Cuando se habla de atletismo en Cuba siempre nos hemos hecho la misma pregunta: ¿por qué la velocidad nuestra no está a la par del resto de las potencias del Caribe?

Ciertamente, nunca hemos llegado a los niveles de éxito de los países caribeños de habla anglosajona, pero hubo una época donde varios de nuestros atletas estuvieron codeándose con los mejores del mundo y estuvieron bien cerca de alcanzar la máxima gloria olímpica.

Tal es el caso de Silvio Leonard, quien desempeñó su carrera en la década del 70 mayormente y al cual una serie de sucesos desafortunados no le permitieron coronarse como campeón olímpico. Algo inexplicable, según muchos entendidos de este deporte, pues casi todos coinciden que era el corredor más completo de esos años.

Los inicios de un corredor

En Cuba hay un refrán que dice que «hierba que esta pa’ ti, no hay chivo que se la coma». Quizás esto le quede como anillo al dedo a Silvio Leonard, quien se inició en el deporte a través de la práctica del béisbol, pero estaba claro que su talento era para el atletismo.

Silvio Leonard atleta cubano
Foto: Hansel Leyva

«Como buen cubano mis inicios fueron en el béisbol, sin embargo, ahí yo lo único que hacía era robar bases. Entonces pasé al atletismo y en una competencia municipal gano los 75 metros y fui a la provincial de Cienfuegos en 1969. Tenía 13 años cuando eso y me seleccionaron para la EIDE de Cienfuegos. Vine a los VII Juegos Escolares en lo que era relevos 4×75m y 4×300m porque yo nunca corrí eventos individuales cuando estaba en la categoría 13-14 años. Ya en esa época se competía por triatlón o cuatriatlón, que consistía en lanzamiento de la jabalina, salto de longitud, 75m planos y 80m con vallas, pero yo siempre tuve problemas en el hombro y no podía lanzar la jabalina y por eso vine solo en los relevos donde obtuvimos bronce en el 4×75m y en el 4×300m obtuvimos oro.

«Ya en la categoría 15-16 años sí vengo corriendo 100m y 200m y para que vean, yo nunca gané los 100m en los Juegos Escolares. En esos Juegos fui cuarto en 100m y gané los 200m y al otro año fui segundo y primero respectivamente. Luego paso a la ESPA nacional y en 1971 participo en la Esperanza Olímpica que se celebró acá en Cuba donde corrí los 200m y gané con tiempo de 21.80 segundos y pasé a entrenar con el equipo nacional.

«En 1972 participo en la Esperanza Olímpica de Hungría donde gano los 100m, 200m y el relevo 4x100m y varias competencias que se realizaron aquí como los Barrientos. Es en 1973 cuando empiezo al máximo nivel. Voy a la Esperanza Olímpica de la URSS donde también gané 100m, 200m y el relevo y ahí corrí 10.20 en los 100m y voy a las Universiadas de Moscú y ganó los 100m con 10.24 segundos y en los 200m fui cuarto, pero ahí estaban figuras como Donald Quarrie y Valeri Borzov.

«En 1974 participo en los Juegos Centroamericanos en Santo Domingo y gano los 100m, los 200m y el relevo 4x100m y algunas competencias por Europa como los Grand Prix que se hacían allá, fue un buen año para mí», recuerda.

Al hablar de su paso por las categorías infantiles llama la atención el hecho de que en épocas pasadas el sistema de competencias para esas edades se basara solo en pruebas combinadas, lo cual aseguraba una captación de talentos más certera, afirma.

«En la categoría 13-14 años se competía en triatlón y cuatriatlón. Considero que ese es el mejor sistema para la captación de talentos porque se ajustaba a lo que se quería desarrollar en cada atleta; por ejemplo, el cuatriatlón para un atleta de velocidad era 80m, 100m con vallas, salto de longitud y lanzamiento de jabalina. Ya eso no existe hoy porque cada vez que llega alguien nuevo cambia los sistemas de entrenamiento», detalla.

Silvio se vio favorecido por una situación económica muy favorable en esa época, la cual le permitió gozar de excelentes condiciones de entrenamiento y alimentación, lo que ayudaba con el desarrollo de los atletas.

«Las condiciones de nosotros eran las mejores. Teníamos nuestras guaguas que nos transportaban adonde fuera. Yo me retiré en el 85 y hasta ese año en el Cerro Pelado había variedad de platos a la hora de comer y de bebidas, incluso a los que éramos de la élite nos daban además un módulo de comida para la casa y te estoy diciendo que en el Cerro Pelado teníamos desayuno, almuerzo y comida garantizados.

«La preparación física nuestra era general, no como ahora que todo el mundo trabaja individualmente. Íbamos a Santa María, a entrenar en la arena, o al Parque Lenin a correr a campo traviesa. Cuando me tocaba trabajo de salto hacia mucho cajón sueco con la gente de voleibol porque no podía hacer pesas porque en la cuarta vertebra tenía una espondilitis y lo que hacía era eso. Otro problema que tenía a la hora de entrenar era que yo pesaba muy poco, pero por lo demás mi entrenamiento era muy bueno y yo le ponía el máximo», dice.

El ascenso a la cima no estuvo exento de tropiezos

Su primer gran resultado en escenario internacional fue, sin dudas, en los Juegos Panamericanos de Ciudad de México 75, con la consecución de la medalla de oro en los 100m. Sin embargo, un accidente ocurrido justo al terminar la prueba le impediría tomar parte en los demás eventos para los que estaba inscrito.

«Ya conté de mi problema de las columnas y eso, entre las cosas que me provocaba, es que cuando corría muy fuerte la vértebra se me corría y me apretaba el nervio ciático y me daba un dolor que prácticamente me dejaba sin fuerzas. Muchas veces para entrenar tenía que infiltrarme porque el dolor era muy fuerte y en los Panamericanos de México arranco atrás en los 100m y para reponerme tuve que poner el máximo y gané, pero el esfuerzo me provocó el dolor y al pasar la meta me quedé sin fuerzas hasta para doblar por la curva y seguí de largo hasta un foso y caí mal, me hice un esguince de tobillo.

«Nunca he sabido con certeza la causa de ese problema en la espalda. A mi Rodrigo Álvarez Cambras me dijo que puede haber sido ocasionada por un mal entrenamiento de pesas y luego de los Panamericanos me dijo que me operaba y en 45 días estaría corriendo otra vez y ciertamente, a los 45 días estaba de vuelta en la pista y los dolores nunca volvieron a ser tan fuertes como antes», cuenta.

Los Juegos Olímpicos de Montreal 76 y un momento aciago

La indisciplina de otros atletas le acarreó una lesión que le impidió poder presentarse en la pista en plenitud de facultades, aunque pocos conocen las interioridades de lo ocurrido para aquella cita.

«Nosotros estábamos en la Villa Olímpica y nos repartieron el aseo personal. Decidimos ir a ver un grupo musical y cuando regresamos vimos que habían echado el talco de los aseos en las camas de todos nosotros y fuimos a ver la cama de Alberto Juantorena y su cama no tenía talco y entonces supusimos que había sido él. Fuimos a buscarlo, pero se dio cuenta y se trancó en su cuarto. Francisco Gómez empezó a discutirle y Juantorena salió y le dijo: ‘no discutan más, si ustedes saben que fui yo el que echó el talco’. Pero la discusión siguió y le dije a Juantorena: ‘esa gente sigue discutiendo, si le pasa algo a alguien no voy a correr por ellos en los relevos. Fui a lavarme los dientes y cuando salgo del baño tiraron un pomo de grasa para pelo y me dio en el tobillo y me ocasionó una herida y digo: ‘ya está bueno, si total, ya me jodieron la olimpiada’.

«Mandaron a buscar a Álvarez Cambras y me pusieron los puntos. Estuve dos días en cama y luego empecé a hacer entrenamiento de bicicleta y Hasely Crawford, el trinitario, me llevaba el almuerzo a la villa todos los días y me decía que nosotros los cubanos estábamos locos porque entre él, Donald Quarrie y yo podíamos ganar las tres medallas y hacer un podio caribeño y así ganarles a los americanos y por causa de ese accidente no iba a ser posible.

«Salí a correr con los puntos y todo y cuando Crawford me ve, se volvió loco, me decía que yo estaba ‘crazy’. Corrí la primera eliminatoria y clasifiqué y luego me eliminaron en la siguiente ronda, pero no fue tanto por la herida sino por los días que estuve sin entrenar a causa de ella y nosotros teníamos el objetivo de ganar una medalla de oro por el 26 de Julio y por suerte, la ganó Juantorena», recuerda.  

Resulta sumamente frustrante para un atleta fracasar por un suceso de esa índole. En el caso de Silvio no es una excepción, tomando en cuenta los estímulos que reciben los campeones olímpicos en Cuba.

«Qué tú crees que pueda sentir sobre eso cuando veo todos los beneficios que tienen los campeones olímpicos. Porque tú puedes tener otra medalla de cualquier tipo, pero aquí lo que vale es la medalla de oro olímpica. Fíjate que cuando dieron los primeros carros se los dieron a los medallistas de oro olímpicos, con las casas fue lo mismo y Juantorena fue el indisciplinado porque en vísperas de una olimpiada no se puede estar bromeando de esa manera porque si él no hubiera echado ese talco, nada habría pasado», afirma.

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Rcuperado, en busca de la gloria olímpica

Tras recuperarse completamente de esa lesión, Silvio Leonard puso su mirada en el siguiente ciclo olímpico donde vinieron sus mejores resultados, incluido el récord nacional para los 100m que todavía sigue vigente.

«Ese llegó en una eliminatoria para la Copa del Mundo y ahí otro competidor se llevó una arrancada en falso y en aquel tiempo todavía se permitía una. Yo sudaba por todos lados y me dije que si había otra arrancada en falso sería la mía, porque ya no aguantaba más y cuando el starter da el listo me lancé, pero por suerte fue en el momento que sonó el disparo y salí bien y cuando me vi corriendo sabía que bajaba de los 10 segundos y gané con 9.98 segundos, que es récord nacional todavía», recuerda.

Tras varios resultados de calidad llega la edición olímpica de Moscú 80 donde se le escapa la medalla de oro en los 100m de manera increíble. Sin embargo, Silvio Leonard no atribuye ese resultado solo a su exceso de confianza, pues sostiene el criterio de que los organizadores le jugaron una mala pasada para evitar su victoria tanto en dicha prueba, como en los 200m.

«El problema es que en la confianza está el peligro y a mí en esa final me pusieron por el carril uno y a Allan Wells lo pusieron en el carril ocho cuando a los favoritos nunca los ponen por los carriles externos pues la visión periférica no te da para ver de un extremo a otro de la pista. Yo iba primero hasta los metros finales y pensé: ‘esto esta matao’, y no me lancé en la meta y es ahí que Allan Wells se tira y me gana y eso fue una trampa que la organización me tendió, pero en aquel momento no se podía decir nada malo de los soviéticos, fíjate que cuando volvimos, me regañaron porque yo me había molestado por eso.

«Pero es que en los 200m me hicieron lo mismo, porque en esa prueba el que vaya por los primeros carriles tiene las de perder porque como arranca por detrás tiene que correr más en la curva y eso te demora en alcanzar tu máxima velocidad, ya que cuando los otros están en la recta, tú todavía estás en la curva. Fíjate si es así que mis dos mayores rivales en 200m, que eran Wells y el italiano Pietro Mennea, los pusieron en los carriles 7 y 8 y ellos además eran especialistas en curvas, así que literalmente me mandaron a matar y me quedé sin medallas, ahí ganó Mennea, Wells fue segundo y Quarrie fue tercero y yo quedé cuarto por una centésima», afirma.

Silvio Leonard corredor atletismo cubano
Silvio Leonard, Campeón Mundial, Panamericano y Centroamericano, el cubano mejor ubicado en la historia de los 100 metros del atletismo mundial. Foto: Hansel Leyva

La vida después del retiro

Tras los Juegos Olímpicos, Silvio Leonard veía cerca su retiro, el cual materializó en 1985. Inmediatamente se incorporó al equipo nacional como entrenador de velocidad además de prestar misión en varios países con muy buenos resultados.

«Después de que me retiré, fallece mi papa y me pongo a trabajar con el área de la velocidad y voy a una gira por Europa. Cuando llego, hago el plan especial de velocidad femenino, voy por las provincias captando muchachas y pasándolas al equipo nacional hasta que llegó Yipsy Moreno y me dijo que si yo podía de nuevo realizar esa tarea. Le dije que lo hacía sin problemas, pero todavía estoy esperando que me llamen y esa conversación fue cuando Yipsy asumió como comisionada porque en realidad sí me llegaron a llamar, pero lo que me dijeron era que me fuera a hacer eso con recursos propios y que cuando volviera ellos me devolvían todo. Dije que no y no es por desconfianza, pero quién me dice que cuando regrese no haya otro comisionado y entonces él no se quiera responsabilizar.

«Además, hay que decir que no se está trabajando bien con la captación en los últimos años. La última vez trajeron una cantidad de muchachos y ninguno servía para velocista y lo dije, pero me dijeron que querían trabajar con ellos a ver que daban.

«También estuve en México haciendo prácticamente lo mismo. Un trabajo de captación de talentos y estuve como 3 años por allá entre el 91 y el 93. Luego estuve en Ecuador en la ciudad de Loja, pero los entrenadores ecuatorianos me hacían la vida imposible y me fui pa’ otro cantón dentro de esa misma provincia, para Celica, y le dije a la gente de Loja que les iba a ganar los Juegos Cantonales, que son unos Juegos Provinciales prácticamente. Efectivamente, fui para allá y empecé a buscar campesinos por todas esas montañas y entrenábamos en un terreno de fútbol porque no teníamos pista y gané los Juegos Cantonales», cuenta.

El descenso en los resultados de la velocidad en Cuba en la actualidad es un tema recurrente de conversación. Silvio Leonard tiene su criterio, el cual se basa en el poco interés de los atletas.

«Básicamente, el problema es que los atletas no entrenan. Los velocistas nada más que están para la pacotilla de los viajes y no se ponen para las cosas. Yo le decía a Roberto Skyers que si él entrenaba como se debe podía estar entre los mejores, exceptuando a Usain Bolt, por supuesto. Pero si Skyers hubiese sido más dedicado, hace rato que hubiese roto mi récord nacional», dice.

La familia y el presente de un medallista olímpico

Silvio vive su vida consciente de cuán importante ha sido su familia en su vida deportiva y personal.

 “Mi familia ha sido muy importante. Perdí a mi mama cuando tenía cinco años, pero mi papá y mi abuela siempre estuvieron ahí y siempre me han apoyado y cuando estaba aquí mi papa siempre me visitaba. Aquí me apoyé en mis primas Irene Martínez y Elena Sarrías, ambas son campeonas panamericanas. Con mi esposa llevo 40 años de casados, la boda fue después de las olimpiadas de Moscú y Ramiro Valdés fue mi padrino de bodas. Tengo dos hijas, la mayor es estomatóloga y la menor trabaja en el Tribunal Supremo como secretaria y está estudiando derecho ahora”, cuenta.

Silvio Leonard vive orgulloso de sus logros a pesar de arrastrar el dolor de no haber logrado el título olímpico, pero sigue considerándose una persona feliz de lo que ha logrado.

“Por supuesto que me duele no haber podido ser campeón olímpico, pero me considero una persona feliz por mi familia y por lo que me ha dado la Revolución, porque lo que el INDER haya podido haber hecho mal no tiene que ver con el apoyo que me dio la Revolución y también me enorgullezco del apoyo y la admiración del pueblo”, afirma.  

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Imagen cortesía de Foto: Hansel Leyva