Por: Alejandro M. Abadía Torres y Gian Franco Gil.

Una de las sensaciones actuales del baloncesto, Jasiel Rivero Fernández, campeón de la Basketball Champions League, se define como un joven soñador, sociable y carismático, que ama su deporte por encima del resto de las cosas y encuentra en este el lugar perfecto para liberar tensiones.

El hombre que fue objeto de interés de un equipo de la NBA, los Dallas Mavericks, pese a las dificultades, lucha cada día para imponerse en el mundo de las canastas y lograr cumplir, paso a paso, cada una de sus ambiciones como deportista de élite.

Jasiel llegó a las canchas de la mano de su padre, con tan solo once años, casi por azar y gracias a su elevada estatura. Tras lograr una sistematicidad en la práctica de la disciplina, decidió que esta lo marcaría para toda su vida.

“A partir de ahí -afirma- resolví tomar las cosas en serio y desarrollar una carrera deportiva en los tabloncillos”.

Como tantos otros aspirantes a deportistas en la Isla, Rivero pasó por las aulas de la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) y, aunque han pasado algunos años, recuerda aquella etapa entre las más felices que ha vivido.

“Las categorías escolares las disfruté mucho. Era solo un niño que se divertía con un deporte tan activo como el básquet. Tuve la oportunidad de hacer equipo en Ciudad Habana, una nómina bastante competitiva, y por eso ganábamos a todos los niveles. Durante la estancia en la EIDE también me sentí bien conmigo mismo. Es una de las etapas más bonitas en mi vida. Jornada tras jornada entrenaba con más fuerza y dedicación. Allí crecí como atleta, me convertí en adolescente y maduré mucho deportivamente”, cuenta.

Los más fieles seguidores del deporte ráfaga en La Habana y el resto del país, de seguro recuerdan su debut con Capitalinos. Cierto es que le resultó difícil acoplarse a un nivel tan exigente, máxime cuando el quinteto figuraba entre los mejores del país.

Sin embargo, el ala pívot reconoce que, a pesar del déficit de recursos que afecta al baloncesto cubano y lastra el desarrollo de este, “durante esos años aprendí varias cosas. Sobre todo, me forjé como hombre, consolidé mi baloncesto y rompí mis propios miedos”. Este paso le serviría para forjar su carácter y competitividad antes de partir a otras tierras, en busca de chocar con una mayor calidad para aumentar su nivel.

En cuanto a sus resultados deportivos, conversa con notable satisfacción. En su corta carrera ostenta excelentes momentos sobre los tabloncillos, como el título alcanzado con Capitalinos en la Liga Superior de Baloncesto y hasta el tercer lugar logrado con su diezmada selección nacional en Juegos Centroamericanos.

Jasiel Rivero España va a la final de la Basketball Champions League

Jasiel puede, como pocos baloncestistas antillanos, regocijarse de haber participado en la Liga Endesa tras firmar con el club San Pablo Burgos e incursionar en uno de los mejores torneos del mundo, si de canastas hablamos.

Su inclusión en circuitos foráneos fue una especie de bendición, porque si no, hubiera sufrido de una mal que afecta a los jugadores en la Mayor de Las Antillas. Rivero considera que se estancaba en Cuba cuando llegó la oportunidad que cambió su destino.

“Si no hubiera ido a jugar en otro certamen hubiese decaído en cuanto a nivel. En la Liga Superior jugaba contra los mismos rivales, y mi juego contra ellos era siempre el mismo”, afirma el pívot.  

Con 21 años, muy joven, partió hacia a Uruguay, pero reconoce que hubiera sido perfecto si ese momento hubiese llegado antes. La noticia de su salida la asumió con total seriedad, pues por vez primera se enfrentaría a un gran reto profesional, lejos de sus seres queridos, pero era una movida necesaria para lucha por su futuro.

“La familia siempre estuvo de acuerdo. Encontré la oportunidad para llegar al profesionalismo que tanto esperaba, y ellos solo estaban preocupados por el hecho de ser en un país que no conocía. No obstante, era un paso que debía dar, esa opción no se podía desperdiciar”, cuenta.

En Latinoamérica no existe mucha diferencia en cuanto a las rutinas de entrenamiento: se trabajan el físico, los tiros de larga y media distancia, se practican los sistemas, etc. “Claro está, acá tienen un nivel muy alto de baloncesto, en Cuba tenemos cierta categoría, pero nos falta mucho por mejorar, así también con las instalaciones y los recursos que se dedican al básquet”, manifiesta.

Cuando Jasiel jugaba con el club de Argentina Estudiantes de Concordia, su agente le notificó sobre la existencia de un equipo español interesado en contar con sus servicios. Aquello lo estremeció. Por un momento parecía un sueño, pero tras la confirmación se dio cuenta de que por fin comenzaría a apreciar el fruto de todo su esfuerzo y entrega.

“Soñar no cuesta nada y realmente sí aspiraba llegar a España. Un deportista debe apuntar a lo más alto. Llegar a Europa solo fue el primer escalón, todavía falta mucho para llegar a la cúspide y ojalá los rumores que se han generado alrededor del equipo de Dallas Mavericks se concreten y pueda llegar a la NBA”, dijo Rivero, convencido de que seguirá empleándose al máximo para lograr llegar a un equipo americano.

Por el momento su futuro inmediato se encuentra en la ACB, con el San Pablo Burgos, los que recientemente renovaron su contrato luego de la excelente campaña que desarrolló en su primer año.

“Espero mejorar en todos los aspectos, aprender de esta liga y que vengan más éxitos. Recuerdo el choque frente al Real Madrid, una experiencia inolvidable. Enfrentarme al mejor equipo de la liga y aportar mi granito de arena fue emocionante y espero repetir momentos como este”, confiesa.

El joven atleta capitalino reconoció que resulta necesario para los basquetbolistas cubanos el poder jugar en otros torneos, sobre todo en los circuitos de América del Sur con el fin de mejorar la dañada imagen del deporte cubano en la arena internacional y de esta disciplina en particular, pues también el campeonato nacional -que se suspendió este año-, no es el espacio propicio para crecer.

“En casa nos sentimos un poco presionados al saber que tenemos toda una afición a la que le debemos respeto y nos quieren ver ganar. Por ello debemos cambiar la mentalidad de los jugadores, trabajar en la psicología, nos afecta mucho jugar en casa. Sentimos mucha presión por quedar con el público, hay que crear nuevas concepciones para poder enfrentar cualquier rival que tengamos en frente. Lo mismo desde el punto de vista técnico-táctico. En fin, se necesita un cambio de mentalidad en toda la extensión de la frase”, dice.

Jasiel Rivero gusta de la tranquilidad hogareña. Disfruta al ver sus series favoritas en Netflix o retar a sus colegas a enfrentamientos de videojuegos deportivos, lo cual constituye parte de su rutina fuera de las canchas.

“Hasta ahora en mi carrera deportiva no siento que algo me haya decepcionado. Eso sí, he tenido varios tropiezos, pero nada tan grave como para desencantarme así. Dejar el baloncesto jamás ha pasado por mi mente, eso es algo que me apasiona, me divierte. Disfruto al máximo cada minuto, cada jugada como ese momento en el cual no pienso en nada más”, concluye.

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Imagen cortesía de Burgos

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