La temporada está próxima a empezar, pero el cerrador cubano de los Yankees de New York no llega a esta minipretemporada a ponerse en forma: Aroldis Chapman ya estaba alistándose desde que se dio el parón por la pandemia.

El Misil Cubano nunca paró desde que se decretó el cese de las actividades y llega a este momento, par de semanas antes de arrancar la campaña, en plena forma, con 10 libras de menos.   

“No tomé tiempo libre. Desde que cerraron los campos de entrenamiento seguí preparándome. Llegué a mi casa, tenía la familia cerca y practicaba todos los días. Sólo descansaba los domingos, pero aparte de eso, fue un trabajo continuo”, dijo Aroldis, según indica la información de MLB.

Para la temporada que viene, tiene a su vista marcas importantes que podría alcanzar como los 300 salvados (suma 273), y los 900 ponches (acumula 883), lo cual lo llevaría bastante cerca de la frontera de los 1000. Aunque una temporada tan corta como la que se avecina no debe permitir alcanzar ninguno de esos números.

Cuando salió rumbo a su casa pesaba 218 libras y en estos momentos se encuentra alrededor de 2010, y confesó que “trabajé bastante mi cuerpo, traté de bajar un poco de libras y lo logré. Me siento bien, me gusta estar en ese peso”.

Para los Yankees, Aroldis es una pieza muy importante para las aspiraciones de los Yankees de llegar a una Serie Mundial nuevamente, porque el bullpen del equipo es un arma que debe ayudar mucho.

“Los jugadores del bullpen estamos bien, la mayoría nos preparamos mientras estuvimos en casa. Se ven en buena condición todo el mundo”, dijo el cubano.

Recientemente, el nativo de Holguín tuvo quizás la mejor temporada de su carrera en MLB. Ganó el premio a Mejor Relevista de la Liga Americana en 2019. Salvó 37 desafíos y terminó con promedio de 2.21 carreras limpias.

Según dijo a MLB, de cara a los sesenta juegos que se avecinan, olvidar lo que pasa fuera del estadio es importante para enfocarse en obtener los resultados en el terreno.

“Es un tema mundial que todo el mundo está pasando. Para mí, lo más grande es mi familia. Me preocuparé por mi familia y mis hijos. Uno quiere que todo el mundo esté seguro. Al mismo tiempo, una vez piso el terreno, tengo que olvidarme de todo, de cualquier cosa que me pueda distraer”, dijo.

En su preparación, además de los acostumbrados ejercicios beisboleros, el lanzallamas cubano de los Yankees de New York mostraba que también boxea. Chapman se exhibió lanzado golpes, como buen pugilista, posicionado a la zurda, y hasta completó algunas combinaciones que pudieran poner en aprieto a más de uno.

El cubano tiene 32 años cuando entré en su 11 zafra en la Gran Carpa. Ha ganado mucho, en triunfos y salarios, pero tendrá otra tarea: los Yankees necesitan su brazo poderoso para romper con una larga sequía sin ganar una Serie Mundial, que se remota a más de una década.

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