A los 30 años, Randy Portal, expelotero de Villa Clara, recibió una mala noticia sin fundamentos: era excluido del equipo con el cual se desempeñó como regular durante sus últimas cinco campañas.

Al ser separado de las filas de su selección, el remediano decidió darle un giro a su vida y buscó enrumbar su suerte hacia los Estados Unidos, para lo cual, llevó a cabo la travesía migratoria desde Nicaragua, hasta llegar dos meses después al sueño que había tenido hacía años.  

De sus anécdotas dentro del elenco villaclareño, su vida en Cuba y la odisea para arribar a EE. UU. contó a Play-Off Magazine.  

¿Fue su exclusión del equipo Villa Clara la que provocó su decisión de emprender la travesía a los Estados Unidos?

Ya no me sentía bien en Cuba. Fue difícil porque tuve que dejar atrás a toda mi familia. Todo partió desde que no fui incluido en el equipo Villa Clara. Hubiera jugado más series, pero esas decisiones de no formar parte de la nómina sin explicación me llevaron a dar este paso de salir para hacer la travesía hasta los Estados Unidos. 

En el equipo nos atendía uno que pertenecía a la Seguridad del estado. Siempre estaba “pasando lista”, viendo si uno no estaba de acuerdo con algo, si alguien tenía mala cara por alguna decisión que tomaban. No dejaban relacionarte con amistades por el mero hecho de que para ellos, supuestamente, eran antisociales.

Si te veían hablando con esas personas te decían que podías estar entrando en ventas de juego. Jamás pensé en eso porque a mis amigos los conocí antes de jugar pelota y los saludaba siempre. Nadie me podía impedir saludar a una persona por ellos pensar que era antisocial. Todo lo ligan con la política. Estaba agobiado, te obligaban a hacer las cosas.

Me fui sintiendo mal con todo eso. Hacía tiempo venía pensando en la posibilidad de abandonar el país, pero tenía mi hijo chiquito y me costaba trabajo decidirme hasta que pasó todo y dije: ¡bueno, es hora! No me sentía a gusto con ese régimen.

Yo había sacado el pasaporte hacia como un año, luego me excluyen del equipo y es cuando empecé a pensar en la travesía, en la cual estuve alrededor de dos meses.

Llegué a Nicaragua sin problemas. En México fue donde más trabajo pasé porque los agentes de emigración estaban contantemente arriba de la gente todo el tiempo. Fue duro, difícil, vi cosas que nunca había visto, pero hay que tener la fe puesta en Dios para que todo salga bien: sabía que lo iba a lograr.  

Expelotero cubano Randy Portal conm Viklla Clara
Expelotero Randy Portal con Villa Clara

¿Cómo logró llegar a las Series Nacionales?   

Desde pequeño me gustó la pelota. Estuve en la EIDE, pero por mi tamaño, los entrenadores no me veían tantas posibilidades. Cuando terminé el servicio militar comencé en el Fajardo. Fue un proceso largo y tuve la confianza de que lo iba a lograr y llegar al equipo Villa Clara. Roberto Rodríguez, de mi pueblo natal de Remedios, siempre apostó por mí, me dedicó su tiempo, me regañaba, fue exigente conmigo. Al él le debo lo que fui. Me enseñó muchas habilidades que me faltaban, además, a mantener la mente positiva para que todo saliera bien. Tuve varias temporadas jugando la provincial hasta que hice el equipo en 2017 como designado y primer bate. Después jugué seis temporadas en total como torpedero de los Azucareros.

En el conjunto nos llevábamos bien, éramos una familia. Pero los mismos muchachos nos desmotivábamos por malas decisiones de directivos, porque no había implementos o los que había no eran acordes a cada cual, en cuanto a aspectos como las medidas de bates y las pelotas no tenían la mejor calidad para entrenar. Había problemas con la logística para la alimentación: a veces, no había ni un pedazo de hielo para poder tomar agua fría cuando entrenábamos en la playa en entrenamientos fuertes y cosas así.

Yo llegué a cobrar 950 pesos, lo que cobraba un pelotero cubano. En pleno nacimiento de mi hijo se me hacía difícil, tenía que vender la merienda que me daban dentro del equipo para poder subsistir y mantener a mi niño y que tuviera lo más importante. Muchas personas me ayudaban, pero hay que apretar el dominó, como dice el refrán. Luego, hace un año, empezaron a pagar 3500, pero era igual: estaba revendiendo las cosas porque la economía no daba.

¿Qué razones le dieron para excluirlo del conjunto de Villa Clara siendo el torpedero regular hasta ese momento?

Eso es lo que quiero saber. No sé por qué me excluyeron, sin ton ni son. Ni una explicación me dieron. Pregunté y me dijeron que el director era el que había tomado la decisión. Luego llamé a Pedro Jova, el director, y me dijo que fue el comisionado. No sé, las cosas pasan por algo. 

Anteriormente, había pasado algo con Ramón Moré, el comisionado provincial de pelota. Eduardo Paret era el director en ese momento, pero no se encontraba en Cuba. Un grupo de atletas teníamos que ir a entrenar a Santa Clara. Le pedí permiso a Moré, porque tenía juego en la provincial con Remedios, pero nunca me respondió. Cuando llegó el lunes siguiente, me dijo que tenía que entrenar en mi pueblo. Era considerado como una indisciplina y debía ganarme mi puesto desde la provincial. 

No creo que aquello hubiese tenido tanta magnitud como para haberme excluido totalmente de una selección. Si él lo decidió así, sus razones tendrá. Era el jefe y había que hacerle caso. Nadie me dio el frente. No reclamé tampoco porque no cometí ninguna injusticia. Nunca hablé con Jova para preguntarle si me quería o no.

Ni yo ni Acea tuvimos problemas nunca con ellos. Solo un día en el que, de forma justificada no fui a entrenar, no podía ser tan grave como para haber hecho eso. Parece que Acea y yo no encajábamos en el equipo o que, por Acea y por mí, no clasificó el Villa Clara. Si se pusieron bravos, no iba a reclamar algo que no iba a ganar.

¿Se le respetó su práctica como amante de la religión yoruba dentro del equipo?

La practico. Desde niño me gustó la religión. Me llamaba la atención, sus bailes, los colores de los santos, los collares. Luego empecé a indagar cómo era, qué se hacía y con mis ancestros que la practicaron.  Me ha ayudado mucho porque siempre hay que tener fe y en Dios, que nos creó. Siempre hay malos ojos y hay que alejar las malas influencias sin hacerle daño a nadie.

Algunas personas se creen superiores que los demás en el propio deporte, pero mi caso no era así porque soy noble, me relaciono con todo el mundo, trato de tener una buena conducta tuviera o no que ver con la religión. Al final, todo conducía a un mismo objetivo: ganar y vivir bien la vida. 

Soy hijo de Changó, mi ángel de la guarda. Llevo siete años de haberlo coronado. Es una religión que se conoce y “quien no tiene de congo tiene de carabalí”. Dentro del equipo nunca me vieron mal en ese sentido porque eso era para mí y mi protección, para adorarlos yo. No le hacía daño a nadie.   

¿Qué sucedió tras la exclusión como integrante del béisbol en Villa Clara?

Mucha gente se quedó asombrada porque yo era prácticamente el torpedero regular del equipo. Al excluirme así, sin explicación, no se lo creían mis compañeros y se preguntaban: ¿qué paso Randy?, ¡reclama!

Cuando mucha gente se dio cuenta de que no formaba parte de la preselección del equipo, varios directores del país me llamaron y personas que me ayudaban mucho. Me decían que lo pensara bien, que estaba joven todavía y podía darle una galleta sin manos a los que me excluyeron, y que demostrara cuanto podía aportar en otra provincia; fueron los casos de Sancti Spíritus, Matanzas, Ciego de Ávila. Ya no quería jugar con más nadie, estaba muy decepcionado y quería irme de este país.

Después, solo hacía entrenamientos por las tardes en casa de mi mujer. No quería perder la forma y me mantenía tranquilo. Todavía estaba contratado por la serie nacional. No podía tener dos contratos al mismo tiempo. Cobraba el dinero del contrato que no se había vencido. No podía ejercer como licenciado en Cultura Física que soy en ningún área hasta que no se venciera, y ya después me fui de Cuba. 

¿Qué será de Randy ahora con su nueva vida en Miami?

Primeramente, quiero tratar de legalizarme en este bello país de oportunidades, de retos y metas. Quiero ver si puedo jugar alguna liga independiente, seguir en lo que me gusta que es la pelota y tratar de ser jugador. Fui a un terreno con un amigo que me llevó y bateé en una máquina e hice unos swings como para irme adentrando.

Yo sé que es difícil por mi edad porque los equipos de Grandes Ligas buscan muchachos jóvenes para contratarlos para que sea mayor el tiempo en la organización, pero voy a esperar, prepararme entrenar y presentarme lo más rápido posible por si se da la oportunidad y demostrar. Quizá, pudiera trabajar en una academia con niños, algo que me encanta: esos son mis enfoques.

Siempre soñé con estar en los Estados Unidos, pero llegó en el momento en que tenía que llegar. Las cosas pasan por algo. Fue difícil porque dejé a mi familia, mi hijo, mi esposa. Nos tocará enfrentar las situaciones y echar para adelante, como decimos los cubanos.    

Aquí solo tengo un primo y mi cuñado. Tengo amistades de toda la vida que se han comportado muy bien conmigo, me han ayudado y brindado su casa. Estoy así, por ahora, en casa de un amigo, otro día en casa de otro. Gracias a Dios, los tengo que no me abandonan y me están guiando en este gran país.  

En su provincia tenía muchos aficionados que lo seguían. ¿Qué les dice?

Muchas bendiciones para esos seguidores que todavía tengo. Que nada en la vida es imposible, que todas las metas se pueden alcanzar, que luchen por lo que quieren, que hagan el bien siempre. Estoy muy agradecido con su apoyo y felicitaciones por mi arribo a EE. UU. Nunca pensé que tuviera tanta gente que me quisiera. A los que por algún motivo no me siguieron por no gustarle mi forma de jugar o personalidad solo sus razones tendrán, pero igual, bendiciones para ellos.

Dejé mis franelas con el número cuatro como un recuerdo en mi casa y otras las regalé a amigos que siempre me apoyaron en los buenos momentos y los difíciles. Me fui con la nostalgia de haber perdido a mi abuelo, quien siempre luchó por que yo fuera pelotero y siguiera los buenos caminos. Él no me pudo ver llegar a las series nacionales, pero desde el cielo me vio y todavía me ve en cada paso que doy.

En caso de que no tenga posibilidades en la pelota, voy a salir adelante con miles de oportunidades. Uno no sabe lo que el futuro le puede deparar. A lo mejor, puedo ser mejor en otra cosa. Uno no sabe, solo esperaré.

A Cuba la veo muy triste, la verdad. Quisiera que tuviera un futuro mejor, en el que no se pasara tanto trabajo y pudieras coger tu transporte o carro. Que con el trabajo puedan tener sus cosas y beneficios. Que puedan decidir por lo tuyo y no te obliguen a tantas cosas que no estés decidido a hacer.

Quisiera que mi país fuera como los demás, en el que pudiera invertir y vivir en una sociedad plena. Tenemos una sola vida y hay que aprovecharla viviendo de la mejor manera posible como seres humanos.   

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Imagen cortesía de Cuenta de Facebook de Randy Portal