El agravio de quienes toman las decisiones en la pelota cubana hacia Antonio Pacheco ha incendiado las redes sociales, en las que miles de fanáticos han salido en defensa de la estrella cubana emigrada, entre ellos otro pelotero emigrado, el gran René Arocha.

El mítico lanzador de Industriales se sumó a la causa que ha unido a seguidores de todos los equipos, indignados con la ausencia del número del santiaguero sobre el banco del Guillermón Moncada, el estadio donde comenzó y cimentó su leyenda, porque por encima de cualquier diferencia de regionalismos, Pacheco es una de las figuras históricas del amateurismo en la Isla.

“Por más que quieran no podrán borrar tu historia”, escribió en su cuenta de Facebook Arocha, quien abrió el camino a muchos peloteros cubanos en MLB, pues si Bárbaro Garbey fue el primero proveniente de Series Nacionales en jugar en Grandes Ligas, René fue el primero en abandonar un equipo nacional en eventos extranjeros, un hecho que impulsó a muchos que lo harían después de él.

“Si alguna vez hubo un ANTONIO con un machete en mano también hubo un ANTONIO con un bate en mano”, definió el serpentinero de los Industriales, quien el 10 de julio de 1991, con 27 años de edad, dejó el equipo Cuba en Estados Unidos para ser “libre”. Después, también, llegó a Grandes Ligas y señaló el camino a toda una generación.

René lo hizo, además, con una imagen que destapó la nostalgia, pues en esta instantánea vieja y borrosa aparecen un bateador que saluda al lanzador contrario, quien lleva el guante bajo el brazo, y no hacen falta muchos detalles para entender que esos dos son Pacheco y Arocha, emigrados cubanos que la propaganda política obvia, pero que tienen un lugar en el corazón de todos los seguidores de este deporte.

Pocas veces se ha visto tal conjunción de fanáticos de distintos equipos del país pidiendo, con tanta vehemencia, que alguien responda por la ausencia del mismo número que tanta gloria dio al pasatiempo nacional.

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El mismo Arocha, en otra publicación en la red social, lanzaba un pedido que circula ampliamente, al compartir una imagen del mítico número seis con simples palabras: “vamos todos hacer rodar este número 6 por toda la red, en homenaje a Antonio Pacheco”.

“Capitán de capitanes. Llaman traidor a todos lo que han dado glorias a este pueblo, pero los verdaderos traidores son los que abandonan a sus héroes después que ganaron mil batallas. Mis respetos para él y para todos los héroes de esta pequeña isla que la han hecho inmensa en todos los sectores. Gracias a todos ellos”, comentaba al post de René un conocido actor de la televisión cubana, Herón Vega.

Pero no solo Pacheco es el único de los olvidados en el Guillermón, pues según las fotografías que circulan en redes al respecto, faltan también allí números de otros reconocidos jugadores que ya no viven el país, algunos de los cuales se marcharon para jugar pelota profesional, como son Alexei Bell, Gabriel Pierre, Fausto Álvarez o Rolando Meriño.

El caso del Capitán de Capitanes se ha convertido en uno de los más sonados “olvidos” de la pelota cubana, pero no sorprende, si recordamos que pretendieron borrarlo cuando exaltaron a los primeros miembros del refundado Salón de la Fama, el cual fue congelado por las autoridades hace ya unos dos años.

En aquel momento, fueron elevados Amado Maestri, Esteban Bellán, Camilo Pascual, Orestes Miñoso y Conrado Marrero, y de la etapa posterior, Omar Linares, Orestes Kindelán, Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz y Braudilio Vinent.

Pacheco quedó fuera, pero Vinent, uno de los elegidos, lo defendió con firmeza en una entrevista con la revista OnCuba News: “dije hace unos meses que Pacheco no ha traicionado a nadie y lo reafirmo. Está por allá, pero nunca ha dicho nada en contra de Cuba, ni ha traicionado. Ya por lo menos estuvo en Santiago, le vi feliz, contento”.

“Él merece tanto como otros estar en el Salón de la Fama, espero que algún día eso se resuelva. Hace años ya, cuando me exaltaron a mí, creo que Pacheco también cabía. No voy a decir que fulano o mengano no debían estar, porque cada cual tiene sus méritos, pero Pacheco cabía, seguro”, añadió el inolvidable serpentinero que hoy peina canas.

Mientras el nombre, las hazañas y el número del capitán están ausentes del discurso oficial y la simbología de las autoridades cubanas, en redes sociales los verdaderos dueños del juego revindican su derecho a adorar a sus héroes, sin que nadie les diga como hacerlo. 

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