Rolando Uríos llegó al balonmano profesional tras salir de Cuba en abril de 2001. Campeón mundial con España, bronce olímpico y tres títulos europeos a nivel de clubes, el legendario balonmanista regresó al deporte 13 años después de su retiro.
Con 51 años Uríos regresó el pasado mes de septiembre y, aunque su rendimiento es menor, no deja de reconocer el aporte que significa para el equipo. La noticia de su reincorporación el handball generó gran expectativa en ese mundillo, algo que ni el propio Uríos esperaba. “Me han llamado de todos los lados, hasta de Argentina”, comentó el hispanocubano en exclusiva para El País.
Sin embargo, el destacado pivote cubano, se sinceró con el medio Relevo, al cual contó cómo fue su salida de Cuba y todo el proceso migratorio al que fue sometido, para poder ejercer como balonmanista profesional y llegarse a convertir en uno de los mejores del mundo.
«Fue gracias a Julio Fis y al BM Ciudad Real, que estaban buscando un pivote. Julio Fis me recomendó, se puso en contacto conmigo, me contó que querían ficharme y me preguntó si quería venir». «Si me sacan de aquí, a donde me lleven», comentó Uríos.
«Si después de un año y un día no regresabas, ya te consideraban un desertor, un traidor. Pero yo vine convencido. Aparte de que si regresaba, me iban a hacer la vida ‘un yogur’. No podría practicar más el deporte, iba a ser un desahuciado por el Gobierno cubano…»
«En Cuba dejé mi vida. La que se podía hacer en Cuba. Y dejé allí a mis dos hijos pequeños, a su madre y a toda la familia. Se enteraron de que yo estaba en España cuando me vieron por televisión».
Convencido de repetir la decisión si se diera el caso, Rolando Uríos confesó al medio que, el hecho de vivir en España le abrió los ojos y le mostró el mundo. Con ese país alcanzó el título mundial, una medalla olímpica y colocó al club en la mira de Europa.
Uríos se desvinculó el 15 de julio del 2009, luego de ocho temporadas con el Balonmano Cuidad Real y, tras su regreso, colabora para formar a los pivotes del equipo BM Alarcos Ciudad Real, un equipo heredero de aquel en el que brilló el hispanocubano.
“Tras la definitiva desaparición, el club dejaba huérfanos a más de cien chavales de todas las edades. Pero padres, directiva y empleados de aquel club de referencia en el balonmano mundial no estaban dispuestos a ello. Así que se pusieron manos a la obra y fundaron el BM Alarcos Ciudad Real”, explicó la publicación.
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