Randy Arozarena se ha convertido en un líder indiscutible dentro del banco de los Rays de Tampa Bay. A nivel individual, el cubano nacionalizado por México figura entre los 100 mejores de la MLB, pero a nivel colectivo aspira a más.

El hecho de estar incluido en el Top 100 “significa mucho, es todo el sacrificio que he tenido en mi carrera desde un inicio, que los primeros escalones son los que uno recuerda”, dijo Randy a ESPN antes de iniciar la temporada.

“El equipo se encuentra muy bien, unido. No somos de tantos nombres, pero tenemos para hacer en el juego, que es lo más importante”.

La aspiración, entonces, no puede ser otra que volver a la postemporada y algo más: repetir la presencia en una (o ganar) la Serie Mundial. “Me he preparado muy bien para tener una temporada mejor que la anterior, y también ayudar al equipo a llegar a playoffs”.

A lo largo de estos años, a Randy Arozarena le tocó una dosis de realidad, el guion de una película de no ficción a la que se enfrentan los cubanos, peloteros o no:

La migración, el hecho de rehacer su vida lejos de casa, la familia, los recuerdos. Cuando viste los spikes o sus características botas vaqueras, no parece Randy una persona que conoció el peligro, tuvo miedo, “volvió a nacer”.

Ahora es uno de los más aclamados jugadores de las Grandes Ligas, pues dentro del campo es un verdadero espectáculo.

La referencia de Bad Bunny a Randy Arozarena en su nuevo disco

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