Vale la pena llevar a titulares en Cuba las hazañas deportivas y espíritu olímpico de Laina en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Bien se puede hablar de Jasiel Rivero y su futuro incierto en la Liga Endesa ACB. Ambos, extra clases del deporte en la isla, merecen todo el respeto.

Sin embargo, sucede que, algo más al Norte de San Salvador y un poco más lejos que Valencia -océano Atlántico de por medio- un hecho sin precedentes llama la atención: ocho peloteros cubanos viajarán a Seattle para participar del Juego de las Estrellas 2023. Todos nacieron y jugaron en la isla.

Muy a pesar de que el título de estas líneas habla en plural, cada golpe de tecla fue pensado para una minoría, esa que aún interfiere en el amor que pueden sentir los cubanos (dentro de la isla) por sus peloteros.

El tema en cuestión, los ocho cubanos que estarán en el Juego de las Estrellas 2023, parece que pasa desapercibido ante los ojos de la oficialidad, las instituciones deportivas y la prensa pública. Para no ir muy lejos en el análisis:

A pesar de que muchos jugadores cubanos han logrado destacar en las Grandes Ligas, sus logros y desempeño no reciben la atención que merecen en los medios de comunicación.

Cero titulares han recibido la tremenda temporada que se ha gastado Luis Robert Moirán, quien representó a Cuba en el Quinto Clásico Mundial; o nada se puede encontrar en Granma, Cubadebate o JIT sobre una actualización de la lesión de Yoan Moncada, mucho menos de Andy Ibáñez, también miembros del llamado ‘Team Asere’.

Escasos medios, a medias, contemplan las historias de estos cubanos, generalmente en la radio.

Cuba en la élite, ocho “estrellas” y récord de participación

Nada nuevo ni sorprendente. Esa controversia entre la necesidad de rescatar el béisbol cubano, colocarlo en la preferencia de la afición y la negativa de dar a conocer la realidad de los que juegan en MLB o las Ligas genera interrogantes sobre la verdadera intención.

Conocido es, y lógico además, la imposibilidad de transmitir en Cuba los juegos del mejor béisbol del planeta debido a las restricciones impuestas por la Oficina del Comisionado. Empero, el libre flujo de información posibilita conocer los resultados, incluso en tiempo real, cosa que no ocurre de este lado del charco por parte de los medios oficiales.

Una de las razones detrás de esta negativa tiene que ver necesariamente con el hecho de que se trata de Estados Unidos. Sí, la llevada y traída controversia que escaló desde la génesis del proceso revolucionario en el deporte, con el béisbol como epicentro del diferendo.

Incluso, hay quienes sostienen que se trata de la existencia de una preocupación sobre la presencia cada vez en aumento de los peloteros cubanos en la MLB, misma que pudiera ser interpretada como un estimulante a la «deserción», y una muestra de la supuesta falta de éxito del sistema deportivo cubano.

Por lo tanto, se ha optado por minimizar o ignorar la cobertura de estos jugadores para evitar que se cuestione el sistema deportivo de la isla.

Ahora bien, el hecho de que varios peloteros lleguen al máximo nivel, incluso con resultados, como lo demuestran los ocho que estarán en el All-Star Game, presumiblemente estimula a otros que aquí quedan a lanzarse en busca del sueño, en detrimento de la pelota en la mayor isla del Caribe.

Eso es un hecho, pero como profesa la sabiduría popular, “no se puede tapar el sol con un dedo”. La ruta es indetenible, pasa en el béisbol, sucede en Cuba y ocurre en cualquier deporte, en cualquier país. Más aun, cuando probarse al máximo nivel repercutirá positivamente en la bonanza económica de los jugadores, en definitiva seres humanos.

La falta de cobertura de los peloteros cubanos en la MLB tiene implicaciones tanto en el ámbito deportivo como en el social. En primer lugar, se priva a los fanáticos cubanos de acceder a información relevante sobre sus jugadores favoritos que compiten en la liga más importante de béisbol del mundo.

Esto limita su capacidad de seguir de cerca los logros y desempeño de los peloteros cubanos, lo cual puede afectar su conexión emocional con el deporte.

Una nación como Cuba, donde el béisbol es patrimonio declarado, necesita conocer las hazañas de sus mejores exponentes, como mismo necesita de Industriales, Santiago, Despaigne o Yadir Drake. También, en MLB, tenemos nuestras estrellas, es hora de (permitir) sentirnos orgullosos.

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