A sus 27 años, el optimismo gira alrededor de sus días. Cuando muchos de sus compañeros se encuentran en distintas granjas de MLB (Major League Baseball), él está enfocándose en lograr grandes resultados en el béisbol mexicano.

Josuan Hernández nunca pudo firmar con una franquicia de MLB después de varios trayouts. También la necesidad lo obligó a desarrollar otro rol en el terreno de juego y debió tomar decisiones muy difíciles.

Pero el viaje que lo pondría ante estos momentos definitorios comenzó hace más de dos décadas atrás, a los 6 años, en uno de los terrenos de béisbol más famosos de La Habana, en el municipio Cerro.

«Mi papá quería que yo fuera boxeador pero mi mamá no, ella siempre quiso verme jugando pelota. Entonces, cuando cumplí los seis años, me llevaron a un terreno llamado la Coca Cola que se encuentra cerca de la Ciudad Deportiva. El primer día llegué sin guante y sin los spikes para jugar, pero eso no frenaba mis ganas de entrenar béisbol», recuerda.

Casi siempre que un niño en Cuba comienza a encaminar su carrera como pelotero necesita el apoyo incondicional de sus padres, y gran parte del éxito que pudo obtener por esos tiempos, fue gracias a ese respaldo.

«A pesar de que mi familia no tenía una buena posibilidad económica siempre tuve el apoyo de mis padres. Ellos me ayudaron hasta donde pudieron económicamente y también estuvieron presentes en cada partido. También tuve la dicha de tener buenos profesores cuando inicié mi carrera», cuenta.

Josuan Hernández viajó con el equipo Cuba en las categorías inferiores, nueve y 10 años, a un mundial de béisbol en Caracas, Venezuela y en aquel campeonato fue el mejor receptor del torneo y fue incluido en el Todos Estrellas, una experiencia que marcó su vida.

Después, llegaría el momento de entrar a la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), cuando apenas tenía 12 años. En esta institución, tuvo la oportunidad de integrar el equipo nacional del 13-14, y además quedó campeón juvenil en su primer año y subcampeón en el segundo. Aquellos éxitos fueron moldeando su futuro.

«Ingresar a la EIDE fue algo especial en mi carrera, pues allí conocí a muchos deportistas que me dieron muchos consejos. En esa época entrenaba con Rogelio Armenteros, Alfredo Rodríguez, Brandon Delgado y muchos otros buenos jugadores. Éramos como una familia, pasábamos más tiempo juntos que con nuestros familiares. Ganar un campeonato juvenil fue magistral, era la recompensa por todo el esfuerzo y sacrifico que hicimos», explica.

Entonces llegaría el año 2012, un momento muy difícil para gran parte de los peloteros que jugaban con el equipo Metropolitanos, pues la segunda novena de la capital, la que había dado abrigo a tantos atletas, desapareció de las Series Nacional. Muchos de ellos se quedaron sin trabajo, otros tuvieron que cambiar de profesión para sobrevivir y algunos encontraron la oportunidad de jugar con Industriales. Para suerte de Josuan Hernández, él fue uno de aquellos llamados a integrar el equipo más importante de La Habana.

«En el año 2012 me envían para la preselección de los Metros. En aquella prenómina había ocho cácheres y en la de Industriales siete. En general, éramos 15 receptores y solo tres podían integrar el róster de los Leones. Yo era el más joven de los 15 y pensaba que mi única oportunidad para jugar la Serie Nacional ese año era que se mantuvieran los Metropolitanos», dice.

Josuan Hernández pelotero cubano
Josuan Hernández

¿Cómo reaccionaste a la desaparición de los Metros en esa serie?

Ese día pensé que mi carrera se había terminado. Era muy difícil estar en la calle sin jugar béisbol y entonces me pasaron muchas cosas por la cabeza. Transcurrieron dos semanas y me encontraba en mi casa sin entrenar y para sorpresa mía, me llamó Lázaro Vargas, mánager de Industriales en aquel momento. Me dio la oportunidad de incorporarme a los entrenamientos de los Leones y yo acepté. Fue increíble estar rodeado de grandes jugadores como Carlos Tabares, Alexander Malleta, Rudy Reyes, Juan Carlos Torriente, Yasmany Tomás y Odrisamer Despaigne, entre otros.

Tener entonces una buena actuación en la pretemporada le podría asegurar un puesto en la lista activa de los capitalinos. Por esa razón, Josuan Hernández tuvo que lograr grandes resultados para quedarse en el equipo principal, por encima de la competencia.

«Gracias a Dios tuve una buena pretemporada y me dieron la opción de estar con el conjunto para jugar la Serie Nacional. Ese fue uno de los mejores logros en mi carrera», manifiesta.

Debutar en la Serie Nacional, el máximo nivel del principal pasatiempo cubano, es el sueño de muchos peloteros en Cuba, pero no todos cuentan con la oportunidad de jugar en esta. Para su suerte, el joven pudo lograrlo, y además de vestir la camiseta azul del conjunto más ganador de la isla.

«Recuerdo que debuté en Sancti Spíritus, pero el momento que más me marcó fue cuando jugué por primera vez en el estadio Latinoamericano. Ese día íbamos contra Santiago de Cuba y Frank Camilo Morejón se resintió de una lesión. Vargas estaba caminando en el dogout cuando le pedí que me pusiera por Frank. Él se quedó un rato pensado y después me dijo: ‘dale prepárate.

«Fue increíble y ha sido uno de los momentos en los que más nervioso me he puesto en mi carrera. Cuando estábamos cantando el himno yo veía los alrededores blancos, cuando en realidad había muchos aficionados. En ese choque me fui de 4-1 con una carrera impulsada», recuerda.

Josuan Hernández disputó 74 juegos en tres temporadas de la Serie Nacional de Béisbol y en estas dejó una línea ofensiva de .240/.361/.302 con 16 remolques. A pesar de que no contó con muchas oportunidades, la experiencia le sirvió para aprender a un joven pelotero como él y también para tomar decisiones trascendentales para su futuro. 

«Esas tres campañas me enseñaron que en Cuba no iba a ganar nada. El béisbol en la isla tenía más calidad hace seis años que ahora y por eso era difícil que te dieran oportunidades. En mi caso, tenía a Frank Camilo como primer receptor y eso me lo impedía. No es que Frank tuviera más talento que yo, pero la experiencia es muy importante en esta carrera. Yo me esforzaba bastante, pero en el equipo de Industriales, si no juegas, es muy difícil sobrevivir. Esa fue una de las razones que me hizo emigrar», afirma.

La falta de oportunidades es una de las causas que propician que aumente cada año el éxodo de los peloteros y en esta historia no fue la excepción. Nuestro protagonista tuvo que buscar una vía para desarrollar su talento en otro béisbol. 

«Estaba jugando en la provincial de la Habana y me estaba yendo muy bien; hasta terminé siendo campeón de bateo. Esa fue otra prueba que la vida me dio para demostrarme que tenía el talento, pero, sabía que en la serie no podía explotarlo. Entonces decidí irme del país», expresa.

Con un paso tan importante como fue el de su partida de Cuba, llegaron los obstáculos y los retos que habrían de marcar su futuro, pues le tocó emprender su aventura en un país desconocido y en condiciones impensadas que lo pondrían a prueba.

«Cuando salí de Cuba estuve un año y medio en Ecuador con la idea de que me llegara la agencia libre para firmar con una organización de Grandes Ligas. Después de un tiempo allí, me encontré con unos amigos cubanos que me trajeron a México. Aquí me preparé todos los días y me hicieron alrededor de tres showcase. Los scouts me decían que lo estaba haciendo bien, pero nunca me propusieron una oferta. Ellos tienen su ideología y yo respeto todo eso, pero desde mi punto de vista, como mismo encuentran jugadores buenos, también dejan escapar peloteros con calidad», explica.

El optimismo fue crucial en esa etapa de la carrera: sin trabajo en el exterior y sin ofertas de Grandes Ligas, la paciencia se empezaba a consumir con el tiempo. Pero Josuan Hernández se mantuvo firme con la idea de seguir trabajando fuerte y gracias a esa mentalidad llegaron nuevas oportunidades, y también otro cambio dentro del terreno.

«Empecé a jugar una liga semiprofesional los domingos. Después, el mismo amigo que me trajo a México me buscó un contrató en la Liga del Norte Mexicana, la sucursal de la liga de verano (LMB). Entonces, comencé jugando la postemporada para ganarme un puesto. Salí de Cuba siendo receptor, no un shortstop. Gracias a Alfonso Urquiola pude adaptarme a ese nuevo rol. Él me aconsejó cuando llegué a México que fuera campocorto y dejara la receptoría y ese consejo me ayudó mucho en planes futuros. Me escogieron para el equipo principal de la liga y en cinco juegos estuve de 18-9 (.500), y fui primer bate y estuve en las paradas cortas», detalla.

Finalmente, en el juego 70 en la Liga del Norte de México, a Josuan Hernández le llegó una gran ocasión.

«Los Saraperos de Saltillo se acercaron a mí y me dijeron que necesitaban un shortstop. Me hicieron una oferta y me firmaron. Tengo que darle las gracias a Joan Carlos Pedroso por influir en ese acuerdo. Realmente, me asombré mucho en ese momento porque salí de Cuba y no sabía que era la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), ni la del Pacífico: fue todo muy confuso», dice.

El cubano impactó fuertemente en su primer año con los Saraperos: en 55 juegos presentó un OPS de 864, con tres cuadrangulares y 21 remolques. Ser polivalente lo ayudó a conseguir trabajo en las ligas donde jugó, pero cuando sus números ofensivos se dispararon ese año, se convirtió en uno de los peloteros con buenas opciones para jugar en la liga invernal.

«Jugué como shortstop los 55 juegos que disputé ese año en LMB y me fue bien. Cuando me contrataron Los Cañeros de Los Mochis en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), el campocorto era Ramón Urías y entonces me pasaron a jugar en la antesala. Después llegó Rodolfo Amador y la única opción que tenía para seguir en el lineup eran en los jardines. Primero jugué en el izquierdo, pero no estuve bien, después me pasaron a central y lucí mejor, y terminé en el right-field. Solo me faltó estar en la receptoría y lanzar ese año», manifiesta.

En tres temporadas en LMP, el antillano ha disputado 184 encuentros en los que ha conectado 14 jonrones y ha remolcado 93 carreras. Pero lo que nunca imaginó Josuan Hernández era que el año 2020 iba hacer tan difícil para él y para muchos peloteros, en lo personal y lo deportivo.

«Fue un año complicado, nos afectó en lo psicológico y también en lo económico. Estoy adaptado a entrenar con el equipo en un terreno y entrenar en la casa no es igual. Al menos me mantuve trabajando fuerte para tener una gran contienda, pero estar sin jugar siete meses me afectó. Otro de los aspectos que no me permitió estar en plenitud de forma fue la COVID-19, me contagié en medio de la campaña y no me pude recuperar mi forma física después», explica.

Pero este 2021 se proyecta como un año de grandes planes para los peloteros y su principal meta es ganar un campeonato.

«Me estoy enfocando en quedar campeón y pienso mejorar mis números en las dos ligas y quisiera asistir a una Serie del Caribe. Es lo que tengo en mente», dice.

Ha pasado mucho tiempo desde que Josuan Hernández saliera de Cuba con su mente puesta en las Grandes Ligas y aunque ya el principal enfoque no es llegar a MLB, es una idea atractiva que sigue rondando por su mente. Incluso, tampoco descartaría otros campeonatos de buen nivel.

«Hoy tengo 27 años, pero hasta con 30 o 40, estaré dispuesto a firmar con un equipo de MLB. La suerte puede que me toque algún día. En este mundo todo puede pasar, no solo en Grandes Ligas, también en Corea (KBO), Japón (NPB) y Taiwán (CPBL)», expresa.

Pero hay un capítulo de su vida que siempre estará presente, pues sus primeros pasos en el béisbol comenzaron en la isla. El tiempo lo llevó a cambiar su mentalidad y confiesa que, si se presentara la oportunidad de regresar a la Serie Nacional, la aprovecharía.

«Hace dos años atrás tenía previsto no regresar más a la isla. Pero este año cuando terminé la temporada del Pacífico me quedé con muchos deseos de jugar béisbol. Si retorno a jugar en Cuba será en el momento en que termine las ligas, como lo hizo Yadir Drake. Lo haría también para hacer feliz a mi familia, y que mi gente me pueda ver demostrando mi talento. Es una lástima que con el tema de la repatriación no sea más fácil ese proceso», afirma.

Pese a todos los obstáculos que debió enfrentar en su camino, Josuan Hernández nunca se dio por vencido, siempre se esforzó y trabajó fuerte para conseguir lo que quería: jugar béisbol profesional.

«A todos los que me apoyan, les envío un abrazo desde la distancia. Mientras que tenga salud voy a seguir dando el 100 por ciento y esperemos que este sea un gran año para mí», concluye.  

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Imagen cortesía de Redes sociales de Josuan Hernández.