Mario César Quesada es voleibolista y juega de auxiliar, tiene 18 años y mide 2.06m de estatura. Participó con el equipo Cuba en el Mundial de voleibol sub19 del pasado año, y hace unos meses quedó como el mejor atacador del Nacional Juvenil. En la actualidad se encuentra contratado de manera independiente en el Minas de Brasil con muchos sueños por cumplir.

“Estoy jugando en las categorías bases, aunque si mi desempeño y mi evolución como atleta es rápida, puedo saltar a las filas del equipo adulto lo más pronto posible”, dijo Mario Quesada.

Mario es de la misma generación del equipo que jugó en la Copa Panamericana en la Ciudad Deportiva a inicios de octubre. Una generación afectada por la pandemia y con déficit de entrenamiento, pero que va recuperando el tiempo perdido.

“Estoy aquí para perfeccionar mi técnica, evolucionar, desarrollarme como atleta. Quiero mejor mi físico, la mentalidad, dentro y fuera de la cancha”.

En el Mundial que jugó por Cuba lo hizo de invitado, pues no formaba parte de la matrícula de la escuela, y seguía estando libre. Sus actuaciones en el Campeonato Juvenil y sus condiciones físicas, le abrieron las puertas para llegar al Minas de manera independiente, sin el amparo de la Federación Cubana.

Sobre la posibilidad de ser convocado por la selección cubana en un futuro, dijo que “ahora mismo diría que no. Estoy muy enfocado en parecerme lo más posible a un buen jugador.  En un futuro sí quisiera volver a representar a mi país. Creo que es un sueño que no todo el mundo dice pero que todos tienen, nacionalizados o no. Todos los atletas cubanos quieren jugar por su país”.

Muy pocos jugadores cubanos han tenido la oportunidad de desarrollarse en Brasil, con todas las condiciones creadas para que el talento crezca exponencialmente. En el primer equipo del Minas se encuentra Luis Elian Estrada, otro antillano que desde sus inicios en el mundo profesional lo ha hecho de manera independiente.

“Brasil me ha parecido algo increíble, y el club más. El Minas tiene una estructura especial, gimnasio, muchas canchas. Las atenciones han sido las mejores, médica, alimenticia, lo tengo todo a mi disposición”.

A pesar de que Mario tiene muchos proyectos futuros y no duda en hablar de ellos con total seguridad, sigue siendo un adolecente de 18 años, y el mes y medio que lleva alejado de su familia, reconoce que se le hecho muy complicado.

“Salí de Cuba solo, hice escala en varios países solo también, fue todo muy difícil y lo está siendo. Mucho tiempo fuera de casa, pero eso es un riesgo que tengo que afrontar, porque en Cuba no iba a poder hacer esto. Si quería triunfar y hacer algo diferente, tenía que salir de casa, abandonar el nido tarde o temprano. Si no, no hubiese sido voleibolista”.

“Muy difícil para mí porque yo soy muy apegado a mis padres, a mi familia, a mis amigos. De repente me despierto acá y no tengo a ninguno de ellos. Estoy sólo prácticamente. Es un reto que tengo que afrontar día a día el no poder darles un beso a mis padres, pero todo sea por triunfar”, concluyó Mario.

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Imagen cortesía de Cortesía Mario Quesada