe hacer para que el país mejore un poco más. Creo que sí pasan estas cosas, muchas personas y deportistas, también volverían a Cuba a vivir, pero como dije anteriormente, yo no pienso hacerlo, pues me siento muy bien en Canadá.

¿Crees que todavía te recuerden en Cuba? ¿Cómo te gustaría que lo hicieran?

Mucha gente me recuerda, no sólo la familia que dejé allá y eso me alegra grandemente. Creo, modestamente, que gracias a mi forma de ser y en cómo me comporté con los vecinos, amigos y otras personas que me conocieron allá en Cuba, he logrado que me recuerden hasta ahora. Incluso, todavía tengo comunicación con muchos de ellos, pues la mayoría de mi círculo de amigos son cubanos. 

Quisiera que me recordaran como lo hizo la atleta Ludia Montero, ella también es de Río Cauto, mi pueblo natal. Según me hizo saber, se inspiró en mí y logró convertirse en la primera cubana medallista mundial en la historia del levantamiento de pesas en Tailandia en el 2009. Este hecho me llenó de orgullo y me hace sentir bien hasta hoy. Es muy bonito que te recuerden así, la verdad. 

Quizás tu momento más feliz fue la obtención del bronce olímpico en Londres 2012 ¿Háblame de lo que significó para ti y si cambió en algo en tu vida después de lograrlo?

Efectivamente, ese fue uno de los días más felices de mi vida y el más importante de mi carrera deportiva. Es el sueño que todo atleta aspira a cumplir. Esos Juegos iban a ser mi última competencia y después de dos operaciones y sólo con tres meses de entrenamiento pude lograrlo, te puedes imaginar la alegría que sentí al obtener ese bronce que me supo a oro. Por la noche miraba la medalla cada cinco minutos y no me lo podía creer, no fue hasta el día siguiente que pude asimilar todo. Este importante logro deportivo me ayudó a tener mi propia casa, auto, un buen salario y me aportó los deseos de superación y la confianza que mantengo hasta ahora en todos los sentidos de mi vida.

¿Cómo es el Iván Cambar hombre de familia, persona común, amigo y medallista olímpico?

Me considero un ser universal. Me debo a los demás y a sus actitudes conmigo y en ese sentido me comporto con las personas que me rodean. Soy un alma libre, espiritual, respeto mucho a la naturaleza y a la Madre Gaia. Vivo orgulloso de lo que he logrado en la vida y de estar donde estoy y lo que quiero obtener. Soy un buen amigo, solidario y con mi familia me considero un buen padre, esposo, hermano e hijo. Los valores que me inculcaron desde pequeño siempre se los quiero transmitir a mi hijo. 

¿Cómo llevas la cubanía fuera de tu país?

Nunca me voy a dejar de sentir cubano. Vivo orgulloso de mis raíces y de mis orígenes más humildes. Río Cauto, Granma y Cuba siempre estarán presentes en mi vida. El hecho de haber emigrado no me ha impulsado a sentirme menos cubano. A mi hijo le enseño a diario que él también es cubano, a pesar de haber nacido en Canadá. Creo que donde quiera que haya un cubano, hay junto a él un pedacito de nuestra Cuba querida. 

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Imágenes cortesía de Cortesía de Iván Cambar y Ismael Francisco