Medias abajo, maletín en mano, camiseta número 28 bien sucia y un rostro triste que refleja dolor es la imagen del futbolista Yasnay Rivero. Su semblante deja la sensación que se pudo ganar, pero faltó algo, y si, corría entonces la temporada 2015-2016 y al equipo Habana se le escapaba el título nacional.
El jugador artemiseño, refuerzo en aquel entonces del equipo de la capital, fue uno de los mejores jugadores del torneo. Aun así, no le bastó para quedar campeón.
Años después, tocaría la gloria en el fútbol cubano con su provincia Artemisa, jugaría en una liga extranjera y regresaría a la selección nacional de fútbol de Cuba.
Su carrera futbolística ha sido sinónimo de superación personal, sacrificio y, sobre todo, de esfuerzo. Hoy, con un poco más de madurez, de experiencia, conversa con Play-Off Magazine para contar su historia.
¿Cómo llegas al deporte?
Mi primer deporte fue el atletismo, era rápido y me gustaba mucho correr. De hecho, aun me gusta. En ocasiones el entrenador de atletismo no iba o habían momentos que no había entrenadores y, como muchacho al fin, necesitaba estar entretenido por lo que me trasladé a jugar fútbol.
Al principio no sabía jugar, no tenía idea de cómo golpear y solo le pegaba con la punta del pie al balón. En mi primer gol, entré con la pelota por la portería para adentro y el entrenador me dijo, no eres tú, con que entre la pelota es suficiente para que sea gol.
¿Qué entrenadores aportaron más a tu carrera?
Jorge Quintero me enseñó lo básico del fútbol y pude entrar a la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), allí continué con Miguel Ángel Sevillano por todas las categorías menores, hasta que debuté en primera categoría.
Uno de los mejores entrenadores que he tenido es Darién Díaz, él me ha enseñado mucho. Agradezco a todos los entrenadores que tuve, hasta el que solo me dio un consejo, gracias a ellos soy el jugador de hoy.
El Servicio Militar llegó en un buen momento de tu carrera en el fútbol ¿Coméntanos un poco sobre esta experiencia?
Me tocó el Servicio Militar en la UM 1270, mejor conocida como «Vaca Muerta», la unidad más dura del Ejército Occidental. Estuve un año y un mes allí, todo eso por no hacerme los trámites que generalmente se les realizan a los deportistas de alto rendimiento, quienes solo pasan 45 días.
Digamos que no tuve palanca o no quisieron ayudarme, cuando voy a la escuela nacional para llevar el papel a la unidad, me dicen que no estoy en el listado. Al final, pasé mi servicio militar como cualquier joven, salía cuando me daban un pase, y no podía entrenar casi, al cumplir el tiempo completo me incorporé al equipo y solo estuve con ellos tres meses y así todo fui para el Premundial sub -20.
La participación en los Juegos Panamericanos de Guadalajara en 2011 ha sido de las mejores actuaciones del fútbol cubano ¿Cómo viviste esa experiencia?
La experiencia fue magnifica, no pude jugar ni un minuto porque entrenando tuve un tirón y el entrenador me reservó. Ese equipo era una gran familia, el entrenador Chande muy bueno, jugar contra Argentina y Brasil fue una gran experiencia, algo que marcó mi vida. Lamentablemente, como muchas, esa generación desapareció del fútbol cubano y se fueron perdiendo poco a poco los jugadores.
El año que jugaste con el equipo Habana fue como un despunte en tu carrera en Cuba ¿Cómo cambio ese año tu vida?
Primero que todo, tengo que destacar a Darién Díaz, él es un gran entrenador y me enriqueció mucho táctica y físicamente. Hay una anécdota que no se me olvida, en la pretemporada para el campeonato del 2015-2016 Artemisa juega un partido amistoso contra la Habana, yo realizo una jugada y caigo justo delante de él, Darién se me acercó y me dijo: “Muchacho, si tu equipo no clasifica yo te pido de refuerzo». Así mismo ocurrió y me pidió de refuerzo.
Darién es un gran estratega, te motiva, te enseña, en mi caso me sacó del hueco, me dio la confianza y hasta puedo decir que me colocó en la órbita nuevamente del fútbol cubano.
No era un futbolista muy mediático, no tenía mucha vista de la afición porque mi equipo Artemisa no clasificaba y ningún otro me pedía como refuerzo, eso era muy duro. Al llegar a la Habana como que me empiezan a conocer más. Jugaban muy bien y éramos una gran familia, lamentablemente no se pudo ganar.
Después de ese año como que saliste un poco de la órbita del fútbol cubano, aunque no eras un atleta muy mediático ¿Qué hizo Yasnay Rivero en ese tiempo?
Estuve tres años sin jugar en Cuba porque estaba en jugando en la liga de Antigua y Barbuda, aunque habían jugadores cubanos allí, en la isla no se seguía mucho esta liga.
Después regresé a Cuba y vino la covid-19. Tras culminar el confinamiento estaba deseoso por empezar y me encontré con una gran familia y una gran generación de jugadores en Artemisa.
¿Cuánto te cambió la vida jugar en la liga de Antigua?
Los cubanos solo necesitamos la oportunidad de salir y ver otra manera de jugar. Ser profesional te cambia la vida. La diferencia con Cuba es que es una liga muy rápida, de velocidad. Allí juegan muchos extranjeros de países como Jamaica, Haití entre otros y eso le da vida a la liga.
Se puede decir que es una Liga de despegue para los cubanos, la actuación de Marcel Hernández dejó muchas puertas abiertas para nosotros. También hay que tener en cuenta que el deportista cubano es mano de obra barata, prefieren contratarnos a nosotros por un salario más bajo, que a otro que le puede salir más caro.
Incluso, muchos cubanos tenemos más nivel que varios extranjeros, pero al estar fuera de la órbita no se nos valora. A nivel de liga, Antigua es más es potente que nosotros, pero a nivel de selección no nos ganan y eso se vio.
En tu regreso has tenido un cambio de posición ¿Cómo te has adaptado a ello?
Me costó adaptarme al cambio de posición, yo era un extremo y estaba adaptado a encarar a los rivales y regatear, el hecho jugar de delantero, de 9, me obliga a ganar las espaldas a los rivales y aprovecho mi velocidad cuando me envían balones al espacio. Pero todo tiene sus ventajas, antes no pasaba de los siete goles y este año marqué 21.
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Después de varios años vuelves nuevamente a una Liga Cubana de Fútbol ¿Cómo es por dentro un campeonato nacional cubano?
Un campeonato cubano por dentro es una locura. Además de jugar al fútbol, tienes que ponerte a inventar con negocios para tener dinero y poder comer cuando vas de gira y mantenerte, el futbolista cubano juega por amor al arte.
Somos muy sacrificados y también depende de las condiciones y el interés de cada provincia. En el caso de nosotros, aquí en Artemisa, las condiciones son pésimas, el baño en malas condiciones, la alimentación muy mala, nuestro hospedaje es en la academia de San Cristóbal, gracias a dios han mejorado las condiciones, pero en un inicio eran deplorables.
Para entrenar hemos tenido solo malanga y un jugo de desayuno, así es muy difícil todo. Los futbolistas siempre callamos estas cosas, pero ahora se dicen sin miedo.
No nos podemos quedar con el uniforme, incluso en un torneo juego con un número y en otro torneo con otro diferente. Si quiero regalar o que algún familiar compre un pullover mío esa posibilidad no existe.
La transportación mejoró en el clausura, pero en el apertura era muy mala, en ocasiones nosotros mismos buscamos transporte para irnos o llegábamos tarde a los juegos.
Tuvimos momentos en que nos cambiamos arriba en el ómnibus. Cuando vamos para provincias orientales ni hablar, en ocasiones tenemos que tirar colchones en el medio de la guagua para acostarnos por el calor y el cansancio.
Te cuento una anécdota, este año, en el primer partido del Torneo Clausura jugábamos contra Villa Clara aquí en Ceiba, la guagua de ellos tuvo un accidente y nosotros al verlo nos bajamos y le dimos la nuestra.
Estuvimos más de media hora en la calle tratando de parar algún transporte para que llegaran ellos temprano que eran los visitadores. Nosotros estuvimos parando para que nos trajera, por suerte vi a un amigo mío que manejaba un ómnibus de la escuela de cadetes que nos hizo el favor de traernos, de no ser así, no sé a qué hora hubiésemos llegado.
De los viajes para la Isla de la Juventud ni hablar. En más de una ocasión llegamos al puerto Batabanó en la mañana. Sin embargo, el barco llega a las 10 de la noche, eso quiere decir que nos quedamos botados el día entero, entonces llegas de madrugada, te acuestas a las 5 am más o menos y juegas ese mismo día. Nos falta mucha organización en los torneos.
¿Tras ser campeones nacionales existió algún premio, se notó el estímulo al deportista?
Fuimos campeones nacionales y nada de nada, no nos han dado nada. La comisión nacional sí nos hizo una actividad por el día del futbolista pero solo eso. En la provincia nos dieron un pomo de aceite, dos tubos de picadillo, dos jabones, una flor y un diploma.
Los futbolistas somos seres humanos, tenemos familia que mantener y necesidades que cubrir, ojalá se piense en esto para que cada equipo campeón sea atendido como se merece.
Estando en el servicio militar, malas condiciones en los torneos, difícil la vida de manera general ¿Por qué no renunciaste y lo dejaste todo a un lado?
Soy alguien fuerte mentalmente, desde mis inicios sabía que el fútbol era mi futuro, la verdad sé lo que puedo dar y siempre confié en mí. Tuve personas muy cercanas que me aconsejaron que dejara el fútbol, que eso no daba nada, pero no lo hice.
Antes no había las posibilidades de ahora, ni contratos, las condiciones más malas de lo que conté, pero me aferré al amor al fútbol, y eso me hizo salir adelante.
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¿Qué se puede hacer para mejorar el fútbol cubano?
Mejorar las condiciones, ayudar más a los atletas son cosas que urgen al fútbol de casa. El vínculo de la prensa con nosotros es nulo, aprovecho para agradecer a ustedes por lo que hacen, por lo menos se preocupan por el fútbol de cada.
En Cuba ni siquiera se promocionan nuestros partidos, nos falta trabajar en ese sentido. Quiero agradecer a la Manada del Fútbol Cubano por su apoyo incondicional, en lo personal me siento muy agradecido con Yaniel Domínguez y Jorge Luis Hervis por las fotos, los diseños y todo el apoyo a mí, al equipo Artemisa y al fútbol cubano.
La victoria en el torneo clausura ha sido como un premio a tu trayectoria ¿Qué significó este triunfo para Yasnay Rivero?
Nosotros sabíamos que sacando un buen resultado en Santiago seríamos campeones. Si bien Santiago es fuerte en su estadio, nosotros somos invencibles en Ceiba: tenemos 24 victorias y 2 empates.
El día antes habíamos practicado penales y en la final llegamos a dicha instancia, eso dio resultados y no fallamos ni uno, nuestro portero Diosvelys hizo su trabajo y atajó uno a los rivales. Fue algo espectacular, grandioso, ganar el título en casa, con nuestra afición, ha sido de las cosas más lindas de mi carrera.
Tras tener grandes actuaciones en la liga cubana te llaman a la selección ¿Cómo viviste ese momento? ¿Cómo es la selección desde adentro con los legionarios?
Siempre uno se pone feliz de estar en la selección, pero también triste porque no me dieron un minuto. Una de mis principales decepciones en el fútbol es precisamente esa, en mis últimas convocatorias al equipo nacional no me han dado la oportunidad de jugar.
Desde adentro la selección vive un ambiente muy bonito. Los internacionales alimentan mucho al equipo, te apoyan, tienen más experiencia, más fogueo, hay buena química en el equipo, su presencia te obliga mejorar. Ellos son tan cubanos como nosotros, eso ha sido que todo sea más fácil.
El equipo ha mejorado, se ha visto que se tenía la pelota y eso en Cuba no se veía mucho, siempre se puede mejorar más y con unión lo lograremos. La selección ha tenido un crecimiento.
¿Cómo ha sido el apoyo de tu familia en tu vida?
Mi familia siempre me ha apoyado en todo, solo espero recompensarlo con los logros de mi carrera y poder devolverles lo que han hecho por mí.
¿Más allá del deporte cómo es tu vida?
Más allá del deportista soy muy caminante, me gusta la música, la playa, salir a divertirme y pasar tiempo con mis amistades. Muchas personas ya me conocen y el hecho de que a veces me pidan unas fotos es como una señal de reconocimiento. Soy alguien alegre y eso me identifica.
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