Liván Hernández y Orlando Hernández comparten los lazos familiares (son hermanos); el amor por el deporte que los encumbró (el béisbol); las historias de sacrificio de los migrantes cubanos que lo dejan todo atrás para triunfar en un nuevo país y muchas otras cosas.

Estas estrellas de la pelota cubana tienen una hermosa historia de superación que los llevó a brillar en la mejor pelota del mundo, MLB, en donde alcanzaron la gloria mayor de ganar en la Serie Mundial.

Liván Hernández emigró muy joven y tocó el olimpo con los Florida Marlins, cuando fue elegido como Jugador Más Valioso de la Serie Mundial que ganaron en 1997, algo histórico para un lanzador tan joven, que hacía muy poco actuaba en Cuba.

Fue lo que se dice un “caballo de trabajo”, pues en muchas temporadas pasó de las 200 entradas, al tiempo que también dejaba muestras de ser buen bateador, pues dio 10 jonrones, pese a ser serpentinero.

De sus recuerdos de Cuba, sus años en Grandes Ligas, su vida personal y más, conversó con Orlando en el programa La Estrella Invitada, en una entrevista semanas atrás que dejó hermosos momentos entre ambos hermanos.

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¿Qué recuerdas de la primera vez que agarraste un guante?

Nuestro padre (Arnaldo Hernández Montero), desde pequeños, fue quien nos inculcó el béisbol en la sangre. Era el pelotero que tiene récord de jugar todas las posiciones en un juego en Cuba. Le gustaba más pichear, la única posición que no le gustaba era la de cácher, a mí tampoco, cerraba los ojos. Salió en la sangre, nos gustaba jugar todas las posiciones.

Primer equipo en que jugaste

En Cuba, cuando uno era niño, tenía 8 años, pero podía jugar con los niños de 9 y 10, pero no me dejaban. Hasta que no cumplías nueve años no te dejaban entrar a la escuela de deportes en Cuba. Yo me colaba en las prácticas, porque nuestro padre me metía a practicar, pero no podía jugar en equipo hasta cumplir los 9 años.

¿Cómo era tu casa en donde naciste?

 Nací en Villa Clara, en el callejón de los Alejo. Ahí nací, empecé con la pelota, tiraba la pelota contra las paredes de la casa de nosotros.

El recuerdo más especial y el más difícil

Cuando juegas en Cuba, la primera vez que haces el equipo nacional, porque hay muchos peloteros en Cuba y más en el tiempo en que yo jugué. Era un momento bastante difícil para llegar el equipo nacional y jugué contigo, y llegar tan joven el equipo nacional.

¿Qué te enseñó el béisbol cubano?

El béisbol cubano fue la escuela mía de jugar profesionalmente, tener amor al béisbol y una de las cosas más primordiales, de no tener miedo a pichear, no tener miedo al juego, que es lo más importante, pues hay mucha gente que fracasa por no tener la valentía de subirse a la loma y pichear. Gracias a Dios creo que de nuestro padre heredamos una cosa que no era el miedo cuando nos enfrentábamos en la loma y eso fue una de las cosas más grandes que creo que heredamos nosotros.

¿Cómo decides irte de Cuba?

Fue una decisión bastante dura, tú estuviste ahí; bastante rápida, que no le dejamos saber a la gente lo que estaba pasando, pero creo que fue la mejor decisión, estar libre, hacer lo que uno quiere y jugar el mejor béisbol del mundo.

¿Qué sentiste al llegar a EEUU y que fue lo primero que hiciste?

Pasé por Venezuela, después fui a República Dominicana. Ya nosotros habíamos viajado a Estados Unidos, nada nos sorprendía, pero lo primero que hice fue ir a comer a La Carreta, me acuerdo de esa noche.

¿Cómo fue la llegada a los Florida Marlins?

Fue algo bastante dramático, tenía todos los equipos, las ofertas eran en Dominicana. Ocurrió que los Yankees y los Marlins eran los dos equipos con las ofertas más grandes. Los Yankees siempre dijeron que esperaban por la oferta de los Marlins para hacer la oferta de ellos. Los Marlins ofrecieron 6.5 millones.

¿Cómo afrontaste el llegar a un nuevo país, el cambio de idioma, de costumbres?

Lo más difícil que uno pasa es con el inglés. Había veces que yo iba a pedir desayuno y la muchacha no me entendía. Pasaba hambre, porque no comía en ese momento, pero a veces ordenaba lo mismo que la persona de al lado y era picante; me pasaron esas cosas, como a todo emigrante en este país, en donde el lenguaje es lo primordial. Pero lo mejor que me pasó fue cuando me cambiaron a San Francisco, que ahí sí tenía que hablar y tuve que fajarme con el inglés y hubo un cambio, porque tenía que hablar en inglés.

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La entrada al primer clubhouse de MLB

Cuando llego a los Marlins, que fue la primera visita que hice, me baño y cuando me voy meto la ropa en la mochila pa´ llevármela pa´ lavarla y me preguntan qué hago. Me dicen que aquí es diferente: te lavamos la ropa, te limpiamos los zapatos. Yo me iba a llevar la ropa para lavarla.

Parecido del béisbol de Cuba con el de MLB

Es bastante diferente, en Cuba es bastante dinámico. En un juego de Industriales y Santiago de Cuba, o Villa Clara, o con Pinar del Río, es bastante dinámico, con mucho sabor, hay música. Aquí es más diferente, la música te la pone el DJ, pero el béisbol de Cuba, la etapa de nosotros -tú estuviste más tiempo-, la etapa que yo jugué fue el mejor béisbol en Cuba. Y era muy difícil para llegar al equipo nacional, pero el mejor béisbol del mundo es el de Grandes Ligas.

¿Qué significó 1997 para ti? Llegas a MLB, ganas la Serie Mundial, quedas MVP en la Serie Mundial

En ese momento tenía 22 años y uno jugaba béisbol con la pasión y el amor que uno jugaba.Vine a saber que era una Serie Mundial el próximo año. Me dije, ganar una Serie Mundial es el logro más grande que puede tener uno como pelotero. Uno se siente orgulloso con todos los logros. En el 1998 tú ganaste el MVP, que yo esperaba que ganaras el MVP de la Serie Mundial, para ser los dos hermanos con el MVP en años consecutivos. Siempre uno tiene que estar de suerte, porque se lo pueden dar a un bateador que batee bastante. Son los mejores momentos del béisbol. Nosotros nacimos para esos momentos, estuvimos ahí. Si no te comportas con la valentía, con el corazón de darlo todo en el terreno sin miedo, nunca vas a ganar una Serie Mundial.

¿Quién es Miriam Carrera, que te dio una sorpresa?

 Soy el hijo de Miriam. Fue una sorpresa super, que en el último juego todo el mundo estaba diciendo: tu mamá trajo la buena suerte. Yo estaba en el clubhouse, y no iba a lanzar más. Me dijeron que subiera que íbamos a firmar unos autógrafos. Subo y cuando abro la puerta era mi mamá, que la habían traído de sorpresa de Cuba. Ese fue uno de los mejores momentos que pasamos. 

¿Qué significa la familia y la vida?

La familia es lo número uno, siempre la familia es lo más importante que tiene uno en la vida.

Tu mayor alegría dentro del terreno

Llegar y ver que Rentería dio el jit para ganar la Serie Mundial, eso fue lo máximo que uno puede vivir como pelotero. Es uno de los sueños realizados. Barry Bonds nunca ganó una Serie Mundial, muchos peloteros nunca la han ganado y tampoco han ido.

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Lo más sabroso en la comida cubana

El arroz congrís y la sazón que tiene la comida cubana. 

Bateador que te gustaba enfrentar

Nomar Garciaparra.

Bateador que no te gustaba enfrentar

Todd Helton, creo que me bateó como 600.

Estadio en el cual te gustaba jugar

El de los Chicago Cubs.

Película favorita

Scarface

¿Extrañas el béisbol?

No lo extraño porque estoy en el béisbol. Me retiré porque quise, esa fue la mejor manera. Me aburrí y ya. Sigo en el béisbol con los niños, me encanta ver a los niños jugar.

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Imagen cortesía de Cuenta de Instagram de Liván Hernández