Desde niño, Yosvani Peraza se vio con talento para el béisbol. En su natal San Juan y Martínez, en Pinar del Río, comenzó muy pequeño y despuntó rápidamente como bateador en todas las categorías escolares.

“El Gordo”, como le llamaban desde su niñez fue campeón mundial en la categoría 15-16 y, además, como juvenil. Su vida estuvo llena de empeño en una época en que la receptoría estuvo copada por grandes figuras en el país.

El pinareño jugó 18 series nacionales con excelentes números ofensivos que le permitieron ser integrante de la selección cubana con resultados internacionales. De sus anécdotas y vivencias durante su carrera en Cuba, de los tropiezos que sufrió en sus últimas temporadas y la actual vida en Italia conversó Yosvani Peraza con Play Off Magazine.        

¿Desde un inicio quería ser pelotero?      

Sí. Me inicié en la pelota en Pinar del Río cuando era un niño con 9 o 10 años, en San Juan y Martínez. Pasé a la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) y transité por todas las categorías hasta los 16 años. De ahí ingresé en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) nacional.

Además, fui integrante del conjunto cubano al mundial 15 -16 en Brasil y también al juvenil. Era una generación de talentos, fuimos campeones mundiales juveniles con Miguel Borroto como director y lo ganábamos todo.

pelotero cubano Yosvani Peraza
Pelotero cubano Yosvani Peraza. Tomada de Cubasí

En el 96- 97 me gané la triple corona con un grupo que era imbatible. Estaban también Joan Carlos Pedroso, Michel Enríquez, Norberto González. Después comencé en la Serie Nacional con Pinar. Mi sueño en ese momento se cumplió porque desde pequeño amé la pelota, admiraba y quería ser como Omar Linares y se me dio poder jugar junto a él y fue mi pelotero a seguir.

Siempre fui fuerte y era gordo, igual era cuando tenía 18 años y salí de los juveniles, en mi primera serie nacional con los pinareños. Nunca me gustó hacer pesas, aunque hacía lo suficiente. Hacía mi trabajo, entrenaba como se tenía que entrenar. Yo siempre fui mejor bateador, Dios lo quiso así, pero mi defensa no era mala.

¿Cómo eran las condiciones para desarrollarse?

No eran caóticas las condiciones. En la EIDE había de todo, era la base y no faltaba nada en ese tiempo, aunque quizás ahora haya más escasez. No fui privilegiado. Yo tenía empeño y deseos de seguir adelante, ser algo en la vida. Éramos un equipo que llevaba mucho tiempo desde los 9 años juntos hasta que terminamos en el provincial de Pinar del Río, después cada cual cogió su camino. 

Desde que entré a un terreno fui receptor hasta el día de hoy. Me convertí en uno de los receptores buenos de mi provincia. En esa época había buenos cácheres: estaba Yosvani Madera y Lázaro Arturo Castro, pero yo nunca tiré mi bandera ni mi mascota, ni decía que no puedo. No me importó que estuviera aquel elenco lleno de estrellas, pues yo hacía lo que tenía que hacer. Las personas como yo, que nunca se dan por perdidos, vencidos o derrotados hacen como hice: me quedé ahí. Decían que algún día me darían la oportunidad de jugar y estuve como cuatro temporadas en el banco. Después me dieron la posibilidad y lo demostré. Entonces, me la dieron, la aproveché y siempre jugué mientras fui activo.  

Todo es necesario, esperar no fue en vano. Dentro de un equipo de tantos talentos, siempre y cuando seas transparente con las personas y el director lo sea contigo, es normal. Solo es dedicarse al trabajo y si tienes dudas, preguntar y conversar: todo lo que viví fue así.

En otros países se sabe que hay más condiciones porque hay más implementos deportivos, pero el nivel en Cuba está ahí.  Hay atletas que se han ido y llegan a las Grandes Ligas y son deportistas de alto rendimiento como en la Serie Nacional. En otros lugares tienes las condiciones y el tiempo de hacer las cosas, no piensas en algo que no tienes que estar pensando. De todos modos, se ven los resultados y la base, con la calidad que tenían desde la EIDE, está ahí.

¿Cómo pudiste hacer equipo nacional de mayores?

Al Cuba llegué dando palos. Entré en 2006-2007 al equipo Cuba, después lo integré al Mundial 2007 con Anglada, y seguí en 2008- 2009. No fui al primer Clásico Mundial de Béisbol, pero sí estuve en el segundo y tercero. Había que tener calma, a veces estaba como suplente y no me molestaba en la selección nacional estar en el banco en determinados eventos, pues estaba ahí para cuando yo hiciera falta. 

Son tantas cosas que viví que todas las series que jugué fueron buenas para mí porque yo jugaba para el pueblo, para el equipo y para que la gente se sintiera feliz. Gracias a eso, hoy soy quien soy.

¿Te fue incómodo estar en el Cuba y ser regular?

Claro, desde niño fui cuarto bate y estaba acostumbrado a dar jonrones y alegrar a la gente, igual que con Pinar. Me tocaba solo esperar mi oportunidad. En el banco estaba incómodo porque siempre uno quiere jugar, pero cuando sabes que hay una persona que está delante de ti, en tu posición y lo hace mejor que tú, hay que conformarse.

En aquel tiempo estaba Ariel Pestano y todo el mundo sabe que era uno de los mejores receptores de Cuba: el mejor, o como la gente quiera valorarlo. Lo importante era que yo sabía que él era el regular. Lo mío era batear, que era la función que me tocaba.   

¿Qué recuerdas del importante jonrón contra Australia en el Clásico Mundial de 2009?

En ese entonces, los receptores eran Pestano y Rolando Meriño y yo no jugaba porque era jugador de cambio. Cada cual sabía su rol en el equipo y solo me preparaba para batear. En ese momento no estaba preparado, no sabía que me iban a llamar. Estaba en el bullpen recibiendo al lanzador que iría de relevo.

Higinio Vélez me llama y me dice que tenía que ir a batear de emergente. Le dije: “¡está bien, profe, para allá voy! ¡No hay problemas!”. Fue una de las cosas más importantes de mi carrera, saber que todo estaba en mis manos y gracias a dios que me dio la oportunidad de creerme que podía hacerlo. Lo hice y di el jonrón que todo el mundo esperaba y ganamos el partido que era lo importante.

Siempre tuve años buenos, pues en otro mundial en España me tocó volver a decidir con jonrón y yo estaba tranquilo como siempre: hacía lo que tenía que hacer y sabía en el momento en que me tocaba.  

¿Ser un pelotero concentrado ayuda en esos momentos?

Sí, cuando entraba dentro del terreno no atendía a nadie, me podía llamar quien fuera. Me concentraba en las horas de duración del juego. Mi carácter ahí dentro de “guerra con todo el mundo”. No puedes estar ese tiempo del partido pensando en otra cosa ni mirando para la grada. Me concentraba totalmente en la rivalidad. Ya después de que se acababa, hacíamos lo que teníamos que hacer: fotos, autógrafos lo que los aficionados quisieran.

Nunca fui de mal carácter. ¿Sabe a quiénes solo atendía? Pues a los niños, porque me decían: “¡Peraza! ¡Gordo, gordo! Los atendía porque yo tengo niño y sé lo que es para ellos sentir y ver a una persona de quien querían un autógrafo.

¿Cómo fueron las atenciones como atleta en esos años en que integró el equipo Cuba?

La alimentación era buena, siempre estábamos en los hoteles. A mí siempre me ponían en una mesa que se llamaba la “mesa de los gordos”. A mí me ponían un peso corporal para ir a los equipos Cuba y yo llegaba, me pasaba solo dos o tres kilogramos, pues no podía pasarme más porque si no después en los entrenamientos, que eran rigurosos, no podía bajarlos.

Cuando hacíamos el equipo pensábamos para traerle algo a la familia para resolver, porque si no, ¿cómo vivía? ¿Cómo te ibas a sentir? Tenías que pensar en un par de zapatos, en un pulóver y en muchas cosas. Si no era de ese modo, no lo podías traer de otro lado. Se hacía así, te daban un día para eso, era normal. 

Del INDER no recibí mucho. De beneficio, solo un televisor Panda y una casa que era medio básico. En San Juan y Martínez después me dieron otra casa allá donde nací, pero más nada. A otras personas les tocó más que a mí. Tal vez por yo ser guajiro y no hablar, tuve menos o por no decir lo que tenía que decir, pero la vida te da cosas buenas y malas, y después te premia.

¿Fueron injustos con Yosvani Peraza? 

Fueron 18 años en que estuve feliz a mi manera, aunque creo que no se fue justo por lo que fui para mi provincia. La vida me dio cosas buenas porque me gané al pueblo, hice amigos y todo lo que quise en la pelota.

Cada cual sabe si no fue justo conmigo y el cargo de conciencia lo va a tener toda la vida. La Comisión Nacional Béisbol de Cuba jamás me llamó y no tengo nada que ver con ellos. Nunca más lo hicieron y no quiero saber nada de ellos, es mejor que ni se preocupen por mí. De todas maneras, en Cuba, cuando cuanto tú eres útil, todo está perfecto; pero después que tú sales se olvidan de lo que hiciste y lo que fuiste.

Yosvani Peraza en Italia
Yosvani Peraza.

¿Por qué no jugaste más?

Terminé de jugar porque hubo problemas, se dijeron cosas de mí que no eran. Había tenido problemas con Alfonso Urquiola, el director de Pinar del Río, creo que era el último año que iba a jugar si él seguía dirigiendo. Me sentía que podía porque estaba bien. Después vine a Italia y jugué cuatro años más con resultados. Nunca me lesioné: solo en 18 años, una vez por un accidente automovilístico.

Hubo malentendidos y me sacaron del conjunto pinareño. Ese tema no quiero tocarlo más, pero cada cual tiene ese cargo de conciencia y lo mío fue no poder seguir jugando y fue por parte de otras personas. Me fui para mi casa a entrenar en San Juan y Martínez y me vino el contrato por intermedio de un entrenador cubano que residía en Italia. Desde ese entonces vivo en Italia.

¿Cómo le ha ido a Yosvani Peraza en Italia?

Bien. Del de años atrás no sé, pero el béisbol italiano actual tiene calidad. Aquí juegan también venezolanos, americanos, dominicanos, puertorriqueños, mexicanos. Son contratados pícheres de 92 y 93 millas, no es una pelota improvisada. Hay técnicos, incluso cubanos que enseñan a los niños a jugar. 

El paso que di fue con una meta, pues me sentía en condiciones de seguir jugando pelota, no iba a traicionar el país de otro modo porque no era mi estilo. Me dieron la posibilidad de jugar en Italia y para adelante. Todo el mundo me quiere y me respeta; me admiran por todo lo que hice y hago hoy en día. Si estuviera en Cuba, a lo mejor no estuviera en el béisbol y sí en mi casa. Soy una persona común y corriente, lo importantes es vivir. Todo empieza y todo acaba y mí historia yo la respeto.

Jugué cuatro temporadas acá. Este año no estoy jugando. Mi equipo Castenaso no está en Serie A. El año pasado, la sociedad tuvo problemas y fuimos a serie C. Quedamos segundo lugar en el campeonato y pasamos a serie B. Fui director, pero no tenía los documentos precisos. Ya me llegaron y voy a dirigir la serie B. Estamos entrenando y empezando el campeonato. Si quedamos entre los cuatro primeros pasamos a la serie A. Gracias a Dios estoy tranquilo, tengo mi equipo y todo lo que yo pueda tener. Me va todo bien.    

¿Qué puede decir de la pelota cubana?

Jugaba la pelota, pero no me gustaba verla. Mi pareja me dice que por qué no vamos a disfrutarla, pero no sigo nada, solo jugarla. De los jugadores cubanos no te puedo contar mucho. Sé que siempre la pelota va a seguir adelante porque es lo máximo. Se fue Linares y Casanova y vino un Bell, un Abreu y así, nunca morirá porque el béisbol en Cuba es lo principal y siempre aparece un pelotero nuevo y con calidad.

Si yo fuera directivo, contratara peloteros en el exterior para un evento internacional. A los que tienen 36 o 37 años que en Cuba dicen que son veteranos, se merecen una oportunidad para otras ligas y así todos tienen sus estímulos.

La familia en tu vida

En Cuba está mi familia, acá estoy solo. Estoy con los entrenadores italianos y tengo una casa aquí y voy al terreno, entreno en mi trabajo. Cuando se acaban los campeonatos voy todos los años y sigo los torneos de los niños. Voy a Cuba dos o tres meses y después regreso otra vez. Este año no he ido por la COVID, pero me va bien mi vida. 

¿Qué mensaje le deja a su pueblo y los seguidores?

Que soy feliz: la vida me dio cosas malas y cosas buenas. De las malas, hay que sobreponerse; de las buenas, aprender. Mi carrera fue corta, pero linda: no me gustaba estar atrás de las estadísticas ni de entrevistas ni de fotos ni nada de eso: soy un guajiro natural y gracias a eso salieron muchos resultados.

Al pueblo de Pinar del Río quiero decirle que Yosvani Peraza los quiere mucho, pues gracias a ellos soy quien soy. Pude tener la oportunidad de jugar otro añito en mi tierra, pero con la COVID no pudo ser y ya no podrá ser, porque no estoy en condiciones de jugar. Muchas gracias por los aplausos y el cariño que me tuvieron. Les pido que apoyen siempre a los pativerdes, que son guerreros y mi legado es que algún día pueda estar ahí y me den aplausos, tal vez como entrenador, nadie sabe. Que sepan que le tengo cariño a ese pueblo que tanto me quiso.

Mantente actualizado con Telegram y disfruta nuestras historias en YouTube

¿Quieres estar siempre al tanto de la actualidad del deporte cubano? Únete a nuestro canal de Telegram: ¡lleva a Play Off en tu bolsillo! Haz click para seguirnos: Canal de Telegram Play-Off Magazine.

¿Historias de deporte cubano contadas con una mirada profunda a la vida personal de los protagonistas y la sociedad? Para disfrutar nuestras exclusivas suscríbete en: Canal de YouTube Play Off-Magazine.

Imágenes cortesía de Yosvani Peraza y Tomada de Cubasí
https://googleads.g.doubleclick.net/pagead/ads?ad_type=video_text_image&client=ca-video-pub-4968145218643279&videoad_start_delay=0&description_url=http%3A%2F%2Fwww.google.com&max_ad_duration=30000&adtest=on