Desde que Marcos Ortega nació, el béisbol estuvo presente en su vida. La influencia de su padre, Hermes Ortega, quien jugó 15 Series Nacionales con la provincia de Granma, le llevó a dedicarse completamente al deporte de las bolas y los strikes.

A pesar de que sus primeros pasos fueron en su natal Campechuela, Granma, Marcos Ortega debutó en Series Nacionales con los Industriales de La Habana. Para llegar al primer nivel del béisbol cubano sufrió algunas de las repetidas injusticias que se comenten en la Isla.

Sus años iniciales en las categorías inferiores los hizo siguiendo los pasos de su ídolo, su progenitor. Hasta que concluyó la edad juvenil alternó entre el campo corto y la lomita de los suspiros, aferrándose a la posición de cuadro para intentar imitar las actuaciones del otrora parador en corto, Hermes Ortega.

El serpentinero, quien jugó en series nacionales, había abandonado el país a inicios de 2020 en busca de un contrato profesional, pero volvió a la isla recientemente para incorporarse a la preselección de Industriales que se prepara para la venidera campaña beisbolera.

Tras un paso por República Dominicana que marcó su carrera deportiva y su vida, Marcos Ortega intentará vivir una segunda juventud en la pelota cubana.

De los inicios de Marcos Ortega hasta el debut con Industriales

Marcos se crió entre joyas defensivas, batazos oportunos y la algarabía del estadio Mártires de Barbados. “Mi papá siempre me llevaba a los juegos de él. Estaba presente en las Series Nacionales, Provinciales y cualquier torneo en el que participara dentro de Granma. Ahí me fue gustando poco a poco y me introduje en este mundo”, recuerda.

Con solo cinco años –bajo el estricto seguimiento de su padre- entró por primera vez a un área deportiva. Ese momento fijó el inició de un largo ciclo en su carrera.

“El deporte me enseñó a ser disciplinado y a tener conciencia de los que estaba haciendo. Esto es un trabajo y hay que hacerlo con respeto. Además, bajo la égida de mi padre siempre entendí cuál era el camino correcto para elegir, y cuando me veía un poco regado no demoraba en corregirme”, dice.

En las categorías infantiles mostró credenciales para imponerse en la pelota cubana: “Desde el 9-10 años tuve buenos resultados, tanto bateando como lanzando, quizás como serpentinero me fue un poco mejor y me gustaba más lanzar”.

Luego, “en el 2013, con 15 años, logré hacer el equipo Cuba para un Panamericano en Colombia. Allí me fue muy bien, logré el liderato en juegos ganados, promedio de carreras limpias, el premio al mejor lanzador del torneo y fui incluido en el equipo Todos Estrellas”.

Por aquellos años “era muy difícil llegar a un equipo nacional. Era muy competitivo, sobre todo en Granma que fue donde jugué las categorías infantiles. Había muchos peloteros con un gran talento, algunos de ellos hoy en día están en la Serie Nacional con los Alazanes”.

Justo en su última temporada como juvenil le tocó vivir uno de los pasajes más tristes de su corta carrera como pelotero. El campeonato nacional para menores de 18 años llegó a su fase final y Marcos Ortega era uno de los principales jugadores de Granma.

A su vez, tras su actuación en el torneo, obtuvo un puesto en la preselección del equipo de las “cuatro letras”, pero tuvo que cumplir con el llamado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

“Fue doloroso. Imagínate, terminé los juveniles, estaba en la preselección del equipo Cuba y en Granma la dirección del equipo lo sabía. Incluso, para jugar la final del nacional tuve que ausentarme al llamado y me fui para Bayamo. Así fue como pude jugar. No me presenté a ese llamado porque el béisbol es mi vida. Yo quería jugar pelota y sabía que podía aportarle a mi provincia, pues era el primer lanzador del staff”, explica.

Días más tarde, Marcos Ortega tuvo que viajar a la Habana para entrar en la llamada “previa”, concentrado que realizan los reclutas antes de entrar oficialmente al Servicio Militar Activo (SMA). Entonces, cumplió con lo establecido en la unidad de tanques y concluyó pocas fechas antes de que acabaran los entrenamientos de la preselección.

Marcos Ortega en Cuba
Tras un paso por Dominicana que marcó su carrera deportiva y su vida, Marcos Ortega intentará vivir una segunda juventud en la pelota cubana

“Los directivos en Granma no me ayudaron con el permiso de las FAR. Yo no quería que me quitaran el SMA, solo que me aplazaran el llamado hasta después del equipo Cuba, porque tenía grandes posibilidades de hacer el grado. Era mi último año y sabía que estaba en condiciones de llegar”, dice.

“Lloré mucho. Pensé que el mundo se me iba a caer encima. Me pasó por la cabeza no jugar más pelota, pero gracias a Dios tuve el apoyo de toda mi familia y amigos, ellos se portaron muy bien conmigo, y por ellos me mantengo jugando béisbol en la actualidad”, afirma.

Quizás, la imposibilidad de hacer una carta, de firmar una autorización o de esclarecerse la situación entre las autoridades competentes, respondía a algún tipo de estrategia “macabra”. Tal vez, Marcos podía ocupar el puesto de uno de los “protegidos”, y la mejor forma de evitar cualquier casualidad era apartándolo totalmente de los planes.

Esa hipótesis no es más que una “especulación” a partir de las experiencias de otros jugadores. Lo cierto es que el propio atleta no sabe qué sucedió.

“Ellos nunca me dieron una explicación, simplemente lo hicieron y ya. Fue todo”. En aquel momento “mi papá vivía en la Habana y logré resolver el cambio de dirección. Entonces, él me propuso que probara suerte en la capital, con los Industriales. Por tanto, recogí mi carta de liberación en Granma por tiempo indefinido, me preparé y logré debutar con los Leones”.

Sin importar todo lo que sucedió en Oriente y los problemas que pudo ocasionar la pésima gestión de su carrera como atleta, Marcos Ortega está dispuesto a ayudar a su provincia natal en todo lo que esté a su alcance. “Aceptaría jugar de refuerzo allá. Tengo muy buenas relaciones con los jugadores y la dirección del equipo.”

Marcos Ortega nunca imaginó que sus primeros pasos en las Series Nacionales los iba a concretar con el conjunto capitalino. “Nunca me pasó por la cabeza jugar con Industriales, siempre pensé debutar con Granma, pero me tocaron los azules y me sentí muy bien”.

Precisamente, en un juego entre sus dos equipos del béisbol cubano quedaron plasmados sus recuerdos más importantes en las Series Nacionales. Se jugaba el tercer partido del comodín entre Industriales y Granma. El que consiguiera la victoria avanzaba entre los seis mejores a los playoffs y al “tanquista” le tocó la responsabilidad de abrir.

El Latino lleno, los aficionados que exigen como acostumbran y la intensidad del partido elevada, hicieron que Ortega lanzara uno de los mejores partidos de su incipiente trayecto por el pasatiempo nacional: “Fue un momento de mucha tensión, pero salí hacer mi trabajo y ganamos”.

pelotero Marcos Ortega vuelva a Cuba
Tras un paso por Dominicana que marcó su carrera deportiva y su vida, Marcos Ortega intentará vivir una segunda juventud en la pelota cubana

El momento de intentar el camino a MLB

Como otros peloteros antillanos, Marcos Ortega decidió probar suerte e intentar llegar a las Grandes Ligas de Béisbol. Su decisión de emigrar respondió a la necesidad de mejorar las condiciones económicas de su familia y seguir escalando en cuanto a su desarrollo profesional.

“Me contactó una persona para darme la oportunidad de ver si podía llegar a la MLB y para nadie es un secreto que el sueño de todo pelotero es probarse en el mejor béisbol del mundo. Además, quise mejorar la economía de mi familia y ayudarlos en todo lo que pudiera”, afirma.

La realidad en esas aventuras es muy distinta a lo que se puede pensar. Las personas que trafican con los peloteros cubanos los hacen sufrir situaciones realmente trágicas desde el momento que pisan suelo extranjero.

El acceso a la República Dominicana ocurre a través de la frontera con Haití, por la que los cubanos tienen que pasar escondidos, como si fueran drogas o una mercancía ilegal.

Los que logran llegar a tierra quisqueyana sin poner en peligro su vida, o ser arrestados por las autoridades fronterizas, encuentran realidades totalmente distintas a las que le pintan en las llamadas.

Sus dueños al inicio los ubican en un apartamento con todas las “comodidades” y reciben algo de dinero para que puedan cubrir los primeros gastos, pero después todo comienza a escasear y, en el mejor de los casos regresan a Cuba. Para otros, la situación empeora, tienen que dormir en contenderos, continuar sin papeles en las calles y alimentarse de la peor forma.

“Se pasa trabajo. Los primeros días fuera de Cuba sin saber el tiempo que tardarás en ver a tu familia son complicados. A la hora de cruzar la frontera hay mucha tensión. Es una cultura distinta. El entrenamiento no es el mismo. Es un poco más riguroso y te obliga a resistir más”, cuenta.

“Tuve varias presentaciones y me fue bien en casi todas. Alrededor de diez a quince equipos me observaron. Generalmente ellos no hablan mucho con los jugadores, van directo con el agente si tienen algún interés específico. Lo más que hacen es pedirte los datos, mientras con los agentes negocian”, cuenta.

“A mí no me llegó ninguna oferta, al menos nunca me enteré. A lo mejor llegó alguna, pero no tuve conocimiento de ella. Quizás la propuesta que le hicieron al agente no le gustó y la declinó”, afirma.

Durante los últimos meses la situación en República Dominicana cada vez era más precaria. Las condiciones en la academia comenzaron a empeorar, desde la infraestructura y los instrumentos de trabajo hasta la alimentación.

A su vez, se encuentra a punto de cumplir los 24 años y los peloteros que buscan en esos lugares son los talentos de entre 12-15 años. Marcos Ortega tenía que hacer algo al respecto.

“La decisión la consulté con mi familia. Les dije que a lo mejor podía virar. La decisión la tomé yo, pensé que había perdido un año y no estaba dispuesto a perder los dos”, dice.

A mediados de noviembre, Marcos Ortega volvió a Cuba para incorporarse a la preselección de Industriales que se prepara para la venidera serie. No es el mismo pelotero que salió rumbo a Dominicana, sino un deportista más curtido y experimentado en busca de otra oportunidad.

En la actualidad, el lanzador se encuentra luchando por un puesto en la rotación abridora de los Industriales de La Habana. “Yo hablé con Guillermo Carmona desde Santo Domingo y me dijo que no había problema”.

Por otra parte, Marcos Ortega no descarta la posibilidad de hacer el equipo nacional: “Esa es mi aspiración. Dar lo mejor de mí para poder integral la selección nacional.

Mantente actualizado con Telegram y disfruta nuestras historias en YouTube

¿Quieres estar siempre al tanto de la actualidad del deporte cubano? Únete a nuestro canal de Telegram: ¡lleva a Play Off en tu bolsillo! Haz click para seguirnos: Canal de Telegram Play-Off Magazine.

Historias de deporte cubano contadas con una mirada profunda a la vida personal de los protagonistas y la sociedad, Para disfrutar nuestras exclusivas suscríbete en: Canal de YouTube Play Off-Magazine.

Imagen cortesía de Hansel Leyva