Han pasado diez años de aquel campeonato y todavía Yoandry Urgellés recuerda cuando saltó, junto a sus compañeros, para celebrar la victoria de Industriales en el estadio «Augusto César Sandino», sede del equipo Villa Clara.

Cómo olvidar aquella noche cuando La Habana se detuvo para gritar a viva voz un nuevo título de sus queridos “Leones”. Aunque todo parecía perdido, ni dos partidos de visitador pudieron frenar el ímpetu de los capitalinos, vencedores en dos cerrados encuentros, para beneplácito de su afición.

No se me ocurre otro bateador zurdo para traer a empuñar a la hora cero, cuando más hace falta. Las cualidades ofensivas del Tákata le convierten en un hombre oportuno al bate.

Sin embargo, de Yoandry Urgellés pudiera decirse que es el típico hombre de los infortunios, pues, durante una larga trayectoria en el béisbol, sufrió no pocas decepciones que prácticamente decretaron su salida del deporte de las bolas y los strikes.

Cuando han terminado sus turnos al bate, los veinte años que lleva en los diamantes quedan a un lado, desechos como una pelota vieja, cuando asume que su rendimiento ha mermado, a tal punto, que solo el recuerdo consigue darle la misma satisfacción que antaño le provocaba pegar cuadrangular en el Coloso del Cerro. El Tákata se nos va y no solo como pelotero.

A raíz del retiro de Frank Camilo Morejón y Stayler Hernández, poco se habla de Urgellés. ¿Qué pasó?

En la serie pasada tuve muchos problemas. Llevo más de cuatro años con mi lesión en la muñeca. La temporada pasada estuve muy mal; incluso, no pude ayudar al equipo en los playoffs y cuando llegué a mi casa pensé durante unos meses y llamé a (Guillermo) Carmona para decirle que no contara más conmigo porque me iba a retirar.

Eres campeón olímpico de Atenas 2004. ¿Cómo viviste esa experiencia?

Para todos los atletas del mundo, participar en unos Juegos Olímpicos es un logro. ¡Imagínate ganar! Nunca pensé hacer el equipo, pero tuve unos buenos playoffs, una buena Superliga en Holguín y llegué a los Juegos. Cuando entré a la Villa Olímpica y me encontré con todos esos atletas reconocidos fue lo más grande que me pasó hasta ese momento.

Tienes más de 20 años en el béisbol activo y, casi siempre, has vestido la camiseta azul de los Industriales, pero tienes vínculos con Santiago de Cuba

Mi mamá vivía aquí y fue a Santiago durante unos carnavales. Dio la casualidad de que en ese período nací yo, pero a los pocos días vine para La Habana. Pero sí, el destino quiso que tuviera algo de la tierra caliente.

¿Cómo fueron los inicios?

En mi barrio, “Jesús María”, jugábamos en un placer al “taco” y con 7 u 8 años ya practicaba con personas mayores que yo. Eso me impulsó. Además, tuve un padrastro que me ayudó mucho a integrarme en el béisbol. Pero a mi escuela, en Centro Habana, un día fue un entrenador para hacerle unas pruebas a todos los muchachos que quisieran entrenar pelota.

Me hicieron unas pruebas y no pensé que me llamarían habiendo tantos muchachos ahí. Sin embargo, al cabo de los dos meses el profesor fue para hablar con la directora y pidió que me soltara después de las 12:00, para ir a entrenar en el “Pontón”.

Eres de Jesús María, Habana Vieja; pero jugaste por Centro Habana

Yo estudiaba en una escuela de Centro Habana, ahí me captaron y por ellos jugué.

¿Cómo fue tu primer año en la Serie Nacional?

Ese primer año fue muy difícil, como para cualquier atleta. La Habana tenía dos equipos. Empecé con los Metropolitanos y, además, también tuve la suerte de contar con el apoyo de Enriquito Díaz, quien fue uno de mis pilares para tener ese gran rendimiento, ir a la postemporada y casi ganarle a Industriales. Esa campaña de mi debut quedé novato del año.

Fuiste de esa gran generación que aportó tantos atletas al equipo Industriales

Qué pena que al “Pontón” lo hayan desbaratado, porque pertenecía a uno de los municipios que aportaba peloteros para el equipo Habana: un equipo plagado de estrellas como Olber Luis Rodríguez, Eizmendis, Enriquito Díaz, Yasser Gómez y otros nombres. Después de que desbarataron el “Pontón”, ya Centro Habana no aporta tantos peloteros.

Cuando llegaste a Industriales, no tuviste muchas oportunidades y regresaste a Metros

Fue en el primer año de Rey Vicente Anglada y era muy difícil jugar porque prácticamente teníamos dos equipos en uno. Al otro año hablé con él para regresar a los Metros y aunque no me quería soltar, pude convencerlo. Fue una gran decisión, porque tuve una excelente campaña. Teníamos un elenco muy bueno, muchos jóvenes con mucha perspectiva y muy compacto.  

¿Cuál fue la primera reacción de Urgellés cuando le dijeron que estaba en el equipo a los Juegos Olímpicos?

Se hizo una preselección de 36 peloteros y estar ahí fue para mí un avance. Después hicieron otro corte de 28, estuve dentro y nos fuimos para Japón, en donde tuve muy buenos resultados. De ahí nos movimos para Italia y cuando me dicen que estaba en el equipo, cogí a Frank Montieth y le dije: “vamos a tomarnos una caja de cerveza que a partir de ahora vamos a hacer historia”.

pelotero de Industriales Yoandry Urgellés
Pelotero de Industriales Yoandry Urgellés. Foto: Hansel Leyva

Eras de los mejores zurdos de la pelota cubana y por eso a la afición no le queda claro qué pasó con ese primer Clásico Mundial. ¿Qué ocurrió?

Creo que ese Primer Clásico me tocaba, pero cuando a un director no le agradas no haces equipo. No quería jugar más pelota y cuando viraron, Rey Vicente Anglada se enteró y se me coló en mi casa.

“Tú ahora les tienes que demostrar a ellos que se equivocaron; tienes que batear más que todos ellos y el lunes te quiero jugando pelota porque si no, quien te va a botar soy yo”, me dijo.

Ese lunes me incorporé y en la Serie Nacional me esforcé mucho más y le doy gracias a Anglada porque creo que sin él, la carrera de Urgellés no hubiera durado ni 10 años.

¿Cuánto representa la figura de Rey Vicente Anglada para ti?

Anglada es más que un director. Un día me sentó y me dijo que yo era un atleta de seis herramientas y que no podía estar luchando en el equipo Cuba por el último puesto. Me enseñó a robar bases y una vez quedé como líder. Anglada para mí es como un padre porque me enseñó y apoyó mucho.

¿Qué recuerdas del triple que pegaste en aquella recordada Copa Intercontinental de 2006, en la cual fuiste héroe?

Ese año en Cuba hicieron dos equipos: uno para los Juegos Centroamericanos y otro para el torneo de Holanda. Cuando llegamos a Rotterdam no me pusieron a jugar, pero por suerte, en el tercer juego el mánager me dio un turno al bate y conecté una línea. En el quinto juego, por ser el único que no había jugado un partido competo, me sacó de titular y era mi momento de aprovechar esa oportunidad. Ese día bateé de 4-4 y en la final de 3-3. En todo el certamen, en 18 innings, produje de 10-8.

Viramos para La Habana, integramos una preselección para el preolímpico y a Rey (Anglada) lo ponen a escoger entre Yoandry Urgellés y (Carlos) Tabares. Él, contrariado, me seleccionó a mí, pero los demás entrenadores votaron por Tabares. Esa noche me lo dijo, pero esperé al otro día para saberlo oficialmente. Se acabó el Preolímpico y me dijo que para la Copa Intercontinental me preocupara más por rendir porque yo estaba en el equipo fijo.

Llegamos a Taipéi de China, bateé bien, di jonrones, pero aquel juego final fue muy complicado. Alexander Malleta, que era el cuarto bate, Frederich Cepeda y yo, no habíamos bateado hit. Pero después Malleta conectó un doblete, el Yuli Gurriel da triple, y a Cepeda le dan la base. Luego trajeron al pícher submarino y le doy ese famoso triple para decidir el campeonato. Fue una gran satisfacción porque demostré que tenía que estar en el equipo desde hacía rato. Rendimiento tenía para eso, además de decidir un campeonato para mi país.

¿Cómo fue aquel año famoso cuando ganaron en el Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba?

La rivalidad Industriales-Santiago todo el mundo la espera. Fue una final muy bonita, porque ganarle a Santiago en su patio fue tremendo. Ellos podían perder, pero en su casa nadie les ganaba -según ellos- y fue algo muy bonito ganarles en su propio estadio.

¿Extrañas el ambiente de aquellos años en la pelota cubana?

El mundo ha cambiado, ya los muchachos no tienen la misma mentalidad. Los jóvenes de ahora quieren más que ganar un título con su equipo, buscar un contrato. No los critico, pero esas rivalidades de los cuatro grandes (Pinar del Río, Villa Clara, Santiago e Industriales) se ha perdido un poco.

¿Te ofrecieron irte de Cuba?

Todo atleta que sale de Cuba tiene esa oportunidad, porque los cazatalentos, si tienes condiciones, te hacen ofertas. La cantidad, uno nunca la sabe. Nunca supe tampoco qué equipos me pretendieron.

En el año 2010, después de una bronca en Sancti Spíritus, el equipo se cohesionó y quedaron campeones. ¿Qué sucedió entonces?

Ese año fue difícil. Estuve seis meses ingresado por hepatitis y no pude abrir con el equipo, además de Juan Carlos Torriente y de Stayler Hernández, que también estuvieron lesionados. El equipo empezó a ganar con Matanzas, cuando teníamos que ganar dos juegos de tres, y logramos la clasificación en el juego 89.

Luego fuimos a jugar con los Gallos, ganamos el primer día y al segundo pasó esa bronca que nos sirvió para unirnos más, sobre todo a los atletas. No pudimos jugar ni con Frank Camilo Morejón ni con Tabares en el otro juego porque estaban sancionados, pero los que vinieron por ellos hicieron la tarea. De esa unión fue que vino nuestra fortaleza. El equipo que tenga muchas figuras y no esté unido, no gana.

Fuiste golpeado durante muchos años por las lesiones

Para un deportista lo más difícil es lesionarse. Cuando eres joven no hay mucho problema, pero cuando eres mayor, por mucho que entrenes, te es más difícil. Cuando la lesión de la muñeca, tuve que cambiar el swing tratando de que no me doliera la muñeca y mi rendimiento fue bajando.

Jugaste una temporada con Artemisa. ¿Qué pasó?

Para un pelotero como yo que le digan que no hace equipo en Industriales es un golpe muy grande. No quería jugar más, pero me llamó Rolando Verde, un entrenador que admiro mucho, y me exhortó a seguir mi carrera. De Artemisa tengo un recuerdo muy lindo, pues ese equipo me abrió las puertas y era uno más entre ellos. Yosvani Peñalver estaba ahí e hicimos buena química, pero no solo él, todo el equipo me recibió muy bien.

Después me escogió Holguín de refuerzo y compartí con José Ángel García -veníamos haciendo el Cuba desde niños- y con el santiaguero Reutilio Hurtado. Los muchachos de Holguín nos recibieron con mucho cariño, con mucho respeto, siempre tratando de aprender. Uno de esos que siempre estaba al lado mío o de Yunier Mendoza fue Iván Prieto, campeón este año con Granma.

¿Cuál ha sido el pícher más difícil al que te has enfrentado?

Cuando empecé, todos los equipos tenían pícheres buenos. A Pedro Luis Lazo la mayoría de los bateadores lo veían difícil, yo no. Uno al cual me costaba trabajo batearle era a Garro, el zurdo de Matanzas. Yo le bateaba a Norberto (González) y para muchos zurdos era difícil. Todos los pícheres son difíciles, el problema está en cómo tu tengas el día.

Para que un pelotero conecte más de 1500 hits tiene que darle a todo el mundo. Uno de los pícheres al que yo le bateaba con relativa facilidad era a Vicyohandri Odelín, que venía conmigo de todas las categorías; igual que a José Ángel García.

¿Te sientes dolido porque en tu momento no te llegó una oportunidad para los contratos mediante la Federación cubana?

Al contrario, le digo a los muchachos que aprovechen eso para mejorar su nivel de vida y su forma deportiva. Si yo tuviera 20 años estuviera contratado en Japón o en cualquier liga.  Le doy gracias a la vida por haber sido pelotero, no por lo que tengo, sino por sus enseñanzas.

¿Qué piensa hacer ahora Yoandry Urgellés?

No pienso dirigir ningún equipo, pero Carmona me habló para ayudarlo junto con Malleta en el bateo y es mi momento de inculcarle a los nuevos lo que aprendí en su momento. Ahora empieza una segunda vida como entrenador: tengo que empezar a prepararme, leer, para llegarle a los atletas y saber comunicar lo que le quieres transmitir.

¿Sabes si te van a hacer un retiro oficial?

Eso no lo sé, pero se debe demorar un poco. Malleta y Rudy (Reyes) llevan dos años retirados y aún no les hacen nada, así que demora un poco el de Yoandry Urgellés.

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Imagen cortesía de Foto: Hansel Leyva