Después de ser capitán de una de las grandes generaciones de futbolistas que ha dado Pinar del Río, Pablo Elier Sánchez se convertiría, años después, en director de la selección nacional cubana.

“Lo que imperaba en mi época era el sacrificio, lo otro era secundario. Se sacrificaba todo, incluso la familia, pero valió la pena porque me dio la oportunidad de ser miembro de una gran generación de jugadores, de una gran familia”, recuerda.

Al frente del equipo nacional, su etapa será recordada por la inclusión en el equipo de jugadores que militaban en Ligas Extranjeras, la llegada de los llamados Legionarios. Tras regresar de la Copa Oro de 2022, las autoridades del dicho deporte tomaron la decisión de que no continuase.

Pablo Elier Sánchez es admirado y respetado y su paso por la selección nacional marcó una época que trajo muchas esperanzas a los aficionados del fútbol cubano.

¿Cómo fue su infancia?

Mi infancia fue muy deportiva, pues vengo de una familia de 4 hermanos y todos practicamos deportes. Mi hermano Israel Sánchez fue plata en el Campeonato Mundial Universitario de gimnasia artística en 1985. Mis hermanas también practicaron este deporte y yo comencé por allí hasta que después pasé al fútbol.

Comencé a jugar de portero y el hecho de empezar por la gimnasia me dio elasticidad y otras condiciones. Posteriormente, pasé al mediocampo y la defensa, digamos que en la portería me aburría un poco.

¿Cómo fueron los primeros pasos suyos en el deporte de las multitudes?

Transité por diversas posiciones en la cancha, pero me enamoré del fútbol en general. Es mi vida, pero mis padres en aquella época me exigían el estudio. Aunque transité por la EIDE tuve que salir a la calle a estudiar la etapa del preuniversitario, pero siempre combinaba el estudio y el deporte. Recuerdo que la carrera que me gustaba era Ingienería Civil, pero si cursaba esta me iba ser difícil continuar en el fútbol porque se estudiaba en La Habana, por tanto, cambié la misma por Ingeniero Agronomo que se estudiaba aquí en Pinar para así poder seguir jugando fútbol. Con esa edad ya estaba jugando con esos grandes jugadores del equipo de Pinar del Río y no quería dejar escapar mi carrera como deportista.

Formó parte de una gran generación de jugadores, los que llegaron alcanzar importantes resultados. ¿Cómo era el fútbol en esa etapa?

En ese tiempo, Pinar del Río tenía un muy buen equipo, integrado por una gran generación de jugadores. Comencé a finales de la década de 1960 y transité hasta la década de 1980. De aquel tiempo a la actualidad ha habido mucho desarrollo del fútbol, pero en mi época de jugador había mucho talento, existía una gran masividad y salían grandes jugadores. Se desarrollaban generaciones completas de jugadores, no talentos aislados y llegar al equipo de Pinar era un lujo.

Te puedo decir que se intentaba buscar opciones para desarrollar el fútbol, se creaban muchos torneos y cada categoría jugaba más de 30 partidos. El público nos apoyaba en todos lados. El fútbol, en ocasiones, se jugaba en estadios de béisbol y de noche, lograbamos llenar los estadios y a las personas le gustaba mucho este deporte.

Tras coronarse campeón nacional con el equipo Pinar del Río, del cual eras capitán, les llega la oportunidad de participar en el torneo de Clubes Campeones de CONCACAF. ¿Cómo fue esa experiencia?

En Pinar había tantos jugadores que hubo que hacer dos equipos y así desarrollar más futbolistas. Llegamos a tener 17 jugadores en selecciones nacionales. Ese torneo demostró el nivel del fútbol cubano, no solo de Pinar. El primer error de los cubanos es que vamos a participar, pero no debe ser así: se debe ir a competir. Los dirigentes de aquel tiempo nos enviaron solo para cumplir, pero allí mostramos nuestro fútbol y salimos invictos ante equipos profesionales, después avanzamos en el torneo y llegamos a disputar la final del mismo.

¿Cómo era la vida de un futbolista en aquel momento?

Lo que imperaba en mi época era el sacrificio, lo otro era secundario. Cambié mi carrera para poder jugar fútbol, ya con eso te puedes imaginar­: me hice Ingeniero Agronomo, Licenciado en Cultura Fisíca, hice media carrera de Licenciatura en Derecho todo eso jugando fútbol. Se sacrificaba todo, incluso la familia. En un año en que estábamos discutiendo el campeonato, yo contraje matrimonio y por estar cerca la final del campeonato nacional, adelanté la luna de miel, no podía estar lejos del fútbol. En aquel momento cobraba 198 pesos como Ingeniero Agrónomo. La ayuda de la familia y de los compañeros era mucha, pero valió la pena el sacrifio porque me dio la oportunidad de ser miembro de una gran generación de jugadores y éramos una gran familia.

En esa etapa predominaba el sacrificio y la voluntad, el jugador decidía si jugar o no. Sin consultarlo con el médico casi, nos poníamos una venda y para la cancha. El nivel del equipo era alto y nadie quería dejar de jugar porque te costaba el puesto. En mi caso, no había una correspondencia entre la masa muscular con la capacidad de trabajo del cuerpo, siempre terminaba lesionado, con fatiga muscular, hasta que el cuádriceps no aguantó más. También venía una buena generación pidiendo pista y decidí echarme a un lado porque el futuro estaba garantizado.

Tras varias décadas como jugador activo cuelgas los tacos y comienzas como entrenador. ¿ Cómo comienza en este nueva aventura?

En el momento que me retiro del fútbol, mi compañero Juan Francisco Caro debido a problemas de salud lo hace igual y empezamos esta nueva etapa juntos. Era una época de mucho talento, había jugadores que no participaban en el campeonato nacional, pero tenían mucho nivel y estaban en la calle, así que empezamos a trabajar con ellos y con todo aquel que quisiera. Allí creamos una academia y formamos muchos jugadores. Tras esos resultados que tuvimos nos llaman a trabajar a la EIDE y posteriormente a la ESPA, donde aportamos jugadores a los equipos nacionales.

Estando en la ESPA, nos llega una invitación de entrenadores de Bolivia para ir. Estando allí me dieron la oportunidad de brindar mi conocimiento y terminaron haciendome una oferta de trabajo y pude participar en un Campeonato de Clubes Campeones categoría sub-15 o sub-17. En aquel torneo fui como preparador físico del equipo, ese torneo fue ganado por el Real Madrid. En aquel momento nos llamó la atención el portero que era muy bueno y que después se convirtió en uno de los mejores del mundo, nada más y nada menos que Iker Casillas. Después dirigí un equipo de mayores en la misma academia y continué mi carrera en Cuba.

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Además de su experiencia en Bolivia, tuvo un paso por España donde pudo acercarse más al fútbol profesional. ¿Qué diferencias encontró al llegar allí respecto al fútbol de Cuba?

En realidad, fui a España por temas familiares, pero uno siempre lleva el bichito del fútbol y traía mis resultados en Cuba, Venezuela y Bolivia y mi currículo les llamó la atención. Estuve poco tiempo trabajando, pero tuve oferta de un equipo que era sucursal del Athletic Club, en aquel momento dirigido por Marcelo Bielsa. Fue un reto grande porque no era solo tener resultados, sino también hacer jugar bien al equipo, desarrollar jugadores y jugar el fútbol de una manera intencionada.

En cuanto a las diferencias, lo primero son las posibilidades que tiene un entrenador para trabajar. Allí te crean las condiciones para poder cumplir los objetivos. Otra gran diferencia son los terrenos.

Después regresa a Cuba y tuvo un gran trabajo primero con Pinar del Río y llegas más adelante a integrar el colectivo técnico de la selección nacional. 

Al regresar a Cuba había ocurrido la nueva División Política Administrativa y Pinar del Río perdió territorios importantes a nivel de fútbol como San Cristóbal y Candelaria, entre otros. Hubo que recomponer y empezar a trabajar. Me dieron la posiblidad de dirigir el equipo de Pinar. Tuvimos buenos resultados y llegamos a ser subcampeones nacionales. Creamos una base en la provincia y eso posibilitó que me llamaran en varias ocasiones a convocatorias de la selección para aportar mis conocimientos.

En el caso del año 2013, integré el colectivo técnico para la Copa Oro, equipo dirigido por Walter Benítez. Se logró pasar de fase, pero en la etapa eliminatoria no tuvimos buen resultado.

En el año 2019 participo en la Copa Oro con el equipo, que en aquel entonces dirigía Raúl Mederos. Me dediqué a mi función que era preparador fisíco y también eso me dio la posibilidad de conocer más a los jugadores.

Posteriormente, asume las riendas de la selección nacional en una etapa muy compleja para el fútbol cubano. Su etapa será recordada por la inclusión de jugadores que militaban en ligas extranjeras.

Asumir la selección en ese momento fue muy difícil, se había perdido muchas generaciones de futbolistas y los que estaban en la selección en ese momento tenían pocos partidos internacionales. Sufrimos muchas goleadas y muchas veces no traíamos jugadores a jugar, sino a probarlos porque nunca los habíamos visto. Todo ello confirmó mi idea de que para tener resultados había que armar un equipo sólido y buscar vías diferentes para traer jugadores y elevar la calidad.

Antes de ir a la Liga de Naciones veníamos planteando esto. También, las autoridades del fútbol querían adaptar las formas de concentraciones y convocatorias a como se hacía en el mundo. Lo primero fue que hubo que persuadir y no cansarse de conversar, tocar muchas puertas y hacer entender la necesidad de este proceso. Hubo personas del INDER que apoyaron y vieron con buenos ojos estas nuevas ideas. Había que evitar que los jugadores siguieran abandonando delegaciones y tener buenos resultados. La afición empujó mucho, empezaron a presionar, exigir e incluso meterse en las convocatorias y nosotros sabíamos la responsabilidad que teníamos.

¿Le pusieron limitantes?

Cuando se aceptó la idea, las autoridades nos daban vías porque había algunas limitantes para convocar algunos jugadores y había que ser realista para continuar la ética del proceso. Las limitantes siempre existen porque hay cosas que se respeta, pero hay decisiones que modificar para tener buenos resultados se debe hacer. En Cuba se exigía mucho el concepto de amateur, es decir jugador nacional, pero nosotros nos enfrentabamos a jugadores de nivel mundial como Pulisic, Alfonso Davies y logramos hacer entender a todos lo necesario que era este nuevo proceso

Había mucho miedo y muchos riesgos que tomar, pero los entrenadores nos comprometimos a lograr la unidad en el grupo. Existían grandes diferencias a nivel psicólogico, en cuanto al nivel social, incluso económico, porque había jugadores que eran millonarios y los nuestros de aquí salían de su provincia y se sabía la diferencia, pero se logró formar una familia y eso fue un éxito total: aquellos jugadores eran tan cubanos como estos. Antes de unir ese grupo en persona los entrenadores tuvimos que hacer mucho trabajo de estudio y mesa, hubo muchas madrugadas de conversaciones con esos jugadores porque no es lo mismo jugar en Cuba que en sus Ligas y también para explicarles lo que queríamos que ellos hicieran en el terreno.

¿A nivel interno cómo se vivió?

Esa primera vez que nos reunimos todos fue en un contexto complejo. Era la etapa de la Covid y había limitación de viaje. Por ejemplo, Onel estaba en Inglaterra y dicho país tenía restricción por lo que todo fue complejo, no solo con él, sino con otros. Para poder llegar el equipo a Guatemala pasamos trabajos y hasta la naturaleza nos jugó en contra. Hubo de todo, hasta erupción de volcán que nos demoró, pero también teníamos jugadores que iban por vías distintas. En Guatemala había restricción, no había vuelos para que Onel llegara y se tuvo que buscar otras alternativas y se logró hacerlo vía.

Pablo Elier Sánchez, exfutbolista y entrenador del fútbol cubano
Pablo Elier Sánchez, exfutbolista y entrenador del fútbol cubano.

Precisamente, sobre Onel Hernández se comenta mucho, sobre todo, su ausencia a las últimas convocatorias.

Onel es un profesional y los profesionales se ubican bien en el lugar donde tienen que estar. Tiene un compromiso muy grande con la selección cubana y siempre trata de llegar y cumplir. Si no ha venido es porque no está en condiciones para dar lo mejor de él. Yo estoy seguro de que cuando esté bien, va a regresar, eso que se dice no es cierto. Él sabe lo que significa para Cuba.

Tras ese primer momento juntos como equipo tiene un período donde la selección levantó su nivel e hizo soñar a la afición. ¿Por qué cree que no se volvió a ver ese nivel del equipo?

El año 2021 fue fundamental para nosotros. Quiero dejar algo muy claro: tras la eliminatoria, el equipo se quedó en Guatemala entrenando, los jugadores pidieron permiso a los clubes y se quedaron con nosotros, teníamos un alto volumen de juego y tuvimos muy buena preparación, pero no nos dieron las visas para asisitir a la Copa Oro, algo que sacó lágrimas y decepcionó a más de uno. Eso nos tronchó el momento del equipo y el alto nivel de juego que estábamos mostrando. Estuvimos un mes juntos y en la Liga de Naciones terminamos muy bien, de hecho, fuimos uno de los equipos que subimos la mayor cantidad de puestos en el ranking, cumplimos todos los objetivos que teníamos. El equipo estaba para grandes cosas y nos preparamos para la Copa Oro 2022, pero no tuvimos el mismo desarrollo.

No se vio ese nivel de juego nuevamente por muchas razones. La idea era sumar jugadores a esa base solida que teníamos, pero nos ocurrieron cosas. Se nos lesionó la columna vertebral del equipo, como Onel Hernández, Dayron Reyes, Karel Espino, e Incerti no pudo venir y entonces hubo que recomponer el equipo de nuevo y nosotros no preparamos esa reserva de jugadores y, por tanto, al incorporarse no rindieron lo esperado, todo ello condicionado por la poca experiencia internacional que tenían.

Para afrontar la Copa de Oro del año 2022 tuvieron la asesoría de un grupo de entrenadores brasileños.

Ellos con mucho respeto nos ayudaron, pero a partir de lo que nosotros propusimos. El primer partido fue contra Chile, que nos dominó no solo en el marcador sino en la cancha. Tratamos de que no nos golearan e intentamos hacer algo.

Después viene el partido de Uruguay y para enfrentarlo sí tuvimos una buena preparación, sobre todo, porque ya teníamos de forma presencial al colectivo de entrenadores brasileños que nos apoyaron mucho y con la tecnología que poseían realizaron un análisis del rival de muy buena manera. Es cierto que se vio una mejoría con la ayuda de los brasileños, pero en realidad eran los mismos jugadores con los que veníamos trabajando desde Cuba.

Debido a los resultados de la Copa Oro no continuó al frente del equipo nacional. ¿Cómo tomó esa decisión? ¿Por qué hoy no está vinculado directamente a los equipos nacionales?

Al regresar de la Copa Oro, la federación tomó la decisión de que no continuase al frente del equipo: nos comentaron que ya se ha cumplido un ciclo. Entendí sus decisiones, aunque valoro los resultados parciales de una forma muy diferente. No obstante, hay algo real, con la Federación no hemos tenido más contacto, pero entendí porque sé que todo es un proceso. Sigo trabajando y dedicado al fútbol y dispuesto a trabajar, las relaciones terminaron bien, pero no me encuentro trabajando o vinculado a los equipos nacionales porque no he tenido ofertas.

¿Es feliz Pablo Elier con la vida que lleva?

El hecho de que periodistas o personas no coincidieran conmigo es normal, esas cosas suceden cuando se tiene un mismo objetivo que en este caso es mejorar el fútbol. Escuchaba la prensa y nunca vi con malos ojos sus opiniones.

Soy feliz porque las personas me quieren, porque siento que hice parte de lo que hubiese querido ser, logré objetivos y pude haber logrado más porque soy del concepto de que las cosas son en un tiempo y eso se respeta, pero hubo algunos que no lo vieron así.

¿Qué le ha faltado por lograr en su vida?

Lo que me faltó por lograr fue lo que quise lograr: tener resultados mayores con la selección, llegar al objetivo fundamental. Aporté humildemente mis ideas y formé parte de algo que dio buenos resultados al fútbol.

¿Cual ha sido su mayor decepción en el fútbol ?

Yo veo la vida de una manera distinta, no he tenido decepciones, sino momentos difíciles. Es difícil cuando te anotan 4 goles y el estadio entero te está gritando. Es difícil cuando nadie cree en ti, cuando no se tienen conocimiento de los porqué y se opina en dependencia de lo que se imaginan. Es difícil explicarles a las personas que no eres responsable de muchas cosas de las que te culpan. Todo es un proceso y el proceso se dirige en equipo. El director técnico es el que entrena, prepara, pero no es verdad que todo es su culpa. En un equipo de trabajo cada cual tiene sus funciones y si cada miembro del equipo hace su trabajo, entonces, todo marcha.

Hace unos meses obtuvo el título de Doctor en Ciencias.

Hice la investigación sobre uno de los problemas más importante del fútbol actual: valorar y ver la táctica como elemento fundamental del juego. La experiencia en la selección nacional me posibilitó tener más de cerca la solución al problema. En la actualidad me mantengo trabajando en la cátedra de Cultura Física en la Universidad de Pinar del Río y allí humildemente sigo asesorando y ayudando a quien lo necesite.

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Imagen cortesía de Foto: Play-Off Magazine

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