Con apenas 18 años, Adrián Goide tuvo que asumir la mayor responsabilidad de su recién comenzada carrera. No se imaginaba que ha solo unos meses de ser llamado a entrenar con la Selección Nacional, tendría que enfrentarse en los Juegos Olímpicos Río 2016 a la siempre poderosa selección de Rusia como el pasador titular.

Tiempo después, Goide recuerda aquella travesía, casi siempre de derrotas y frustraciones, pero más que nada, porque todas ellas lo han llevado a ser quien es hoy. También hubo oportunidades, chances de sacudirse el polvo de la rodilla y, así, seguir labrando su futuro.

Adrián Goide daría sus primeros pasos en el deporte a través del béisbol y el judo, aunque por un corto periodo de tiempo. Desde que se inicia en el voleibol en 5to grado, su ascenso al Equipo Nacional sucedió de forma vertiginosa.

«Siempre tuve el máximo apoyo por parte de mi familia y de otras personas. Estoy muy agradecido por haber comenzado en el deporte, pues he hecho mi vida alrededor de él, y actualmente todas mis amistades vienen de ahí. El voleibol me ha dado además la oportunidad de visitar varios países y jugar por Cuba, que es algo especial”, afirmó Goide en exclusiva para Play-Off Magazine.

Inicios en el voli y rápida llegada de Goide al Equipo Nacional

En 6to grado entra a la EIDE como pasador, aunque en esas categorías es frecuente que los atletas prueben otras posiciones, como la experiencia de central y opuesto que acumuló. En 10mo grado su equipo termina con plata en un torneo efectuado en Camagüey, y ese mismo año es subido a la escuela nacional.

Goide recuerda que a los dos o tres meses de estar ahí, ya entrenaba con el Equipo Nacional y cadete de manera simultánea. El joven pasador llega a la selección con 16 años, cumpliendo los 17 en su primer evento internacional con los mayores en la Liga Mundial de Bulgaria en el 2015.

«Cuando llegué, el pasador por aquel entonces era Ricardo Calvo», -recuerda Goide. «Aunque los más jóvenes éramos yo y Elián, que entramos más por necesidad, el resto de atletas tampoco tenían mucha experiencia, como Osniel Melgarejo, Liván Osoria, Luis Sosa, Abraham Alfonso, entre otros».  

Goide y el caso Finlandia, justos por pecadores

La carrera de Goide estuvo condicionada en un comienzo por el caso Finlandia. El hecho tuvo lugar el 2 de Julio del 2016, en el que seis miembros del Equipo Nacional se vieron envueltos en un caso de violación en el hotel que se alojaban durante su estancia en dicho país, siendo una de las sedes de la Liga Mundial por aquel año.

Los jugadores Rolando Cepeda, Osmany Uriarte, Abraham Alfonso, Luis Tomás Sosa y Ricardo Calvo, prácticamente el equipo titular, fueron detenidos ese mismo día y condenados en septiembre en espera del juicio de apelación. Dariel Albo, encarcelado en una primera instancia junto a sus compañeros, fue puesto inmediatamente en libertad y sin cargos.

Luis Tomás Sosa fue a absuelto e indemnizado un año después, luego de que no se encontrasen pruebas de su participación en la violación. El resto de jugadores cumplieron condenas entre 1 y 4 años de prisión.

«En todas las competencias yo dormía con Ricardo Calvo, pero en Finlandia nos cambiaron» -nos cuenta. «Pasé a dormir con Melgarejo y él se fue con Osmany Uriarte. Ese día nadie se enteró de lo que había ocurrido. Al día siguiente, por una decisión técnica, los titulares se quedaron descansando en el hotel y nosotros nos fuimos a entrenar. Cuando regresamos nos encontramos a la policía y ahí fue cuando supimos lo que había sucedido», recuerda Goide.

Luego del lamentable suceso en el país nórdico, fueron meses difíciles para cualquier integrante de selecciones nacionales, aún si no habían tenido nada que ver con el hecho. «Cuando llegamos a Cuba, no se sabía quiénes habían sido los jugadores que tuvieron el incidente» –señala Goide. «Nos juzgaban a todos con la mirada».

«Luego de eso, todo fue mucho más complicado. Andábamos con cierto miedo cuando íbamos a un evento internacional, pues mucho personal nos miraba con desprecio. En los Juegos Olímpicos de Río, -solo unos días después del incidente-, toda esa situación nos dejó muy marcados. Los días transcurrieron del cuarto al entrenamiento y al comedor. Si alguna vez salíamos a otro sitio, al momento nos reconocían y se quedaban observándonos».

Goide relata que en una ocasión el equipo juvenil se encontraba jugando en Canadá por aquella época, y cuando se comunicaron con los muchachos, les contaban que muchas personas del público los rechazaban por ser voleibolistas cubanos.

Sea como fuese, el caso Finlandia significó el fin de una generación, otra que se sumaba a la larga lista iniciada desde el 2001. No obstante, también representó el inicio de una nueva, a la que, por suerte para nosotros, se mantiene hasta el día de hoy.

«El entrenador Nicolás Vives me dijo que yo tenía que asumir» -nos cuenta. «El día antes del primer partido en los Juegos Olímpicos tuve una lesión en el tobillo, por lo cual no pude ir a la inauguración. Cuando nos enfrentamos a Rusia me preguntó si podía jugar, y desde ese partido hasta el día de hoy me he mantenido siendo el levantador titular de la selección», reconoce Goide.

La era de los contratos, la salvación

Posiblemente, la mayor causa de que este grupo se haya mantenido ha sido por la posibilidad de ser contratados en ligas profesionales. Una decisión que llegó 15 años tarde y que se retomaría en el 2015 con la firma de Javier Jiménez en Grecia.

En el 2017 le llegaría la oportunidad a Adrián Goide, quien hacía su debut en el profesionalismo con el club Gigantes del Sur de la liga argentina. «Ese año no estaba pensando en el contrato» -confiesa. «Tuve varias competencias con el equipo sub21 y sub23, y el comisionado Ariel Sainz me llama en ese momento para decirme que me llegó una propuesta para jugar en Argentina».

Goide opina que es muy positivo para el deporte cubano la contratación de atletas de manera profesional en otras latitudes. «Te ayuda a crecer en el aspecto deportivo, porque te incita a dar siempre lo mejor de ti, superándote cada día, pero también económicamente para cambiar tu vida y la de tu familia».

«Al principio fue un choque, pues no estábamos acostumbrados a ese régimen, además de que solo tenía18 años». -Goide pasaría dos temporadas en el país suramericano junto a su compañero de selección nacional Miguel Ángel López-. «Extrañábamos mucho a la familia, pero llega un momento en el que uno se adapta. Fue una experiencia agradable y enriquecedora».

Tras la plata en el Mundial sub 21 y el bronce en el Mundial sub 23 de voleibol, ambas en el 2017, el proceso de firma de contratos de esos jugadores era el próximo paso lógico en las aspiraciones de volver a consolidar una generación de élite.

Varios talentos cubanos como Miguel Ángel López, Miguel David Gutiérrez, Marlon Yant, Osniel Melgarejo, y el propio Adrián Goide, se habían iniciado en el profesionalismo. No obstante, ciertas alarmas sonaron cuando el pasador de la selección, pieza fundamental en cualquier conjunto, no siguió la misma evolución de sus compañeros.

En la temporada 2020/2021 Goide llega al Haliliye Belediye Spor de Turquía, una noticia de gran agrado para la afición, luego de que en la temporada anterior se quedara en la isla tras no ser firmado

¿Qué tan duro sería para esa misma afición, y para el propio jugador, que, a solo meses de llegar a Turquía, el club lo liberase por bajo rendimiento?

«Ese fue el año del preolímpico, cuando tuve una lesión bastante fuerte en un juego contra México» -contextualiza Goide. «Doble factura de la clavícula por tres meses. Estuve a punto de ir a cirugía, pero gracias al trabajo que hice con los fisioterapeutas del equipo nacional y la comisión deportiva, pude empezar a entrenar tras el tiempo estimado».

«Cuando se vuelve a la cancha tienes aún mayor deseo de hacer las cosas bien, pero no te abandona el miedo de hacer un mal gesto y que vuelva el dolor. Para recuperar la confianza entonces tenemos que trabajar aún más y tener paciencia. Nunca es fácil regresar de una lesión».

Para mayor fatalidad, justo en ese momento llegó la pandemia, por lo que solo pudo hacer físico en su casa durante un tiempo. Es entonces cuando llega la propuesta de Turquía, luego de siete meses sin volumen de juego. «Por problemas de visa y papeleo me incorporé un mes tarde, y llegando tuve que jugar unos partidos amistosos».

El propio jugador reconoce que no estaba física ni técnicamente bien, como nos cuenta. «Empezaron los problemas, los dolores, las sustituciones en los partidos. Como a los dos meses el entrenador me llama y me dice que no estaba bien y que necesitaban cambiarme para ver si el equipo comenzaba a tomar otra dinámica. Yo lo entendí porque sabía que era cierto».

Lejos de significar una derrota para el muchacho, Goide lo asumió como lo que en verdad era. Una advertencia de que tenía que trabajar aún más si quería cumplir su sueño. A lo mejor también debido a las palabras que le dedicara su compañero de equipo Yordan Bisset cuando le dieran la noticia de su despido:

«Hay dos tipos de jugadores cuando suceden estas cosas, o se destruyen totalmente o dan un cambio radical es su carrera deportiva», y concluye Goide, «yo intenté hacer la segunda, trabajando como nunca antes».

Otro Goide, el cambio

«Llegué a Cuba y cambié mi mentalidad de trabajo. En aquel tiempo entrenábamos una sola vez al día, pero yo me quedaba en las tardes con los entrenadores o en el gimnasio. Llegó otro parón en enero, pero no me detuve. Comencé a trabajar individualmente con un preparador, al cual le debo casi toda mi forma física actual. A los dos meses fui a hablar en el INDER de la provincia para saber si existía la posibilidad de entrenar con pelota en la Polivalente”, explica Goide.

“Ellos aceptaron con la condición de que cumpliera con el protocolo sanitario. Así estuvimos cinco meses, hasta que uno de los que estaba entrenando con nosotros sale positivo. Llega entonces el llamado para acudir al torneo de México, y creo que fui uno de los primeros en decir que sí».

Luego del torneo NORCECA Goide regresaría a Cuba, pero no por mucho tiempo. Una semana después viajaría a Brasil para unirse a su club actual, el recién ascendido a la Superliga brasileña, Brasilia Volei. Una liga que se caracteriza por un alto nivel competitivo y de mucho trabajo técnico, ideal para un pasador ávido de juego. 

“En noviembre comencé a tener molestia en una de mis rodillas y tuve que dejar de entrenar. En el siguiente partido salí desde el banquillo y terminé con el Viva Volei, entrenando solo tres días. Le supimos dar la vuelta y llevarnos tres puntos muy importantes”. -Nos relata Goide, quien a medida que avanza el torneo se nota cierta mejoría en su juego y mayor estabilidad. Atrás quedaban los malos tragos de Turquía.

“Hasta ahora me he sentido bastante bien. Los entrenadores confían en mi trabajo. Físicamente estoy mejor que muchos años atrás, he disminuido grasa y ganado en masa muscular. Y estoy jugando, que es lo más importante”, concluye Goide.

Por varias de estas razones, el pasador de la Selección Nacional ha sido diana de críticas en innumerables ocasiones por parte de los aficionados cubanos. “Intento no prestarle demasiada atención. Me enfoco en hacer algo más, sobre todo cuando las cosas no van bien y cambiar lo que no esté funcionando”.

Según nuestro protagonista, esas ganas de seguir y buscar la vía para salir adelante se las debe a su madre. “Luego de lo de Turquía, estuve días que no sabía que iba a ser de mi carrera. Ella, junto a los compañeros del Equipo Nacional me dieron calma”.

Realidades del voleibol cubano

A pesar de todo, Goide ha sido en cierto sentido privilegiado por las oportunidades que ha tenido de salir contratado siendo tan joven. Durante varios años y aún en la actualidad, la realidad de cientos de atletas en la isla es bien distinta, pues no cuentan con una liga nacional de consideración, a pesar de la buena salud y el aporte del voleibol masculino al movimiento deportivo cubano.

«Uno de los problemas del voleibol -continúa Goide -, es que muchos jugadores una vez llegan a cierto nivel y edad, no ven un avance. La mayoría de ellos se quedan en Cuba entrenando en sus provincias sin la posibilidad de evolucionar. Ahora la Federación está dando más posibilidades e incluso hasta los juveniles están siendo contratados. A la larga esto solo va a traer beneficios para todas las partes».

En los últimos años, dos jugadores de esta generación se han destacado por encima del resto, convirtiéndose en piezas fundamentales de dos equipos élites a nivel mundial, el Sada Cruzeiro y la Lube Civitanova.

“Indiscutiblemente, Miguel Ángel López y Marlon Yant han alcanzado un nivel técnico táctico del juego muy grande”, -reconoce Goide. “Al resto de jugadores y a mí en especial nos toca seguir trabajando mucho más fuerte para poder estar a su nivel. Debo lograr ponerlos en la posición más cómoda, donde ellos puedan mostrar todo su potencial”.

“Vamos en una misma dirección y venimos jugando juntos muchos años. Incluso estuve dos temporadas junto a López en Argentina, y lo conozco desde antes de entrar a la selección. Actualmente es uno de los mejores auxiliares que hay en el mundo”.

De vuelta a la élite

Además del buen estado de forma que vienen mostrando los jugadores jóvenes, dos consagrados del deporte de la malla alta confirmaron su regreso hace apenas unos años a la selección nacional, lo cual constituye un factor determinante a considerar en las aspiraciones futuras.

«Robertlandy Simón y Michael «el ruso» Sánchez, son jugadores que tienen mucha experiencia, además de ser excelentes atletas. Saben muy bien dar ese apoyo y confianza que en ocasiones necesitamos los más jóvenes. Recuerdo cuando Simón comenzó a entrenar con nosotros, parecía que era uno más y que llevábamos 10 años juntos en la selección «.

En este mismo año, la selección de la mayor de las Antillas tendrá un evento de vital importancia en sus objetivos de seguir creciendo como jugadores. “Tenemos que centrarnos sobre todo en la Copa Challenger para clasificar a la VNL”, -antiguamente conocida como Liga Mundial.

“Deberíamos hacer alguna preparación con un equipo fuerte y en otro país, para centrarnos mejor y no llegar con poco fogueo al evento. Luego tendríamos el mundial, donde debemos llegar con muy buena forma física”.

Sobre las aspiraciones y lo que debemos esperar de su actuación, Goide explica: “Tenemos equipo para clasificar a la VNL y hacer un buen papel en el Mundial. Hemos adquirido la experiencia necesaria. Solo tienen que confiar en nosotros, pues siempre salimos a dar lo mejor en cada partido para poner el nombre de Cuba bien en alto.

«Estoy contento porque logré salir del bajón en mi carrera. Necesitaba dar ese paso para volver a tener la confianza que tenía en mí anteriormente. También quisiera tener acá a toda mi familia, pero no se puede.  Mis metas son crecer cada día más, y sueño con algún día ser campeón o medallista olímpico, sería lo más grande”.

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Imagen cortesía de Adrián Goide