Oscar Pino se considera un tipo resiliente. Y realmente es así. Otro en su lugar quizás ya habría bajado los brazos, y aunque él estuvo a punto de hacerlo no se rindió.
El grequista cubano de los 130 kilogramos acumula en su palmarés medallas mundiales y panamericanas, pero se permite soñar con el título del orbe. Se lo exige a sí mismo. Es su meta más preciada.
Pino se crió en Centro Habana. Allí conoció la lucha, después de haber practicado varias disciplinas deportivas como el baloncesto y, por supuesto, el béisbol.
«Estoy muy orgulloso de ser de ahí. Supe de la lucha mediante los amigos del barrio que me embullaron, empecé en el combinado deportivo Vicente Ponce Carrasco y me gustó. Estaba al principio bajo la dirección de Cándido Mesa y fui ascendiendo por la Eide, la Espa provincial y la nacional, donde estaban los mejores atletas del país», cuenta.
¿Por qué te gustó la lucha?
“Porque estaba muy cerca de la casa y como deportista no me sentía muy cómodo en el béisbol. Todo empezó poco a poco, hasta que le fui cogiendo el amor que hoy en día le tengo”.
Como generalmente sucede con la mayoría de los muchachos, pasar a vivir en una beca no resultó sencillo en un principio.
«El cambio es brusco. Siempre tuve el apoyo de mis padres. Cuando llegué la vida era totalmente diferente, había que acostumbrarse a diferentes formas de ser a otro sistema de vida, tenías que independizarte, velar por lo tuyo y así fui transitando.
«En ese tiempo los padres disfrutaban que estuvieras en la Eide. Salía los domingos de casa y llegaba los viernes por la tarde. Para las familias trabajadoras era un alivio necesario. Me visitaban los miércoles y estaban pendientes del proceso».
Luis Alberto Orta: “condiciones materiales no tenemos, pero sí el carácter para entregar todo»
¿Cómo eran las condiciones en la escuela?
«No eran las mejores; pero tampoco las que existen actualmente. Tuve muy buenos profesores y compañeros y la Eide estaba recién remodelada. Creo que cogimos la parte linda, con todas las estructuras bien hechas».
En el 2010, Oscar Pino recibió la noticia de que integraría el equipo juvenil, en lo que sería la antesala de su salto al conjunto de mayores. «Aquello resultó una gran sorpresa. Ese año no se había hecho campeonato nacional, se realizaron unos topes y a pesar de que no gané, la actuación fue buena y decidieron promoverme. El entrador tuvo buena visión y luego en 2012 empezamos a entrenar al máximo nivel.
«Fue un año de mucho crecimiento donde aprendí e hice muy buenas relaciones. Al inicio teníamos un pequeño grupo de juveniles que entrábamos aparte de los mayores, porque todavía no estábamos desarrollados para enfrentarnos a ellos. No teníamos la fuerza necesaria. Al año y tanto cuando ya llevábamos una mejor preparación, empezamos a fusionarnos, vinieron los topes con Mijaín (López)».
En el 2014 viajó a su primer evento internacional, un Mundial de Clubes en Irán, donde se fue con dos victorias y dos derrotas y dos años más tarde demostró su progresión tras ganar el campeonato panamericano de la disciplina en Fisco, título que repitió en Brasil, en 2017.
Asimismo, añadió a su hoja de méritos la medalla de bronce en el Mundial de París. En la ciudad de la luz brilló también la primera presea en estas lides para Oscar Pino.
«El proceso fue muy duro. Antes tuve la oportunidad de chocar y prepararme con varios pesos completos y entrenadores, incluso como Milián, que en aquellos tiempos tenían menos edad y se metían en el colchón. Empecé a entrenar con ellos, me guiaron bastante y Trujillo siempre a la cabeza. Tuve pinceladas de otras personas que aportaron a mi forma de luchar.
«Marchamos a Italia. Hicimos un campo de entrenamiento de unos cuantos días y entrenamos bien. Había visto unas cuantas peleas y sentía que podía alcanzar una medalla. En la fila del pasaje me di cuenta de que podía realmente».
Una vez encima de los colchones, se deshizo de varias figuras de renombre, hasta caer con el turco Riza Kayaalp, que lo envió a discutir el bronce. «Cuando obtuve mi medalla me sentí muy contento y emocionado. Las cosas salieron y es muy importante que luego de la preparación se den los resultados».
En la siguiente campaña obtienes bronce nuevamente en la cita de Budapest…
«Ocurrieron muchas cosas que no fluyeron a favor. En la primera pelea tuve una lesión en el tobillo y no podía apoyar bien. Tuve una mala noche, no dormí bien me levanté muy cansado”.
“Fue una de las pocas competencias en las que uno se levanta mal. La noche anterior había sido fatal. Tenía el tobillo con mucho dolor y en la siguiente pelea perdí con un ruso tras realizar una mala acción técnica”.
«Estaba muy triste, me sentía mal… nos sentamos con el colectivo a analizar y en la tarde me enteré de que el ruso había llegado a la final y me había arrastrado”.
“Dije: ‘La vida da segundas oportunidades’. Me fui temprano a la cama, descansé más y al otro día me sentía mucho mejor. Gané mis dos salidas en el repechaje y fui por el bronce contra el estonio Heiki Nabi, que para mí es uno de los buenos luchadores que hay».
A pesar de esos resultados, se hacía impensable que Pino pudiera asistir a los Juegos Panamericanos de Lima o los Juegos Olímpicos de Tokio teniendo por delante a una figura como la de Mijaín López. Por eso se buscaron alternativas que le abrieron un sendero en el estilo libre, sin abandonar la grecorromana.
«Nunca había competido. A veces jugábamos con los libristas. Me gustaba porque sumaba habilidad y resistencia. Te cambiaba la óptica de lo que es la greco”.
“En el 2018 el entonces presidente del Inder, Antonio Becali, se reunió con los entrenadores y buscaron la manera de que no me quedara atrás en un año donde podía tener más participación y decidieron que me probaran en la libre”.
«Los profesores aceptaron y me incorporé a los entrenamientos. Fui a una Copa del Mundo y seguí mi preparación en la libre y la greco. Una tarea bastante agotadora. Fue un año de abnegación donde me tuve que concentrar mucho y eliminar bastantes hobbies».
De esta manera, pudo asistir a los Juegos Panamericanos de Lima 2019 como librista. Avanzó a la final y cayó 10-0 ante el estadounidense Nicholas Gwiazdowski.
«Disfrutaba los combates de la libre. No me ponía presión porque iba a divertirme. Los resultados fueron saliendo hasta que llegué a la final donde perdí».
¿Dolió haber perdido por tanta diferencia?
«No me dolió, pero sí me molestó (sonríe), porque no quería caer por esa diferencia, aunque sabía que el favorito era él».
El siguiente paso en el camino fue el Mundial de Nur Sultan, Kazajistán. Allí consiguió el que ha sido hasta ahora su mejor resultado.
«Llegué en la greco. Me sentía muy bien, tuve buenas presentaciones y tenía el objetivo de buscar la medalla de oro, aparte de que iba con la responsabilidad de alcanzar la clasificación de la división para Tokio 2020. Me sentí cómodo en la final, pero por cuestiones de detalles, falta de roces… cometimos un error y nos costó la pelea».
La caída 1-3 ante el turco Riza Kayaalp, lo dejó con la medalla de plata y el boleto de Mijaín López para la lid bajo los cinco aros en suelo nipón. Todo iba bien, hasta que en el 2020 se dio una situación que le impidió pelear su cupo a los Juegos Olímpicos en la lucha libre.
«Eso es un capítulo que ha quedado un poco anulado. Muchas personas no hablan de ello. Había una ley que decía que atleta que clasificara en un evento de una modalidad no podía clasificar en la otra. Era un artículo que estaba desde el 2019…”
“No sé si fue por desconocimiento, negligencia u otras razones, pero llegamos allá, nos dejaron participar en el Panamericano y a la siguiente semana teníamos el clasificatorio. Cuando hacen el congresillo los países reclamaron. De la parte de la Federación no me superior explicar y no supieron protegerme”.
«Me afectó mucho. Me incomodé bastante, porque había sido más de un año de sacrificio en la libre… Cuando me enteré de la noticia simplemente fui a buscar una respuesta sobre por qué había pasado eso y la respuesta que obtuve fue bastante deficiente”.
«Tuve el apoyo de mi familia al doscientos por ciento. Fue una etapa en la cual realmente no quería ni volver a la lucha. Me desmotivé por completo no tenía ganas de pisar un colchón.
“Al tiempo nos llamaron a una base de entrenamiento y mis padres me insistieron y me incorporé sin una gota de deseos. Cumplía, pero sin motivación. Hasta hace poco tuve la idea de retirarme. No veía por qué tenían que esconder una supuesta verdad. Como no tenía una respuesta contundente, sentía que sobraba.
«Después me empecé a dar cuenta de que los que más sufrían eran mis familiares y amigos. Fui a un panamericano, lo gané y empezamos de nuevo a rescatar lo que nos apasiona».
¿Cómo están las condiciones para entrenar actualmente?
«Tenemos un gimnasio que está bastante bueno. Lo repararon hace poco tiempo y disponemos de varios colchones con buenas lonas. Nos faltan cosas como un buen gimnasio de musculación, pero el material está, que somos nosotros».
Mijaín…
«Te da mucha emoción verlo entrenar y dices: ‘¡Wao! Quiero llegar a donde está él’. Y cuando chocas piensas: ‘¡Cómo me falta!’. Pero en el roce diario, aunque no te das cuenta, vas creciendo y dejando rivales atrás. Y cada práctica con él ha sido para crecer.
“Yo nunca pierdo, siempre me aporta. Lo veo como un hermano mayor que suma mucho a mi carrera deportiva. Es el top de la lucha mundial, la vara que quieres sobrepasar y te preparas cada día para ir cerrando las brechas”.
¿Cómo ves la lucha cubana?
«Pienso que está pasando por un buen momento. Goza de potencial y grandes plantillas en cada uno de los estilos, pero sí necesita competencias internacionales e incorporar a sus atletas en ligas foráneas como la Bundesliga o la Liga Francesa, en aras de potenciar el nivel de cada uno de los deportistas que tiene el equipo».
Pino cuenta que lleva una vida muy normal. Se enfoca en los entrenamientos para mejorar día a día y los ratos libres los emplea mirando algún policiaco, un documental o leyendo un buen libro.
En ocasiones juega baloncesto o se entrega a la pasión del FIFA o la UFC en el Atari. Asimismo, por los complicada que puede llegar a ser la vida deportiva, valora muchos los momentos que puede pasar con los suyos.
«Los fines de semana me encanta pasarlos con la familia, estar con mis amigos, actualizarnos e intercambiar planes. Me gusta sentarme en malecón y caminar por ahí, a veces oyendo música. Tengo una vida bastante tranquila y encaminada a lo que quiero».
¿El momento más triste?
«Fue la pérdida de un familiar, que es lo que más me ha dolido y me ha dado una óptica diferente de lo que es la vida y son momentos que te hacen crecer».
¿Y lo más feliz?
«Ver a mi mamá con una sonrisa, porque es la persona que siempre está pendiente a mi carrera, enfocada en mí. Verla con una sonrisa cuando logro algo para mí es lo más grande que puede tener un hijo».
En el colchón de lucha es donde se siente realmente libre. Ahí no hay frustraciones, solo un camino de sueños apuntalados en la resiliencia que lo define.
«La lucha es de las cosas más sinceras de mi vida porque le entrego mi alma a lo que hago y me emociona mucho. Me considero una persona soñadora y visionaria”.
“Voy con pasos pequeños pero firmes. Creo que soy alguien que no se achica ante los problemas. Sé trabajar bajo presión y mantener la calma en el medio de la tormenta».
Campeón Mundial y bronce no regresaron a Cuba con equipo: ¿por qué razón?
Mantente actualizado con Telegram y disfruta nuestras historias en YouTube
¿Quieres estar siempre al tanto de la actualidad del deporte cubano? Únete a nuestro canal de Telegram: ¡lleva a Play Off en tu bolsillo! Haz click para seguirnos: Canal de Telegram Play-Off Magazine
Historias de deporte cubano contadas con una mirada profunda a la vida personal de los protagonistas y la sociedad, Para disfrutar nuestras exclusivas suscríbete en: Canal de YouTube Play Off-Magazine.
Buenos días ofrecen buenas informaciones