El año 2015 fue inolvidable para el baloncesto en la capital de todos los cubanos. Entonces, el conjunto de Capitalinos se coronaba campeón de la Liga Superior de Baloncesto tras cinco años de sequía y el entrenador que levantaba el galardón por aquellos días, era el joven debutante Rainel Panfet.

Aquel campeonato marcó lo que sería el inicio de una carrera exitosa desde los banquillos y dejó alegrías personales, además de ayudar en la formación de una fabulosa familia entre compañeros de equipo que perdura hasta la actualidad. Con ese hombre de nombre bíblico y energías de guerrero africano, como le bautizara Norland Rosendo, conversó Play-Off Magazine.

Los inicios en el baloncesto

Nacido en Guanabacoa y criado en Luyanó, en La Habana, el amor a los deportes de Rainel Panfet llegó desde bien temprano. Béisbol, judo y tenis de mesa fueron algunos de los deportes que practicó cuando era niño antes de comenzar de forma organizada en el baloncesto, pues ya lo jugaba en las famosas guerrillas callejeras. Su paso por la base no fue muy espectacular, pero sí guarda gratos recuerdos de aquella etapa.

“Por mi pequeña estatura (mucho más notable en la adolescencia) y la gran calidad de los jugadores de mi época en La Habana, tuve muy pocas opciones de desarrollo como atleta. Sí recibí oportunidades alguna que otra vez, pero mi mayor logro deportivo fue integrar un equipo Capitalinos en la categoría Sub-22, que a la postre fue campeón nacional bajo la dirección de Alberto ‘Lalito’ Castillo. A él siempre le estaré agradecido por la confianza y el respeto que daba a quienes se esforzaban más. De Lalo aprendí a eso: a respetar al atleta sacrificado por encima del talentoso en algunas ocasiones”, cuenta.

“Ahí terminó una carrera discreta que había sido interrumpida en 1999 pues me fue fácil entender que no era lo mío jugar baloncesto. Aunque la pasión por este deporte latía en mí, el razonamiento lógico me llevó a comprender que había otras formas de seguir involucrado”, agrega.

El paso a los banquillos

Consciente de su calidad como jugador, Rainel Panfet buscó una alternativa para continuar en el deporte que le latía en la sangre. Mientras su hermano progresaba como atleta de alto rendimiento, él se volcó hacia los libros y comenzó a estudiar en busca de formarse como coach.

“Para esa fecha ya era trabajador de la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Mártires de Barbados, en donde dirigía un equipo de niñas de la categoría 12-13 años en plena formación. Ese fue mi primer grupo como coach en el alto rendimiento. Mis inicios tuvieron lugar en mi municipio de residencia, 10 de Octubre. Allí dirigí siempre equipos masculinos desde minibasket hasta el juvenil”, explica.

En el año 2006 llegó un momento clave en su vida. Tres personas, con las cuales vive eternamente agradecido, le dieron una oportunidad de oro que influyó mucho en su carrera. Bárbara Bécquer, Amarilis González y Rodelay García fueron esas personas que ayudaron a Rainel Panfet a elevarse un escalón más, en el cual también influirá la Comisionada de La Habana, Lázara Hermidia.

“Es bueno señalar que fui promovido por Rodelay García, prestigioso árbitro a nivel nacional que por aquel entonces fungía como Comisionado interino de la Capital. La campaña 2006 -2007 fue mi primera experiencia dentro de la primera categoría femenina como asistente de Bárbara Bécquer y Amarilis González. Fueron años de mucho aprendizaje recibido de parte de las entrenadoras y de las 10 atletas seleccionadas nacionales que por aquella época formaban parte del laureado equipo femenino de la Habana”, dice.

Incursiones en torneos cuadrangulares, enseñanzas claves de hombres como Armando Acosta y Alberto Zabala, fueron algunas de las enciclopedias de las cuales se nutrió nuestro protagonista. Las experiencias adquiridas le sirvieron para implementarlas después, mezcladas con su sello en los elencos de Metropolitanas y Capitalinas con las cuales se adjudicó un tercer puesto en una Liga Superior.

Un capítulo curioso en su carrera es la llegada al elenco de Capitalinos. A través de los años, la dirección del Tren Azul era prácticamente rotativa entre los principales coach referentes de la capital.

“Por aquella época (2013), luego de finalizada la LSB y con la salida por solicitud propia del director de Capitalinos Armando Acosta, nos dimos a la tarea (de conjunto con la comisionada provincial) de buscar un entrenador idóneo para asumir las riendas del equipo. Luego de agotar todas las opciones, la comisión provincial aceptó mi propuesta de entrenar a ambos equipos (masculino y femenino) hasta que apareciera una solución para la situación por la que transitábamos. Fue entonces que se tomó la decisión de entregarme la dirección del equipo masculino y así llegué a dirigir a Capitalinos”, explica.

El periplo por el Tren Azul le dejó hermosas sensaciones y enseñanzas a Rainel Panfet, quien en la actualidad se enorgullece de lo alcanzado y, además, de la familia formada.

“Capitalinos fue una escuela para mi desarrollo. Hablo incluso antes de dirigirlos, pues estuve siempre cerca y aprendí, directa o indirectamente, con los más experimentados entrenadores habaneros de la época. Claro que eso no era suficiente, pues siempre aspiré a más. Después del resultado de 2015 tuvimos la oportunidad de participar en la clínica NBA Sin Fronteras, celebrada en La Habana en abril de ese año. Fue el primer contacto directo y real con el baloncesto superior y también el llamado de atención para que pensara en explotar otros métodos eficaces y diferentes a la formación empírica que venía cultivando con ayuda de coach nacionales”, comenta.

Para el 2016, Capitalinos participaría en la extinta Liga de Las Américas con Rainel Panfet al frente. Fue una participación histórica del conjunto habanero en un torneo que tenía un fortísimo nivel en cuanto a equipos, jugadores y directores internacionales.

“La Comisión Nacional, bajo la dirección José Andrés Ramírez Paz (Pepe) y el prestigioso presidente de la Federación Ruperto Herrera, depositaron toda su confianza en mí y aprobaron mi participación como DT del Capitalinos campeón invicto de la LSB de 2015. Pareciera incongruente que me refiera a ‘oportunidad’, pues cualquiera diría que me tocaba por derecho propio, pero hoy no lo veo así. Aquella competencia tenía incluso más nivel que un torneo FIBA de selecciones nacionales, con jugadores ex-NBA y entrenadores que desde aquellos tiempos brillan en el firmamento de los banquillos internacionales, como Néstor ‘Che’ García, por ejemplo). De ahí que me refiera en modo de agradecimiento eterno a la decisión de permitir mi participación en semejante fiesta del básquet profesional regional”, argumenta.

Ese mismo año, vivió una de las mejores etapas de su carrera, pues junto a Daniel Scott formó parte oficialmente del colectivo técnico de la selección nacional. Con el histórico entrenador cubano, Rainel Panfet se nutrió de conocimientos y entre muchas voces se manejaba la posibilidad de que él asumiera la dirección del equipo Cuba, algo que finalmente no se dio.

“Los trabajadores somos y seremos herramientas. La forma en que seamos utilizados son decisiones de los dirigentes y nos gusten o no, debemos acatarlas. Quiero aclarar este punto: jamás he vivido resentimientos por no haber sido nombrado entrenador jefe de la selección nacional. Sería un acto de arrogancia y autosuficiencia el cuestionar tal decisión. En aquel momento se depositó confianza en otras personas a las que se consideraron capaces, tanto para asumir el cargo como para conformar el grupo de entrenadores. Tal vez la forma en que se manejó sí creó algo de confusión, tal vez”, manifiesta.

No obstante, hay un tema con el cual sí no estuvo de acuerdo y a raíz de esto, se tejieron varias teorías de una supuesta mala relación entre él y la dirección del baloncesto en Cuba.

“Para formar parte del colectivo técnico de la selección nacional no se tomó en cuenta que yo no fuera Licenciado. Sin embargo, para el puesto de coach sí se tomó en cuenta el no serlo como una limitante. Entonces, sería cuestionable el que anteriormente se hubiese aprobado mi presencia dentro del colectivo aun sin serlo. La trama que se ha creado en torno a una supuesta relación insana entre la dirección del baloncesto y mi persona quiero dejarla desacreditada de manera pública. Indirectamente, sigo colaborando, me comunico e intercambio con los entrenadores, miembros de la comisión nacional y personas del baloncesto cubano sin limitante alguna”, sentencia.

“Las opiniones han creado polémica, pero se debe ser profesional y respetarlas tanto de parte del público, los atletas, de nosotros los entrenadores, así como cada dirigente. Debemos entender que son parte del trabajo y no se pueden convertir en problemas personales. Esto es algo que nos ha venido golpeando desde hace muchos años. Nos falta profesionalidad, nos falta delimitar la amistad y el trabajo, necesitamos buscar idoneidad laboral, profesionales bien preparados más allá del vínculo personal. Estoy seguro de que, con esto, seríamos muchísimo más respetados y reconocidos a nivel internacional”, opina.

El Salvador y la continuación del éxito

Tras su paso por Cuba, la vida le deparaba una nueva etapa en su carrera y El Salvador se convertiría en su nueva casa. Esta tierra representó una especie de válvula de escape y una hermosa oportunidad para el crecimiento. El elenco de Santa Tecla acogió al coach cubano, quien en poco tiempo alcanzó el triunfo con la franquicia.

“Santa Tecla me acogió inicialmente con los equipos femeninos de primera y segunda categoría. El comienzo fue complejo, ya que enfrentaba un baloncesto reacio a exigencia y rigor de entrenamiento. Todo fue muy complicado desde el metal de voz hasta la terminología, porque, aunque hablamos el mismo idioma, algunas palabras tienen significados diferentes”, detalla.

cubano Panfet coach de Brumas de Jinotega
El coach cubano Rainel Panfet.

La experiencia con el femenino fue de menos a más. En un corto período de tiempo esta sección de Santa Tecla se convirtió en un elenco prácticamente invencible.

“En el primer torneo de LMBF obtuvimos un meritorio segundo lugar y luego concatenamos cuatro títulos. Las chicas nacionales comprendieron y se adaptaron mientras nuestras extranjeras (siempre seleccionadas nacionales de Cuba) hacían su labor.

“El periplo con el equipo femenino concluyó con un segundo lugar que fue cuestionado fríamente pues se desestimó el excelente trabajo realizado por el actual campeón de la liga Denver Fast, equipo que nos dio duras batallas durante muchos torneos hasta lograr concretar el mejor equipo del país en cuanto a estructura, calidad de su preparación previa a la competencia, así como aglutinar a las mejores jugadoras del país”, cuenta.

El periplo con la sección femenina sería el precedente de la llegada a la dirección del elenco masculino, con el cual Rainel Panfet se llevó varios lauros y marcas que perduran hasta hoy en día. Con ese club, alcanzó 2 títulos de los tres que posee en su historia la institución.

“Se nos entregó un equipo masculino en el año 2018 para el torneo clausura con el cual, luego de un inicio acorde a nuestra planificación adecuada por la carencia de una pretemporada idónea (aspectos antes discutidos con la presidencia del club que estaba consciente de un posible comienzo desacertado), se logró enlazar una segunda vuelta perfecta para llegar en excelente forma a los playoffs y lograr el primero de un back to back único en la historia de la liga. También me enorgullece que había un cubano en la nómina”, manifiesta.

“Luego de dejar detrás al Santa Tecla, el elenco de San Isidro Metapán le abría las puertas al coach antillano, pero su paso duró tan solo un encuentro, pues la Liga Mayor de El Salvador detuvo sus acciones debido a la pandemia de COVID-19.  

El estudio, los nuevos retos y el tiempo lejos de la familia de Rainel Panfet

Si bien lo normal es que por esos días todos nos tomáramos una especie de descanso en casa, nuestro invitado aprovechó su tiempo para estudiar. Sobre la pasión por superarse y conocer un deporte del cual cada día afirma que sabe todavía poco, confiesa:

“Siempre he sido aplicado al autoestudio y me considero un autodidacta empedernido.

Mi mayor motivación es el reto que representa enfrentar una sesión de entrenamiento pues soy de la opinión de que todos los atletas merecen una preparación bien adecuada de la mano de una buena planificación. El uso de recursos actualizados y la mejora de cada práctica requieren de horas de dedicación”.

entrenador cubano Rainel Panfet
Rainel Panfet, uno de los notables entrenadores cubanos de baloncesto que, tras hacer carrera en la isla, ha sumado un amplio palmarés en el extranjero. Foto: Leones de Managua

Con la pandemia en pleno apogeo, Rainel Panfet se mantenía en pleno estudio hasta que desde una liga emergente como la de Nicaragua ya se escuchaban propuestas de trabajo. Hubo un primer amague, pues a pesar de tener casi todo acordado con Indígenas de Metagalpa, temas migratorios frenaron la llegada del antillano y por demás, el vínculo con la institución. Sin embargo, después llegó el momento de partir a ese país a liderar a los Leones de Managua.

“La experiencia en Nicaragua marcó mi primera llegada a la posición de entrenador de relevo, pues me tocó sustituir dentro de un campeonato casi en sus finales. El reto fue enorme: intentar clasificar a un equipo sin haberlo preparado y sin el tiempo necesario para adecuar cosas dentro de la competencia. De todas formas, aun cuando no se cumplió el objetivo, fue maravilloso poder incursionar y probarme en esa liga que emerge como una de las buenas de Centroamérica. Después de un año sin trabajar, pude comprobar que había dado un pasito de hormiga dentro de mi evolución como coach”, explica.

Algunas personas ajenas pudieran llevarse una imagen errada sobre Panfet, mientras otros sienten curiosidad por saber qué se oculta tras su rostro de tipo serio y de carácter.

“La personalidad de cada cual es única e irrepetible. Juzgar a quien no conocemos me parece incorrecto, pues cada cual es libre de actuar y vivir de la manera en que estime conveniente, siempre y cuando no se violen principios éticos, sociales o morales. Imagina entonces qué pienso de los que juzgan sin conocer o lo hacen por referencias. Prefiero ser odiado por mi sinceridad que adulado por mi hipocresía. No son valores que estuvieron en mi formación de cuna y por eso jamás los compartiré”, sentencia.

Con respecto a la vida de un entrenador, muchos se preguntan cómo es la vida para un hombre que pasa mucho tiempo lejos de casa y no puede ver a su niña crecer de la manera en que quizás desearía. El sacrificio de llevar la comida a la mesa y buscar una mejor vida para los hijos en ocasiones resta un tiempo que no podemos recuperar y eso es algo que él tiene claro.

“La distancia provocada por la pandemia ha sido una enseñanza más de la vida. He aprendido con esto a no dudar, a no buscar respuestas donde solo cabe una: la familia es lo primero”, afirma.

Al ver la experiencia de Rainel Panfet, no es de extrañar que parte de los seguidores del baloncesto cubano estarían encantados de verlo al frente de un elenco nacional algún día.

“Tan solo me considero un aprendiz en la conducción de equipos. Creo que uno nunca termina de aprender. Dirigir una selección nacional es el sueño de cualquier coach y más aún si se trata de la tierra que te vio nacer. El tema del equipo Cuba es algo más que tratado, pero no deja de ser la cereza del pastel”, concluye.

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Imágenes cortesía de Foto: Leones de Managua y Panfet